Las 15 enfermedades renales más comunes

Los riñones, básicos para purificar la sangre y mantenernos saludables, son susceptibles de padecer distintas enfermedades.

Enfermedades renales más comunes

Para poder vivir, necesitamos al menos uno. Los riñones desempeñan una función imprescindible para nuestro organismo, pues se encargan de purificar la sangre desechando, a través de la orina, todas aquellas sustancias que pueden resultar nocivas.

Sin embargo, al igual que sucede con el resto de órganos de nuestro cuerpo, pueden sufrir distintas enfermedades. Reciben el nombre de nefropatías todos aquellos trastornos que afectan de manera temporal o crónica a la funcionalidad y fisiología de los riñones.

En este artículo veremos cuáles son las 15 nefropatías (o enfermedades del riñón) más comunes, detallando cuáles son sus síntomas, causas y maneras de prevenirlas.

Los riñones: ¿qué son y cómo funcionan?

Los riñones son dos órganos ubicados por debajo de las costillas, uno a cada lado de la columna vertebral. Siendo del tamaño de un puño, se encargan de filtrar toda la sangre del cuerpo para eliminar sustancias que puedan resultar tóxicas para el organismo.

Los riñones solo necesitan 30 minutos para filtrar toda la sangre del cuerpo. ¿Cómo lo consiguen? Estos órganos están formados por cerca de un millón de nefronas, las cuales, a su vez, están formadas por los llamados glomérulos, que actúan como filtros. La sangre circula continuamente a través de estos glomérulos, que la filtran y eliminan los desechos que se encuentran a su paso.

La sangre llega a estos riñones a través de la arteria renal y sale ya limpia por la vena renal. Los desechos conforman la orina, que es enviada a la vejiga a través del uréter para su posterior eliminación del cuerpo mediante la micción.

Gracias a este procedimiento, los riñones tienen efectos positivos para todo el cuerpo:

  • Eliminar sustancias tóxicas de la sangre
  • Mantener la correcta cantidad de líquido en el cuerpo
  • Producir hormonas (principalmente eritropoyetina)
  • Controlar la presión arterial
  • Incitar a la producción de glóbulos rojos
  • Ayudar a que los huesos se mantengan fuertes
  • Equilibrar las concentraciones de agua, sales y minerales en la sangre

Por lo tanto, vemos que los riñones son imprescindibles para garantizar nuestra salud y bienestar. Es por ello que las enfermedades que afectan a estos órganos pueden conllevar problemas y riesgos graves para el organismo.

Riñones

¿Cuáles son las principales enfermedades del rinón (nefropatías)?

Los trastornos renales suceden porque las nefronas, las unidades de filtración de los riñones, sufren alguna complicación que puede tener orígenes diversos. Las nefropatías provocan que estos órganos pierdan la capacidad de depurar la sangre, lo que deriva en una alteración en la calidad de la sangre que puede tener consecuencias en todo el organismo.

A continuación veremos cuáles son las principales enfermedades que pueden afectar a nuestros riñones, analizando sus síntomas, causas y formas de prevenirlas.

1. Enfermedad renal crónica

Pese a no representar una enfermedad por sí sola, entendemos por enfermedad renal crónica todo aquel trastorno de los riñones provocado por distintas enfermedades que hacen que los riñones no puedan filtrar la sangre, haciendo que las sustancias tóxicas que deberían depurar, se acumulen en el cuerpo.

Incluye todos aquellos trastornos que veremos a continuación donde el daño renal se produce lentamente, a lo largo de muchos años. El problema de esta situación es que los síntomas no aparecen hasta que está muy avanzada, pues los riñones pueden perder hasta un 90% de funcionalidad sin que haya manifestaciones clínicas.

La mejor manera de detectar una enfermedad renal de este tipo es realizar análisis de sangre y de orina ya que saber de su existencia lo más rápido posible es básico. La importancia de la detección precoz radica en que no hay tratamientos que curen estas enfermedades, simplemente se puede retrasar su progreso (reduciendo la presión arterial y el colesterol, regulando los niveles de azúcar en el cuerpo…).

