5 consecuencias del maltrato infantil (a corto, medio y largo plazo)

El maltrato infantil es un fenómeno muy grave que impacta de lleno en el desarrollo de la víctima, trastocando su estado emocional, sus vínculos y la construcción de su visión del mundo y personalidad.

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La infancia es una etapa clave del desarrollo humano. Es en los primeros años de vida cuando construimos las bases de nuestra personalidad y nuestra visión del mundo. Por ello, cualquier fenómeno adverso que ocurra en estos momentos tiene unos efectos más que perjudiciales sobre el bienestar presente y futuro de las personas.

Si bien la infancia se suele describir como una época feliz y despreocupada, lo cierto es que son muchos los niños y niñas que sufren experiencias dolorosas e incluso traumáticas en lugar de recibir amor, cuidados y afecto. En este sentido, el maltrato infantil es un problema grave y muy extendido en el mundo. Muchos adultos fracasan a la hora de ofrecer a los más pequeños la seguridad y el cariño que necesitan, dando en su lugar un trato violento que puede cobrar muchas manifestaciones.

Aunque es un fenómeno difícil de estudiar por la ambigüedad en su conceptualización y los casos no identificados, lo que se sabe con certeza es que la violencia en los primeros años del desarrollo deja una huella difícil de borrar que ocasiona consecuencias a corto y largo plazo. En este artículo hablaremos acerca de las consecuencias que el maltrato infantil deja en las víctimas.

¿Qué tipos de maltrato infantil existen?

Cuando se habla de malos tratos, muchas veces se piensa únicamente en la violencia de tipo físico. Aunque esta es la más obvia y fácil de identificar, no es la única. Existen diferentes manifestaciones del maltrato infantil:

  • Maltrato físico: Este tipo de maltrato es el más conocido. Se trata de actos violentos que se pueden llevar a cabo con golpes, empujones, pellizcos e incluso quemaduras. En este sentido, es posible que existan huellas físicas, aunque no siempre es así.

  • Negligencia: Este tipo de maltrato se caracteriza porque las figuras de cuidado fallan a la hora de ofrecer al menor un clima adecuado de crianza. Las necesidades físicas y/o emocionales no son adecuadamente satisfechas y, por ello, el niño se encuentra en situación de abandono.

  • Maltrato psicológico: Este tipo de maltrato hace referencia a ataques de tipo emocional hacia el menor, que pueden producirse en forma de insultos, desprecios, críticas, amenazas, humillaciones, chantajes, manipulaciones, faltas de respeto, etc. Este tipo de violencia deja una huella tanto o más profunda que la violencia física, pero es menos evidente y por eso a menudo pasa desapercibida para el entorno.

  • Abuso sexual: El abuso sexual es otro tipo de maltrato infantil. Este se produce cuando un adulto o persona mayor que la víctima en edad y madurez establece un contacto sexual para su propia gratificación. El niño es utilizado como fuente de placer sexual para la persona mayor, lo cual se traduce en actos que pueden ir desde las insinuaciones verbales hasta la violación.

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5 consecuencias del maltrato infantil

Como es de esperar, el maltrato infantil es un fenómeno devastador para la víctima. Sin embargo, el grado de severidad de las secuelas depende de diferentes variables.

  • Tiempo de exposición: Cuando el maltrato ha sido prolongado en el tiempo, el daño es evidentemente más profundo que si se trata de un acontecimiento aislado.
  • Polivictimización: Muchas víctimas que sufren maltrato infantil también experimentan otras formas de violencia paralelamente, como por ejemplo acoso escolar. Cuando esto sucede, el daño es mucho más profundo e incluso puede dar lugar a la formación de un trauma.
  • Edad: La edad de la víctima también tiene gran relevancia. Cuanto más temprano se produce el maltrato, más severo será el daño. En los primeros momentos del desarrollo el niño es absolutamente dependiente del adulto, carece de recursos propios y por ello su vulnerabilidad ante la violencia es máxima.
  • Relación con el agresor: La relación del niño con su agresor también será determinante. Cuanto más estrecho sea el vínculo emocional entre la víctima y quien le daña, más graves serán las secuelas. En este tipo de situaciones aparecen emociones como la culpa o la vergüenza en el menor, lo que complejiza más si cabe la situación.

De la misma manera, hay variables que pueden ejercer un efecto protector y pueden favorecer la mitigación del daño:

  • Actuación inmediata de los organismos pertinentes u otras personas para proteger al niño cuando se descubre el maltrato.
  • Apoyo familiar y social.
  • Atención psicológica que favorezca la elaboración del trauma y permita a la víctima convertir su herida emocional en una cicatriz.

