Sincericidio: ¿qué es y qué problemas trae?

El sincericidio es una actitud de sinceridad extrema, por la cual la persona expresa su opinión sin filtro en cualquier situación que se le presente. Así, escupe lo que piensa sin pensar en cómo sus palabras pueden impactar en las emociones ajenas.

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La sinceridad es un valor habitualmente elogiado, considerando que este es positivo y necesario. Sin embargo, la realidad es que decir la verdad tal y como es no siempre es la mejor alternativa. Por ello, todos en algún momento recurrimos a pequeñas mentiras cotidianas que nos permiten funcionar de manera más ajustada en nuestras relaciones.

Aunque la mentira es algo muy criticado, lo cierto es que mentir nos sirve en algunas situaciones para protegernos y proteger a los demás. A veces, la verdad puede hacer daño de forma innecesaria y es preferible ocultarla. Por ello, mentir muchas veces no es un acto basado en la maldad sino en la compasión. En definitiva, puede ser preferible preservar el bienestar de otra persona en lugar de expresar la cruda verdad y hacer daño gratuitamente.

Generalmente, esta clase de mentiras son poco trascendentes y es por ello que implican más ventajas que inconvenientes. Sin embargo, hay muchas personas que adoptan una postura radical al respecto y optan por una actitud de sinceridad extrema, algo comúnmente conocido como sincericidio. Ser sincero en todo momento puede parecer un acto valiente, pero lo cierto es que esconde una ausencia de empatía y flexibilidad.

Decir la verdad sin tapujos puede ser hiriente e incluso impertinente, ya que transmitir el propio punto de vista no siempre es necesario. Ante todo, es clave aprender a ser considerados con los sentimientos de los demás y pensar antes de actuar para no pasarlos por alto. En este artículo hablaremos acerca de qué es el sincericidio, así como de las posibles consecuencias negativas derivadas de esta actitud de sinceridad extrema.

¿Qué es el sincericidio?

El sincericidio se define como una actitud de sinceridad extrema, por la cual la persona expresa su opinión sin ningún tipo de filtro en cualquier situación que se le presente. Así, escupe lo que piensa al resto sin pensar en cómo sus palabras pueden impactar en las emociones ajenas, lo que denota una ausencia de empatía y compasión.

El término sincericidio se deriva del término suicidio, haciendo alusión de forma metafórica a cómo una sinceridad sin límites puede ser el camino para ganarnos muchos problemas y conflictos con los demás. Las personas que se comportan de esta forma suelen dar mucho valor a la verdad, ignorando los matices propios de numerosas situaciones sociales. Pueden mostrarse demasiado directas, frías e impertinentes, pues defienden su actitud a capa y espada asumiendo que esto es lo correcto.

Dan por sentado que si una persona se siente herida por sus palabras es un problema suyo, deshaciéndose de cualquier tipo de responsabilidad. Como es de esperar, las personas que practican el sincericidio suelen tener bastantes conflictos con los demás debido a su actitud desconsiderada. Los demás suelen percibirlas como maleducadas e insensibles, así que acaban por tomar distancia.

Aunque la sinceridad suele considerarse una virtud, lo cierto es que llevada al extremo puede constituir un problema en las relaciones con los demás. A veces, matizar lo que pensamos o simplemente ocultarlo puede ser la mejor opción si tenemos en cuenta la sensibilidad de otras personas. Aunque muchos siguen asociando la extrema sinceridad con la valentía o la honestidad, lo cierto es que soltar todo lo que pensamos sin filtros es sinónimo de escasa inteligencia emocional. Quienes actúan de esta manera suelen tener un escaso ajuste en el plano de las interacciones sociales y fomentan la distancia respecto al resto.

Por supuesto, hay ocasiones en las que la mentira se encuentra injustificada. Ocultar o manipular la información puede ser un acto malicioso y dañino. No obstante, como venimos comentando también hay momentos en los que representa la mejor alternativa. Saber calibrar cuándo una mentira procede o no es un acto de prudencia e inteligencia. Así, elegir decir la verdad no siempre es pertinente, y es que esta no siempre aporta cosas positivas.

En ocasiones, la verdad no aporta nada útil o valioso. Pronunciarla sólo nos conduce a herir los sentimientos ajenos y generar malestar. También es importante tener en cuenta que la otra persona no siempre está preparada para escuchar esa verdad. En esos momentos, ser sincero puede dar lugar a un gran estado de confusión o enfado por parte del otro. Respetar sus tiempos es necesario para no ejercer daño emocional de forma gratuita. Por supuesto, también es muy relevante saber escoger un momento y lugar adecuados, ya que no siempre se dan las condiciones situacionales correctas para transmitir información delicada.

