6 mitos sobre la adopción, desmentidos

La adopción es una vía que cada vez más personas eligen para tener hijos. Sin embargo, esta se encuentra rodeada de mitos que fomentan el desconocimiento y la confusión.

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La adopción se define como un proceso legal por el cual una persona se integra de forma plena en la vida de familia de otras personas, con los mismos efectos que produce la filiación biológica. Por consiguiente, cuando se formaliza una adopción se produce una ruptura en los vínculos jurídicos que ese menor tenía con su familia biológica. Así, los padres adoptivos asumen todas las obligaciones y derechos derivados de la patria potestad.

Más allá de las cuestiones legales, todo proceso de adopción posee importantes implicaciones psicológicas. Los padres adoptivos deben prepararse para construir poco a poco el vínculo con su hijo, un proceso que requiere tiempo, paciencia y no siempre resulta sencillo. Muchos de los pequeños en adopción han vivido historias muy difíciles, lo que hace que sea preciso un proceso de adaptación a su nueva familia que tenga presente su pasado y sus orígenes.

Aunque en las últimas décadas la adopción es un camino cada vez más frecuente para muchas parejas que desean ser padres, lo cierto es que alrededor de ella sigue existiendo un enorme desconocimiento. Esto ha dado lugar a la difusión de mitos sobre la adopción que no hacen más que sembrar dudas y confusión en la población. Por ello, en este artículo trataremos de desmentir algunos de los mitos más frecuentes en torno a los procesos de adopción.

6 mitos sobre la adopción

Veamos a continuación algunos mitos comunes sobre la adopción.

1. La adopción sólo es apta para parejas que no pueden concebir

A menudo, se asume que los procesos de adopción son algo exclusivo para aquellas parejas que no pueden concebir un hijo biológico. Sin embargo, la posibilidad de adoptar no es en absoluto algo ligado a los problemas de fertilidad. De hecho, son muchas las familias que, aun teniendo hijos biológicos, optan por iniciar trámites para adoptar a un nuevo hijo.

2. Adoptar adolescentes no es buena idea

Generalmente, las parejas que se postulan para poder adoptar suelen preferir niños de corta edad. No cabe duda de que, a medida que el niño es más mayor e incluso ya está en la adolescencia, hay muchas más experiencias adversas detrás y un recorrido que puede complejizar el proceso de vinculación con los padres. Sin embargo, adoptar a menores mayores es viable si se dispone de la preparación e información necesarias. Además, los chicos adolescentes necesitan más que nunca una familia que les brinde amor, apoyo, comprensión, etc. Por supuesto, el proceso de adaptación no siempre será fácil, pero con el asesoramiento pertinente es posible.

Lo cierto es que no hay una maternidad/paternidad ideal, y tener hijos siempre implica sortear obstáculos, crisis y desafíos. Sin embargo, estos momentos difíciles son cruciales para formar un vínculo firme y sólido. Desidealizar los procesos de adopción y borrar la idea de que estos deben equipararse a la concepción biológica de un hijo es esencial para tener una mirada más realista de este camino. En este sentido, el papel de los profesionales es crucial para favorecer la ruptura de estos mitos y el acompañamiento en este camino.

3. Las familias que adoptan se configuran igual que las familias con lazos biológicos

Por supuesto, formar una familia mediante la adopción es tan válido como hacerlo mediante la concepción de hijos biológicos. Sin embargo, las dinámicas y vivencias dentro de ellas tendrán indudablemente matices diferentes que no se pueden equiparar. Esto no significa que un tipo de familia sea mejor que otro, simplemente son realidades diferentes.

Los padres que deciden adoptar deben asumir que, por muy corta que sea la edad del pequeño, hay una parte de su historia que ellos desconocen. Esto implica aceptar que hay ciertos daños y traumas pasados que ellos no pueden deshacer, que están ahí y forman parte de la historia de vida de su hijo. Su papel no es el de borrar lo que pasó, sino el de acompañar para construir un vínculo que les ayude a seguir de la mejor manera posible. Lograr que, a pesar de que ese capítulo de su vida esté ahí, tengan una vida feliz en su nueva familia.

Por todo ello, es fundamental que los padres adoptivos comprendan el valor de reconocer la identidad de su hijo, respetar sus orígenes y favorecer que el menor construya un relato de su vida coherente sin espacios en blanco. Cuando hay un vínculo biológico se produce una sintonía progresiva, espontánea. En cambio, en los procesos de adopción ese vínculo requiere tiempo y paciencia porque se parte de una situación de extrañeza mutua.

