Meningitis: causas, síntomas y tratamiento

La infección de las membranas que rodean el cerebro y la médula espinal es una condición muy grave que pone en peligro la vida y que requiere tratamiento de inmediato.

Meningitis

Las enfermedades infecciosas más comunes son aquellas que ocurren por la colonización de patógenos en las zonas del cuerpo más expuestas al medio externo, es decir, la que están en contacto de forma más directa con el exterior.

Por ello, las infecciones gastrointestinales, dermatológicas, oculares, bucales, etc, son tan frecuentes. Sin embargo, hay veces que los gérmenes, ya sean bacterias, virus, hongos o parásitos son capaces de llegar a regiones del organismo que suelen ser más inaccesibles.

Un claro ejemplo de ello es la meningitis, una enfermedad provocada por la colonización por parte de patógenos de las membranas que rodean el cerebro y la médula espinal. Esto provoca una inflamación que va acompañada de síntomas graves y que, de no tratarse a tiempo, puede poner en peligro la vida.

En el artículo de hoy analizaremos la naturaleza de la meningitis, detallando tanto sus causas como sus síntomas, así como las formas de prevenir su adquisición y los tratamientos disponibles actualmente.

¿Qué es la meningitis?

La meningitis es la inflamación de las meninges, que es el tejido delgado que rodea el cerebro y la médula espinal. Las meninges tienen la función de proteger a los componentes del sistema nervioso de la entrada de partículas tóxicas, además de servir como protección mecánica, absorbiendo los golpes y protegiendo al cerebro y la médula espinal de traumatismos.

El problema es que, como cualquier parte de nuestro cuerpo, es susceptible de ser colonizada por patógenos. Hay distintos gérmenes que pueden causarla. La meningitis más común es la vírica, aunque las bacterias, los hongos e incluso los parásitos también pueden llegar hasta las meninges y provocar la inflamación de las mismas.

Aunque puede afectar a cualquier persona, es más común en personas con el sistema inmune debilitado y en niños menores de 5 años. Sea como sea, la meningitis provoca una sintomatología grave y puede desencadenar en un daño cerebral serio, resultando potencialmente mortal.

Afortunadamente, disponemos de tratamientos para curar la mayoría de meningitis producidas por los principales patógenos causantes e incluso hay vacunas disponibles que previenen el contagio de algunas de las especies de bacterias más vinculadas a la meningitis.

Causas

La causa de la meningitis suele ser que un virus, bacteria, hongo o parásito consigue colonizar las meninges. Aunque hay otras causas que lleven a una inflamación de estas membranas, como por ejemplo reacciones alérgicas graves, tumores malignos o trastornos inflamatorios. Por lo tanto, pese a que es lo más frecuente, no siempre tiene un origen infeccioso.

Los niños menores de 5 años son los que más comúnmente sufren meningitis viral, por lo que hay que tomar muchas medidas de prevención para evitar que la padezcan. De igual modo, la meningitis bacteriana es más frecuente en menores de 20 años.

De todos modos, lo más común es que sea provocada por algún patógeno. Pero, ¿cómo consiguen llegar los virus, bacterias, hongos y parásitos a las meninges si son estructuras tan aisladas del medio exterior?

Los patógenos utilizan distintas vías para llegar a las meninges. Y son bacterias, virus u hongos responsables de enfermedades que suelen ser leves, aunque por distintas causas pueden encontrar un modo de desplazarse desde una región del cuerpo concreta hasta las meninges.

Lo más común es que estos gérmenes entren a nuestro cuerpo y consigan llegar al torrente sanguíneo, a partir del cual se desplazan por la sangre hasta llegar a las meninges, donde se asientan y empiezan a multiplicarse.

Otras causas es sufrir una herida abierta en el cráneo, que pase de una otitis o sinusitis a desplazarse hasta las meninges, pasar por una cirugía del sistema nervioso… Los contagios son más frecuentes durante finales de verano y principios de otoño.

La meningitis viral es la más común, aunque afortunadamente también es la más leve, pues suele desaparecer por sí sola. Las bacterianas y fúngicas son menos frecuentes pero más graves, resultando mortales de no ser tratadas rápidamente.

Síntomas

Aunque al principio la sintomatología es similar a la gripe, empeora con rapidez y da lugar a signos clínicos graves. La meningitis es una emergencia médica que requiere de tratamiento de inmediato, por lo que hay que estar atento a los siguientes síntomas:

  • Rigidez de cuello
  • Fiebre alta de forma súbita
  • Sensibilidad a la luz
  • Dolor de cabeza muy intenso
  • Náuseas y vómitos
  • Escalofríos
  • Somnolencia
  • Falta de apetito
  • Sed
  • Confusión
  • Dificultad para concentrarse
  • Aparición de erupciones cutáneas
  • Cambios en el estado mental

Las complicaciones de la meningitis son graves y no tardan en aparecer, por lo que hay que actuar rápidamente antes de que el daño sea irreversible. Y es que algunas de los problemas más frecuentes que suelen derivar de la meningitis son: convulsiones, insuficiencia renal, pérdida de memoria, pérdida de audición, daño cerebral e incluso la muerte.

