Los 9 tipos de glóbulos blancos (características y funciones)

Los glóbulos blancos son las células sanguíneas especializadas en la detección y neutralización de cuerpos extraños, siendo así los elementos móviles del sistema inmunitario. Veamos cómo se clasifican.

Tipos glóbulos blancos

Segundo a segundo, minuto a minuto, hora a hora y día a día, estamos recibiendo el ataque de millones de gérmenes que están diseñados única y exclusivamente para infectarnos. Y es que cualquier lugar del mundo está plagado de bacterias, virus y hongos patógenos que quieren colonizar alguna parte de nuestro cuerpo.

Y si enfermamos tan poco (relativamente hablando) es porque disponemos de una de las mayores proezas de la evolución biológica: el sistema inmunitario. Una máquina casi perfecta que, estando formada por órganos, tejidos y células especializadas, reconoce a los gérmenes y los neutraliza antes de que nos causen daños. El sistema inmune es nuestra defensa innata y adaptativa al ataque de cuerpos extraños.

Y en lo que se refiere a células especializadas, en este caso tenemos a unos protagonistas muy claros: los glóbulos blancos. Uno de los tres tipos de células sanguíneas que, patrullando la sangre y la linfa, son los elementos móviles del sistema inmunitario, desarrollando funciones fisiológicas que permiten que la respuesta ante una infección o la presencia de sustancias químicas extrañas sea efectiva.

Pero, ¿todos los glóbulos blancos son iguales? No. Ni mucho menos. Siendo conocidos también como leucocitos, se trata de un grupo diverso de células que, trabajando de forma coordinada, hacen posible la actividad del sistema inmune. Y en el artículo de hoy, además de entender qué son los glóbulos blancos, veremos qué tipos principales de leucocitos existen y cuáles son sus funciones.

¿Qué son los glóbulos blancos?

Los glóbulos blancos son los elementos móviles del sistema inmunitario. Siendo conocidos también como leucocitos, son un tipo de células sanguíneas especializadas en la detección de la presencia de cuerpos extraños (tanto biológicos como químicos) como en la eliminación de los mismos. Presentes en sangre y linfa, son las células del sistema inmune.

Los valores normales de leucocitos en sangre se encuentran entre 4.500 y 11.500 por microlitro de sangre, aunque este conteo depende mucho no solo de las condiciones fisiológicas puntuales de la persona (estrés, edad, embarazo, nivel de deporte que realiza…), sino de si está padeciendo alguna infección e incluso sufre un estado de inmunodepresión, como sucede, por ejemplo, con el SIDA o el cáncer.

Sea como sea, estos glóbulos blancos o leucocitos son los soldados de nuestra sangre, protegiéndonos constantemente del ataque de gérmenes. Ahora bien, debido a su complejidad fisiológica (mucho mayor que la de los glóbulos rojos y las plaquetas, los otros dos tipos de células sanguíneas), que, entre otras cosas, hace que sean las únicas células sanguíneas que cumplen con la definición estricta de “célula”, se han diferenciado en distintos tipos celulares.

Existen, pues, diferentes tipos de glóbulos blancos, cada uno de ellos con unas características y funciones muy concretas. Y como hemos dicho, en el artículo de hoy vamos a ver cómo se clasifican estos glóbulos blancos y qué clases existen. Y ahora que ya hemos entendido sus generalidades, podemos sumergirnos en este aspecto. Vamos allá.

¿Cómo se clasifican los glóbulos blancos o leucocitos?

A nivel histológico, los glóbulos blancos, que ya hemos explicado que son los elementos celulares del sistema inmunitario, se pueden clasificar en dos grandes grupos dependiendo de sus propiedades tintoriales (que esto depende de su citoplasma) y de la morfología del núcleo. Tenemos, pues, los glóbulos blancos granulocitos y los agranulocitos. Veamos las características y los tipos celulares dentro de cada uno de ellos.

1. Glóbulos blancos agranulocitos

Los glóbulos blancos agranulocitos o células monomorfonucleares son aquellos leucocitos que carecen de gránulos específicos (partículas que se asemejan a vesículas secretos que contienen componentes vinculados a la lisis celular), son mononucleares, con un núcleo redondeado que es más grande que el de los granulocitos que veremos después. Dentro de este grupo tenemos los linfocitos, los macrófagos, las células dendríticas y las células natural killer.

1.1. Linfocitos B

Los linfocitos B son un tipo de glóbulos blancos agranulocitos que, siendo originados en la médula ósea, resultan esenciales para desencadenar la respuesta inmune ante un ataque. Y es que su función principal es la de producir anticuerpos, unas proteínas de tipo inmunoglobulina diseñadas específicamente para unirse a un antígeno concreto para ayudar a otros glóbulos blancos a destruir la partícula biológica portadora de dicho antígeno.

Con unos valores de conteo que oscilan entre las 100 y 600 células por microlitro de sangre, estos linfocitos B son los encargados de localizar rápidamente la “huella dactilar” de un germen y empezar a actuar como una fábrica de anticuerpos, unas moléculas que servirán como mensajeras para avisar al resto de leucocitos que ahora veremos.

Linfocitos B

1.2. Linfocitos T CD8+

Pasamos ahora a explorar los dos tipos principales de linfocitos T (los CD8+ y los CD4+), los tipos de glóbulos blancos agranulocitos que, siendo originados en el timo (un órgano inmune ubicado detrás del esternón), representan el 70% de todos los linfocitos. Empecemos con los linfocitos T CD8+.

Los linfocitos T CD8+ son un tipo de linfocitos T que se encargan de, tras haber recibido la alerta de que hay una amenaza, destruir al patógeno en cuestión. Son glóbulos blancos que generan sustancias que destruyen a los gérmenes, a los cuales detectan gracias a los anticuerpos que hemos mencionado antes. Su conteo normal oscila entre 200 y 800 células por microlitro de sangre.

