Los 10 tipos de Inmortalidad (y sus características)

La inmortalidad es algo que el ser humano siempre ha ansiado. Sin embargo, por el momento esto es algo solo real en los mundos de ficción.

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El ser humano siempre ansía todo aquello que no posee por naturaleza. Volar, ser invisible, viajar en el tiempo, predecir el futuro, etc. Sin embargo, una de las cuestiones que más interés ha suscitado en la humanidad es la inmortalidad. La posible existencia de la vida eterna ha sido contemplada no sólo desde el ámbito religioso, sino también en el campo filosófico y científico.

La inmortalidad se puede definir como la existencia indefinida que consigue superar la muerte. Los seres humanos siempre han ansiado alcanzar este estado, aunque hasta la fecha es un objetivo que nunca se ha materializado. Desde el plano filosófico, distintos pensadores han planteado que el concepto mismo de inmortalidad surge como respuesta a la angustia que el ser humano siente ante la posibilidad de morir. Crear la idea de que la muerte puede vencerse en ciertas situaciones proporciona así cierto sosiego existencial.

Este hecho puede explicar por qué la mayoría de religiones parten de la inmortalidad como punto central. Generalmente, Dios se presenta como un ente eterno y omnipotente, que promete a los fieles libres de pecado la inmortalidad. Así, los creyentes de religiones como el Cristianismo, el Islam o el Judaísmo creen fervientemente en la existencia de una vida más allá de la muerte.

En cambio, la inmortalidad se plantea de manera distinta en las religiones orientales como el budismo y el hinduismo, en las que se defiende la existencia de la llamada reencarnación. Esta afirma que es posible atravesar vidas sucesivas hasta alcanzar la perfección de uno mismo, punto en el que el ciclo de reencarnaciones finaliza.

¿Qué dice la ciencia sobre la inmortalidad?

Como vemos, el concepto de inmortalidad es una constante en el campo de la religión. Sin embargo, la ciencia también se ha aproximado al estudio de este ideal. Rigurosamente, no se ha confirmado hasta la fecha que la inmortalidad sea algo real. Es importante tener muy claro que todos los seres vivos nacen, se desarrollan y mueren, de forma que no existe nadie inmortal.

Siempre, tarde o temprano, un ser viviente acaba muriendo. De esta manera, en el momento actual solo podemos hablar de inmortalidad en el terreno de la ficción o la mitología. Cuando morimos, se extingue nuestro proceso homeostático. En los seres inmortales esto no sucede porque este proceso sencillamente no ocurre.

No obstante, la ciencia ha identificado diversos mecanismos que permiten enlentecer el proceso de envejecimiento. Las investigaciones realizadas hasta el momento han permitido conocer que la longitud de los telómeros de los cromosomas en nuestras células son un factor importante en el proceso de envejecimiento y la muerte celular.

De acuerdo con este hallazgo, se ha planteado la posibilidad de modificar la longitud de los telómeros con ingeniería genética, permitiendo así que la vida se alargue más. De la misma manera, se conoce que la existencia de agente oxidantes como los radicales libres son un importante obstáculo para lograr la supuesta vida eterna. En otras palabras, por el momento es difícil combatir el deterioro natural de nuestras células.

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¿Qué clases de inmortalidad existen?

Aunque, como venimos comentando, la inmortalidad no ha llegado a convertirse en realidad, lo cierto es que esta es un tema recurrente no sólo en la religión, sino también en la literatura, el cine, los videojuegos, etc. A continuación, vamos a hablar de los distintos tipos de inmortalidad existentes.

1. Vida eterna

Este tipo de inmortalidad se refiere a esos seres que jamás mueren de forma natural por factores como las enfermedades o la edad. No obstante, mantener esta inmortalidad puede requerir tomar ciertas medidas o estrategias. Por ejemplo, participar en un ritual o conseguir dicha inmortalidad a costa de la vitalidad de otra persona. Mientras que los individuos longevos son aquellos con una esperanza de vida muy larga, aquellos con una vida eterna nunca llegan a morir por la vejez.

2. Resiliencia

En este caso, el ser es inmortal en el sentido de que puede sobrevivir a heridas o lesiones que serían mortales para un individuo normal. De esta forma, posee una gran resiliencia física que le hace salir con vida ante situaciones muy peligrosas o adversas.

3. Inmortalidad por regeneración

Los individuos con inmortalidad por regeneración pueden mantenerse con vida ante heridas y daños que podrían resultar letales en un ser común. La diferencia respecto a la resiliencia reside en que no sólo sobreviven a situaciones letales, sino que además pueden recomponerse y volver al estado anterior que tenían.

