Los 10 tipos de Eclipse (y sus características)

Los eclipses, que llevan asombrándonos desde tiempos inmemoriales, son unos de los fenómenos astronómicos más increíbles, pero no todos son iguales. Hoy presentamos la forma en la que se clasifican estos sucesos.

Eclipse

Eclipse, en griego, significa “desaparición”. Y es que así es como veían las primeras civilizaciones humanas a estos fenómenos: el Sol abandonando o desapareciendo del cielo. Hasta que la astronomía no avanzara y conociéramos el proceso por el que estos sucesos ocurren, a los eclipses les dimos muchas interpretaciones religiosas y espirituales distintas, casi siempre relacionadas con malos augurios.

Afortunadamente, nuestra comprensión del Cosmos ha evolucionado mucho desde las edades antiguas. Y este miedo a los eclipses se ha convertido en puro asombro, pues todos esperamos ver en algún momento uno de estos fenómenos.

Pero, ¿por qué suceden? ¿Todos los eclipses son iguales? ¿Qué tipos hay? ¿Cuáles son los más extraños? Todos nos hemos hecho alguna vez estas preguntas, pues el Universo es algo que generalmente nos atrae, y los eclipses son, quizás, los sucesos más increíbles de los que podemos disfrutar sin necesitar telescopios u otros medios solo al alcance de las agencias espaciales.

Por ello, en el artículo de hoy intentaremos dar respuesta a estas y otras preguntas, repasando tanto qué son los eclipses y por qué suceden como los principales tipos en los que se pueden clasificar.

¿Qué es un eclipse?

A pesar de las diferencias existentes entre los distintos tipos, un eclipse puede definirse de forma general como un fenómeno astronómico en el que las órbitas de tres objetos celestes se cruzan de tal manera que el segundo de ellos se interpone entre el primero y el tercero de una forma suficientemente precisa como para bloquear la vista. Es decir, el segundo objeto oculta uno de ellos de la vista del otro.

Y en nuestro caso, estos tres protagonistas están bien claros: Luna, Tierra y Sol. Dependiendo de quién se interponga con quién, estaremos ante un tipo de eclipse u otro. Algunos serán frecuentes y otros serán sucesos muy aislados.

Pero, ¿cómo es posible que suceda esto? Por simple probabilidad. La Tierra gira alrededor del Sol a una velocidad de cerca de 30 kilómetros por segundo. Y la luna, a su vez, gira alrededor de la Tierra a una velocidad de 1 kilómetro por segundo. O lo que es lo mismo: 3.600 kilómetros por hora. Por simple probabilidad, hay un momento en el que quedan alineados.

Un eclipse sucede en el momento en el que el Sol, la Luna y la Tierra (o el Sol, la Tierra y la Luna) están perfectamente alineados. Y esto no puede ocurrir siempre. Dependiendo de qué tipo sea, el eclipse será debido a un fenómeno u otro. Más adelante lo veremos.

Sea como sea, un eclipse es un fenómeno astronómico en el que las órbitas de la Luna, la Tierra y el Sol se alinean de tal manera que el bloqueo de la luz por parte de uno de ellos provoca la visualización en el cielo de lunas rojizas, soles oscuros, formación de aros de color y otros sucesos asombrosos. Veamos, pues, qué tipos de eclipse pueden tener lugar.

¿Cuáles son los principales tipos de eclipse?

A excepción de los últimos tipos que más tarde comentaremos, los eclipses se dividen en función de, básicamente, si es la Luna la que se sitúa delante del Sol o si es la Tierra y de qué tan precisa es la alineación de estos tres astros.

Dependiendo de esto estaremos ante un eclipse solar o uno lunar (los principales tipos), pero también analizaremos los conocidos como tránsitos planetarios y los eclipses estelares.

1. Eclipse solar

Un eclipse solar es aquel fenómeno astronómico en el que la Luna, nuestro satélite, se interpone entre nosotros y el Sol, bloqueando la luz que este nos envía. Esto provoca que la luna proyecte una sombra encima de nuestro planeta y que no veamos por completo el Sol. Se estima que desde el año 2000 a.C han tenido lugar unos 9.500 eclipses solares. Pero, ¿todos son iguales? No. Y a continuación veremos por qué.