Prevención

Desarrollar meningitis es poco frecuente, pero está causada por patógenos muy comunes en el medio. Y estos pueden propagarse entre personas por el aire, al entrar en contacto con fluidos corporales o al tocar objetos contaminados con las bacterias, virus u hongos.

Por lo tanto, lavarse las manos, cuidar la higiene personal, hacer ejercicio, comer bien, dormir las horas necesarias, evitar las leches sin pasteurizar, no comer alimentos crudos… Todas estas técnicas ayudan a prevenir el contagio de los patógenos típicos y, por lo tanto, a reducir también el riesgo de sufrir una meningitis.

Además, hay vacunas que nos protegen frente a los principales tipos de bacterias responsables de meningitis bacterianas. Por lo tanto, se recomienda la administración de estas vacunas a toda la población en general y en especial a la de riesgo, es decir, las personas inmunodeprimidas y los niños.

Diagnóstico

Un buen diagnóstico es especialmente importante en el caso de la meningitis, no solo para corroborar su presencia, sino para determinar cuál es el patógeno causante, pues esto marcará por completo la elección de un tratamiento u otro.

En primer lugar, en caso de que el médico tenga la sospecha de que, por los síntomas, la persona pueda sufrir meningitis, realizará una exploración física para descartar otras patologías que puedan tener unos signos clínicos similares.

En segundo lugar y en caso de que sospeche de que pueda ser meningitis, pasará a hacer distintas pruebas y análisis para diagnosticar tanto la presencia de la enfermedad como el patógeno responsable de la infección.

Las radiografía, las resonancias magnéticas o las tomografías computarizadas permiten obtener imágenes del estado de las meninges. Esto es muy útil para observar la presencia de una infección en este tejido.

Los hemocultivos consisten en tomar muestras de sangre de la persona y observar si crecen bacterias. En caso de que así sea, es un indicio más que puede servir para confirmar la presencia de meningitis de origen bacteriano.

Por último y para confirmar tanto la meningitis como el patógeno causante, se realiza una punción lumbar. Se extrae líquido cefalorraquídeo de la columna vertebral y se analiza su composición. Este es el diagnóstico definitivo, aunque por los riesgos del procedimiento en sí, se realiza solo en caso de que las otras pruebas hayan dado positivo.

Tratamiento

El tratamiento depende del patógeno causante de la meningitis, pues las técnicas y fármacos utilizados serán muy diferentes en función de si es un virus, una bacteria o un hongo.

1. Meningitis viral

No hay medicamentos que consigan matar al virus, aunque afortunadamente el cuerpo consigue eliminarlo por sí solo después de unas 2 semanas sin mayores problemas en la mayoría de casos. El reposo en la cama, beber mucha agua y tomar antiinflamatorios para aliviar la sintomatología son la mejor estrategia para solucionar cuanto antes la enfermedad.

2. Meningitis bacteriana

La meningitis bacteriana es más grave y requiere de tratamiento de inmediato. Este consiste en la administración de uno o varios antibióticos por vía intravenosa para eliminar las bacterias causantes de la enfermedad. Con esta terapia se reduce el riesgo de complicaciones y se acelera el proceso de recuperación.

3. Meningitis fúngica

La meningitis causada por hongos es la menos común, aunque también es grave y requiere de tratamiento de inmediato. Del mismo modo que la anterior, deben administrarse medicamentos antifúngicos por vía intravenosa para matar a los hongos causantes de la enfermedad. De todos modos, estos fármacos tienen bastantes efectos secundarios indeseados, por lo que solo se recetan en caso de que el médico esté totalmente seguro que sea una meningitis micótica.

4. Meningitis no infecciosa

En caso de que la meningitis no sea debida a un patógeno infeccioso, el tratamiento dependerá de la causa de fondo. Si la meningitis se ha desarrollado a causa de un cáncer, el tratamiento consistirá en la terapia oncológica para curar el cáncer en cuestión. Si es por una reacción alérgica grave o a trastornos inflamatorios, se recetarán fármacos antiinflamatorios.

Aunque la mayoría de meningitis no infecciosas son menos graves que las bacterianas o las fúngicas y no requieren de tratamiento, pues suelen resolverse por sí solas.

Referencias bibliográficas

  • Téllez González, C., Reyes Domínguez, S. (2010) “Meningitis bacteriana aguda”. Sociedad Española de Cuidados Intensivos Pediátricos.
  • Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social. (2019) “Preguntas y Respuestas sobre la Vacunación frente a la Meningitis”. Gobierno de España.
  • El Bashir, H., Laundy, M., Booy, R. (2003) “Diagnosis and treatment of bacterial meningitis”. Archives of Disease in Childhood.
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