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Problemas asociados al sincericidio

Como venimos comentando, la sinceridad llevada al extremo puede resultar problemática. Detrás de este comportamiento suele existir una ausencia de inteligencia emocional que implica dificultad en las relaciones interpersonales. Por ello, hay algunas consecuencias negativas que se derivan de este exceso de sinceridad.

  • Actitud crítica: Las personas demasiado sinceras suelen mostrar una actitud muy crítica con los demás. No dudan en señalar los defectos y errores ajenos cuando tienen la oportunidad, lo que hace que resulten cargantes. Quienes están a su alrededor pueden sentirse atacados a nivel personal, ya que además la asertividad suele brillar por su ausencia. Expresan sus observaciones sin tacto o empatía, provocando daños en los sentimientos ajenos con frecuencia.

  • Dificultad para conectar con los demás: Las personas demasiado sinceras pueden tener problemas en sus relaciones con los demás, ya que su actitud fría y crítica genera rechazo. Esto les hace complicado poder conectar a nivel profundo con alguien, ya que pocos aceptan este tipo de actitud. Cuando conocen gente nueva, enseguida se presentan como personas plenamente sinceras, directas y con una fuerte personalidad. Esto enseguida produce incomodidad y distancia, impidiendo formar relaciones profundas y duraderas.

  • Problemas laborales: El sincericidio no sólo es un problema en el plano personal, sino también en el laboral. Las personas con esta actitud aplican sus principios de honestidad total también en su puesto de trabajo, lo que puede costarles más de un conflicto con sus compañeros y superiores. En los casos más extremos, esto puede conducir a penalizaciones e incluso un despido por mal comportamiento.

  • Escasas habilidades sociales: Como venimos comentando, el sincericidio es una actitud que esconde importantes carencias en materia de inteligencia emocional. Esto se traduce en unas habilidades sociales bastante pobres que hacen difícil desenvolverse de forma ajustada en las relaciones interpersonales. Con frecuencia, estas personas fracasan a la hora de interactuar exitosamente con alguien, pues su tendencia a ser totalmente transparentes les impide ser asertivas y cuidar las formas.

Encontrando el equilibrio

Como venimos comentando, el sincericidio representa una tendencia extrema a la hora de decir la verdad. Las personas que lo practican terminan por perjudicarse a sí mismas y a los demás con su actitud, pues confunden la valentía y la honestidad con la insensibilidad y la crítica. Esto les cuesta problemas en sus relaciones y muchos conflictos, pues se trata de un comportamiento dañino y difícil de tolerar.

El hecho de que la sinceridad extrema sea perjudicial no significa que la mentira sea algo adecuado en todas las situaciones. Por supuesto, mentir no es correcto en muchos momentos. Sin embargo, hay escenarios particulares en los que ocultar o matizar la verdad permite salvaguardar el bienestar propio y ajeno. Por tanto, la clave en este sentido reside en hallar un término medio. Lograr el equilibrio entre los dos extremos requiere grandes dosis de prudencia e inteligencia emocional, ya que sólo así podremos ser honestos sin obviar las emociones de los demás.

Más allá de la sinceridad, es importante que nuestras acciones se vean guiadas por el respeto y la empatía hacia los demás. Cuando nos orientamos por estos principios podemos ser más flexibles y modular nuestro comportamiento acorde al contexto en el que nos encontramos. Saber leer el lenguaje no verbal, conocer las particularidades de cada persona y calibrar en qué momento estamos nos permite decir la verdad siempre y cuando esta implique más ventajas que inconvenientes.

Ser sinceros sólo resulta interesante cuando el lugar y el momento proceden, cuando la verdad es útil y la persona está preparada para escucharla. Además de lo que decimos, también es clave cuidar cómo lo decimos. El mismo mensaje puede cambiar radicalmente dependiendo de si lo transmitimos de forma asertiva o no. Por ello, atender a las formas es esencial cuando se trata de ser sincero.

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Conclusiones

En este artículo hemos hablado acerca del sincericidio y las consecuencias negativas que de él se pueden derivar. El sincericidio se entiende como una actitud por la cual una persona expresa lo que piensa sin tapujos, ignorando por completo las emociones ajenas y las características de la situación. Aunque la sinceridad es un valor muy apreciado, cuando se lleva al extremo sin inteligencia emocional puede ocasionar numerosos problemas.

Quienes ponen en práctica esta sinceridad radical suelen mostrar bastantes carencias en materia de empatía y habilidades sociales. Por ello, encuentran bastantes problemas en sus relaciones con los demás. Aunque la mentira puede ser dañina, hay momentos en los que ocultar y matizar la verdad es la mejor alternativa. La verdad sólo tiene sentido cuando es útil, la persona está preparada para escucharla y, además, hay un lugar y momento idóneos.

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