Los 12 tipos de edemas: causas, síntomas y prevención

Los edemas son acumulaciones de líquido en distintas partes del organismo que pueden clasificarse según su temperatura, localización y extensión. Veamos sus características.

Tipos edemas

Existen múltiples afecciones visibles al ojo humano que nos indican que algo va mal en nuestro cuerpo. Algunas enfermedades se manifiestan de forma silenciosa hasta estadios avanzados, mientras que otras, se hacen evidentes con signos fisiológicos claros.

Hoy no nos demoramos, pues entramos de cabeza en el mundo de los edemas, acumulaciones de líquido en los tejidos del cuerpo. Estos suelen ocurrir en los pies, tobillos y piernas, aunque pueden afectar a todo el cuerpo.

Según la bibliografía consultada, los tipos de edemas variarán en base a los parámetros consultados. Hoy recogemos toda la información posible y, como fruto de la búsqueda exhaustiva, te presentamos los 12 tipos de edemas más citados en portales médicos. No te los pierdas.

¿Qué es un edema?

Como hemos dicho en líneas previas, un edema se define como una acumulación de líquido en el espacio extracelular o intersticial, además de las cavidades del organismo. Poniendo un ejemplo práctico, en una persona normal, para que un edema en la pierna se haga aparente este debe presentar una proporción de líquido extracelular de 2,3-4,5 kilogramos o, en su defecto, que este volumen represente el 10% del peso corporal.

Un edema se trata de un signo clínico y no de una enfermedad en sí misma, pues se concibe como una manifestación objetiva y clínicamente fiable de que existe una patología subyacente en el paciente. Diversos factores juegan un rol esencial en la aparición de un edema:

  • Aumento de la presión hidrostática capilar.
  • Disminución de la presión oncótica del plasma, es decir, diferencia de concentración de proteínas entre la sangre y el líquido entre las células.
  • Aumento de la permeabilidad capilar.
  • Obstrucción del sistema linfático.

¿Cómo se clasifican los edemas?

Si bien podríamos continuar enumerando características y mecanismos fisiológicos de la formación de edemas durante horas, vemos apremiante comenzar con la tipología de los edemas, pues hay muchísimos factores a tener en cuenta y la lista es, cuanto menos, extensa. Te los presentamos según diversos parámetros.

1. Según la temperatura

Según la temperatura que el área hinchada presente al tacto, se pueden definir dos tipos de edemas.

1.1. Edema frío

Un edema frío es aquel que, como su propio nombre indica, es frío al tacto.

1.2. Edema caliente

El edema caliente al tacto es característico de las variedades inflamatorias, en contraste con otros tipos que veremos a continuación.

3. Según su extensión

En base a la proporción de superficie corporal que este ocupe, un edema puede ser generalizado o localizado. Te definimos los subtipos dentro de cada categoría con rapidez.

3.1. Edema generalizado

Un edema generalizado o sistémico es aquel que provoca una hinchazón difusa en todos los órganos del paciente, especialmente evidente debajo de la piel. Esta es una manifestación, por ejemplo, del síndrome nefrótico, un trastorno renal que hace que el cuerpo excrete demasiadas proteínas con la orina.

Esto provoca un aumento de peso debido a la retención de líquidos, lo que se traduce en la aparición de un edema generalizado, sobre todo evidente alrededor de los ojos y en las piernas.

3.2. Edema localizado

Un edema localizado se produce en una parte concreta del cuerpo. Es común que suceda debido a procesos inflamatorios o alérgicos.

Edema localizado

4. Según su localización

A partir de ahora, nos fijamos exclusivamente en los edemas localizados, pues según el órgano o estructura en el que se presenten, observamos una tipología abundante y extensa. Te mostramos los ejemplos más importantes.

4.1. Linfedema

Un linfedema se produce cuando el sistema linfático (canales y órganos transportadores de linfa al torrente sanguíneo) no es capaz de drenar la linfa. Esto provoca una hinchazón por acumulación de líquidos en los tejidos blandos del cuerpo, generalmente perceptible en las extremidades, zona genital o cara.

Este signo clínico es más común en los pacientes de cáncer a los que se les han extirpado o algún tipo de ganglio o que, en su defecto, han desarrollado esclerosis ganglionar. También es usual que surja por bloqueos en el sistema linfático debido a la inmovilidad, razón por la cual suele presentarse en casos de obesidad o esclerosis múltiple.

4.2. Ascitis

Se define como la acumulación de líquido en el espacio que existe entre el revestimiento del abdomen y los órganos allí comprendidos. Esta patología se debe a una alta presión en los vasos sanguíneos del hígado y, a su vez, bajos niveles en sangre de albúmina, también producida por este órgano.

