Las 5 funciones de la microbiota de la boca

La boca es el hogar de millones de bacterias que, lejos de ser una amenaza, contribuyen a que esta se mantenga sana.

Microbiota boca

En una sola gota de saliva hay más de 100 millones de bacterias pertenecientes a unas 600 especies distintas. Nuestra boca, debido a que es una de las regiones de nuestro cuerpo más expuestas al medio externo, es un verdadero zoológico de microorganismos.

Y si bien es cierto que relacionamos estos microorganismos de la boca con enfermedades como las caries, la gingivitis, la periodontitis, etc, lo cierto es que la proporción de patógenos en la boca es ínfima en comparación con las bacterias beneficiosas para la salud, las cuales conforman la microbiota de la boca.

Este microbioma bucal es imprescindible para que la boca se encuentre en un buen estado de salud y, de hecho, las millones de bacterias que lo conforman nos protegen del ataque de los patógenos que sí nos pueden hacer daño.

En el artículo de hoy veremos en qué consiste la microbioma de la boca y cuál es la función de las bacterias que habitan nuestra cavidad bucal.

¿Qué es la microbiota bucal?

La microbiota de la boca es el conjunto de microorganismos que habitan la boca de forma natural y que, lejos de causarnos daños, establecen con nosotros una relación simbiótica. Las bacterias obtienen un lugar en el que crecer y nutrientes y, a cambio, nosotros nos beneficiamos de algunas de las funciones que realizan.

Pese a que es difícil calcularlo con exactitud y a que varía entre personas, se estima que nuestra boca es hogar de unas 6 mil millones de bacterias. Es decir, en nuestra boca hay casi las mismas bacterias que personas en todo el mundo.

Las bacterias se agrupan formando poblaciones en función de su especie y, por ende, de sus necesidades fisiológicas. En función de esto, formarán comunidades en los dientes, la lengua, la saliva, las mucosas, los surcos gingivales… Cualquier región de la boca está habitada por millones de bacterias.

Y estas bacterias, lejos de ser una amenaza para nuestra salud, son imprescindibles para que la boca, quizás la región de nuestro cuerpo más sensible y expuesta a las amenazas externas, se mantenga en un correcto estado de salud.

¿De dónde vienen los microorganismos de la boca?

La boca es el hogar ideal de las bacterias. Es un ambiente húmedo, cálido, con oxígeno, con muchos recovecos en los que asentarse y, además, siempre está recibiendo nutrientes, pues es el inicio del aparato digestivo. Por lo tanto, colonizarla es el objetivo de un inmenso número de microorganismos.

Dicho de otra manera, para todas aquellas bacterias capaces de crecer en el cuerpo humano, la boca representa el “barrio” más demandado. Es por ello que las enfermedades bucales como las caries o la gingivitis son tan frecuentes en el mundo, pues la cavidad bucal es el lugar perfecto para que crezcan los patógenos.

Pero, dada la exposición a las amenazas externas y a que es el ambiente ideal para que los gérmenes nos infecten, sufrimos enfermedades en la boca con una frecuencia mucho menor de la que deberíamos. Y esto, ¿gracias a qué es? A las bacterias que conforman el microbioma bucal.

Las bacterias beneficiosas llegan a nuestra boca ya desde el momento del nacimiento, pues es a través del parto que, gracias al aporte de microorganismos de la flora vaginal - o intestinal en caso de cesárea -, el bebé recibe la primera colonización de la boca por parte de microorganismos.

Posteriormente la persona va recibiendo más poblaciones de bacterias por el simple contacto con el medio exterior, siendo la alimentación y la respiración las formas más típicas de recibir microorganismos.

No hay dos personas que tengan una misma microbiota bucal, pues la composición, abundancia y diversidad de especies dependen de muchos factores que hacen que sea igual de individual que los propios genes.

La alimentación, la higiene bucal, la edad, el sexo, la humedad de la boca, la composición de la saliva, el pH de la boca, el entorno, el clima, las condiciones económicas, la ingestión de determinados medicamentos, la presencia de determinadas enfermedades…

Todos estos y muchos otros factores contribuyen a que nuestra microbiota bucal sea como es. Y en su conjunto, pese a variar entre personas, las distintas especies de bacterias beneficiosas que habitan la boca cumplen con un mismo objetivo: garantizar la salud de esta.

Y no es porque las bacterias sean “buenos samaritanos”, sino porque ellas son las primeras interesadas en hacer que su hogar, un sitio tan deseado por otras especies, se mantenga en las mejores condiciones posibles. Y van a hacer todo lo que esté en sus manos para defender su casa.

¿Qué funciones tiene el microbioma bucal?

Como hemos dicho, la boca es, quizás, el lugar de nuestro cuerpo que recoge la mayor cantidad de condiciones para propiciar el crecimiento de los microorganismos. Todos los rincones de la cavidad bucal están colonizados por microorganismos, los cuales suelen ser beneficiosos.

Los problemas vienen cuando se rompe el delicado equilibrio en el que se encuentran estas poblaciones bacterianas, situación que abre la puerta a sufrir enfermedades y otros trastornos en la boca más o menos graves.

