La ambivalencia en la maternidad: ¿qué es y cómo gestionarla?

La maternidad es una experiencia bella, pero también desafiante. Hablar de las emociones ambivalentes que despierta ayuda a las madres a librarse de la culpa y enfocar la crianza con una adecuada salud mental.

ambivalencia-maternidad

La maternidad suele estar idealizada de forma notable en la sociedad. Siempre se habla de ella en clave positiva, ensalzando estados como el amor, la felicidad, la ilusión, la entrega, etc. Aunque estas emociones están presentes en muchas madres, también lo hacen otras como la rabia, la frustración, la tristeza, la culpa… Al fin y al cabo, convertirse en madre implica hacer una transición importante hacia un nuevo rol en la vida que plantea desafíos y renuncias. Por consiguiente, podríamos decir que la maternidad es un viaje lleno de contradicciones y ambivalencias que no siempre se reflejan y validan con naturalidad.

El problema de la idealización de la maternidad es que esta transmite un mensaje equivocado acerca de lo que es ser madre. Muchas mujeres se plantean, cuando ya tienen a su recién nacido en brazos, cómo nadie les habló de cuánto iba a suceder tras dar a luz. Esto despierta muchas veces sentimientos de culpa y remordimientos, así como temor a no estar a la altura de lo que ese nuevo papel exige.

En la sociedad siempre se ha elogiado a esas madres totalmente entregadas, que renuncian a sí mismas y a lo que haga falta con tal de satisfacer a sus hijos. Esas madres que todo lo pueden, que nunca se quejan y están siempre sonrientes. Parecen así inmunes al malestar, las dudas, los miedos y los errores.

No se trata de demonizar la maternidad, sino de analizarla con todos sus matices, con sus luces y sombras. Sólo de esta manera es posible que las mujeres sepan realmente lo que implica este viaje repleto de amor y retos complejos. Por todo ello, en este artículo hablaremos acerca de la ambivalencia propia de la maternidad.

El mito de la maternidad perfecta

La maternidad y la crianza se encuentran, por desgracia, contaminadas de infinidad de mitos. Sin embargo, uno de los más destacados es el mito de la maternidad perfecta. Basta con ver la información de los medios para observar lo sesgada que está la figura de la madre en la sociedad. Siempre que se habla de la maternidad se piensa en una mujer entregada, perfecta no sólo en su manera de criar, sino también físicamente, pues recupera su cuerpo en cuestión de días tras haber dado a luz.

Es una madre que ha parido sin sufrimiento o malestar, que pudo dar el pecho sin mayor inconveniente y que no se ha desvelado en los primeros meses de vida de su bebé. Las redes sociales han favorecido más aún esta imagen distorsionada de lo que supone ser madre. Celebridades y famosas comparten imágenes en las que aparecen impecables, sonrientes y felices.

El problema de esta realidad filtrada reside en que las mujeres que viven su maternidad desde la normalidad, sin filtros y con imperfecciones, pueden sentirse tremendamente frustradas. Por supuesto, tener un hijo es una experiencia llena de ilusión, amor e instinto. Sin embargo, es muy importante reconocer esa faceta menos idílica de ser madre, visibilizar que parir duele, que el cuerpo cambia y no siempre vuelve a su aspecto anterior, que no siempre es posible la lactancia, que no siempre se siente felicidad tras el nacimiento (muchas mujeres sufren depresión y otros trastornos psicológicos en su postparto) y que a veces ser madre también requiere hacer un duelo por las cosas que se van con la llegada de un bebé.

Romper este mito es clave para relajar las expectativas y estándares a los que las recién estrenadas madres se enfrentan habitualmente. Aspirar a la perfección favorece una fuerte autoexigencia en las mujeres, que supone una fuente constante de frustración y malestar con ellas mismas. Criar a un hijo debería ser una experiencia vivida desde la serenidad, el disfrute y el amor. En el momento en el que la maternidad se experimenta desde la sensación de no estar a la altura, es fácil que aparezcan problemas.

mito-maternidad-perfecta

La rebelión de las malas madres

Ante la dictadura de la maternidad ideal, son muchas las mujeres que se han decidido a ofrecer una cara más realista y matizada de lo que es tener hijos. Esto ha permitido visibilizar esa ambivalencia de emociones, esa mezcla de amor e ilusión junto al miedo y la pena por las renuncias hechas. Traer un bebé al mundo es algo casi mágico, pero también es clave hablar de cómo criar implica no tener tiempo para uno mismo (especialmente en los primeros años), dejar en un segundo plano otras relaciones importantes y disfrutar de actividades gratificantes.

