Los 7 tipos de Miopía (causas, síntomas y tratamiento)

La miopía es un trastorno ocular muy frecuente caracterizado porque la persona presenta problemas para enfocar objetos lejanos. Veamos cómo se clasifica esta patología ligada a defectos genéticos.

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De acuerdo a las estadísticas, más de la mitad de la población mundial sufre algún trastorno ocular que pone en peligro el correcto funcionamiento del sentido de la vista. De ahí que cerca del 50% de la población utilice algún sistema de corrección de la visión, como pueden ser las gafas o las lentillas. Y es que los ojos, al ser órganos tan complejos fisiológica, morfológica y neurológicamente, son muy sensibles a desarrollar patologías.

Y si a esto le sumamos el hecho de que estamos usándolos constantemente, que están expuestos a las inclemencias del medio y que, en la sociedad actual, los forzamos a todas horas visualizando pantallas, se genera el cóctel perfecto para explicar que los trastornos oculares, de los que todavía nos falta tomar mucha consciencia, sean tan frecuentes.

Estos trastornos oculares son todas aquellas afecciones que comprometen la funcionalidad de los ojos y que pueden hacer, por tanto, que perdamos capacidad visual. Y en este sentido, además de todas aquellas infecciones oculares como la conjuntivitis, la queratitis, los orzuelos o el tracoma, existen muchos trastornos no infecciosos que pueden comprometer nuestra salud visual.

Así, hablamos de trastornos tales como la hipermetropía, el astigmatismo, el estrabismo, la presbicia, las cataratas, el desprendimiento de retina y, por supuesto, la famosa miopía. Y es precisamente en esta última patología en la que vamos a indagar en el artículo de hoy. De la mano de las más prestigiosas publicaciones científicas, vamos a explorar las causas, síntomas, tratamiento y clasificación de la miopía.

¿Qué es la miopía?

La miopía es un trastorno ocular caracterizado por la dificultad para enfocar objetos lejanos. Se trata de una defecto refractivo muy frecuente en la población en la que la persona, si bien puede ver claramente los objetos cercanos, presenta problemas en el enfoque de aquellos más lejanos.

Así pues, la miopía se caracteriza por ver borrosos los objetos lejanos, siendo un trastorno asociado a otros síntomas tales como el dolor de cabeza y la fatiga visual, siendo también común ver como la persona entorna los ojos para intentar ver a la lejanía.

Como bien sabemos, la mejor manera de corregir la miopía es usando gafas o lentillas, pero si la persona lo desea también puede someterse a una cirugía ocular láser en la que se implanta una lente intraocular para corregir para siempre el problema. Pero para decidir una cosa u otra, es muy importante entender las bases de este trastorno. Y esto es precisamente en lo que nos vamos a centrar en las próximas líneas.

Causas

Normalmente, las causas detrás de la miopía se deben a defectos genéticos y, en muchos casos hereditarios, que alteran la estructura de algunos de los componentes del ojo, aunque también puede deberse a la exposición prolongada de luz procedente de aparatos electrónicos, al consumo de sustancias tóxicas que afectan al sentido de la vista e incluso al desarrollo de alguna enfermedad no ocular como por ejemplo la diabetes.

Pero, volviendo a la causa más común, que es la alteración de la fisiología ocular como consecuencia de errores en su desarrollo, la miopía suele aparecer cuando la curvatura de la córnea (la región con forma de bóveda que, ubicada en la parte más anterior del ojo, tiene la función de permitir la refracción de la luz) es demasiado pronunciada o el globo ocular es más largo de lo normal.

Cualquiera de estas dos situaciones deriva en errores en la refracción lumínica, es decir, en problemas a la hora de guiar el haz lumínico hacia la pupila o en cómo la luz viaja por el humor vítreo. Esto hace que la luz se enfoque no sobre la retina exactamente, que es la región que dispone de los fotorreceptores, sino delante de ella. Esto es lo que hace que percibamos como borrosos los objetos que están más lejos.

Al mismo tiempo, es importante tener en cuenta que existen ciertos factores de riesgo que, además de la propia genética que hemos comentado (recordando que existe un cierto componente hereditario), pasa por factores ambientales, pues distintos estudios parecen indicar que pasar poco tiempo al aire libre incrementa el riesgo de sufrir miopía.

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Síntomas

La miopía es un trastorno ocular y, como tal, está asociada a una sintomatología. El principal síntoma de la miopía es la visión borrosa al intentar enfocar objetos lejanos, pero hay otros signos clínicos tales como la tendencia a entornar los ojos al mirar a la lejanía, el dolor de cabeza causado por forzar al vista, la fatiga visual, las dificultades para conducir (sobre todo de noche), el parpadeo frecuente, sentarse cerca de la televisión (o de cualquier pantalla) y la tendencia a rascarse los ojos.

Estas son las principales manifestaciones de un problema de visión que tiende a ser detectado durante los primeros años de escuela. Hay que tener en cuenta que, en casos graves, con una dificultad severa para ver objetos lejanos que limita la vida, es importante buscar la atención de un oculista.

