Las 10 enfermedades más comunes en otoño (y cómo prevenirlas)

Cuando la estación pasa de verano a otoño, nuestros cuerpos tienen dificultades para lidiar con los cambios de temperatura y podemos enfermar con más facilidad de lo habitual.

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Cada estación trae consigo su propio conjunto de enfermedades y problemas de salud, y el otoño no es una excepción. La etapa de transición entre verano y otoño presenta una mayor incidencia de muchas enfermedades víricas, sobre todo de la gripe. Los virus se transmiten fácilmente -por contacto directo o indirecto- entre personas y son especialmente peligrosos para los ancianos, niños y los pacientes inmunodeprimidos.

El frío es responsable de suprimir el sistema inmunitario, aumentando así la susceptibilidad a las infecciones, de virus y bacterias. Pero otros factores, como la poca prevención, también comparten la culpa de la rápida propagación de estas infecciones. Para evitar este tipo de enfermedades se recomienda acudir al médico desde la aparición de los primeros síntomas.

Esta visita puede acortar significativamente la duración y el desarrollo de la enfermedad, gracias al tratamiento farmacológico pautado. En cuanto a la propagación, lavarse bien las manos es importante para disminuir la transmisión de los virus y otras bacterias. Además, para algunas enfermedades estacionales como la gripe, se recomienda la vacuna en personas de riesgo. En este artículo listamos las 10 enfermedades que alcanzan su punto álgido en otoño, explicamos cuáles son sus síntomas más comunes, además de dar algunos consejos sobre cómo prevenirlas.

¿Cuáles son las enfermedades más comunes en otoño?

Los incondicionales de los pantalones cortos, las chanclas y las camisetas hawaianas tienen muchas probabilidades de enfermar una vez llegado el otoño. Es más, es muy posible que acabemos por costiparnos si seguimos vistiendo como en verano hasta bien entrado el otoño, y no adecuemos nuestra vestimenta a la estación.

Entre las enfermedades más comunes en otoño se encuentran las víricas. Con el cambio de estación y la llegada progresiva del frío, comprobar el parte meteorológico antes de salir de casa y vestir siempre de forma adecuada puede ayudar a prevenir muchas de estas afecciones estacionales. Si bien prevenir otras afecciones otoñales de la lista como la depresión estacional y el fenómeno de Raynaud puede no ser tan fácil, aunque la previsión sigue siendo importante a la hora de afrontarlas.

1. Resfriado

En cualquier época del año, incluido en verano, cualquiera puede padecer un resfriado común. Sin embargo, el resfriado afecta a más personas durante los meses de otoño e invierno. Según las estadísticas, cada año más de mil millones de personas alrededor del mundo contraen un resfriado considerado grave. El resfriado es una enfermedad contagiosa que puede ser causada por muchos virus diferentes. Los síntomas comunes incluyen secreción y congestión nasal, cansancio, dolores corporales y estornudos frecuentes. Las mejores maneras de evitar un resfriado implican:

  • Hidratación: debemos asegurarnos de beber mucha agua.
  • Gárgaras: el agua salada puede ayudar a aliviar el dolor.
  • Miel: la miel proporciona un alivio inmediato de muchos de los síntomas de garganta.
  • Humidificador: el uso de un humidificador ayuda a toser y afloja las secreciones nasales.
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2. Gripe

Si los síntomas del resfriado se acompañan de fiebre alta (hasta 40 grados), tos intensa, dolor articular y muscular, junto con debilidad generalizada, podemos estar seguros de que se trata de una gripe.

La gripe es una enfermedad vírica causada por el virus influenza que infecta normalmente las vías respiratorias (nariz y garganta), en algunos casos graves puede provocar daños en los pulmones. Normalmente, la gripe suele ser leve, pero en ocasiones y sobre todo en pacientes ancianos o inmunodeprimidos puede complicarse, incluso llevar a la muerte. Por lo que se recomienda la vacuna anual como método preventivo en personas de riesgo.

3. Neumonía

Los casos de neumonía aumentan considerablemente durante el otoño y el invierno, aunque también ocurren en primavera y verano. La neumonía es una infección de los pulmones causada por bacterias, virus u hongos. Es una complicación habitual de la gripe. La gripe puede derivar en una neumonía si no se trata de forma adecuada. La infección llega a los pulmones y provoca la inflamación de los sacos alveolares (de aire) de los pulmones (uno o ambos). En los peores casos, los sacos de aire se llenan de líquido o de material purulento, lo que provoca tos con flema o pus, fiebre, escalofríos y dificultad respiratoria. Esta afección puede derivar en múltiples complicaciones, relacionadas con la propia enfermedad o causadas por el tratamiento farmacológico.

