Apología de los TCA en Internet: sitios pro-ana y pro-mia

Las páginas pro-ana y pro-mia constituyen espacios de la red en los que personas que sufren TCA hacen apología de estas enfermedades. En ellas se promueve una identidad colectiva por la que las pacientes consideran su trastorno un estilo de vida elegido.

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Los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) constituyen un problema de salud mental grave. Quienes lidian con este tipo de enfermedades ven cómo su vida se destroza, arrebatando las ilusiones, los sueños, la propia esencia de la persona y, por supuesto, su bienestar físico y emocional. Cuando se habla acerca de los TCA, enseguida se piensa en el papel que tienen las nuevas tecnologías en el desarrollo de estos trastornos.

Las redes sociales y la imagen de perfección que en ellas se promueve hacen un flaco favor a las personas vulnerables. Así, los mensajes más o menos explícitos que continuamente recibimos y ensalzan la delgadez como un valor superior hacen mucho daño y pueden detonar el inicio de la enfermedad en quienes parten de una cierta predisposición.

Sin embargo, el peligro de las redes puede llegar a límites extremos que muchas veces se desconocen. De esta manera, personas que ya padecen un TCA pueden llegar a promover estas enfermedades mediante el uso de distintas plataformas. Estos contenidos que hacen apología de los trastornos alimentarios son más accesibles de lo que parece y constituyen un importante peligro para quienes sufren un TCA o corren gran riesgo de sufrirlo. En este artículo hablaremos acerca de los sitios pro ana y pro mía, comentaremos en qué consisten y los riesgos que entrañan.

¿Qué son las páginas pro-ana y pro-mía?

Este tipo de páginas pueden encontrarse en diferentes redes sociales (TikTok, Telegram, Twitter…), así como en todo tipo de foros, blogs, páginas web, etc. Algunos de estos sitios tienen acceso abierto, aunque lo cierto es que muchos de ellos cuentan con cierta privacidad al requerir invitación para poder entrar. Se trata de contenidos en los que se hace apología de los TCA. Así, los participantes proponen retos de adelgazamiento, dan consejos y trucos para mantener la sintomatología oculta frente a la familia e incluso crean una macabra identidad grupal donde el TCA se convierte en algo de lo que enorgullecerse.

Generalmente, los contenidos son publicados por jóvenes que padecen algún tipo de TCA, muchas de ellas menores. Estas webs constituyen un importante peligro para quienes están atravesando un momento de vulnerabilidad, por no hablar de su influencia a la hora de entorpecer el tratamiento de quienes ya lidian con esta enfermedad.

Los nombres Ana y Mía fueron ideados para hacer referencia a la anorexia y la bulimia, respectivamente. Estos apodos dan cuenta de la nula conciencia de enfermedad de quienes frecuentan estas páginas, ya que en lugar de considerar los TCA como enfermedades los ensalzan como un estilo de vida. Dado que cada vez es mayor la conciencia social al respecto, son muchas las redes sociales que tratan de revisar y cerrar las cuentas potencialmente peligrosas que promuevan estas enfermedades. Para evitarlo, quienes divulgan estas publicaciones tan dañinas tratan de emplear un lenguaje en clave que dé pie a confusión.

Aunque cualquier persona ajena que visualice este tipo de páginas podría sentirse horrorizada, lo cierto es que las participantes encuentran en estos lugares un espacio donde sentirse arropadas, comprendidas y validadas. Ya que en la vida real las familias no comprenden su “estilo de vida” y su deseo imperioso de adelgazar o vomitar, recurren al contacto con otras jóvenes para encontrar consuelo y un sentido vital.

Sobra decir que la información compartida en estos espacios está lejos de contar con evidencia de ningún tipo. Más bien, consiste en mitos y consejos emitidos por parte de personas enfermas, pudiendo resultar altamente peligrosos para la salud. Ejemplos de ello puede ser: fumar y tomar café solo cuando tengas hambre, masticar chicles, infligir daño tras haber comido, beber litros de agua para saciarse, usar fármacos adelgazantes… y un largo etcétera.

En estos portales se observa una siniestra romantización de los TCA. Como venimos comentando, se hace de ellos un estilo de vida en toda regla. Se publican imágenes de chicas extremadamente delgadas que sirven como inspiración y modelo a seguir. Paralelamente, se aprecia una gordofobia explícita, por la que se publican imágenes de personas gordas que se utilizan como arma para mantener la voluntad de no comer y lograr adelgazar. La gordura es asociada por los usuarios de forma evidente con la fealdad, la suciedad, la vergüenza, la culpa…

Estas páginas se convierten así en un lugar de encuentro donde personas que viven la misma enfermedad se influyen negativamente unas a otras. Incluso, se fomenta cierta competitividad por ver quién logra superar los retos de ayuno y ejercicio que se plantean, es decir, quién es la mejor Ana o Mía. La dinámica de estos portales se asemeja en algunas cuestiones a los grupos de apoyo, sólo que en este caso la identidad de grupo y el apoyo se enfocan hacia una dirección dañina. Entre todas las participantes, se fomenta el mensaje de que no poseen una enfermedad y lo que hacen es una forma de vivir elegida que les hace más bellas, seguras y felices.