La enfermedad renal crónica empeora con el tiempo, lo que puede conducir a padecer alguna de las enfermedades que veremos a continuación. Cuando está muy avanzada se puede llegar a lo que se conoce como “enfermedad renal en etapa terminal”, situación en la que los riñones ya no pueden funcionar y se deberá recurrir a un trasplante de riñón o bien someterse a diálisis, un tratamiento médico que consiste en eliminar artificialmente los desechos del cuerpo. Es decir, una máquina tiene que hacer lo que en teoría deberían hacer los riñones.

2. Cáncer de riñón

Las células renales pueden pasar a ser cancerosas e impedir que este órgano realice sus funciones adecuadamente. Se declaran al año en todo el mundo unos 400.000 casos, lo que lo convierte en el decimoquinto cáncer más común.

En sus primeras etapas de desarrollo, el cáncer de riñón no suele venir acompañado de síntomas. Suelen detectarse en los últimos estadios, lo que complica su detección ya que no existen pruebas para saber de su presencia hasta que no hay síntomas. Estos suelen ser:

  • Sangre en la orina (hematuria)
  • Pérdida de peso
  • Falta de apetito
  • Fatiga y debilidad
  • Fiebre
  • Dolor de espalda

Pese a que las causas que llevan a su desarrollo no están muy claras, los médicos saben que existen algunos factores de riesgo: tabaquismo, edad avanzada, obesidad, hipertensión, estar sometido a un tratamiento por diálisis, exposición a determinados compuestos químicos tóxicos, trastornos genéticos, antecedentes familiares, etc.

3. Insuficiencia renal aguda

La insuficiencia renal aguda es una enfermedad en la que los riñones pierden de repente su capacidad de depuración. A diferencia de la enfermedad renal crónica, que necesitaba de años para desarrollarse, esta sucede en el transcurso de unos pocos días.

Suele ser un trastorno común en personas que padecen de otras enfermedades, en cuyo caso esta insuficiencia renal puede ser fatal. Sin embargo, a diferencia de la enfermedad renal crónica, la insuficiencia aguda puede tratarse, es decir, es reversible. Con una terapia adecuada se recupera la función normal de los riñones.

Los síntomas más comunes que indican que la persona está sufriendo un episodio de insuficiencia renal aguda son los siguientes:

  • Disminución del volumen de orina durante la micción
  • Hinchazón en extremidades inferiores
  • Fatiga y debilidad
  • Dificultad para respirar
  • Náuseas
  • Presión en el pecho
  • Desorientación

En casos extremos, esta insuficiencia renal aguda puede derivar en complicaciones tales como episodios de convulsiones, coma e incluso la muerte.

Las causas de esta enfermedad son variadas, aunque generalmente viene dada por otros trastornos que veremos a continuación: enfermedades que reducen el flujo normal de la circulación de la sangre hacia los riñones, traumatismos en los riñones, presencia de cálculos renales, etc.

Como hemos dicho, la insuficiencia renal aguda suele ocurrir cuando el paciente padece otra enfermedad, por lo que los factores de riesgo asociados a ella son: hospitalización en cuidados intensivos, padecer otras enfermedades renales, insuficiencia cardíaca, elevada presión arterial, edad avanzada, sufrir algún tipo de cáncer...

4. Cálculos renales

Los cálculos renales, más comúnmente conocidos como “piedras en el riñón”, son unos depósitos duros de minerales que se forman dentro de estos órganos y que pueden derivar en distintas complicaciones.

Generalmente se forman cuando los componentes de la orina se concentran, haciendo así que los minerales cristalicen, se unan entre sí y formen estos depósitos, con un tamaño que puede ser inferior a una cuarta parte de milímetro o medir más de 5 milímetros.

Si el cálculo renal tiene un tamaño pequeño, pueden ser expulsados sin dolor a través de la propia micción. Sin embargo, a medida que el tamaño aumenta, su expulsión resulta cada vez más dolorosa e incluso puede requerir de cirugía si quedan bloqueados en el tracto urinario.

Los síntomas suelen aparecer cuando el cálculo renal intenta viajar a la vejiga, y suelen ser los siguientes:

  • Dolor intenso debajo de las costillas
  • Dolor al orinar
  • Necesidad constante de orinar
  • Micciones en pequeñas cantidades
  • Orina turbia o de color rojizo con olor desagradable
  • Náuseas y vómitos

Suelen comportar la aparición de infecciones en el tracto urinario, por lo que una de sus complicaciones más comunes son los episodios de fiebre y escalofríos.