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4. En los procesos de adopción padres e hijo conectan al instante

Este mito es uno de los más comunes y es uno de los que más daño ocasionan, pues da pie a unas expectativas por parte de los padres que no se ajustan a la realidad. Al hilo de lo comentado en el punto anterior, la realidad es que el vínculo entre los padres adoptivos y su hijo requiere paciencia, tiempo y mucho amor. Ese menor necesitará un proceso de adaptación y por ello es difícil que surja una conexión inmediata, ya que para él sus padres son a priori un par de desconocidos.

De esta forma, por mucha ilusión y afecto que estos muestren, necesitan estar preparados para encontrarse con un escenario menos ideal. Por todo ello, el asesoramiento que reciban los adultos es clave para que estos puedan disponer de herramientas para sobrellevar ese camino de conocimiento y adaptación mutua. Todos los procedimientos de este tipo van a implicar momentos de crisis y dificultad, pero precisamente el trabajo por superarlas es preciso para formar un vínculo sólido y genuino.

5. El niño adoptado empieza de cero en su nueva familia

Muchos adultos que se plantean la adopción tienen la creencia errónea de que el pequeño que llega a la familia empieza de cero cuando es adoptado. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Ignorar el pasado del menor y todo lo que vivió antes de convertirse en su hijo es incompatible con formar un vínculo sano con él. Para fomentar su adaptación, su bienestar y una relación de amor y cuidados es necesario que los adultos abran su mente y ayuden a su hijo a elaborar su historia, aceptando que sus experiencias previas cuentan y definen quién es.

Como ya comentamos anteriormente, por muy pequeños que sean, estos niños han vivido experiencias antes, habitualmente negativas y relacionadas con negligencias, abusos o abandono. No obstante, también pueden preservar algún recuerdo de su familia biológica positivo que también se les debe ayudar a mantener. En cualquier caso, toda esta amalgama de vivencias dejan una huella implícita en su persona que no se puede obviar.

Aunque ese pequeño no vuelva a tener contacto con la familia de origen, ayudar a ese nuevo hijo a comprender la mochila que trae a sus espaldas y respetar sus raíces es un primer gran gesto de amor hacia él. Forzar una inmersión en un mundo nuevo (especialmente si hablamos de una adopción internacional) sólo servirá para traumatizar de nuevo a ese menor. Por ello, cambiar la mirada que se tiene de la adopción es un trabajo que los padres deben hacer antes de que ese hijo llegue a la familia.

6. Todos los niños adoptados poseen problemas de salud

Tal y como suele ocurrir con la mayoría de generalizaciones, en este caso hablamos de un mito. Es cierto que muchos niños en adopción no proceden del mejor escenario de crianza y eso se traduce en un riesgo mayor de dificultades de salud. Muchas veces, los organismos que median en los procesos de adopción tampoco tienen constancia de posibles patologías porque hay lagunas en la información de ese menor.

Sin embargo, eso no significa en absoluto que todos los niños en adopción posean patologías. En este sentido, es clave matizar que la edad de adopción tampoco es garantía de nada. Aunque el menor sea adoptado con tan sólo unos meses, eso no garantiza un estado óptimo de salud. Ejemplo de ello es el llamado Síndrome Alcohólico Fetal.

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Conclusiones

En este artículo hemos hablado acerca de algunos mitos comunes acerca de la adopción. Esta vía para ser padres es cada vez más popular entre las parejas, algo relacionado entre otras cosas con el aumento de los problemas de fertilidad. No obstante, siguen existiendo lagunas e información errónea que dan pie a mucha confusión y desconocimiento por parte de la población. Es importante aclarar que la adopción no es una alternativa exclusiva para las parejas que no pueden concebir. Esta es posible también para aquellas que han tenido o pueden llegar a tener hijos biológicos.

Por otro lado, es esencial desidealizar la adopción y comprender que esta no implica una conexión inmediata con el menor adoptado. Por el contrario, requiere una preparación y acompañamiento adecuados para los padres, pues formar el vínculo paterno-filial requiere tiempo, paciencia y herramientas para sortear los posibles obstáculos. Además, es fundamental tener en cuenta que un niño no hace borrón y cuenta nueva cuando es adoptado. Por ello, los adultos deben tener en cuenta su historia previa y ayudarle a integrar su pasado y sus raíces con su vida en la nueva familia.

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