Las 4 partes de la próstata (y sus funciones)

La próstata es un órgano exclusivo de los hombres que, gracias a la acción coordinada de sus distintas estructuras, produce el líquido que nutre y transporta los espermatozoides.

Partes de la próstata

La próstata forma parte del aparato urogenital del sexo masculino. Se trata de un órgano con una forma y tamaño que se asemeja al de una nuez y que está localizado justo por debajo de la vejiga y delante del recto. La próstata, además, está atravesada por la uretra, que es el conducto que conduce la orina hasta el exterior.

Esta glándula produce el líquido seminal, que es el medio que nutre y transporta los espermatozoides. Por ello, pese a que la próstata no es un órgano vital en el sentido que se puede vivir sin ella, sí es cierto que un buen estado de salud de esta glándula es imprescindible tanto para maximizar las probabilidades de fecundación como para que el sistema urinario funcione adecuadamente.

Y estas funciones son posibles gracias a la acción coordinada de las distintas estructuras y regiones que conforman la próstata, las cuales, cuando enferman, pueden dar lugar al desarrollo de patologías como la prostatitis e incluso el cáncer de próstata, que, con su más de un millón de nuevos casos anuales, es el cuarto tipo de cáncer más común en el mundo. Y eso que solo lo padecen los hombres.

Dada su importancia, en el artículo de hoy haremos un repaso de la naturaleza de la próstata, analizando tanto sus funciones como las partes que la constituyen, así como los trastornos más frecuentemente vinculados a ella.

¿Qué es la próstata?

La próstata es un órgano glandular interno que se encuentra localizado justo por debajo de la vejiga urinaria y enfrente del recto. Con una forma similar a la de una nuez o una castaña, un tamaño de, pese a que aumenta de tamaño a lo largo de la vida, 4 centímetros de largo y 3 centímetros de ancho y unos 20 centímetros cúbicos de volumen, esta glándula rodea la primera parte de la uretra.

Esta localización hace que muchas patologías que involucran a la uretra se traduzcan en problemas más o menos graves durante la micción. De todos modos, la función principal de la próstata es la de, gracias a unas células concretas, producir el líquido prostático.

Este líquido prostático es rico en magnesio (que le da al semen la mucosidad necesaria), enzimas, zinc (con propiedades bactericidas), espermina, etc, y es el principal medio que nutre y transporta los espermatozoides. Junto con el líquido generado por las vesículas seminales, las cuales se encuentran cerca de la próstata, conforma el semen.

Y además de ser imprescindible para nutrir y transportar a los espermatozoides, la próstata también es importante en el proceso de la eyaculación. Y es que ejerce presión sobre la uretra para que el semen sea expulsado al exterior. Del mismo modo, la próstata también cierra el paso a la vejiga para impedir que durante el coito haya una micción.

Todas estas funciones tanto fisiológicas como mecánicas son posibles gracias a la acción conjunta de las distintas partes que conforman la próstata y que analizaremos a continuación.

¿Qué patologías puede sufrir la próstata?

Cuando una (o varias) estructura de la próstata sufre algún tipo de daño, ya sea de origen genético, oncológico o infeccioso, la principal manifestación es un aumento en el tamaño de este órgano, el cual se inflama y termina comprimiendo la uretra, pues recordemos que pasa a través de esta glándula.

Por ello, las enfermedades prostáticas suelen traducirse en trastornos urinarios, ya sean problemas para iniciar la micción, incontinencia urinaria, reducción en la presión del flujo urinario, aumento de la frecuencia de micción, sensación de que nunca se da un vaciado completo, además de, evidentemente, problemas para eyacular.

Las tres enfermedades que más frecuentemente afectan a la próstata son las siguientes: cáncer, prostatitis e hiperplasia prostática benigna. El cáncer de próstata es aquel que se desarrolla en las células de alguna de las regiones de este órgano. Pese a ser exclusivo de los hombres, con sus 1’2 millones de nuevos diagnósticos anuales, el cáncer de próstata es el cuarto cáncer más común en todo el mundo.

Durante muchos años fue, después del cáncer de pulmón, la segunda causa de muerte en mayores de 50 años. Hoy, gracias a las nuevas técnicas de diagnóstico y tratamiento, ha pasado a ser la tercera causa, superado por el cáncer colorrectal. De todos modos, el principal problema es que, a diferencia de otros cánceres con desencadenantes muy claros (tabaco y cáncer de pulmón, por ejemplo), las causas de su desarrollo siguen sin estar demasiado claras, por lo que la prevención es difícil.

La prostatitis, como su propio nombre indica, consiste en una inflamación de alguna de las estructuras de la próstata. El origen de esta inflamación suele ser bacteriano, es decir, bacterias patógenas generalmente relacionadas con las enfermedades de transmisión sexual, pueden colonizar la próstata y dañarla. También puede ser de origen vírico e incluso no infeccioso, en cuyo caso las causas no están demasiado claras.

