¿Cómo perdonarse a uno mismo? En 7 claves

El perdón es un proceso psicológico complejo, especialmente cuando se trata de perdonarnos a nosotros mismos por errores del pasado. Algunas claves pueden ayudar a reconciliarnos con nuestra persona desde la compasión y la responsabilidad.

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Todos hemos sentido alguna vez dolor por las palabras o actos de otra persona. Desde un comentario puntual hasta eventos más graves o traumáticos (abusos, violencia, traición…), con muchas las razones que pueden llevarnos a estar heridos y sentir una profunda rabia. Si bien este tipo de emociones son naturales en los primeros momentos, con el paso del tiempo se hace necesario saber perdonar si queremos preservar una adecuada salud mental.

Lejos de implicar el olvido o la minimización de lo ocurrido, el perdón es un gesto de amor propio que nos permite recuperar la paz y la calma después de haber sufrido. Nadie puede llevar una vida decente si está sintiendo una rabia visceral permanente. Este estado nos consume por dentro y nos impide destinar las fuerzas a otras cuestiones más productivas y satisfactorias.

Por supuesto, perdonar no es fácil. Se trata de un proceso complejo que requiere madurez emocional y valentía. Lo curioso del perdón es que siempre se habla de él cuando son otros los que nos han dañado. Sin embargo, pocas veces se reflexiona acerca del autoperdón, es decir, aquel que llevamos a cabo hacia nosotros mismos.

Todos podemos cometer errores, algunos más graves que otros, después de los cuales nos arrepentimos. Esto puede despertar emociones como la culpa o la rabia hacia uno mismo. Aunque al principio estas emociones pueden ser útiles porque nos impulsan a reparar el daño ejercido, cuando la situación carece de solución puede convertirse en un mecanismo desadaptativo a largo plazo. Vivir sintiéndonos culpables y odiándonos por lo que hicimos es una tortura. Por eso, llega un punto en el que quizá toca trabajar en ese perdón hacia uno mismo.

¿Qué es el perdón?

Cada persona tiene un concepto diferente de lo que es el perdón. Sin embargo, muchas veces este es concebido de manera errónea. En primer lugar, debemos tener en cuenta que el perdón no es un acto inmediato, sino un proceso psicológico que puede llevar más o menos tiempo dependiendo del caso. Cuando logramos perdonar, dejamos atrás el deseo de venganza por los daños sufridos. Además, experimentamos un cambio en los sentimientos que experimentamos hacia quien hirió (incluyendo nosotros mismos), pudiendo pasar de la rabia y el odio a la compasión y la empatía.

En cierta manera, perdonar significa entender los aspectos que pudieron llevar a esa persona a cometer su error, tales como su propio dolor emocional o ignorancia. No obstante, el perdón también puede conllevar un proceso de duelo, por el cual sufrimos la pérdida de alguien o algo y vemos truncadas nuestras expectativas (esa persona que era nuestro amigo nos falló, esa pareja a la que queríamos nos engañó, alguien en quien confiábamos nos utilizó...).

A diferencia de lo que se suele creer, perdonar también es una estrategia que nos permite establecer límites y protegernos de posibles daños futuros. Así, perdonar no siempre significa retomar el contacto con quien nos dañó, pues a veces tomar distancia es la única forma de permitir que el sufrimiento no se repita nunca más. En algunos casos ni siquiera puede ser viable reconectar con esa persona, pues muchas veces el perdón llega cuando esta ha fallecido.

Cuando perdonamos tampoco debemos tener como fin hacer cambiar a esa persona, pues esa no es nuestra responsabilidad. Lo que necesitamos es retirarle el poder y la capacidad de volver a hacernos daño. En definitiva, saber perdonar puede ser la única manera de acabar con el propio sufrimiento y liberarnos para vivir nuestra vida de forma plena.

Lejos de lo que popularmente se piensa, perdonar no es sinónimo de olvidar. Dependiendo de la gravedad de los hechos, puede que nunca llegues a dejar atrás los recuerdos del pasado. Sin embargo, el perdón puede ayudar a reducir el impacto que estos tienen sobre uno mismo y brindar una sensación de paz. No perdonar es una decisión que perjudica más a la persona herida que a quien hirió. Vivir en el rencor es incompatible con avanzar y vivir una vida plena y satisfactoria. Por tanto, saber perdonar es un ejercicio de autocuidado más que de cuidado a los otros.

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7 claves para perdonarse a uno mismo

Si perdonar a alguien que nos hizo daño es complicado, la situación se hace aún más difícil cuando somos nosotros los que hemos herido. Cuando alguien nos hiere podemos tomar distancia, pero cuando hay rencor hacia nuestra propia persona la vida puede hacerse insufrible. Por ello, trabajar poco a poco en ese autoperdón es una cuestión relevante. A continuación, vamos a comentar brevemente los pasos que se deben realizar para poder llegar algún día a perdonarse.

