¿Qué hacer si mi hijo no quiere estudiar? En 9 consejos

Cuando un hijo no desea estudiar los padres pronto se sienten angustiados y perdidos acerca de cómo actuar. Algunas estrategias pueden ayudar a implantar un hábito de estudio y una motivación intrínseca.

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Una de las preocupaciones más frecuentes entre los progenitores tiene que ver con el rendimiento académico. En ocasiones, niños y adolescentes pueden mostrar desmotivación e incluso rechazo hacia las clases y el estudio, lo que se traduce en experiencias de fracaso escolar y conflictos entre estos y los adultos.

Lo cierto es que la negativa a estudiar es un problema frecuente, aunque esta puede derivarse de causas diversas. Entender la situación particular de cada niño o adolescente es por ello un primer paso esencial antes de tomar medidas. En este artículo hablaremos acerca de algunas pautas muy generales que pueden ser de ayuda para mejorar la disposición de los hijos hacia el estudio y aumentar sus probabilidades de éxito académico.

Causas de la desmotivación hacia el estudio

Como venimos comentando, la desmotivación hacia el estudio es un problema frecuente entre niños y adolescentes. El rechazo a estudiar, la negativa a hacer los deberes y la llegada de suspensos hace que muchos padres se sientan angustiados y perdidos acerca de cómo actuar. Muchas veces, existe la creencia errónea de que el problema se limita a una cuestión de pereza o desafío a los progenitores. Sin embargo, lo cierto es que se debe indagar más allá de lo superficial para comprender a fondo lo que está ocurriendo. Entre las causas más comunes de la desmotivación académica nos encontramos las siguientes:

  • Estilo de enseñanza obsoleto: Es frecuente que muchos profesores se dediquen a transmitir sus conocimientos en forma de sermón, sin tratar de hacer el aprendizaje dinámico, ameno y conectado con la realidad de los alumnos. Esto hace que muchas veces surja desinterés, pues los estudiantes sienten que esos contenidos no les aportan nada interesante o útil.

  • Miedo al fracaso: Muchas veces, los alumnos rechazan los estudios porque no se sienten capacitados para tener buenos resultados. Esto suele ser común cuando existe alguna dificultad del aprendizaje que complica la comprensión del temario. Al percibir algo como imposible o muy difícil, se pierden las ganas de depositar esfuerzos en ello.

  • Acoso escolar: Los alumnos víctimas de acoso ven alterado su estado de ánimo y su bienestar general en el centro y fuera de él. Esto conduce a una peor capacidad para concentrarse e implicarse en los estudios con normalidad.

  • Estilo de crianza: El papel de los padres es muy relevante cuando aparece desmotivación y fracaso escolar. Muchas veces, las familias adoptan un rol inadecuado que impide al estudiante adquirir un hábito de estudio y un deseo de aprender. Este es el caso de los hogares muy permisivos, donde no hay normas, límites o estructura claras. También son perjudiciales los entornos demasiado autoritarios, ya que estos suelen brindar el resultado opuesto al deseado al establecer unas expectativas alejadas de la realidad que fomentan la frustración y la desgana.

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Qué hacer si mi hijo no quiere estudiar: 9 claves

Ante esta situación y partiendo de una comprensión de la situación y las posibles causas detrás de ella, algunas pautas pueden ser de ayuda para fomentar el interés hacia el estudio.

1. Fomenta la motivación intrínseca

Muchos alumnos sienten desinterés hacia el estudio porque no encuentran una motivación propia que les impulse a dedicarle tiempo. Esto les lleva a ir haciendo lo mínimo para aprobar, lo que muchas veces resulta insuficiente. En definitiva, estudian para evitar consecuencias negativas más que por lograr algo positivo. Cambiar la perspectiva en este aspecto es fundamental, por lo que se debe ayudar al estudiante a encontrar sus motivos. Hacerle ver que el estudio es un camino para ser algo en el futuro o que lo que aprende le puede ser de ayuda en la vida es un buen primer paso.

Para fomentar esta motivación es importante ayudar al niño o adolescente a encontrar aquello que le gusta, que se le da bien… y conectarlo con el plano académico. También puede ser de ayuda hacer un balance decisional y revisar con él los pros y contras de estudiar y no estudiar. Esto permitirá validar su parte más desmotivada, a la vez que se le ayuda a encontrar impulsos que le hagan inclinarse por el estudio.

2. Ayúdale a crear un buen entorno de estudio

El espacio en el que se estudia tiene una gran relevancia. Es clave que el niño o adolescente disponga de un rincón con condiciones adecuadas para ello. Esto implica disponer de una mesa, buena iluminación y silencio. Por supuesto, también requiere contar con todos los materiales necesarios y mantener el móvil alejado así como otras distracciones.