Estos cálculos renales suelen ser producidos por la falta de hidratación, pues tener poca cantidad de agua en el cuerpo hace que la concentración de minerales sea mayor, lo que agiliza la formación de estos cristales. También hay otros factores de riesgo: dietas ricas en proteínas, sal y azúcar, obesidad, enfermedades digestivas, antecedentes familiares, etc.

5. Nefropatía diabética

La nefropatía diabética es una enfermedad renal grave que deriva de padecer diabetes, tanto de tipo 1 como de tipo 2. Casi la mitad de las personas con diabetes acaba sufriendo este trastorno de los riñones.

Como las otras enfermedades renales, la nefropatía diabética es un trastorno que provoca que los riñones no puedan desempeñar su función normal. Tratar la diabetes e intentar reducir la presión arterial son las mejores formas de prevenir su desarrollo.

Forma parte de una de las enfermedades renales crónicas, ya que tarda en años en dar complicaciones pero puede resultar en una enfermedad renal terminal, un trastorno que, como hemos visto, puede resultar mortal para el paciente y requerirá un trasplante o un tratamiento por diálisis.

Puesto que su desarrollo es lento, los síntomas no aparecen hasta las últimas etapas de la enfermedad. Estos manifestaciones clínicas incluyen:

  • Presencia de proteínas en la orina
  • Hinchazón en las extremidades
  • Aumento de la necesidad de orinar
  • Confusión
  • Fatiga
  • Pérdida de apetito
  • Náuseas y vómitos

Uno de los signos más claros de que se está desarrollando esta enfermedad renal es que el paciente con diabetes nota que no necesita tomar las dosis de insulina. Esta es una indicación de que puede haber una afectación en los riñones.

La principal causa de esta enfermedad de los riñones es que la diabetes ha hecho aumentar la presión arterial. Esto ha dañado a los vasos sanguíneos, lo que deriva a una afectación de las células renales.

6. Glomerulonefritis

La glomerulonefritis es una enfermedad caracterizada por la inflamación de los glomérulos, las estructuras que actuaban como filtros en las células renales. Puede manifestarse de forma aguda (repentinamente) o de manera crónica (después de un desarrollo lento).

Al ser las unidades encargadas de eliminar las sustancias tóxicas, una inflamación de los glomérulos provoca que estos pierdan su funcionalidad y que los riñones no puedan procesar la sangre.

Los síntomas más comunes de la glomerulonefritis son los siguientes:

  • Presencia de sangre en la orina (hematuria)
  • Proteínas en la orina
  • Elevada presión arterial
  • Retención de líquidos: esto comporta hinchazón en extremidades, cara y abdomen

Hay muchas causas relacionadas con el desarrollo de esta enfermedad, aunque generalmente viene dada por padecer otros trastornos (diabetes o presión arterial alta), inflamación de vasos sanguíneos, enfermedades del sistema inmune, etc. También puede ser provocada por infecciones bacterianas o víricas.

7. Traumatismo renal

Un traumatismo renal es toda aquella afectación al riñón que se da por acción mecánica, es decir, a causa de alguna presión violenta ejercida sobre estos órganos.

Suelen estar vinculados a accidentes de coche, caídas graves, heridas punzantes en el abdomen o lesiones deportivas por contusión.

Dependiendo de la gravedad del accidente, la afectación al funcionamiento de los riñones será mayor o menor. Quizás solo con reposo es suficiente para recuperar su normalidad, aunque en los casos más graves puede derivar en una insuficiencia renal aguda que implique la necesidad de un trasplante de riñón.

Los traumatismos renales, por lo tanto, se clasifican en grados:

  • Grado 1: contusión sin desgarro de tejidos. Quizás con sangre en la orina.
  • Grado 2: desgarro pequeño, sin graves afectaciones.
  • Grado 3: desgarro de más de 1 cm pero sin afectaciones graves.
  • Grado 4: desgarro mayor con afectación a la funcionalidad renal.
  • Grado 5: el riñón queda destrozado. Requiere de cirugía.

8. Hipertensión arterial

La hipertensión o presión arterial elevada es, como hemos visto, un factor de riesgo para muchos trastornos renales. Es por ello que puede ser considerada una enfermedad de los riñones.

