Los 7 problemas sociales más comunes (y sus características)

Aunque la sociedad avanza ideológicamente, nuestro planeta sigue plagado de desigualdades. Exploremos el mundo en busca de los problemas sociales y humanos más importantes.

Problemas sociales

Según datos oficiales publicados en el año 2018, el mundo está habitado por, aproximadamente, 7.594 miles de millones de personas. Todos estos seres humanos nos repartimos en unos 200 países (de 193 según la ONU a 250, en base a la fuente consultada), cada uno de ellos con sus particularidades y desigualdades.

Por desgracia, nacer es una lotería. Si un ser humano nace en Alemania, su esperanza de vida se sitúa casi en los 81 años, mientras que en regiones como Camerún esta cifra se sitúa en unos preocupantes 58 años. El IDH (Índice de Desarrollo Humano por País) expone en cierto modo las diferencias entre países, pues es una cifra que tiene en cuenta el tener una vida larga y saludable, adquirir conocimientos y disfrutar de un nivel de vida digno. Todo esto se calcula en base a una serie de parámetros numéricos cuantificables específicos.

Aun así, indicadores como el IDH dejan por el camino algunas realidades mucho más concretas que crean problemas sociales graves, a pesar de que el país consultado presente un estilo de vida “estándar”. Hoy venimos a quitarnos el velo de los ojos y hacer un ejercicio de humildad: te contamos los 7 problemas sociales más comunes y cómo puede que participemos de alguna forma en ellos.

¿Cuáles son los problemas sociales más comunes?

Por redundante que parezca, un problema social se define como aquellos hechos considerados por el informante familiar como un problema existente en su entorno próximo. Dicho de otra forma, los desajustes y desafíos que perciben los miembros de la sociedad a la hora de formar parte de la misma. Como indica el propio término, un problema siempre es algo perjudicial, así que no se debate si debe estar presente o no, sino cómo eliminarlo.

A continuación, te contamos los 7 problemas sociales que más importantes nos parecen a día de hoy. Verás algunos viejos conocidos pero, sin duda, otros te sorprenderán. Vamos a ello.

1. Hambre

Sorpresa de nadie, pero un problema de todos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que 820 millones de personas carecían de comida para llevar a cabo sus labores diarias en el año 2018. Unicef puntualiza que, cada día mueren unos 8.500 niños por falta de alimentos. Esto se traduce en que, aproximadamente, fallecen 6,3 millones de infantes menores de 13 años de forma anual por causas prevenibles.

De todas formas, no hace falta irse a Níger para observar los efectos del hambre. Estados Unidos, teóricamente conocido por su opulencia y capacidad monetaria, cuenta con más de medio millón de personas sin hogar. Este problema social está mucho más cerca de lo que creemos, y todos podemos ayudar a solventarlo, aunque sea en parte. En casi cualquier región encontrarás disponibles bancos de alimentos, donde puedes donar comida que irá a parar a las manos de los más necesitados.

Hambre

2. Machismo

A escala mundial, tal y como indica el portal ONU mujeres, el 35% de las personas del sexo femenino han experimentado alguna vez violencia física o sexual por parte de de una pareja íntima o una persona con la que no tenía ningún tipo de vínculo personal. Cada día 137 mujeres mueren a manos de sus parejas, lo que se traduce en unas 87.000 anuales en escala global.

No, no hablamos de violencia de género, sino de violencia machista, pues son la inmensa mayoría hombres los que perpetran este tipo de crímenes. Generalizar está mal, pero está claro que, como sociedad, los representantes del espectro masculino debemos hacer un ejercicio de autocrítica y dilucidar qué hacemos o qué dejamos de hacer para acabar con este tipo de crímenes de una vez por todas. No es ni un chiste ni un comentario: el machismo mata. Sea una persona cercana o lejana quien perpetre el acto, es obligación de todos no dejar pasar una.

3. Transfobia

A día de hoy, por desgracia, aún siguen quedando personas (e incluso países enteros) que no conciben el género como un constructo social que no es ni blanco ni negro. Los órganos genitales con los que nacemos no nos definen, lo hacen nuestras vivencias, personalidad, experiencia y lo que queremos o necesitamos hacer con nuestro propio cuerpo e identidad.

