Cáncer de próstata: causas, síntomas y prevención

El de próstata es uno de los tipos de cáncer más comunes y es exclusivo de los hombres. Veamos cuál es la naturaleza de esta enfermedad.

Cáncer de próstata

Pese a ser una enfermedad exclusiva de los hombres, el cáncer de próstata se encuentra entre los tipos de cáncer más comunes del mundo. De hecho, cada año se diagnostican cerca de 1’2 millones de nuevos casos, convirtiéndose así en el cuarto cáncer más frecuente.

La próstata es una pequeña glándula con forma de nuez presente solo en el sexo masculino localizada justo enfrente del recto y por debajo de la vejiga urinaria. Este órgano es el encargado de producir líquido seminal, que es la sustancia que nutre y transporta el esperma.

El cáncer de próstata es, por lo tanto, exclusivo de los hombres y suele desarrollarse a una edad avanzada, siendo extraños los casos en menores de 40 años. Pese a ello, se trata de un cáncer muy común y, afortunadamente, disponemos de tratamientos que, en caso de que se detecte precozmente, resultan muy efectivos.

La mayoría de personas con un cáncer de próstata localizado solo en esta glándula tienen unas probabilidades muy altas de recuperarse correctamente después del tratamiento e incluso de no necesitar tratamiento.

Por ello, en el artículo de hoy hablaremos sobre la naturaleza de este cáncer, detallando tanto sus causas como sus síntomas, así como las mejores formas de prevenir su aparición, las complicaciones en las que puede derivar y los tratamientos disponibles.

¿Qué es el cáncer de próstata?

Un cáncer consiste en un crecimiento anómalo y descontrolado de las células de nuestro propio organismo, las cuales, debido a mutaciones en su material genético, pierden la capacidad de regular sus ciclos de división.

Esto provoca que se dividan más de lo que deberían y, por lo tanto, crezcan más de lo normal. Con el tiempo, se acaba formando en esa zona un tumor, que es una masa de células que ha crecido en exceso. En caso de que no provoque daños, hablamos de tumor benigno. Si, de lo contrario, pone en peligro la salud de la persona, estamos ante un tumor maligno o cáncer.

Por lo tanto, el cáncer de próstata es aquel tumor maligno que se desarrolla en las células de la próstata, una glándula presente en los hombres que tiene la función de producir el líquido seminal.

Al no ser un órgano vital, no se trata de un cáncer tan peligroso como el de pulmón, por ejemplo. Sin embargo, como en cualquier otro tipo de cáncer, hay riesgo de que este disemine a otras partes del cuerpo, situación que sí representa un grave problema de salud.

Al ser un cáncer tan frecuente en hombres y que es potencialmente mortal para la persona, es imprescindible que los hombres mayores se sometan a controles médicos periódicos, ya que si se detecta a tiempo, la probabilidad de que el tratamiento sea exitoso es muy alta.

Causas

Uno de los principales problemas para prevenir el cáncer de próstata es que las causas no están demasiado claras. Igual que en el cáncer de pulmón es evidente que la principal causa es el tabaquismo o que muchos casos de cáncer de hígado son debidos a haber sufrido hepatitis, en el caso de la próstata no se sabe con exactitud por qué algunas personas lo desarrollan y otras no.

De todas maneras, se cree que el motivo de su aparición sería una compleja interacción entre la genética de la persona y el entorno, es decir, el estilo de vida que se sigue.

Pese a no saber las causas que conducen a su desarrollo, lo que sí se sabe es que existe una población de riesgo: los mayores de 45 años, los afroamericanos (no se entiende muy bien por qué pero estadísticamente son más susceptibles a padecer este tipo de cáncer), la gente con obesidad, personas con antecedentes familiares…

Por ello, al no conocerse los “detonantes”, la población general y en especial los que se encuentren dentro de la población de riesgo deben someterse a revisiones periódicas en el médico.

Síntomas

Otro de los problemas entorno al cáncer de próstata es que no da señales de su presencia hasta que se encuentra en estadíos muy avanzados, momento en el que la probabilidad de que haya diseminado a otros órganos es más alta.

De ahí la importancia de hacer revisiones en el médico para detectar su presencia antes de que dé síntomas, ya que cuando estos aparecen, es posible que ya sea demasiado tarde para garantizar la efectividad del tratamiento.

Sea como sea, los hombres - especialmente los que están dentro de la población de riesgo - deben estar atentos a la siguiente sintomatología y solicitar atención médica ante el mínimo atisbo de duda:

  • Dificultad para orinar
  • Goteo después de orinar
  • Dolor al orinar
  • Dolor en la parte inferior de la espalda
  • Dolor al eyacular
  • Problemas para iniciar la micción
  • Poca fuerza en el flujo de la orina
  • Sangre en el semen
  • Molestias en la zona pélvica
  • Dolor en los huesos

Se trata de una sintomatología muy representativa y, pese a que puede asustar al afectado, no significa que ya no se pueda hacer nada. De hecho, los problemas reales vienen en caso de que estos signos deriven en las complicaciones que veremos a continuación.

Complicaciones

En caso de que el cáncer de próstata no se detecte a tiempo, es posible que le demos tiempo tanto a crecer demasiado como a diseminarse a otros órganos, situación que sí pone en riesgo la vida de la persona.

Básicamente pueden surgir tres complicaciones. Dos de ellas, la incontinencia y la disfunción eréctil, si bien no ponen en peligro la vida del afectado, sí que comprometen su calidad de vida. Sin embargo, una de ellas es que realice metástasis, y esto sí que es una situación potencialmente mortal.

