Duelo Anticipado: ¿qué es y cómo gestionarlo?

El duelo anticipado se produce cuando se conoce que un ser querido fallecerá en un futuro próximo, algo típico en los procesos largos de enfermedad en los que no hay cura posible.

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La muerte es un evento extremadamente doloroso, aunque todos sabemos que forma parte de la vida. Es porque sabemos que hay un final por lo que aprendemos a valorar nuestra existencia y a las personas que tenemos alrededor. Se suele decir que el duelo es algo así como el precio que pagamos por haber amado a alguien. Es una expresión bastante acertada porque define de forma precisa el sentimiento desgarrador que vivimos cuando alguien muy querido fallece.

Transitar un proceso de duelo es una experiencia difícil, sobre todo cuando se trata de muertes repentinas, inesperadas o muy traumáticas. Sin embargo, cada camino de sanación es diferente y eso hace que no todo el mundo responda igual a las pérdidas. La forma en la que reaccionamos a estas situaciones viene condicionada por nuestras propias características personales, pero también por las circunstancias en las que la muerte tiene lugar.

Un tipo de duelo peculiar es el que se conoce como duelo anticipado. Se trata de un proceso que aparece cuando se sabe con bastante seguridad que un ser querido va a fallecer, de manera que la reacción emocional inicia antes de que llegue su muerte. Esto es algo común cuando hablamos de procesos largos de enfermedad. En este artículo hablaremos acerca del duelo anticipado, qué es y qué implicaciones acarrea.

¿Qué es el duelo?

Antes de nada, se hace esencial entender qué entendemos por duelo en términos generales. En psicología se conoce como duelo al proceso que todo individuo atraviesa tras sufrir algún tipo de pérdida (una enfermedad, una ruptura sentimental, perder el trabajo…), aunque generalmente se habla de él en referencia a la pérdida más difícil de todas: la muerte.

Aunque el duelo siempre es doloroso, lo cierto es que cada persona lo vive de manera única. La severidad depende de distintas variables que pueden complicar la elaboración de la pérdida, como por ejemplo el grado de vinculación con el fallecido o el estilo de personalidad.

Adaptarse a la pérdida de alguien querido requiere un tiempo, que será variable en cada caso. Todo duelo implica varias fases, comenzando con frecuencia con un estado de shock y negación que progresivamente da paso a una mayor aceptación de la situación. En general, cuando alguien transita por el duelo experimenta síntomas emocionales como tristeza, culpa, miedo, ansiedad…que poco a poco y con el apoyo adecuado terminan por remitir.

Superar un duelo requiere ir superando tareas complejas que van desde aceptar la pérdida hasta volver a la vida aprendiendo a recordar a la persona que se fue. Este camino puede ser más o menos largo y también variará dependiendo del tipo de duelo del que se trate.

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El duelo anticipado

El duelo anticipado se define como un proceso emocional que aparece cuando se espera el fallecimiento de un ser querido en el futuro próximo. La persona se va haciendo a la idea de que pronto esa persona dejará de estar en este mundo, lo que da pie a una cascada emocional por la que se empieza a elaborar la pérdida antes incluso de que ese allegado haya muerto realmente.

Esta situación es especialmente frecuente en aquellos casos en los que se vienen viviendo procesos de enfermedad largos. Cuando los profesionales sanitarios brindan un pronóstico desfavorable, la familia empieza a asumir que es cuestión de tiempo la llegada de un adiós. Este proceso puede ser muy doloroso, pues se va viviendo el deterioro progresivo del paciente hasta que finalmente llega el final de su vida.

Los familiares que viven esta situación a menudo requieren asistencia psicológica, de manera que puedan elaborar todas esas vivencias y aprender a sostener esos últimos momentos de la mejor forma posible, preparando la despedida para cerrar esa etapa de forma saludable.

En casos mucho más excepcionales, el duelo anticipado puede también aparecer cuando el ser querido ha desaparecido en circunstancias desconocidas. Ante situaciones de incertidumbre, la familia contempla como una opción el fallecimiento. Por eso, aunque no haya respuestas claras, se empieza a elaborar un proceso de duelo por anticipado. También podemos ver esta tendencia en accidentes en los que las víctimas no fallecen de manera inmediata, sino que permanecen en estado crítico durante un período de tiempo hasta que finalmente mueren.