Tener la presión arterial elevada es un trastorno que suele empeorar con el tiempo y que puede afectar a la funcionalidad de los riñones. Por lo tanto, realizar un control periódico es vital para evitar las complicaciones asociadas.

El mejor tratamiento y a la vez prevención es cambiar el estilo de vida. Para reducir la presión arterial es importante realizar actividad física de manera regular, llevar una dieta pobre en sal, perder peso en caso de padecer obesidad y evitar el consumo de alcohol.

Una presión arterial correcta debería estar por debajo de los 120/80 mm de Hg, que es la unidad en la que se mide la presión que hay en las arterias cuando el corazón late (primer número) y entre latido y latido (segundo número).

9. Poliquistosis renal

La poliquistosis renal, también conocida como enfermedad renal poliquística, es un trastorno hereditario de los riñones caracterizado por la formación de quistes en estos órganos. Esto provoca que se agranden y pierdan la funcionalidad.

Pese a que también provocan una deformación de los riñones, estos quistes no son células cancerosas. Son sacos llenos de líquido que pueden ser muy grandes e impedir que las células renales desarrollen su papel en el organismo.

Esta afectación de los riñones puede derivar en complicaciones graves, pues se puede desarrollar una insuficiencia renal que requiera de trasplante. También está vinculada con la formación de cálculos renales e infecciones del tracto urinario.

Los síntomas más habituales de esta enfermedad son los siguientes:

  • Aumento de la presión arterial
  • Sangre en la orina (hematuria)
  • Hinchazón del abdomen (y sensación de pesadez)
  • Dolor de espalda
  • Dolor de cabeza

Al ser una enfermedad que se desarrolla en la gran mayoría de casos a causa de los genes, la principal causa es heredarla de un familiar.

10. Pielonefritis

La pielonefritis es una infección renal. Suele empezar en la vejiga o la uretra pero se puede extender a los riñones, donde el patógeno causa distintas complicaciones afectando a la funcionalidad de estos.

De no ser tratada rápidamente con antibióticos, esta infección de los riñones puede resultar grave y comportar una pérdida de funcionalidad renal permanente o que las bacterias se diseminen por la sangre, un trastorno conocido como bacteriemia (bacterias en el torrente sanguíneo) que en algunos casos resulta mortal.

Los síntomas más comunes de la pielonefritis suelen ser:

  • Necesidad de orinar a menudo (poliuria)
  • Dolor al orinar
  • Fiebre y escalofríos
  • Dolor en espalda y abdomen
  • Sangre o pus en la orina
  • Turbidez en la orina
  • Náuseas y vómitos

Aunque las infecciones renales son poco comunes, la principal causa es padecer una infección de orina o otra infección capaz de diseminar a los riñones. Los factores de riesgo relacionados con esta enfermedad son: ser mujer, tener las vías urinarias bloqueadas (generalmente por cálculos renales), haber usado un catéter urinario, tener el sistema inmunológico debilitado, etc.

11. Glomeruloesclerosis focal y segmentaria

La glomeruloesclerosis focal y segmentaria (GEFS) es una enfermedad de los riñones caracterizada por la formación de cicatrices en los glomérulos de las células renales. Suele ser un trastorno grave que puede conducir a padecer insuficiencia renal, requiriendo un trasplante de riñón o un tratamiento por diálisis.

Los síntomas más comunes de la GEFS son los siguientes:

  • Orina espumosa
  • Disminución del apetito
  • Hinchazón en las extremidades
  • Aumento de peso

Las causas más comunes que explican este trastorno son: abuso de drogas (generalmente heroína) o medicamentos, problemas genéticos hereditarios, obesidad, infecciones del tracto urinario, anemia...

12. Síndrome nefrótico

El síndrome nefrótico es una enfermedad de los riñones en la que daños en los vasos sanguíneos provocan que se expulse demasiada cantidad de proteínas en la orina.

Esto sucede porque los glomérulos no son capaces de retener las proteínas (especialmente la albúmina) y acaban siendo eliminadas en la orina, cosa que no debería pasar.

Este trastorno puede provocar también que se formen coágulos sanguíneos, situación que puede suponer un riesgo para la vida. También hace aumentar el riesgo de sufrir infecciones, las cuales, como hemos visto, pueden provocar muchos problemas renales.