Una estadística famosa con respecto a esta temática es que se estima que, aproximadamente, el 41% de las personas trans han intentado quitarse la vida en algún momento de su vida. El trans bashing (perseguir a estas personas), la violencia, el rechazo y otros muchos eventos hacen que ser una persona transgénero sea verdaderamente complicado en la sociedad actual.

En este tema, aún nos queda muchísimo que aprender como sociedad, pues articulamos comentarios tránsfobos sin darnos cuenta en muchas ocasiones. “Pareces un chico con esa ropa”, “mírala, es igual que una chica, no parece trans” “¿Tú que eres, chico o chica?” “Yo es que eso de hablar de todes no lo entiendo”, y otras muchas cosas más. Es necesaria una reestructuración completa del pensamiento y el género, pues nadie tiene por qué justificar la identidad que le define en ningún caso, menos ante un ataque o puesta en duda. Una persona es lo que crea ser. Los juicios sobran.

4. Racismo

Otro de los viejos conocidos en la lista, que, además, está en boca de todos a día de hoy por eventos recientes en Estados Unidos. Siguiendo las noticias de este país, te chocará conocer que el patrimonio de una familia blanca estadounidense es, de media, 7 veces mayor que el de una negra. Como complemento a este dato, es relevante saber que el 21% de los estadounidenses son pobres.

Sin ir más lejos, en este país 6,6 de cada millón de personas negras morirán a manos de un policía. No queremos entrar en temas demasiado espinosos, pero está claro que el racismo es un concepto sistémico que salpica todos los estratos de la sociedad. Es algo que está tan engranado que a veces incomoda hablarlo y se queda fuera de la conversación, pero no por ello deja de existir. En este caso, la acción personal es la única que puede pararlo. No son personas de color, son gente negra. No es un comentario sin ánimo de ofender: si alguien se ha ofendido, seguramente sea racista.

Racismo

5. Corrupción

Otro mal común que quizá no se conozca tanto en la cultura general. En países como España, famoso por este tipo de actos, se estima que se pierden 60.000 millones de ingresos anuales debido a la malversación de fondos. A nivel global, la mala praxis supone el 1,25% del producto interior bruto (PIB).

6. Pobreza

Un concepto muy ligado al hambre, pero no del todo intercambiable. Esta situación se define como la escasez o carencia de lo necesario para vivir, tan simple como complejo. El Banco Mundial nos muestra que, por sorprendente que parezca, más del 12,7% de la población mundial vive con menos de 1,9 dólares al día.

7. Patologías mentales

La Organización Mundial de la Salud calcula que 300 millones de personas en el mundo sufren depresión. Esta es la principal causa de discapacidad mundial y, en los peores casos, desemboca en el suicidio. Por desgracia, 800.000 personas utilizan esta vía de escape de forma anual.

Aunque hay tratamientos eficaces para paliar la depresión, en algunas regiones pobres hasta el 90% de los afectados la sufren en silencio sin ningún tipo de fármaco y ayuda psicológica. La depresión y los trastornos mentales están ligados a todo lo citado anteriormente: cuando un individuo es atacado por su etnia, identidad sexual o no puede permitirse vivir monetariamente, a veces la única salida que parece plausible es desaparecer.

Resumen

Terminamos en una nota triste, pero ¿cómo no hacerlo con una temática como esta? Siempre es posible ponerse positivo y decir: “al menos las cosas no están tan mal como antes”, pero, de esta forma, escudamos de forma inconsciente a los que siguen extendiendo la desigualdad y violencia en la sociedad.

Algunos de estos problemas son inabarcables a nivel individual, pero el machismo, la transfobia y el racismo se pueden (y deben) combatir desde casa y en los círculos sociales próximos. Es necesario comprender una realidad que duele a muchos: no somos la generación de cristal, somos la generación consciente. En base a esta consciencia se construye la inclusividad, donde no cabe la discriminación en base a ningún parámetro.

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