Educar en el amor durante la infancia: 5 claves (y consejos) para los padres

Educar en amor es la única forma de criar niños seguros, confiados y felices. El afecto es tan importante como comer y respirar, por lo que su ausencia en los primeros años de la vida deja una huella difícil de borrar en las personas.

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El amor es más que una emoción agradable. Este constituye el motor de la vida y es tan necesario para nuestra existencia como comer o respirar. Dar y recibir amor a lo largo de la vida es básico para desarrollarnos como personas plenas, felices y sanas. Por eso, cuando el amor falta, nuestro bienestar se resiente e incluso podemos llegar a enfermar.

El amor que necesitamos de los demás es aquel que no entiende de condiciones. Aquel en el que, sencillamente, nos sentimos valorados por lo que somos, lo que nos hace sentir únicos, importantes y necesarios para quienes están alrededor. Cuando el amor se manifiesta sólo a cambio de ciertos requisitos, genera enorme sufrimiento, haciéndonos sentir poco valiosos o no merecedores de dicho amor.

Además, es importante tener en cuenta que todo amor debe no sólo ser sentido, sino también expresado. Aprender a demostrar el afecto sólo es posible cuando previamente lo hemos recibido, por lo que ser educados en el amor desde la infancia es algo esencial para desarrollarnos como personas saludables. Dar amor incondicional a los hijos desde los comienzos de su vida es el único camino para que estos puedan desarrollarse plenamente y aprender a amar a los demás. Por ello, en este artículo hablaremos acerca de la importancia de educar con amor durante la infancia.

Cómo impacta la presencia o ausencia del amor en la infancia

El amor es algo tan básico para nuestra supervivencia como comer y respirar. Por eso, su presencia o ausencia a lo largo de la infancia va a ocasionar efectos muy importantes en el desarrollo de las personas. Cuando un niño se siente querido, normalmente observaremos las siguientes características en él:

  • Se trata de un niño seguro de sí mismo. Confía en su capacidad y sabe que puede equivocarse porque esto no implica ser rechazado. Esto le permite tolerar el error sin frustrarse y tomar la iniciativa a la hora de afrontar desafíos.
  • Posee la seguridad de que tiene a sus adultos de referencia junto a él. Sabe que, aunque se aleje un poquito, siempre puede regresar a su base segura para recibir consuelo y amor. Percibe a sus padres como figuras confiables y afectuosas, lo que le ayuda a crecer sintiéndose arropado.
  • Es un niño alegre, enérgico y feliz. Aunque sienta emociones desagradables como la tristeza o la rabia en momentos puntuales, su estado general es de calma y bienestar. En este sentido, logra tener buena conciencia emocional porque sus progenitores reflejan sus estados internos y le ayudan a manejarlos.

Por el contrario, cuando un niño no recibe el amor que necesita, lo hará sintiéndose vacío e insuficiente. En el futuro, posiblemente caiga en relaciones difíciles e incluso violentas porque busca encontrar aprecio en cualquier lugar. Observaremos lo siguiente:

  • El niño es una persona altamente dependiente del afecto de los demás. Busca ser visto a toda costa, incluso mediante conductas inadecuadas, ya que de otra manera no se siente visible. En el futuro, esto le hará proclive a formar vínculos inadecuados con otras personas, pudiendo ser víctima de relaciones abusivas.
  • En general, se trata de un niño inseguro. En el fondo no confía en sí mismo, no cree ser suficiente y necesita cumplir las expectativas de los demás para sentir que es querido. Esta tónica habitualmente también se traslada a la etapa adulta.
  • Los niños que no reciben afecto pueden mostrarse más retraídos y desconfiados respecto a los demás.
  • En la edad adulta, pueden ser adultos con dificultad para amar a los demás. Les cuesta involucrarse en vínculos estrechos y pueden parecer fríos y distantes.
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Educando en el amor: 5 claves

Educar en el amor es clave para que los niños puedan crecer sanos y felices. Esto dejará una huella positiva en su desarrollo emocional, físico, social y cognitivo. Algunas actitudes son de gran ayuda para educar por este camino.

1. Desvincula el amor de otras condiciones

O lo que es lo mismo, brinda a tu hijo un amor totalmente incondicional. Los niños necesitan sentir que son apreciados sencillamente por lo que son, sin requisitos ni excepciones. No se les debe valorar por lo que hacen o lo que consiguen y mucho menos castigarlos retirando el afecto. El amor siempre debe darse porque lo que se corrige no es el propio niño, sino sus conductas. Educar a los más pequeños en un clima de amor les ayudará a ser adultos compasivos consigo mismos, capaces de tolerar el error y aceptarse con sus virtudes y defectos.