Si el duelo es de por sí una experiencia íntima y diferente para cada individuo, estas diferencias son aún más acusadas cuando hablamos de duelos anticipados. A diferencia de un duelo normal, las personas no pasan por una secuencia clara de etapas y eso hace que su comprensión sea más difícil. A lo largo de ese camino, las personas que lidian con un duelo anticipado pueden experimentar todo un cóctel de emociones que va desde la tristeza hasta el enfado, pasando por sentimientos de culpa, agotamiento emocional o dificultad para identificar las emociones que se experimentan (alexitimia).

¿Nos ayuda iniciar el duelo de manera anticipada?

La pregunta que cabe hacerse en este caso es si empezar el duelo de manera anticipada nos beneficia o, por el contrario, nos perjudica. Lo cierto es que por mucho que empecemos el duelo antes del fallecimiento, decir adiós escuece y eso es algo que debemos aceptar. El dolor forma parte de la vida y es imposible anestesiarse ante un momento tan complicado como es el despedirse de alguien a quien hemos amado.

No obstante, en principio el duelo anticipado sí que puede ayudarnos a organizar nuestras emociones, dar sentido a lo que pasa y hacer más llevadero ese dolor que estamos experimentando. A diferencia del duelo que surge como consecuencia de una pérdida repentina, la persona tiene tiempo para situarse y procesar toda esa vivencia, facilitando así el camino que va a recorrer. De acuerdo con todo lo dicho, el duelo anticipado podría ayudarnos en los siguientes aspectos.

1. Aceptación progresiva

Como venimos planteando, un duelo anticipado nos permite asimilar lo que está sucediendo de forma más progresiva. Esto favorece en cierta manera la tolerancia al dolor, ya que este se puede comprender con más tranquilidad. Por ello, la anticipación puede ayudarnos a reducir el impacto y la probabilidad de construir un duelo patológico.

2. Hacer una despedida adecuada

Saber que se dispone de un tiempo limitado antes de que el ser querido fallezca permite crear un ritual de despedida ajustado a los deseos de esa persona y su familia. Las despedidas son de gran importancia para poder elaborar duelos de manera saludable. Permite desenredar posibles nudos y brindar serenidad en esos últimos momentos.

3. Disfrutar del tiempo que queda

Saber que el tiempo junto al ser querido es limitado permite valorarlo más que nunca. Por eso, el duelo anticipado permite exprimir al máximo esos momentos finales y conectar todo lo posible con la persona enferma.

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Aunque el duelo anticipado puede beneficiar en este sentido, también hay algunos contras asociados.

  • Mayor dolor: Lejos de ayudar, para mucha gente el duelo anticipado es una tortura emocional, pues se alarga durante un período indefinido la espera hasta el final. En lugar de favorecer la integración del dolor, hay quienes se sienten sobrepasados en una vorágine de cuidados, trámites y despedidas.

  • Dificulta el cuidado implicado: Cuando ya se informa de que no hay mucho más que hacer por la persona enferma, hay familias que dan todo por perdido y actúan con desapego y dejadez. Simplemente esperan a que llegue el final en lugar de exprimir de la mejor forma posible los últimos momentos junto a esa persona.

Conclusiones

En este artículo hemos hablado acerca del duelo anticipado, qué es y qué implicaciones conlleva. El duelo es una reacción emocional que aparece cuando perdemos a un ser querido. Durante este proceso se suelen experimentar diferentes emociones, transitando varias etapas hasta que finalmente la pérdida es correctamente elaborada y cerrada. Sin embargo, hay un tipo de duelo muy particular que posee unas características particulares: el duelo anticipado.

Este tipo de duelo aparece cuando los familiares tienen conocimiento de que el ser querido va a fallecer en un futuro cercano. Esta situación es especialmente común cuando hablamos de procesos largos de enfermedad en los que no hay una cura posible. Se trata de una respuesta emocional que busca favorecer la adaptación a esa realidad dolorosa, de manera que el impacto de la pérdida sea más dosificado.

Es por ello que muchas personas que están atendiendo a familiares en cuidados paliativos necesitan asistencia psicológica. Además de ser un mecanismo de adaptación, el duelo anticipado permite a la familia crear rituales de despedida y resolver posibles asuntos pendientes, lo que favorece una mayor paz mental. También ayuda a dosificar el dolor y elaborarlo de manera más calmada y consciente, evitando un shock demasiado acusado.

Añadido a esto, fomenta que la familia exprima al máximo los últimos momentos junto al ser querido enfermo, ya que saben que el final de su vida es inminente. A pesar de todo lo dicho, hay personas que viven este duelo como una auténtica tortura emocional en la que la espera a lo peor se hace insoportable. También hay quienes optan por desconectarse de la persona enferma cuando saben que pronto fallecerá, en lugar de exprimir el tiempo en su compañía.

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