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¿Qué se puede hacer ante las páginas pro-ana y pro-mía?

Estas páginas constituyen sin duda alguna un peligro para la salud. Las adolescentes y jóvenes con TCA que consumen este tipo de contenido sufren mayores niveles de insatisfacción con su cuerpo, una menor calidad de vida y mayor dificultad para superar la enfermedad. Por ello, es esencial tomar cartas en el asunto y tratar de actuar para erradicar estas publicaciones tan peligrosas.

Es importante, en primer lugar, actuar desde la perspectiva legal. En caso de detectar contenido nocivo para los menores de edad (fomentar ayuno, incitar a las autolesiones, uso de fármacos para perder peso, estrategias para vomitar en secreto, ensalzamiento de la delgadez…) es clave poder denunciarlo. No obstante, además de denunciar y cerrar los sitios que hagan apología de los TCA, es importante abordar la cuestión desde la perspectiva educativa.

En lugar de simplemente prohibir, es clave que niñas y adolescentes puedan desarrollar un espíritu crítico que les permita analizar de forma objetiva los contenidos que se encuentran en internet. La red está plagada de información. Alguna es útil y de calidad, mientras que otra es dañina. Preparar a las menores para no caer en la trampa de estas páginas es clave, para lo cual será importante fomentar la reflexión acerca de los modelos ideales de delgadez, la presión estética, la búsqueda continua de perfección… y cómo visualizar publicaciones que van en esta línea les hacen sentir.

También resultaría de gran ayuda poder ofrecer a niñas y adolescentes unos modelos de corporalidad mucho más diversos, dando visibilidad a diversidad formas y tamaños en lugar de representar únicamente el cuerpo normativo delgado que siempre vemos en los medios, las películas, etc. De la misma manera, es clave que quienes se dediquen a publicar en redes adopten una postura de responsabilidad, compartiendo un contenido que fomente una relación saludable con el cuerpo y la comida en lugar de publicar mensajes que asocian delgadez con salud, criminalizan ciertos alimentos o impulsan a realizar ejercicio como estrategia compensatoria de lo que se ha comido.

Afortunadamente, la conciencia del problema cada vez es mayor. Aunque queda trabajo por hacer, ya son muchas las plataformas y redes que lanzan una advertencia al usuario cuando teclea palabras como “anorexia” o “TCA”. Así, quien busca contenido asociado con estos términos es informado de que puede pedir ayuda profesional e incluso puede recibir el contacto de algún organismo en el que disponer de asistencia.

Conclusiones

En este artículo hemos hablado acerca de las páginas pro-ana y pro-mía, portales de internet en los que se hace apología de los TCA de manera explícita. Los TCA constituyen enfermedades mentales graves. En su desarrollo influyen diversos factores predisponentes y precipitantes. Las personas que sufren problemas alimentarios suelen sentir, entre otras cosas, una profunda insatisfacción con su cuerpo. Para muchas, el detonante que termina por disparar el trastorno guarda relación con las redes sociales.

En la red se exponen continuamente contenidos que no se ajustan a la realidad, donde se observan cuerpos y rostros perfectos que pueden suponer un riesgo para jóvenes vulnerables. Sin embargo, el peligro de las redes puede ir aún más allá, pues personas que ya sufren un TCA pueden publicar contenidos que no hacen más que incitar a perseverar en la sintomatología alimentaria (restricción, ejercicio, vómitos…). Este tipo de publicaciones es lo que popularmente se conoce como Anas y Mías, los apodos que se han ideado para referir a la anorexia y la bulimia, respectivamente. En todo tipo de redes como Twitter, Telegram o TikTok, los usuarios que lidian con este tipo de trastornos crean “grupos de apoyo” que se convierten en espacios compartidos por personas que tienen en común sus problemas con la comida.

Lejos de ser un apoyo, estos espacios se convierten en un enorme peligro, pues en ellos se intercambian tips de adelgazamiento, trucos para vomitar y perder peso, retos para fomentar la práctica compulsiva de ejercicio, el uso de autolesiones para infligir castigos por comer…entre todo tipo de ocurrencias descabelladas. Las personas con TCA encuentran en estas páginas un lugar donde, sobre todo, se sienten arropadas. Su enfermedad las ha aislado, les ha arrebatado sus vidas, y conectar con chicas que pasan por lo mismo devuelve en cierta manera el sentido a la existencia.

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