1.1. Total

El eclipse solar total es aquel en el que la alineación entre el Sol, la Luna y la Tierra es tan perfecta que nuestro satélite bloquea por completo la luz solar. Es en estos eclipses que, durante el tiempo que duran (no suelen ser más de 4 minutos), el cielo se vuelve tan oscuro que el día pasa a convertirse en noche.

Que esto suceda es una casualidad enorme, pues el Sol es 400 veces más ancho que la Luna, por lo que esto solo es posible si la Luna está también 400 veces más cerca de nosotros que el Sol. Y por simple azar, es así. Esta perfecta relación es lo que permite que, cuando la alineación es la precisa, la Luna pueda bloquear toda la superficie del Sol en nuestro cielo.

Son los más espectaculares pero también, por número de condiciones que deben cumplirse, de los menos frecuentes. De hecho, solo el 26% de los eclipses solares son totales. Además, solo en una pequeña franja de la superficie terrestre se observa como total, en el resto del planeta se percibe como uno parcial.

1.2. Parcial

El eclipse solar parcial es aquel en el que solo una parte de la Luna (más o menos grande) se alinea entre la Tierra y el Sol, lo que se traduce en la observación en el firmamento de un Sol “incompleto”, pues una parte de la luz está bloqueada por nuestro satélite. Como la alineación no tiene que ser tan perfecta, son los más comunes: representan cerca del 36% de los eclipses solares.

1.3. Anular

Un eclipse solar anular es aquel en el que, al igual que el total, la alineación de la Luna respecto a la Tierra y el Sol es perfecta, pero sucede en un momento del año en el que este satélite está más alejado de lo normal. Por lo tanto, no se cumple la relación (400 veces más pequeña que el Sol pero 400 veces más cerca de nosotros) y, pese a no cubrir toda la superficie del Sol, sí que está perfectamente en medio. Esto provoca que bloquee la luz del centro pero no la de los márgenes, formándose así un anillo. Son menos comunes que los parciales pero más que los totales: el 32% de los eclipses solares son de este tipo.

1.4. Híbrido

El eclipse solar híbrido es uno de los fenómenos más espectaculares pero también el tipo más extraño, pues deben cumplirse muchos factores. Un eclipse solar híbrido es aquel que empieza como un eclipse solar total (perfecta alineación con la Luna cubriendo toda la superficie) pero, a medida que este avanza, al suceder justo en el momento del año en el que la Luna se aleja de la Tierra, deja de cubrir toda la superficie y empieza a formarse el anillo, es decir, se convierte en un eclipse solar anular.

Como todos los eclipses totales (o anulares) solo es visible en una franja concreta. El próximo tendrá lugar en abril de 2023 (10 años después del último) y solo será visible en Australia, Papúa Nueva Guinea e Indonesia. Solo el 5% de los eclipses solares son de este tipo.

2. Eclipse lunar

Este es quizás el que más dudas genera. Un eclipse lunar es aquel en el que la Tierra se interpone entre el Sol y la Luna. Pero jamás es aquel en el que el Sol se interpone entre la Tierra y la Luna. Esto no sería un eclipse, sería el apocalipsis. Por lo tanto, durante en eclipse lunar, somos nosotros los que bloqueamos la luz solar.

Y lo que vemos es nuestra sombra proyectada en la Luna. Cada año suelen producirse entre 1 y 2 eclipses de este tipo. Son fenómenos más largos (de más de 100 minutos) porque la sombra de la Tierra es mucho más grande de la que puede proyectar la Luna sobre nosotros.

2.1. Total

Un eclipse lunar total es aquel en el que, respecto a la Tierra, la Luna y el Sol están en lados perfectamente opuestos. Pero, si la Tierra bloquea por completo toda la luz, ¿dejamos de ver a la luna? No. Y aquí es donde viene lo más interesante. Algo de luz sí que llega a la Luna.

Cuando la luz solar llega a la Tierra, que está tapando justo a la Luna, esta luz pasa a través de la atmósfera terrestre. Esta atmósfera atrapa la mayor parte de la luz azul (de ahí también que el cielo sea azul) y de otras longitudes de onda, dejando pasar prácticamente solo la luz roja. Es decir, después de filtrar la luz, la única que “escapa” es la roja, que es la que llega a la Luna. Esto explica que durante un eclipse lunar total la Luna se vea de color rojo, lo que desde la antigüedad se conoce como “Luna de sangre”. Y todo es debido a la luz que atrapa (y a la que deja ir) la atmósfera terrestre.

