8 trucos psicológicos para empezar a ahorrar dinero

En un mundo que fomenta la gratificación inmediata, el ahorro de dinero y el foco en metas a largo plazo pueden ser difíciles. No obstante, algunas estrategias y trucos pueden ser de ayuda para lograrlo.

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Vivimos en una sociedad que rinde culto al hedonismo, donde continuamente buscamos obtener el placer de lo inmediato. En este escenario, parece que valores como la constancia o el compromiso a largo plazo se han vuelto impopulares. En materia económica, la realidad es que este estilo de vida cortoplacista hace difícil la posibilidad de ahorrar y planificar los gastos en pro de metas futuras.

La psicología tiene mucho que decir en este sentido, y es que conocer cómo funciona nuestra mente resulta esencial para aplicar estrategias de ahorro efectivas. A menudo, podemos partir de una intención clara de mejorar nuestro balance de ingresos y gastos. Sin embargo, para que esa intención se traduzca en un plan bien ejecutado es necesario comprometerse con el objetivo planteado de verdad. Además, en el día a día debemos aprender a ponérnoslo fácil con trucos simples pero útiles.

Ahorrar puede parecer una actividad aburrida e insulsa, pero también es posible hacer de ella un reto interesante. Añadido a esto, no podemos ignorar que la capacidad de ahorro nos permite configurar un buen colchón económico. Así, estar respaldados a nivel financiero nos brinda un sentimiento de seguridad y control que es necesario para afrontar las adversidades con éxito.

El ahorro también guarda relación con nuestro plan de vida. Cuando reservamos una cantidad de dinero para construir sueños y proyectos a medio y largo plazo, tomamos más conciencia de nuestra dirección vital y nuestro propósito. Sin duda, aprender a ahorrar nos ayuda a ser más coherentes y actuar acorde a nuestros valores y objetivos más elevados.

De acuerdo con todo lo dicho, ahorrar puede presentarse como una opción más atractiva e interesante. Especialmente para las generaciones más jóvenes, adquirir este hábito puede ayudar a priorizar las metas grandes frente al refuerzo inmediato. Esta visión de futuro es necesaria si se desea prosperar y construir peldaño a peldaño esa vida que se ansía tener. Por todo ello, en este artículo vamos a comentar algunas claves psicológicas que debemos considerar si queremos empezar a ahorrar poco a poco.

8 trucos psicológicos para empezar a ahorrar dinero

Como venimos comentando, aprender a ahorrar requiere comprender bien nuestros mecanismos psicológicos. Nuestra mente puede dejarse llevar por los impulsos, el placer inmediato y los sesgos cognitivos. Por ello, sortear estas pequeñas trampas es un primer paso esencial si deseamos equilibrar nuestros gastos.

1. Fija una meta y créetela

Como se suele decir, la casa no se debe empezar por el tejado. Por esta razón, un primer paso para empezar a ahorrar implica fijarse una meta. Las metas más concretas son las más fáciles de cumplir, ya que se perciben como algo tangible. Si simplemente nos planteamos ahorrar algo de dinero sin mayor concreción, el fracaso está casi asegurado. ¿Cuánto te gustaría ahorrar y en cuánto tiempo? ¿Por qué deseas preservar esa cantidad de dinero?

Necesitas saber de dónde partes para saber hacia dónde quieres ir. Definir bien la meta y sentirte identificado con ella es clave para conseguir tu propósito. Si decides ahorrar sobre la marcha porque te ves ajustado de dinero sin tener un para qué, estás perdido. Es cuestión de tiempo que te sientas atraído hacia un placer inmediato como una prenda, una comida en un rico restaurante, un viaje, etc.

2. Empieza poco a poco

No pretendas reservar grandes cantidades de dinero desde el principio si careces de un hábito de ahorro. Para empezar a habituarte a esta dinámica, puedes probar a reservar para tu fondo de ahorro una pequeña cantidad de dinero al mes. De esta forma, aunque sea un dinero mínimo, podrás cambiar el chip y comenzar a alimentar esa actitud ahorradora.

3. Apuesta por el efectivo

Quizá te parezca un detalle sin importancia, pero lo cierto es que usar efectivo en lugar de tarjeta puede ayudarte a tener mayor conciencia de tus gastos. Cuando recurrimos al pago en datáfono no vemos la cantidad de gasto de forma tan visual, lo que nos lleva a percibir como menor la cantidad de gasto realizado. Además, la tarjeta nos permite tener acceso a todo nuestro dinero, lo que favorece más las compras impulsivas. En cambio, si contamos con el dinero justo para adquirir lo planeado en efectivo, no habrá riesgo de gastar de más.

