Psicólogo Infantojuvenil: 9 consideraciones importantes si deseas serlo

En los últimos años hemos podido observar un enorme avance en cuanto a salud mental se refiere. Acudir a terapia es algo mucho más normalizado que hace tan sólo unos años, aunque sigue habiendo mucho camino por recorrer hasta alcanzar una concienciación real de toda la sociedad. Aún hoy siguen existiendo numerosas dudas y creencias erróneas acerca de lo que hace un psicólogo. Si, además, hablamos de ámbitos más concretos como es la psicología infantojuvenil, el desconocimiento es casi total.

En ocasiones, incluso los propios psicólogos tienen una idea distorsionada de lo que significa trabajar a nivel terapéutico con la infancia y la adolescencia. Hasta hace no mucho, los menores eran vistos como adultos en miniatura, que piensan y se comportan tal y como lo hacen los mayores. Sin embargo, con el tiempo y las investigaciones se ha podido comprobar que esto en absoluto es así.

Los niños y adolescentes se encuentran en momentos evolutivos diferentes con unas particularidades únicas. Es por eso que la manera de realizar la psicoterapia también será muy distinta. Esta desinformación hace que muchas veces los profesionales comiencen a trabajar en este campo con ideas preconcebidas que no son ciertas. Por eso, en este artículo vamos a comentar algunas consideraciones importantes que todo psicólogo debe tener presente antes de dedicarse a la psicoterapia infantojuvenil.

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Funciones del psicólogo infantojuvenil

En primer lugar, es importante aclarar qué funciones cumple un psicólogo infantojuvenil.

• Terapia: Como es de esperar, los psicólogos de este ámbito trabajan en diferentes dispositivos realizando procesos de psicoterapia. Esto implica realizar un proceso de evaluación para identificar el problema y diseñar la correspondiente intervención.

• Asesoramiento: A veces, los psicólogos infantojuveniles no trabajan de manera directa con niños y adolescentes. En su lugar, emplean su conocimiento para asesorar a centros escolares y familias en cuanto a la crianza, el desarrollo y la educación.

• Terapia familiar: Trabajar con niños y adolescentes siempre requiere hacer una gran parte del trabajo con sus familias. El paciente en este caso es una pieza dentro de un puzzle, por lo que contemplar todas las partes se hace fundamental para entender lo que sucede. Por ello, un psicólogo infantojuvenil siempre debe estar formado en nociones de terapia familiar.

• Neuropsicología infantil: En ocasiones, los más pequeños pueden sufrir enfermedades o lesiones adquiridas que dañan su sistema nervioso. Por ello, los psicólogos infantojuveniles pueden también especializarse en neuropsicología con el fin de trabajar aspectos como la rehabilitación.

• Investigación: Por supuesto, además de la práctica clínica los psicólogos pueden también desempeñarse como investigadores. Este ámbito es clave para poder realizar estudios y publicaciones que permitan conocer cada vez mejor la psicología de niños y adolescentes.

9 consideraciones importantes si deseas ser psicólogo infantojuvenil

A continuación, vamos a comentar algunas consideraciones importantes que todo psicólogo debe tener presentes si está pensando en dedicarse al ámbito infantojuvenil.

1. Ten un conocimiento profundo sobre psicología evolutiva

El trabajo con la infancia requiere comprender profundamente la psicología evolutiva. Entender muchas problemáticas que afectan a los niños requiere contextualizar y entender en qué momento evolutivo se producen. Los niños no son adultos en miniatura, sino que muestran una forma particular de pensar, sentir y comportarse acorde a su edad y grado de desarrollo. Entender esto es esencial para ajustar la evaluación y la intervención a dicho estadio evolutivo, así como para psicoeducar a los adultos al respecto.

2. Amplía la mirada

Cuando trabajas con un niño o adolescente no sólo estás frente a él, sino también frente al sistema donde se encuentra. Por ello, tendrás que tener presente no sólo la perspectiva del propio paciente, sino también la de los adultos. Tendrás que valorar diferentes puntos de vista de una misma situación sin posicionarte de un lado o de otro.

3. Muestra disposición a jugar y experimentar

Trabajar con niños no da cabida a reflexiones profundas ni conceptos abstractos. Por el contrario, se hace esencial utilizar herramientas como el juego para evaluar e intervenir. También es interesante recurrir a elementos como los cuentos, la pintura y las metáforas. Se trata de bajar al nivel de los más pequeños y trabajar dentro de su dimensión de pensamiento. Tratar de hacer terapia tal y como se hace con un adulto sólo conduce al fracaso.