En el caso de las infecciones víricas, como los virus penetran en el interior de las células, los linfocitos T CD8+, con el objetivo de evitar males mayores, destruyen las células de nuestro cuerpo que han sido infectadas por virus. Al mismo tiempo, son también estos leucocitos los que se encargan de matar, cuando las reconocen, a las células cancerosas.

1.3. Linfocitos T CD4+

Los linfocitos T CD4+ son un tipo de linfocitos T que se encargan de coordinar la respuesta inmunitaria, estimulando a los linfocitos B para que produzcan más anticuerpos, algo que ayuda a que tanto los linfocitos T CD8+ como los macrófagos (que ahora los veremos) puedan neutralizar y eliminar a los gérmenes de forma más rápida y efectiva.

Con un conteo normal que oscila entre las 500 y 1.200 células por microlitro de sangre, son estos linfocitos T CD4+ los que más afectados se ven por el VIH/SIDA. Son los glóbulos blancos parasitados por el Virus de la Inmunodeficiencia Humana, algo que provoca que las personas enfermas de SIDA no dispongan de una respuesta inmune normal.

1.4. Macrófagos

Abandonamos los linfocitos y nos centramos ahora en los macrófagos, los cuales representan entre el 2 % y el 8 % de todos los glóbulos blancos. Los macrófagos son leucocitos que, cuando son avisados por los linfocitos, se desplazan al lugar de la infección para fagocitar a las células extrañas, contribuyendo así a la actuación de los CD8+ en la eliminación de la amenaza.

Con un conteo normal que oscila entre las 150 y 900 células por microlitro de sangre, estas células literalmente se comen a los patógenos, al poder ingerir y destruir bacterias, toxinas, células dañadas y eritrocitos (glóbulos rojos) gastados. Los macrófagos fagocitan estos cuerpos y los digieren para así erradicar el problema.

Macrófago

1.5. Células dendríticas

Las células dendríticas son un tipo de glóbulos blancos agranulocitos que, además de fagocitar a los patógenos sin necesidad de detectar un antígeno específico, tienen la función clave de actuar como células presentadoras de antígeno. Es decir, son leucocitos que muestran el antígeno a los linfocitos para que estos puedan desarrollar las funciones que hemos visto.

1.6. Células natural killer

Volvemos al ámbito de los linfocitos para hablar de un tipo muy especial. Las células natural killer son un tipo de glóbulos blancos agranulocitos cuyo nombre (“asesinos naturales”) está bien ganado. Y es que se trata de leucocitos que matan indistintamente a cualquier amenaza que llegue al organismo. Asesinan de forma poco selectiva.

Realmente, su papel es similar al de los linfocitos T CD8+, al ser células diseñadas para matar a los gérmenes. Pero mientras que los CD8+ necesitaban antes reconocer un antígeno concreto, las natural killer eliminan cualquier amenaza sin tener que pasar por este proceso de antígeno-anticuerpo. De ahí su nombre.

2. Glóbulos blancos granulocitos

Los glóbulos blancos granulocitos o células polimorfonucleares son aquellos leucocitos que disponen de numerosos gránulos específicos en su citoplasma, con un núcleo polimorfo más pequeño que el de los agranulocitos. Dependiendo del color observado tras su tinción diferencial, podemos distinguir tres tipos de estos glóbulos blancos: neutrófilos, basófilos y eosinófilos.

2.1. Neutrófilos

Los neutrófilos son un tipo de glóbulos blancos granulocitos que fagocitan a los gérmenes invasores para destruirlos. Son unas de las células que llegan antes al sitio de la infección y son especialmente importantes para combatir infecciones oportunistas, aquellas causadas por patógenos que “aprovechan” un momento de debilidad inmunitaria a causa de una infección previa.

Son el principal componente del pus y se trata del tipo de glóbulo blanco que se encuentra en mayores concentraciones durante un proceso infeccioso. Su conteo normal oscila entre las 2.500 y 7.500 células por microlitro de sangre y se tiñen pálidamente durante la tinción diferencial. De ahí su nombre.

Neutrófilos

2.2. Basófilos

Los basófilos son un tipo de glóbulos blancos granulocitos que se encargan de liberar unas enzimas que estimulan los procesos y respuestas inflamatorias ante una infección. De hecho, las alergias y el asma son debidas a una descontrolada actividad de estos basófilos, que empiezan a liberar estas enzimas cuando detectan un antígeno no vinculado a un cuerpo peligroso.

Esta enzima es principalmente la histamina, aunque estos basófilos también liberan heparina, una sustancia con propiedades anticoagulantes. Su conteo normal es de entre 0,1 y 1,5 células por microlitro de sangre, representando menos del 1% de los leucocitos y siendo así los menos abundantes. Se tiñen fácilmente con colorantes básicos (de ahí su nombre), como por ejemplo la hematoxilina.

2.3. Eosinófilos

Los eosinófilos son un tipo de glóbulos blancos granulocitos especializados en combatir infecciones parasitarias. Es decir, no actúan en infecciones por bacterias, virus, ni hongos, sino por parásitos, como por ejemplo la tenia. Se acumulan en el tejido donde se encuentra el parásito y segregan enzimas para destruirlo.

Su conteo normal oscila entre las 50 y las 500 células por microlitro de sangre, pero estos valores aumentan significativamente cuando estamos sufriendo una infección parasitaria. De ahí que observar, en una analítica, valores extrañamente altos de eosinófilos sea una de las mejores formas de diagnosticar una infección por parte de un parásito.

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