En la literatura y los videojuegos esta regeneración puede ser más o menos intensa. Para que la regeneración vaya ligada a la inmortalidad es necesario que el individuo pueda recomponerse incluso cuando se han visto comprometidos sus órganos más vitales. De lo contrario, se trata de una capacidad regenerativa limitada que no tiene por qué contribuir a la inmunidad a la muerte.

4. Amortalidad

En este caso, se hace referencia a entes que no se encuentran vinculados a la naturaleza de la vida y la muerte como el resto de seres terrenales. Es decir, no tienen un carácter humano y no se puede afirmar que estén vivos o muertos, porque tienen un carácter abstracto. Esto hace que sean considerados inmortales, por el hecho de que para ellos morir no es ni siquiera una posibilidad factible. En este caso la inmunidad a la muerte se debe a que el ser se encuentra en un nivel diferente, por encima de la dicotomía entre vivir o morir.

5. Parásito

En este caso, el ser inmortal consigue hacerse inmune a la muerte gracias a que parasita a otro ser. En la literatura, los videojuegos y la ciencia ficción en general esto se puede producir en forma de posesiones, corrupción de alguien, e incluso separación de las distintas partes del cuerpo.

6. No-Muerto

En este caso, los personajes ya se encuentran técnicamente muertos. Dado que ya han muerto una vez, no pueden volver a hacerlo. De esta manera, se presentan como entes sin necesidades fisiológicas básicas de sueño y alimentación que, por supuesto, son ajenos al paso del tiempo. El ejemplo más claro de seres inmortales no-muertos son los fantasmas. Aunque interactúan con otros seres, se encuentran en un plano diferente en el que la muerte no es un desenlace posible.

7. Dependiente

En este caso, un ser determinado puede evitar la muerte mientras se encuentre vinculado a otra entidad. El problema de este tipo de inmortalidad es que esta es cambiante, pues depende profundamente del estado de ese agente. A veces, también se pueden incluir aquí los individuos inmortales por el efecto de un hechizo o maldición.

8. Trascendental

En este caso, la inmortalidad viene dada porque ese ser tiene su alma en otra dimensión o lugar. En este caso, existe una separación entre la entidad física y la esencia del individuo. Esta división es la que hace que el personaje sea inmune a la muerte.

9. Meta-inmortalidad

En este caso, hablamos de seres inmortales que tienen esta cualidad debido a que son ajenos a las leyes del espacio y el tiempo. Es decir, se trata de entidades omnipotentes, como por ejemplo Dios. En estos casos, es imposible que su vida termine a no ser que otro ser de la misma naturaleza exista y pueda destruirlo.

10. Inmortalidad simbólica

En este caso, hablamos de individuos que, si bien han fallecido, permanecen en la memoria colectiva por las aportaciones y huellas que dejaron en sus años de vida. Esto es algo que podemos ver con grandes artistas, celebridades y personajes clave de la historia que, a pesar de haber fallecido hace siglos, siguen siendo recordados a día de hoy. Este tipo de inmortalidad no hace referencia a la inmunidad a la muerte, sino a la importancia de la cultura y la transmisión intergeneracional a la hora de preservar los recuerdos.

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La idealización de la inmortalidad

Si alguien te preguntara si deseas ser inmortal, es probable que respondas afirmativamente sin pensarlo. Siempre que se aborda esta cuestión, las personas afirman que ser inmortal sería un sueño hecho realidad, pues podríamos estar siempre junto a nuestra familia y amigos, no temeríamos a las enfermedades ni a la muerte y no sufriríamos cuando se acerca el final de nuestra vida. Sin embargo, la realidad es que la cuestión de la inmortalidad no sólo es inviable por razones científicas (por el momento).

Lo cierto es que este asunto tiene importantes implicaciones éticas y prácticas. ¿Cómo se organizaría el mundo si todos fuésemos inmortales? Probablemente sería un caos absoluto, pues aparecerían innumerables problemas como la superpoblación, la ausencia de vivienda y alimentos para todos, la reproducción desbordada…Por ello, ser inmortal es algo que quizá deba reservarse a los mundos ficticios. Paradójicamente, alcanzar la vida eterna puede ser la destrucción total de nuestra especie.

Conclusiones

En este artículo hemos hablado acerca del concepto de inmortalidad. Esta cuestión ha sido fuente de preocupación del ser humano, siendo un tema central en ámbitos como la religión, la filosofía o la ciencia del envejecimiento. Sin embargo, por el momento solo podemos hablar de inmortalidad en el plano de la ficción. Si la inmortalidad se convirtiera en una realidad, son muchos los dilemas éticos y prácticos que la sociedad tendría que afrontar.

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