Entre las consecuencias más comunes del maltrato infantil encontramos las siguientes.

1. Baja autoestima

Cuando un niño sufre malos tratos interioriza que ese trato es algo merecido y que él no puede ser amado y querido. Siente que no es un ser humano valioso y por ello su concepto de sí mismo se verá seriamente dañado. Especialmente cuando hablamos de violencia sostenida en el tiempo, la víctima acepta que hay algo en ella que justifica las cosas horribles que le suceden.

2. Dificultades de gestión y comprensión emocional

Los niños carecen de habilidad para entender sus emociones y manejarlas. Para poder lograrlo necesitan contar con adultos responsivos que actúen como un espejo, el cual debe reflejar sus estados internos. Son los padres y adultos de alrededor los que tienen que poner nombre a sus emociones y ayudarle a comprenderlas. Cuando la persona que debería estar haciendo esto fracasa en su labor y ejerce daño, el niño permanece desamparado y confuso respecto a sus propias emociones.

Además, se construye un vínculo muy dañino con ese cuidador maltratante, ya que su tendencia innata le lleva a buscar su compañía aunque al mismo tiempo le genere un enorme temor. Esto hace que la víctima se sienta bloqueada y perdida, creciendo sin entender su mundo interno. Añadido a esto, las situaciones de malos tratos desatan una respuesta de estrés muy potente que, cuando persevera en el tiempo, provoca un daño enorme en el organismo y la salud del menor.

3. Dificultades relacionales

Los vínculos de apego tempranos constituyen el primer modelo de relación que tenemos en nuestra vida. Si un niño experimenta malos tratos en estas primeras relaciones significativas, lo esperable es que al crecer encuentre serias dificultades para construir relaciones saludables con otras personas. Normalizar las dinámicas abusivas y violentas favorece que la víctima se implique en vínculos dañinos en el futuro, como por ejemplo violencia de género. Este fenómeno se conoce como revictimización, de manera que quienes han sufrido abusos en la infancia están más predispuestos a sufrir otros tipos de violencia en la adultez.

4. Ideación y conducta suicida

Los malos tratos en la infancia generan un enorme sufrimiento. Cuando este persiste en el tiempo, la víctima desarrolla indefensión aprendida, es decir, asume que no puede hacer nada por cambiar la realidad en la que se encuentra atrapada. En estos casos, pueden aparecer pensamientos y conductas de tipo suicida, ya que la muerte se idealiza como una vía de escape a todo el sufrimiento vivido. La persona percibe la vida con una marcada visión de túnel, ve todo negro a su alrededor sin observar luz al final.

Así, al no poder ver otros caminos puede optar por terminar con su vida para dejar de sentir dolor. Este tipo de conducta puede aparecer en la etapa adulta pero también en la infancia. Los niños más pequeños son especialmente vulnerables porque no comprenden del todo el concepto de muerte. Pueden ver esta salida guiados por el pensamiento mágico, creyendo que morir significa tomarse un descanso, entendiendo que es algo reversible.

5. Psicopatologías

Como es de esperar, sufrir malos tratos en la infancia predispone a un mayor riesgo a sufrir todo tipo de psicopatologías. Las personas que han pasado por estas experiencias en su niñez pueden desarrollar con el tiempo trastornos de la conducta alimentaria, abuso de sustancias o problemas de conducta. A veces, aunque no encajen en un diagnóstico concreto también pueden mostrar problemas de gestión de la ira, dificultades para empatizar con los demás…entre otros.

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Conclusiones

En este artículo hemos hablado acerca de las consecuencias del maltrato infantil. El maltrato infantil representa un problema muy extendido, aunque su cuantificación y estudio son difíciles debido a que es un concepto ambigüo y muchos casos permanecen sin identificar. La violencia hacia la infancia constituye un fenómeno social grave que deja secuelas no sólo a corto sino también a largo plazo.

Los niños que han sido maltratados se convierten en adultos con una peor salud mental y pueden mostrar dificultades importantes, aunque la gravedad de las consecuencias depende de muchas variables (edad de la víctima, relación con el agresor, duración del maltrato…). Entre las consecuencias más habituales se encuentran los problemas de autoestima, las dificultades relacionales, el desarrollo de todo tipo de psicopatologías y la conducta suicida.

Mitigar el daño es más sencillo si se interviene rápidamente para frenar el abuso, si el menor dispone de una red de apoyo social y familiar y además cuenta con asistencia psicológica por parte de profesionales. El maltrato físico tiene muchas caras, pero no siempre es igual de evidente. Más allá de las lesiones físicas es posible que existan heridas emocionales que, aunque no se ven, son igual o más dolorosas.

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