4. Piensa bien para qué compras cada cosa

Muchas veces realizamos compras impulsivamente, dejándonos llevar por el deseo y las emociones del momento sin pensar en si realmente necesitamos ese producto. Por ello, antes de comprar es clave que reflexiones qué utilidad le puedes dar a eso que deseas comprar. Si tiendes a realizar muchas compras de forma rápida sin reflexionar, trata de utilizar el truco de las 24 horas. Este consiste en esperar un día a comprar el producto con el fin de calmar la ansiedad de los primeros momentos y dar más peso a la razón en la decisión final.

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5. Calcula cuántas horas de trabajo requiere ganar esa cantidad de dinero

Este truco es muy efectivo, porque da la vuelta a la tortilla y nos hace poner el foco no en la cantidad de dinero que cuesta el producto, sino en cuánto esfuerzo tendríamos que hacer para costearlo. Gracias a ello, en función de tu salario podrás determinar cuántas horas de trabajo tendrías que hacer para darte ese capricho. Esta estrategia es muy interesante para pensar calmadamente antes de comprar, evitando malgastar nuestro dinero en cualquier cosa innecesaria. Por ejemplo, puede que hayas pensado en comprarte esa chaqueta, pero es posible que te eches atrás si su precio equivale a varios días de trabajo duro.

6. Empieza poniendo el foco en los gastos hormiga

Muchas personas que deciden empezar a ahorrar ponen su atención en sus grandes gastos de dinero. Sin embargo, lo más eficaz para empezar a reducir gastos es comenzar por recortar los llamados gastos hormiga. Los gastos hormiga refieren, como su propio nombre indica, a esos gastos de pequeña envergadura que hacemos de forma repetida y prácticamente inconsciente. Son esos pellizcos de dinero que día tras día destinamos a cuestiones aparentemente irrelevantes como un café en el trabajo, un almuerzo fuera de casa o un snack.

El problema de estos gastos es que pueden ser muy traicioneros, pues al ser pequeños asumimos que no marcarán la diferencia en nuestra economía. Sin embargo, al repetirse a diario pueden llegar a constituir cantidades nada desdeñables a final del mes. Por eso, atender a estos micro gastos y empezar a contabilizarlos es una buena forma de empezar a tomar conciencia del ahorro. Lo bueno de los gastos hormiga es que son, en su mayoría, perfectamente prescindibles o sustituibles por alternativas mejores para nuestra economía. Por ello, empezar por aquí es siempre más sencillo.

7. Marca un objetivo final y varios objetivos pequeños

Puede que tu objetivo final sea ahorrar x cantidad de dinero al mes. Sin embargo, tratar de llegar a tu meta final de golpe es un objetivo demasiado ambicioso. En su lugar, es mejor que vayas conquistando pequeñas metas en el camino hasta llegar a la cúspide. Traza un plan concreto con tiempos bien delimitados, de manera que puedas tener una hoja de ruta de lo pasos que tienes que ir dando hasta conseguir lo que quieres.

8. Control de estímulos

Cuando las personas emitimos una conducta con más frecuencia en presencia de un estímulo discriminativo que en la ausencia de este, se dice que dicha conducta está bajo control de ese estímulo. Así, comprar es una conducta que ocurre con más probabilidad ante unos estímulos que ante otros. De esta forma, nuestro deseo de gastar dinero será mucho mayor si nos exponemos a escaparates y campañas publicitarias o si vamos al supermercado hambrientos. Se trata de hacernos las cosas más fáciles y reducir lo máximo posible nuestra exposición a esos estímulos que aumentan nuestro impulso consumista. Si no deseas gastar más de lo planeado, quizá no sea la mejor idea darte una vuelta por algunas tiendas, pues sólo servirá para alimentar la tentación.

Conclusiones

En este artículo hemos hablado acerca de algunas claves útiles para aprender a ahorrar. El ahorro puede no resultar algo demasiado atractivo, pero lo cierto es que saber configurar un buen colchón económico es de gran importancia. No sólo porque brinda seguridad ante las posibles adversidades, sino porque es la puerta para poder hacer realidad nuestros proyectos y sueños futuros. Vivimos en un mundo muy centrado en la gratificación inmediata, y es cierto que esto hace difícil saber postergar la recompensa.

No obstante, con algunas estrategias y trucos es más sencillo comenzar a cultivar la actitud de ahorro y la reserva de pequeñas cantidades de dinero cada mes. En este sentido, nos puede ayudar el fijar objetivos claros, comprometernos con ellos, empezar por reducir los gastos hormigas, utilizar efectivo en vez de tarjeta en algunas ocasiones, pensar en cuántas horas de trabajo tenemos que hacer para costear ese producto que deseamos o hacer un adecuado control de estímulos. Todo ello nos permitirá trazar un plan de ahorro e ir aumentando progresivamente el colchón económico disponible para el medio y largo plazo.

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