Los síntomas más comunes ligados al síndrome nefrótico son:

  • Orina espumosa
  • Hinchazón en ojos y pies
  • Aumento de peso
  • Pérdida de apetito
  • Fatiga

Las causas más comunes son padecer otras enfermedades renales, consumir determinados medicamentos e incluso algunas infecciones, ya que el VIH y la hepatitis aumentan considerablemente el riesgo de padecer el síndrome nefrótico.

13. Enfermedad de Berger

La enfermedad de Berger, también conocida como nefropatía por IgA (Inmunoglobulina tipo A) es un trastorno renal cuando este anticuerpo, la inmunoglobulina A, se acumula en los riñones. La elevada concentración de esta molécula provoca una inflamación local que dificulta la funcionalidad de los riñones.

No existe cura para esta enfermedad, por lo que utilizar medicamentos que ralenticen su desarrollo es vital para evitar que derive en complicaciones graves como el síndrome nefrótico o insuficiencia renal.

Esta enfermedad puede pasar desapercibida durante mucho tiempo ya que su desarrollo es lento. Cuando aparecen, los síntomas son los siguientes:

  • Orina de color rojizo
  • Presencia de sangre en la orina (hematuria)
  • Hinchazón de extremidades
  • Aumento de la presión arterial
  • Orina espumosa
  • Dolor de espalda

La Inmunoglobulina A es un anticuerpo que es pieza clave del sistema inmunológico ya que participa en la detección de patógenos. Los médicos no saben por qué se acumula en los riñones, pero sí saben que hay algunos factores de riesgo: ser celíaco, sufrir infecciones (bacterianas o por VIH), padecer enfermedades hepáticas (en el hígado) o simple herencia genética.

14. Síndrome de Alport

El síndrome de Alport es un trastorno hereditario que, además de provocar afectaciones auditivas y oculares, afecta al funcionamiento de los riñones ya que se produce un daño en los vasos sanguíneos de los glomérulos.

Es causada por una mutación en un gen que codifica para la producción de colágeno, una proteína del tejido conectivo. Esto provoca una inflamación en el riñón que puede derivar en una insuficiencia renal grave que se manifiesta incluso durante la adolescencia. Su desarrollo no es tan lento como los otros trastornos.

Los síntomas más comunes del síndrome de Alport son:

  • Anormalidad en el color de la orina
  • Sangre en la orina (hematuria)
  • Dolor abdominal
  • Hinchazón por todo el cuerpo
  • Aumento de la presión arterial

La causa es genética, por lo que el tratamiento consiste en la administración de medicamentos que reduzcan el daño renal y controlen la presión arterial, así como llevar una dieta baja en sal. Con todo esto se consigue que los afectados por esta enfermedad disfruten de una buena calidad de vida y tengan una esperanza de vida similar a la del resto de la población.

15. Enfermedad de Fabry

La enfermedad de Fabry es un trastorno hereditario caracterizado por un mal funcionamiento de los lisosomas, unas estructuras del interior de las células encargadas de degradar proteínas y lípidos. La afectación en estos lisosomas provoca que se acumulen lípidos (materia grasa) en diferentes órganos y tejidos.

Como también se acumulan lípidos en los vasos sanguíneos, se dificulta la acción depuradora de los riñones, lo que lleva a un mal funcionamiento de estos. A la larga puede provocar trastornos renales graves.

Los afectados presentan problemas neurológicos, cutáneos, cardiovasculares, cerebrales, etc. Los trastornos renales suelen aparecer a partir de los 40-50 años y los síntomas son:

  • Presencia de proteínas en la orina
  • Insuficiencia renal

Al ser de causa genética, los tratamientos que se suelen usar consisten en reemplazar la función dañada de los lisosomas con enzimas administradas mediante medicamentos para degradar los lípidos y evitar así que se acumulen.

Referencias bibliográficas

  • Henry Ford Health System (2002) “Chronic Kidney Disease (CKD)” Divisions of Nephrology & Hypertension and General Internal Medicine.
  • Scottish Intercollegiate Guidelines Network (2008) “Diagnosis and management of chronic kidney disease” SIGN.
  • Dirks, J., Remuzzi, G., Horton, S. et al (2006) “Diseases of the Kidney and the Urinary System”. Oxford University Press.
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