3. Planificación

La planificación es una excelente aliada a la hora de implantar un hábito de estudio. Es clave disponer de un horario preestablecido donde queden bien definidas las horas dedicadas a cada actividad del día, incluyendo hacer deberes y estudiar. Cuando se sabe de antemano qué momento del día se dedica a cada cosa, se evita esa batalla mental que acaba siempre en la decisión de no estudiar o procrastinar. Lo ideal es que padres e hijo hagáis este horario de forma conjunta, no imponer uno sin más. Hacerle partícipe de ello, consultar con él cuándo le es más fácil estudiar… ayuda a que exista adherencia a dicho plan por su parte.

4. Refuerza sus logros

Cuando se busca implantar un hábito de estudio, es esencial que los progenitores puedan reforzar ese intento más allá del resultado. Poner el foco en el proceso y no en las notas permite que la motivación sea más alta, pues el estudiante recibe ánimos y apreciación a lo largo del camino. Si sólo se le premia cuando saca buenas notas, se conseguirá que se sienta frustrado y con pocas ganas de seguir estudiando, ya que mucho de su esfuerzo es invisible.

5. Enséñale técnicas de estudio

Otro aspecto importante tiene que ver con enseñar técnicas de estudio. Muchos alumnos desconocen cómo estudiar y se sienten abrumados ante el material y los temas. Por ello, es aconsejable reducir el agobio enseñando algunas tácticas como hacer esquemas, resúmenes, subrayar, usar reglas mnemotécnicas , etc.

6. Fija objetivos pequeños

Cuando un alumno parte de una enorme desmotivación, marcar objetivos demasiado ambiciosos es contraproducente. El proceso de estudio se hace más fácil cuando se fijan metas pequeñas y asequibles. Segmentar el camino permitirá también mantener la motivación y mejorar el sentido de autoeficacia, pues el estudiante percibirá que es capaz de lograr cosas.

7. Hacer descansos

Para saber estudiar es preciso saber cuándo descansar. Es importante organizar el tiempo teniendo en cuenta las pausas y el hecho de que estas no deben ser demasiado largas, pues fomentan la desconcentración.

8. Hábitos saludables

Estudiar es inviable si de partida no hay unos hábitos adecuados. Es clave que el niño o adolescente duerma las horas necesarias, no abuse de las tecnologías, lleve una buena alimentación y practique ejercicio físico con regularidad.

9. No olvides el poder del afecto y la comunicación

Que existan límites y estructura no implica que no sea igual de importante ofrecer afecto y comunicación a ese hijo. Muchos padres se frustran cuando sus hijos no estudian y suspenden, lo que les lleva a reaccionar con enfado y rabia hacia él. Sin embargo, como progenitores es clave que se pueda mantener la calma sin perder firmeza. Gritar, dar sermones y castigar no suele ser efectivo a medio y largo plazo.

Cuando un estudiante no siente motivación, se debe siempre mantener una comunicación fluida con él y tratar de comprender qué está fallando y cómo se le puede ayudar. Por supuesto, el hecho de que haya un rendimiento deficiente no justifica un trato despectivo o una retirada de afecto. De hecho, en los momentos en los que más perdidos se encuentran es cuando niños y adolescentes necesitan sobremanera el sostén de sus padres. Transmitirle a ese hijo que si se esfuerza es capaz de lograrlo y que se confía en él es igualmente decisivo para alimentar su autoestima.

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Conclusiones

En este artículo hemos hablado acerca de algunas claves que pueden ser de ayuda cuando un hijo no desea estudiar. El bajo rendimiento académico es una de las principales preocupaciones de los padres, que pronto se sienten agobiados cuando su hijo siente desinterés hacia las clases. Atajar esta situación no es fácil, ya que muchas veces los intentos de los adultos por resolver el problema no hacen más que agrandarlo. Ante todo, se debe identificar qué causa puede estar detrás de dicho desinterés, pues esta puede ser de muchos tipos.

Una vez analizada la situación, es de ayuda acompañar al alumno en el establecimiento de una rutina ordenada, donde haya planificación de horarios y actividades. También es esencial la disposición de un buen espacio de estudio, así como la atención a las pausas y descansos. También se debe ayudar al estudiante a encontrar una motivación intrínseca que le permita encontrar motivos reales para estudiar más allá de la imposición de los adultos. Por supuesto, también es indispensable que existan buenos hábitos de vida y un clima de afecto y calma en casa, pues las reacciones de enfado no hacen más que aumentar la distancia con el adolescente.

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