1. Aceptar lo que ocurrió

Es frecuente que utilicemos el autoengaño para justificarnos y reducir la disonancia cognitiva. Sin embargo, esto es incompatible con aceptar de manera honesta la realidad y reconocer lo que hicimos mal, sin minimizar o maquillar la situación. Aceptar tu error sin más florituras es un primer paso para poder sanar esa herida que te impide reconciliarte contigo mismo.

2. Acepta tu responsabilidad

Además de aceptar la situación tal y como ocurrió, es importante que reconozcas tu parte de responsabilidad sin tratar de desviarla a terceras personas u otras variables. Sólo podrás perdonarte tras aceptar que el daño fue tu responsabilidad y la de nadie más.

3. Habla de ello

Algo tan difícil como perdonarse a uno mismo puede costar demasiado si se lleva por dentro. Siempre es mejor compartir tus sentimientos con personas de tu confianza, como amigos o familiares. Cuando exteriorizamos nuestras preocupaciones y miedos estos se hacen más pequeños y ganamos más perspectiva de las cosas.

4. Cierra lo que tienes pendiente

Muchas veces no logramos perdonarnos porque no tenemos cuestiones pendientes por resolver. Puede que te falte conversar con la persona a la que dañaste o simplemente emitir una disculpa. En cualquier caso, es importante que trates de cortar esos pequeños flecos de la manera que más cómoda te resulte. Si esa persona no quiere escucharte o ya no vive, puedes optar por estrategias simbólicas como una carta o escrito. Plasmar, aunque sea en un papel, esa disculpa y ese arrepentimiento te resultará terapéutico.

5. Adopta una postura compasiva contigo mismo

Es natural que al principio sintieras rabia hacia tí mismo por ese error. Sin embargo, con el tiempo debes contemplar el hecho de que todas las personas pueden equivocarse. Eres un ser humano que en ese momento pudo equivocarse por mil razones distintas. Asumir que fue tu responsabilidad y la de nadie más no es incompatible con tratarte con compasión y pensar que hiciste las cosas como pudiste o quisiste en ese momento dentro de unas circunstancias concretas. Muchas veces, somos los jueces más duros con nuestra persona cuando analizamos las situaciones desde nuestra mirada actual, sin reflexionar acerca de cuál era nuestra situación en ese momento.

6. Tienes derecho a sentir distintas emociones

Puede que en este momento estés sintiendo todo tipo de emociones entremezcladas. En este sentido, es importante que sepas que todas ellas deben tener su espacio, sin tratar de evitarlas o reprimirlas. Deja que eso que sientes dentro salga con naturalidad, entendiendo que perdonarse puede ser un proceso difícil y lleno de ambivalencias. Es posible que dependiendo del momento te trates con más o menos cercanía, pero ante todo debes darte tiempo y permitirte experimentar todo lo que sientes.

7. Haz un proceso de terapia

Puede que todo lo que hemos comentado en este artículo sea insuficiente para ayudarte a cerrar este proceso. Si sientes que te cuesta mucho poder perdonarte y pasar página, recuerda que está bien pedir ayuda. Realizar un proceso de terapia con un profesional puede ayudarte enormemente a comprenderte, entender lo que pasó y poco a poco sanar esa herida abierta que te impide seguir con tu vida.

Conclusiones

En este artículo hemos hablado acerca de algunas claves importantes a la hora de perdonarse a uno mismo. El perdón no es un acto concreto, sino un proceso progresivo que permite recuperar la paz mental tras el sufrimiento por algo que nos hirió. Perdonar a quien nos ha dañado no implica olvidar o minimizar nuestro dolor, sino darnos espacio para volver a la vida sin rencor en nuestro interior. En definitiva, es un gesto de autocuidado que hacemos más por nosotros que por la otra persona.

Sin embargo, el perdón se hace mucho más difícil cuando esa persona somos nosotros mismos. Vivir sintiendo que tenemos algo pendiente, que no podemos pasar página y que nos despreciamos por el error cometido puede ser insostenible. Por eso, tarde o temprano es importante hacer un profundo trabajo psicológico para empezar a sanar la herida y lograr el autoperdón.

En este sentido, es necesario aceptar lo que ocurrió, asumir nuestra responsabilidad, cerrar posibles tareas pendientes, hablar sobre nuestros sentimientos con personas de confianza, permitirnos sentir nuestras emociones, adoptar una postura compasiva con nosotros mismos y, si se considera necesario, comenzar un proceso personal de psicoterapia. A veces, el proceso de perdón puede ser más o menos largo dependiendo de cada persona y sus circunstancias.

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