Como podréis imaginar, la ascitis está ligada a fallos hepáticos severos, ya sean a causa del alcoholismo crónico, infecciones graves o un hígado graso, entre otros motivos.

4.3. Derrame pleural

Un derrame pleural se define como la acumulación de líquido adicional en el espacio entre los pulmones y la pared torácica. Aproximadamente la mitad de las personas con cáncer terminan desarrollando este signo clínico, aunque también puede asociarse a fumar y beber, tener indicios previos de presión arterial alta o un historial de contacto con asbesto (amianto).

Derrame pleural

5. Edema pulmonar cardiogénico

En este caso, el exceso de líquido se produce en los pulmones, lo que causa falta de aliento, sensación de asfixia, jadeos, tos y taquicardias en el paciente. El término cardiogénico hace referencia a que, efectivamente, este signo clínico está correlacionado con un aumento de las presiones en el corazón (sobre todo cuando el ventrículo izquierdo sobrecargado no es capaz de bombear suficiente sangre a los pulmones).

5.1. Hidrocefalia

La hidrocefalia se define como una acumulación excesiva de líquido cefalorraquídeo dentro del cráneo. Esto provoca un aumento de presión que puede ser perjudicial para el cerebro, razón por la cual esta situación ha de ser atajada con la máxima presteza posible.

Este cuadro clínico puede ser heredado o adquirido, siendo el último caso más típico en pacientes ancianos. Las causas subyacentes pueden ser tumores malignos, abscesos cerebrales, traumatismos físicos# en la cabeza o infecciones en las meninges, entre otras.

5.2. Edema macular

Por extraño que pueda parecer, los edemas también pueden aparecer dentro del ojo. Este es el caso del edema macular que, como su propio nombre indica, se produce por la inflamación de la mácula del ojo (una pequeña zona dentro de la retina que nos permite detectar detalles y movimiento).

Este tipo de edema puede tener múltiples causas, desde una cirugía ocular (como la operación de cataratas) hasta trastornos genéticos, pasando por uveítis, retinitis y algunos tipos de tumores en el ojo, entre otros eventos patológicos.

Edema macular

5.3. Edema pulmonar no cardiogénico

Volvemos a los pulmones, pero en este caso la acumulación de líquido en su interior no se debe a una irregularidad en el corazón. Algunas causas comunes del edema pulmonar no cardiogénico son el ascenso a altitudes muy altas (más de 3.600 metros sobre el nivel del mar), padecimientos neurológicos o toxicidad por ciertos fármacos.

5.4. Edema palpebral

De nuevo, regresamos a los ojos. El edema palpebral se define como una acumulación anormal de líquido en los tejidos de la superficie interna del párpado. En estos casos, se produce una hinchazón que impide o dificulta la apertura del ojo y la correcta visión del paciente.

Entre las causas más comunes encontramos traumatismos dentro del propio ojo, conjuntivitis, orzuelos, blefaritis (inflamación del párpado como consecuencia de un mal funcionamiento glandular), alergias o herpes ocular.

¿Cómo prevenir la aparición de un edema?

Como hemos podido observar en estas líneas, muchos edemas se encuentran asociados a estilos de vida inadecuados, como puede ser la ingesta de alcohol, la inmovilidad continuada, la falta de ejercicio o la exposición a productos y elementos nocivos.

Así pues, la mejor forma de evitar la aparición de un edema (sobre todo el linfedema y la ascitis) es tratar de no caer en adicciones y llevar un estilo de vida saludable. Por desgracia, algunos edemas encuentran sus causas en procesos infecciosos, irregularidades cardíacas, enfermedades congénitas o cánceres. Ante estos casos, solo podemos esperar que no nos toque sufrirlos y acudir al médico con presteza ante cualquier sospecha de enfermedad.

En las personas que ya sufren un edema (sobre todo en las piernas), se suele recomendar dormir con cierta elevación en las extremidades inferiores, emplear medias de compresión en el área afectada y mejorar el tono muscular de las zonas vulnerables mediante la realización de ejercicio. En muchos casos los edemas pueden abordarse con el tratamiento adecuado pues, por ejemplo, el 95 % de las personas con un linfedema presentan mejoría con el abordaje clínico pertinente.

Resumen

Un recorrido exhaustivo, ¿verdad? Si algo queremos que quede claro de toda esta clasificación y conglomerado terminológico es lo siguiente: los edemas son acumulaciones de líquido extracelular que pueden aparecer en prácticamente todo el cuerpo y, por desgracia, múltiples enfermedades pueden causarlos. Un buen estilo de vida y el ejercicio siempre serán buenas opciones, tanto para evitar la aparición de un edema como para afrontarlo.

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