2. Enséñale a entender sus emociones

Los niños no saben regular sus emociones por sí mismos, entre otras cosas porque su cerebro es aún muy inmaduro. Por eso, requieren a los adultos para poder aprender a hacerlo. Son los progenitores los que deben enseñar a sus hijos que todas las emociones son válidas y necesarias. Lejos de hacer a los niños sentirse culpables por experimentar rabia o tristeza e incluso amenazarlos con un castigo por ello, es esencial que el adulto ofrezca un acompañamiento afectuoso y sereno en esos momentos en los que el niño se encuentra desregulado.

Con ese acompañamiento, los padres pueden reflejar la emoción, validarla y ayudar al niño a volver a la calma. Esta educación emocional se debe hacer de forma natural en la vida cotidiana. Los padres pueden aprovechar cualquier situación típica en casa para nombrar las emociones y hablar de ellas.

3. Refuerza sus logros

Otra forma de educar en el amor tiene que ver con reforzar los logros. Los niños necesitan sentir que sus padres están orgullosos de ellos y confían en sus capacidades. Por ello, nunca está de más reconocerles aquello que consiguen. Destacar su esfuerzo y su habilidad será un chute para su autoestima y le ayudará a crecer sintiéndose bien consigo mismo.

3. Disciplina con cariño

El cariño no tiene por qué excluir la disciplina. Poner normas y límites nunca tiene que significar frialdad o ausencia de afecto. Por ello, los progenitores deben instruir empleando una comunicación serena y cariñosa. Un tono sereno, caricias, besos, abrazos y palabras firmes pero respetuosas. Si se trata de corregir al niño de esta manera, se logrará que esté más calmado y comprenderá mucho mejor qué tiene que cambiar de su conducta. Además, no se le hará sentir mal innecesariamente.

4. Autonomía progresiva

Educar en amor también implica enseñar a los más pequeños a adquirir una autonomía cada vez mayor. Los adultos deben dar herramientas que permitan a los niños desenvolverse por sí mismos de una manera cada vez más amplia. Este aspecto es importante, pues muchos progenitores creen que sobreproteger es la mejor manera de transmitir amor. Sin embargo, la sobreprotección impide que los pequeños puedan adquirir habilidades acorde a su edad, les hace muy dependientes y puede mermar su autoconcepto.

5. Evita castigos dañinos

Educar en amor implica evitar castigos dañinos. Si se quiere sancionar un comportamiento, lo ideal siempre es retirar privilegios (por supuesto, esto no incluye retirar afecto o atención, pues se trataría de maltrato psicológico). En caso de aplicar un castigo, se tiene que tratar de un castigo reparador, que ayude al pequeño a entender qué ha hecho mal y cómo puede remendarlo (por ejemplo, si se ha manchado algo se debe limpiar).

Nunca se debe recurrir al castigo de tipo físico, ya que este daña emocionalmente a los niños, les hace confundir el amor con la violencia y genera emociones como la rabia. Además del daño que provoca, ni siquiera es útil. Normalmente, el castigo consigue eliminar la conducta en el momento, pero no enseña nada a los niños acerca de qué comportamiento se espera de ellos. Además, el comportamiento problemático no suele erradicarse realmente, sólo desaparece frente a la persona que aplica el castigo.

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Conclusiones

En este artículo hemos hablado acerca de la importancia de educar en el amor durante la infancia. El amor es tan necesario para las personas como comer y respirar. Si nos falta, es difícil que podamos disfrutar de una adecuada salud física y mental. Es especialmente importante que durante la crianza los adultos eduquen en un clima de amor y respeto a los hijos. Los niños que son educados en un ambiente de afecto incondicional son seguros de sí mismos, confían en su capacidad y afrontan desafíos.

Se sienten felices y comprenden sus emociones, además de confiar en los demás. Sin embargo, cuando el amor en la crianza es inexistente los niños se vuelven inseguros, infelices, no se perciben merecedores de afecto y dudan de su valor. Por ello, es esencial que los adultos eduquen en un clima de amor y afecto incondicional. Educar en amor implica aceptar a los niños por lo que son, valorándoles al margen de lo que hacen o no hacen.

También requiere enseñarles a entender sus emociones y acompañarlos cuando experimenten las más difíciles para que puedan aprender a manejarlas. De la misma manera, precisa reforzar sus logros, darles autonomía progresiva y educar sin castigos dañinos. Educar en amor es el único camino para crear adultos seguros de sí mismos, estables emocionalmente y, en definitiva, felices.

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