1. Incontinencia urinaria

La próstata juega un papel muy importante en el proceso de orinar, pues se encarga de cerrar el paso a la vejiga para que esta no libere la orina cuando no le toca. Cuando la persona sufre un cáncer de próstata y se da tiempo a que crezca, es posible que esta glándula pierda la funcionalidad y no pueda “frenar” el avance de la orina.

Esto puede provocar incontinencia urinaria, un trastorno en el que la persona pierde en mayor o menor medida el control sobre la micción. Dependiendo de la afectación a la próstata, este problema puede ir desde perder unas pocas gotas hasta tener una necesidad tan grande de orinar que la persona no tiene tiempo ni de llegar al baño.

Pese a que no pone en peligro la vida de la persona, es una condición que causa vergüenza y, por lo tanto, compromete la calidad de vida de la persona. Además, pese a ser típico de los estadíos avanzados del cáncer, los propios tratamientos del cáncer de próstata pueden provocar esta incontinencia.

2. Disfunción eréctil

Otra de las complicaciones en las que puede derivar tanto el cáncer de próstata en sí como los tratamientos enfocados a curarlo es la disfunción eréctil. De nuevo, no pone en peligro la vida de la persona pero sí que compromete su calidad.

Afortunadamente, después del tratamiento, los hombres afectados suelen superar este trastorno y recuperan la capacidad de tener relaciones sexuales.

3. Metástasis

Esta es la complicación verdaderamente grave. En caso de que el cáncer de próstata esté localizado exclusivamente en esta glándula, si bien puede derivar en los dos problemas anteriores, sigue siendo relativamente fácil de tratar.

Ahora bien, las cosas cambian cuando el cáncer se disemina a otros órganos y tejidos cercanos e incluso lejanos. Puede hacer metástasis a la vejiga o, en los casos más graves, viajar por la sangre o por el sistema linfático y llegar a los huesos u otros órganos vitales.

Una vez ha sucedido esto, es muy difícil controlar el cáncer. Y, pese a que sigue siendo probable que el paciente responda ante el tratamiento, las posibilidades de curarse son mucho más bajas.

Prevención

La prevención del cáncer de próstata es muy difícil ya que no se conocen las causas exactas. De todos modos, igual que con los otros tipos de cáncer, la mejor estrategia para reducir el riesgo de aparición es llevar una vida lo más saludable posible.

Comiendo sano y llevando una dieta variada, haciendo ejercicio físico regularmente, manteniendo un peso adecuado, evitando los excesos con el alcohol, no fumar, etc, son las mejores maneras de protegerse frente al desarrollo de este y otros cánceres.

Diagnóstico

La mayoría de casos de cáncer de próstata se detectan en los análisis rutinarios. Pasada una cierta edad, los hombres se someten a pruebas para ver si pueden sufrir esta enfermedad. El médico realiza un tacto rectal para ver si detecta alguna anormalidad en la textura o tamaño de la próstata. En caso de que vea algo raro, hará más pruebas.

Estas consisten en análisis de sangre, pues cuando hay cáncer de próstata, por el torrente sanguíneo circulan unos antígenos específicos en unos niveles más altos de lo normal.

Posteriormente, en caso de que tenga dudas o necesite confirmarlo, realizará más técnicas de diagnóstico: ecografías, biopsia (extracción de una muestra de tejido de la próstata), resonancia magnética, técnicas de ultrasonido, tomografía computarizada…

De esta manera, el médico puede o confirmar la presencia del tumor o bien descartar la posibilidad de que la persona sufra la enfermedad. Cuanto antes llegue el diagnóstico, evidentemente antes empezará el tratamiento y más probabilidades habrá de que este resulte exitoso.

Tratamiento

En caso de que el médico vea que no hay riesgo de que el cáncer de próstata derive en las complicaciones anteriormente vistas, es posible que el tratamiento no sea necesario ya que si no hay peligro de que haga metástasis, este será más dañino para la persona que el propio cáncer. Eso sí, el paciente estará siempre en vigilancia.

Lo más probable es que el cáncer se detecte a tiempo antes de que haya diseminado y que esté localizado únicamente en la próstata. En este caso, la cirugía de extirpación será suficiente. El problema es que al extraer la próstata, el paciente corre el riesgo de sufrir incontinencia y disfunción. Es por ello que el tratamiento solo se realiza cuando hay un riesgo real para la salud de la persona.

En caso de que el cáncer haya hecho metástasis, la cirugía no será suficiente. El paciente tendrá que someterse a un tratamiento por quimioterapia, radioterapia, inmunoterapia, administración de medicamentos o una combinación de varios.

De todos modos, lo más probable que ocurra es o que no se requiera tratamiento o bien que la cirugía sea suficiente. Esto siempre que se detecte a tiempo, por lo que volvemos a recalcar la importancia de someterse a exámenes rutinarios en el médico una vez se ha entrado en la edad de riesgo.

Referencias bibliográficas

  • Asociación Española Contra el Cáncer. (2005) “Cáncer de próstata: Una Guía práctica”. AECC.
  • Álvarez Blanco, M.A., Escudero de los Ríos, P.M., Hernández Toríz, N. (2008) “Cáncer de próstata”. Revista Mexicana de Urología.
  • Castillejos Molina, R.A., Gabilondo Navarro, F. (2016) “Prostate Cancer”. Salud Pública de Mexico.
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