A continuación veremos las principales funciones que desempeñan las bacterias que conforman el microbioma bucal.

1. Protección contra patógenos bucales

Como hemos dicho, la boca es uno de los principales objetivos de los microorganismos patógenos ya que es un medio en el que las condiciones para crecer son muy buenas y siempre hay nutrientes disponibles.

Las distintas especies de bacterias que forman la microbiota bucal viven en armonía. Cada una ocupa una región concreta y se reparten los nutrientes, es decir, no se molestan las unas a las otras. El problema viene cuando un “visitante” patógeno llega a la boca, pues querrá colonizar alguna de las partes de esta: la superficie de los dientes, los surcos gingivales, la lengua…

Pero cuando este germen llegue a la boca con intención de asentarse y empezar a causarnos daños para obtener él un beneficio, se topará con que ahí ya vive alguien. El sitio que quiere colonizar ya estará habitado por una comunidad de bacterias de nuestro microbioma que no piensan renunciar a su hogar.

Es decir, la microbiota bucal se protege del ataque de los patógenos, pues para ellos es una invasión igual que para nosotros. Y harán todo lo que esté en sus manos para combatir la amenaza. Por lo tanto, empiezan a producir sustancias que neutralizan el patógeno y, teniendo en cuenta que este suele estar en inferioridad numérica, la guerra suele ganarla nuestro microbioma.

Por ello es tan importante que la microbiota bucal no se desequilibre, pues estas bacterias son nuestra principal protección contra los patógenos bucales y la razón por la que, pese a ser “bombardeados” constantemente por ellos, suframos enfermedades bucales con una frecuencia muy baja por lo que tendría que ser.

2. Regulación de la presión sanguínea

Una función muy importante de la microbiota bucal es la de contribuir a la regulación de la presión sanguínea. Algunas especies de bacterias que habitan nuestra boca sintetizan óxido nítrico, una sustancia que pasa a la sangre y que actúa como vasodilatadora.

Por lo tanto, la microbiota de la boca ayuda a que la persona no sufra hipertensión. De hecho, algunos estudios han demostrado que abusar del colutorio desequilibra la microbiota bucal y las personas son más propensas a tener una presión sanguínea alta.

3. Estimulación del sistema inmune

El sistema inmunitario está perfectamente diseñado para reconocer, atacar y neutralizar a cualquier microorganismo que se asiente en nuestro cuerpo. Por lo tanto, técnicamente debería reaccionar ante la presencia de estas especies bacterianas e intentar eliminarlas.

Pero, dado que esto comportaría problemas graves para la salud bucal, el sistema inmune ha evolucionado para “hacer la vista gorda”. Es decir, permite que determinadas especies bacterianas se desarrollen. Pero eso sí, las células inmunitarias siempre están al acecho, se mantienen alerta para vigilar que no crezcan más de lo normal y/o que algunas especies desplacen a otras.

Por lo tanto, la presencia de estas bacterias hace que nuestro sistema inmune nunca se “duerma” y que cuando llegue el ataque de un patógeno real, esté listo para atacar. Es decir, que la llegada del germen le coja estando “en caliente” y su eficacia sea más alta.

4. Contribución a la digestión

La boca es el principio del aparato digestivo. Es decir, la digestión empieza en ella. Y gracias a la propia acción mecánica de masticar y a los productos presentes en la saliva, los alimentos son parcialmente digeridos en ella.

Pero olvidamos el papel de alguien muy importante: las propias bacterias del microbioma bucal también sintetizan compuestos que ayudan a digerir los alimentos. Lo hacen para que estén más disponibles para ellas, pero indirectamente están ayudándonos también a nosotros, pues absorberemos mayor cantidad de nutrientes.

5. Regulación de enfermedades sistémicas

Las bacterias que habitan de forma natural nuestra boca son perfectamente saludables en ella, pero eso no significa que sean inocuas en otras partes del cuerpo. Es posible que, debido a fenómenos que siguen en estudio, las bacterias de la boca se desplacen a otros órganos y tejidos y, al no estar adaptadas a ese ambiente, empiecen a causar problemas ya que se comportan como patógenos.

Así, es posible que causen endocarditis si llegan al corazón, aumenten el riesgo de sufrir cáncer de colon, problemas circulatorios… Incluso pueden hacer que suframos hipertensión, niveles altos de colesterol, diabetes y, pese a que se está estudiando, es posible que estén estrechamente relacionadas con la salud mental.

Por lo tanto, las bacterias de la boca tienen implicación en muchas enfermedades sistémicas. Procurar que no haya desequilibrios en sus poblaciones es de vital importancia para reducir el riesgo de que nos provoquen trastornos de este tipo.

Referencias bibliográficas

  • Cruz Quintana, S.M., Sjostrom, P.D., Arias Socarrás, D. et al (2017) “Microbiota de los ecosistemas de la cavidad bucal”. Revista Cubana de Estomatología.
  • Deo, P.N., Deshmukh, R. (2019) “Oral microbiome: Unveiling the fundamentals”. Journal of Oral and Maxillofacial Pathology.
  • Kilian, M., Chapple, I.L.C., Hanning, M. (2016) “The oral microbiome - An update for oral healthcare professionals”. British Dental Journal.
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