En definitiva, muchas mujeres sienten que ser madres les ha dado y quitado mucho, a partes iguales. Algunas incluso han sentido como transitoriamente se han perdido a sí mismas. Así, son muchas las mujeres que no se sienten identificadas con esa maternidad ideal y aparentemente fácil. Hablar con honestidad y sin filtros de sus experiencias ha permitido romper tabúes y mitos erróneos que perjudican a las mujeres y a su manera de vivir la crianza. En esta tarea tan difícil que es sacar a un pequeño adelante, hablar con naturalidad del cansancio, el aburrimiento, la desgana… es terapéutico.

La maternidad ambivalente

Todos los vínculos estrechos que formamos en nuestra vida implican un grado mayor o menor de ambivalencia. Cuando hay sentimientos positivos intensos, es natural que también haya cabida para emociones difíciles. Todos tenemos roces con nuestros padres o discusiones con la pareja. De la misma manera, el vínculo con los hijos puede estar repleto de matices.

Que una mujer se sienta cansada, aburrida o triste no significa que sea mala madre o que no esté haciendo bien su papel. Esto sólo indica que es humana y, como tal, puede pasar por distintos estados en función del momento. Pretender mostrar un afecto impoluto no es realista, pues la vida misma implica subidas y bajadas. Sólo por el desafío físico que supone no dormir bien durante tantos meses, es esperable que el estado de ánimo de las madres no sea pletórico.

Validar y normalizar los contrastes ayuda a las mujeres a enfocar su experiencia como madres de forma más saludable. Permitirse un espacio para sentir emociones de todas las valencias es sanador y ayuda a rebajar sentimientos como la culpa, que pueden desgastar aún más. Hablar de estos aspectos empodera a las madres, les hace sentir válidas con independencia de sus emociones y les ayuda a manejar los momentos más difíciles con compasión hacia sí mismas. Cuando alguien está triste o enfadado por otras razones enseguida se entiende su porqué.

Se brinda consuelo y apoyo, se aportan soluciones. Sin embargo, cuando son las madres las que expresan estas emociones se les hace ver que lo que sienten no es correcto, que ellas buscaron su situación y que desear la maternidad es incompatible con pasar por momentos de malestar emocional. Hasta la fecha, parece que aquellas madres que se desviven por encajar en el borde de la perfección son las que peor salud mental tienen en la crianza.

Si la mamá no posee un adecuado equilibrio emocional, si no se siente escuchada y arropada, si sólo recibe críticas y juicios, difícilmente podrá tejer un vínculo sano con ese bebé que ha llegado al mundo. Las madres del mundo actual no son más débiles, no buscan ser víctimas ni regodearse en el sufrimiento. Simplemente, son valientes porque han empezado a destapar una cuestión que ha permanecido invisibilizada durante mucho tiempo.

Una maternidad desidealizada es una maternidad más sana, más justa y más compasiva. Estos cambios no hacen más que fomentar una crianza enfocada en positivo, sin “deberías,” sin “tengo que”, sin expectativas alejadas de la realidad. El autocuidado también es una forma de mejorar en el desempeño de la maternidad, es una revolución que beneficia no sólo a las mujeres sino también a sus pequeños.

que-es-maternidad-ambivalente

Conclusiones

En este artículo hemos hablado acerca de la ambivalencia en la maternidad. La maternidad es un viaje repleto de desafíos, aunque siempre se ha ofrecido una imagen de ella muy azucarada e idealizada. Siempre que se habla de ella, se hace referencia a estados como la alegría, la ilusión, la entrega incondicional, etc. Sin embargo, aunque estas emociones están ahí, también se deben visibilizar otras igual de presentes como la frustración, la tristeza, la culpa, etc. Habitualmente, la maternidad se presenta como una experiencia exclusivamente positiva, que completa a las mujeres como personas y es sinónimo de felicidad plena.

No obstante, en los últimos años cada vez son más las mujeres que se han atrevido a hablar sobre la experiencia de la maternidad con todos sus matices, de forma realista. Porque el amor y la ilusión por ese nuevo hijo es compatible con el agotamiento, el miedo, la tristeza por la vida anterior que se deja atrás, etc. Romper con esta idea de maternidad perfecta libera a las madres del perpetuo sentimiento de culpa y las empodera, favoreciendo su salud mental. Aquellas mujeres que se implican en la crianza sin expectativas ambiciosas y aceptando las luces y sombras son más proclives a vincularse bien con sus hijos y llevar una crianza en clave positiva.

Comparte:
¿Te ha gustado?
MédicoPlus Logo
MédicoPlus te acerca al mundo de la medicina. Rigor científico y médico en cada artículo. Contacta con tu médico y mejora tu salud en tu portal especializado de confianza.
  • Estilonext
  • azsalud

Suscríbete a
nuestra newsletter

Cada semana te enviamos tips de salud,
nutrición, noticias y más.

Puedes darte de baja cuando quieras.

© Copyright 2024 MédicoPlus. Todos los derechos reservados.Aviso legal,política de privacidad,cookies