4. Trabaja con la familia y el centro escolar

Como venimos comentando, trabajar con niños implica atender al sistema en el que se encuentran. Por ello, es clave coordinarse con la familia y también con el centro escolar. Son muchas las horas que pasan en el aula, por lo que una buena intervención requiere que se den cambios y acciones en todos los escenarios cotidianos. Como ya adelantamos anteriormente, la familia cobra una particular importancia en el trabajo infantojuvenil. Por ello, incluirles en el tratamiento y lograr un buen vínculo con ellos es un requisito esencial para que la terapia funcione.

5. Ármate de paciencia

Trabajar con niños puede ser muy bonito y gratificante. Sin embargo, también va a requerir una gran dosis de paciencia. A veces, los niños acuden a terapia obligados por sus padres. Por ello, su disposición inicial puede no ser la mejor. Por ello, tendrás que tener paciencia y esforzarte para conectar con ellos. Además, los cambios pueden tardar en llegar, algo que también sucede con los adultos. Por ello, tendrás que mantener la calma ante posibles recaídas y retrocesos y confiar en el proceso.

6. Si tu infancia ha sido difícil, haz terapia personal

Siempre que se habla de la infancia esta se idealiza como una etapa llena de alegría e inocencia. Sin embargo, son muchas las personas que no han podido disfrutar de una niñez dulce. Si es tu caso, puede que antes de dedicarte al ámbito infantil sea buena idea revisar tu propia infancia en un proceso de terapia personal. De esta forma podrás sanar posibles heridas abiertas, ya que sólo así podrás acompañar a tus pacientes de la forma adecuada.

7. Cuenta con habilidades básicas

Además de todo lo dicho, es importante que poseas algunas habilidades básicas. Entre ellas las más importantes son las siguientes:

• Empatía: Es clave para todo psicólogo ser empático, aunque con niños esto se vuelve más importante que nunca. Los pacientes y sus familias deben sentirse comprendidos y no juzgados.
• Escucha activa: La escucha activa implica dejar que la otra persona se exprese libremente, dejando que hable y poniendo toda la atención a sus palabras. Esta manera de escuchar genuinamente es fundamental para poder formar una buena alianza terapéutica.
• Comunicación: También es clave poder contar con habilidades de comunicación adecuadas. Especialmente con los más pequeños, tendrás que usar un lenguaje sencillo y ajustado al grado de madurez.
• Capacidad analítica: Es clave que seas observador y prestes atención a los detalles, de forma que seas capaz de identificar qué puede estar causando un problema determinado en el niño.

8. No juzgues

Es importante que el niño se sienta validado y comprendido. Sin embargo, a veces se olvida que los padres también tienen esta necesidad. Es posible que hayan adoptado comportamientos inadecuados. Sin embargo, señalarnos para corregirlos nunca debe implicar hacer acusaciones o generar culpa. Al fin y al cabo, mantener el vínculo con los padres es lo que garantizará que ese niño vuelva, por lo que cuidarlo es clave en todo proceso de terapia.

9. Mantente al día de las modas y juguetes de los niños

Como ya comentamos, la psicoterapia infantil utiliza como elemento central el juego. Es por ello que se hace esencial conectar con los niños mediante esos juguetes que les gustan y están de moda en la actualidad. Así, todo buen terapeuta infantojuvenil debe mantenerse al tanto de estas cuestiones para poder hablar el mismo idioma que sus pacientes.

Conclusiones

En este artículo hemos hablado acerca de algunas consideraciones importantes que es recomendable tener presente si se desea ser psicólogo infantojuvenil. El trabajo con la infancia es muy gratificante, aunque también resulta complejo. Muchas veces, los propios psicólogos tienen una idea equivocada de lo que implica trabajar en psicoterapia con niños y adolescentes. Lejos de ser adultos en miniatura, los menores tienen unas formas de pensar, sentir y comportarse únicas que es preciso entender en profundidad.

En primer lugar, es fundamental tener claro que el trabajo con la infancia pasa por trabajar en gran medida con el entorno, es decir, la familia y el centro escolar. Mantener coordinación y vínculo con los adultos es lo que permitirá que el paciente siga viniendo y que la terapia salga adelante. Por otro lado, la psicoterapia infantil tiene que adaptarse al estadio evolutivo de cada niño. Lejos de basarse en reflexiones profundas, esta forma de trabajo tendrá que basarse en el juego, las metáforas, los cuentos… formas de reflejar la realidad simbólicas que resulten comprensibles para los pequeños pacientes.

Añadido a esto, es importante estar informado acerca de los intereses de los niños en este momento. Juguetes, videojuegos, modas… que permitan hablar el mismo lenguaje que ellos. Ser terapeuta infantil también requiere revisar la propia infancia y, si esta ha sido difícil, sanar las heridas en un proceso de terapia personal antes de sostener a otros pacientes.