Y es que estos síntomas pueden derivar en complicaciones tales como una calidad de vida reducida, problemas de seguridad (es peligroso conducir si no se ven bien los objetos lejanos), ciertas cargas financieras (por el coste de los exámenes oculares, tratamientos o simplemente la compra de gafas o lentillas) e incluso el desarrollo de otras patologías oculares.

En ciertos casos, la miopía incrementa el riesgo de sufrir otros problemas oculares tales como el glaucoma, las cataratas y, siendo relativamente la más habitual, el desprendimiento de retina, una situación en la que la retina, debido a un desgarro, sale de su posición natural, conformando así una emergencia médica que, si no es tratada rápidamente con cirugía, puede comportar una permanente pérdida de visión.

Por ello, cualquier persona que sufra miopía debe estar pendiente de sombras parecidas a una cortina en su campo visual, a destellos de luz o a la aparición repentina de muchos cuerpos flotantes en el campo visual. Estos suelen ser indicios de que se está sufriendo un desprendimiento de retina.

Tratamiento

La miopía se diagnostica a través de un examen ocular en el que se evalúa la refracción para determinar si existe este o cualquier otro trastorno en la visión. Una vez diagnosticada, el tratamiento consiste en mejor la vista ayudando a guiar mejor la luz para que esta se proyecte como es debido sobre la retina y no existan problemas para enfocar objetos lejanos.

El tratamiento básico es el uso de lentes graduadas que contrarrestan la excesiva curvatura de la córnea o la longitud anómala del globo ocular. Dependiendo de lo que desee el paciente, se pueden usar gafas o lentes de contacto, es decir, lentillas.

Del mismo modo, conociendo siempre los riesgos de una intervención así, se puede contemplar someterse a una cirugía ocular que da una nueva forma a la córnea para corregir el problema y no tener que usar lentes graduadas. Existen distintas técnicas quirúrgica, como la cirugía LASIK, en las cuales profundizamos en el artículo que te dejamos a continuación.

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¿Cómo se clasifica la miopía?

Tras haber analizado extensamente las bases clínicas de este trastorno ocular, llega el momento de profundizar en su clasificación. Y es que dependiendo de sus manifestaciones y de sus causas, se pueden diferenciar distintas clases de miopías. Veámoslas.

1. Miopía simple

La miopía simple es la más frecuente de todas y, diagnósticando generalmente durante la infancia, las dioptrías están por debajo de 6. No es posible prevenir este tipo de miopía, la cual tiende a quedar estabilizada a los veinte años. Normalmente no está ligada a otros trastornos oculares.

2. Miopía estructural

La miopía estructural es toda aquella forma de miopía que se desarrolla como consecuencia de alteraciones en la estructura del ojo, ya sea por una curvatura excesiva de la córnea o por una excesiva longitud del globo ocular. Se debe, pues, a problemas en la morfología ocular, pudiendo tomar dos manifestaciones principales.

2.1. Miopía no patológica

La miopía no patológica es un tipo de miopía estructural de causa genética (con un factor hereditario importante), por lo que las alteraciones en la estructura del ojo se tienen desde nacimiento. Eso sí, no degeneran con el tiempo y la gravedad es como la de la miopía simple, por lo que no se considera una enfermedad.

2.2. Miopía magna

La miopía magna o alta es un tipo de miopía ocular también asociada a la genética que representa el tipo de miopía más grave, pues va asociada a una degeneración del fondo ocular y a la presencia de más de 6 dioptrías, pudiendo estar por encima incluso de las 15. Se considera una enfermedad como tal que, además, empeora con el tiempo. De ahí que sea importante controlarla.

3. Miopía congénita

Por miopía congénita entendemos toda aquella miopía debida tanto a un defecto genético que compromete la fisiología del ojo como a factores relacionados con alguna enfermedad que sufriera la madre durante el embarazo o al hecho de que el bebé naciera de manera prematura. Sea como sea e independientemente de la gravedad, se considera como congénita cualquier miopía que se sufre desde el nacimiento.

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4. Miopía funcional

La miopía funcional es aquella que, si bien siempre existe un factor genético importante, tiene en los factores ambientales su principal desencadenante. Todavía debe estudiarse bien el papel del ambiente en el desarrollo de este trastorno ocular, pero existen indicios sólidos de que la mala alimentación, el sedentarismo, el pasar poco tiempo en exteriores y forzar la vista podrían ser causa del desarrollo de miopía en personas que, eso sí, presentan cierta predisposición genética.

5. Miopía falsa

La miopía falsa es todo aquel problema ocular que cursa con la sintomatología de la miopía pero que es un trastorno transitorio. De ahí que reciba el calificativo de “falsa”, pues al tratarse de un problema temporal, no llega a ser una miopía como tal. Tener fatiga visual, sufrir diabetes, sufrir un bloqueo transitorio del mecanismo de acomodación ocular, estar bajo condiciones de baja iluminación… Son muchas las situaciones que pueden generar un problema temporal de miopía que, en realidad, no es un trastorno ocular como tal.

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