La hiperplasia prostática benigna (HPB) es una enfermedad vinculada al propio envejecimiento. Se trata de una patología en la que, por una combinación entre estilo de vida y predisposición genética, a partir de los 45 años, la próstata, que ya de por sí aumenta de tamaño, llega a ser demasiado grande. Esto provoca un estrechamiento de la uretra que se traduce en los problemas urinarios y de eyaculación que hemos visto antes. No es un trastorno grave, pero detectarla a tiempo sí que es importante para ralentizar su progreso y mejorar la calidad de vida de los afectados.

¿Cómo es la anatomía de la próstata?

Como hemos dicho, la próstata es un órgano glandular con un tamaño y forma semejantes al de una nuez.

Pese a ser pequeña, la próstata está formada por cinco partes diferenciables en cuanto a anatomía y funciones que realizan. Las tres primeras son de naturaleza glandular, involucradas en la producción de líquido prostático. La última es de naturaleza muscular, por lo que realiza los esfuerzos mecánicos.

Partes próstata

1. Zona periférica

La zona periférica es la capa más externa de la próstata pero que conforma la mayor parte de este órgano. De hecho, la zona periférica representa el 65% del volumen total de la próstata. Es la parte que le da la forma tradicional de castaña o nuez y se encuentra en la parte posterior de la próstata, es decir, es la cara más cercana al recto.

Se estima que hasta el 75% de los cánceres de próstata ocurren en las células de esta región, en parte porque es la más grande pero también porque los conductos de las glándulas de esta zona periférica vacían su contenido en la uretra de forma vertical, lo que provoca una ligera tendencia al reflujo de la orina, algo que daña los tejidos de este órgano.

Cuando se realizan tactos rectales para determinar la presencia o no de posibles tumores en la próstata, esta es la región que se palpa, pues además de ser la más accesible ya que es la porción posterior, es donde se desarrollan la mayoría de cánceres prostáticos.

2. Zona central

La zona central se encuentra por detrás de la zona periférica, es decir, en la región intermedia de la próstata. Constituye el 25% del volumen del órgano y su principal función es la de permitir una correcta eyaculación, pues es la parte que rodea los conductos eyaculatorios, permitiendo así que el semen llegue a la uretra para la posterior eyaculación.

Solo entre el 1% y el 5% de los cánceres de próstata ocurren en esta región, en parte porque su tamaño es menor pero en especial porque los conductos de esta porción, a diferencia de los anteriores, se sitúan de forma más oblicua (no tan vertical), por lo que no tiene tanta tendencia al reflujo y, por lo tanto, hay menos daños en los tejidos.

3. Zona transicional

La zona transicional o de transición constituye entre el 5% y el 10% del volumen de la próstata y es la región que se encuentra en contacto con la zona central pero ya más localizada en la parte anterior de la próstata, es decir, más alejada del recto.

La zona transicional es la parte de la próstata que rodea la uretra, por lo que tiene mucha importancia a la hora tanto de permitir la correcta eyaculación, garantizar que el flujo miccional es óptimo y de cerrar el paso a la orina cuando se está realizando el coito.

Entre el 20% y el 25% de los cánceres prostáticos ocurren en las células de la zona transicional. Además, dada su localización, sus conductos son los que sufren la hiperplasia prostática benigna que hemos mencionado anteriormente.

4. Zona fibromuscular

La zona fibromuscular es la región que se sitúa en la parte más anterior de la próstata, es decir, la que está en la cara más alejada del recto. A diferencia de las tres regiones anteriores, la zona fibromuscular carece de glándulas, por lo que no se encarga de generar el líquido prostático, como sí hacían la periférica, central y transicional.

La zona fibromuscular, en cambio, se encarga de los esfuerzos mecánicos. Gracias a sus fibras musculares (de las cuales no disponen las otras regiones), esta zona de la próstata es la que hace la fuerza para permitir tanto la eyaculación como para cerrar el paso de la orina según las necesidades. Es un músculo que ayuda a que las otras zonas prostáticas cumplan con sus funciones.

Referencias bibliográficas

  • Robles Rodríguez, A., Garibay Huarte, T.R., Acosta Arreguín, E., Morales López, S. (2019) “La próstata: generalidades y patologías más frecuentes”. Revista de la Facultad de Medicina de la UNAM.
  • Asociación Española Contra el Cáncer. (2005) “Cáncer de próstata: Una Guía práctica”. AECC
  • Hammerich, K., Ayala, G., Wheeler, T. (2008) “Anatomy of the prostate gland and surgical pathology of prostate cancer”. Cambridge University Press.
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