Esta luna rojiza solo es posible cuando el eclipse lunar es total. Al igual que los solares totales, son fenómenos raros. El último de ellos fue en enero de 2019 y para el siguiente habrá que esperar a mayo de 2021.

2.2. Parcial

Un eclipse lunar parcial es aquel en el que la Tierra se sitúa entre el Sol y la Luna, bloqueando así la luz que llega a nuestro satélite, pero no de forma completa. Como el bloqueo no es total, no sucede el fenómeno de “retención” de luz por parte de la atmósfera, sino que aquí simplemente se proyecta una sombra en la Luna.

De nuevo, son sucesos más largos (de más de una hora) porque la sombra que proyecta la Tierra es mucho mayor de la que podía proyectar la Luna en los solares. Hay veces en las que en la parte sombreada durante el eclipses puede adquirirse una ligera coloración oxidada, pero no son tan espectaculares como los totales. De este tipo suelen producirse unos 2 al año.

2.3. Penumbral

El eclipse lunar penumbral es aquel en el que, a pesar de que la Tierra bloquea la luz solar que llega a la Luna, este bloqueo se da de una forma mucho más sutil. Es decir, la alineación no es suficiente como para que haya un efecto “sombra completo”, sino más bien una especie de penumbra (de ahí el nombre) que no es ni siquiera siempre visible para el ojo humano. Normalmente ninguna región de la luna “desaparece” a nuestra vista, simplemente se vuelve más oscura.

3. Tránsitos planetarios

Como hemos dicho, los eclipses más conocidos (porque son los que dan muestras asombrosas de su presencia) son los solares y los lunares, pero hay veces en las que los tres protagonistas no son la Tierra, el Sol y la Luna. Hay otras opciones.

Y este es el caso de los tránsitos planetarios. Son fenómenos astronómicos en los que otro planeta del Sistema Solar se interpone entre nosotros y el Sol (el papel de la Luna es sustituido por otro planeta). Los únicos planetas con los que puede suceder esto son Mercurio y Venus, pues solo estos planetas orbitan entre el Sol y la Tierra.

A simple vista no pueden percibirse, pero sí con la ayuda de telescopios, con los que podemos ver “manchas” en el Sol, que son realmente las sombras que proyectan los planetas cuando se interponen entre nosotros y nuestra estrella.

3.1. De Mercurio

El tránsito de Mercurio es un tipo de eclipse en el que la órbita de Mercurio, el primer planeta del sistema solar, se alinea entre el Sol y la Tierra, generando una sombra. Se estima que cada siglo se producen unos 7 eclipses de este tipo.

3.2. De Venus

El tránsito de Venus es un tipo de eclipse en el que la órbita de Venus, el segundo planeta del sistema solar, se alinea entre el Sol y la Tierra, generando, de nuevo, una sombra. Este tránsito es más raro que el de Mercurio. De hecho, solo suelen darse 2 cada siglo. Y los que tenían que haber este siglo ya han sucedido: en 2004 y en 2012. Habrá que esperar al siguiente para ver un “eclipse de Venus”

4. Eclipses estelares

Eclipse estelar

Nos vamos fuera del sistema solar. Los eclipses estelares, que solo son perceptibles con telescopios y herramientas de muy avanzada tecnología, son fenómenos astronómicos en los que los protagonistas son la Tierra y dos estrellas de la galaxia (ya ni la Luna ni el Sol). Son eclipses en los que una estrella B se interpone entre una estrella A y la Tierra, provocando que dejemos de ver a esta estrella A.

Esto suele suceder con los sistemas binarios, es decir, aquellos en los que hay dos estrellas. Imaginemos que el Sol tuviera un gemelo con el que orbitara. Pues es esto. En estos casos, una de las dos estrellas se pone delante de la otra y nos tapa el brillo de la que queda detrás. Dado que hay miles de millones de estrellas en nuestra galaxia, estos fenómenos son muy comunes, aunque imposibles de contabilizar.

Referencias bibliográficas

  • Addina, E. (2006) “Understanding the Eclipse”. SNAAP Press Ltd.
  • Colin, A. (2017) “Eclipses: un fenómeno histórico para las artes y las ciencias”. Celerinet.
  • Casado, J.C., Serra Ricart, M. (2003) “Eclipses”. Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología.
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