Estimular nuestro sistema inmunológico en otoño ayuda a prevenir la neumonía. Además, si la neumonía se detecta temprano, el tratamiento puede ayudar a mejorar la función pulmonar y prevenir enfermedades cerebrales. Una dieta equilibrada rica en ciertos alimentos puede ayudar al cuerpo a prevenir las infecciones y estimular el sistema inmune. El ajo, el jugo de zanahoria, la espinaca, la albahaca y el jengibre y otros alimentos con gran aporte en vitaminas y nutrientes son buenas opciones.

4. Otitis

En otoño, las enfermedades infecciosas de las vías respiratorias altas se dan con más frecuencia que en otras épocas del año; las otitis son especialmente comunes en los niños. Los cambios en la humedad del aire y las fuertes olas de frío aumentan la posibilidad de que contraigamos una infección de oído.

5. Sinusitis

En cualquier momento del año podemos contraer sinusitis, pero en otoño e invierno el riesgo aumenta. Cuando hace frío, la mucosa nasal (revestimiento) se expande, lo que permite que crezcan bacterias en los senos paranasales. Esto hace que los senos paranasales se infecten y como respuesta ocurra la inflamación, origen de la sinusitis.

Los principales síntomas de la sinusitis son la secreción nasal, junto con fuertes dolores de cabeza, fiebre y dificultad para respirar. Si la sinusitis no se trata adecuadamente, puede convertirse en una infección crónica y provocar distintas complicaciones. Existen algunas medidas preventivas como taparse la cabeza cuando hace frío, y no salir con el pelo mojado, además de evitar el tabaco. El humo del cigarrillo puede penetrar en las fosas nasales y causar irritación en las membranas mucosas, agravando el desarrollo y los síntomas de la enfermedad. Un ambiente seco favorece la sinusitis, es importante mantener un porcentaje adecuado de humedad del aire.

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6. Asma

El clima en otoño ayuda a la propagación de virus y bacterias. Los niños asmáticos a menudo pueden contraer otras enfermedades como gripe o infecciones respiratorias agudas, agravando los síntomas de su enfermedad. Es necesario que en este periodo de frío los pacientes asmáticos estén más supervisados.

7. Anemia

La anemia es una enfermedad que provoca una disminución de los glóbulos rojos y la hemoglobina en la sangre. A partir de septiembre, a medida que nos acercamos al invierno, es importante incluir alimentos ricos en vitamina B12 y hierro en la dieta. Normalmente en verano, es fácil incluir en nuestra dieta productos como frutas y verduras ricas en vitaminas y minerales. Normalmente, estos alimentos serán suficientes para la primera mitad del otoño; sin embargo, si no prestamos atención a la nutrición en otoño, corremos el riesgo de desarrollar anemia u otras carencias nutricionales.

8. Cistitis

La cistitis es una enfermedad que afecta a muchas mujeres, pero también puede darse en sujetos masculinos. Los síntomas comunes de cistitis incluyen dolor al orinar y necesidad de ir al baño con más frecuencia. Se piensa que el origen de la cistitis es la ropa húmeda o sentarse en lugares fríos o mojados. Sin embargo, la cistitis es una infección causada por virus y bacterias. Aunque es verdad que, como en el caso de las inflamaciones de las vías respiratorias, el clima frío puede favorecer la inflamación de la vejiga. Además, la hipotermia puede causar el crecimiento de bacterias dañinas y debilitar el sistema inmunológico en otoño más que en verano, lo que dificulta que el cuerpo combata las infecciones que causan la inflamación de la vejiga.

9. Síndrome de Raynaud

En el síndrome de Raynaud, algunas partes del cuerpo -como los dedos de las manos y los pies, la nariz y las orejas- se entumecen y enfrían en respuesta a las bajas temperaturas. Por lo que es más frecuente que esta enfermedad aparezca en las estaciones frías.

El síndrome de Raynaud tiene como origen un estrechamiento anormal de las arterias más pequeñas (capilares) de las áreas afectadas, limitando el suministro de sangre. Existen algunos signos obvios: cambios en el color de la piel, dolor punzante y estrés. Es muy importante prestar atención a estos síntomas y consultar al médico lo antes posible para su tratamiento.

10. Depresión estacional

Frecuentemente, los cambios de temperaturas alteran el estado de ánimo, la depresión estacional es una de las enfermedades más comunes del otoño. El otoño trae una mayor incidencia de trastornos del sistema nervioso, como la depresión. Algunos de los síntomas comunes de la depresión son la alteración del estado de ánimo (normalmente triste), la falta de concentración, la ansiedad, el aumento del apetito, la somnolencia, la disminución de la concentración y la incapacidad para disfrutar (anhedonia). Se considera que la falta de luz solar -que ocurre durante el otoño- es un factor que contribuye considerablemente al desarrollo de la depresión.

Para ayudar a sobrellevar la depresión y su aparición, lo mejor es intentar pasar la mayor cantidad de tiempo al aire libre, por ejemplo, dando paseos. El cuerpo necesita estar expuesto a la mayor cantidad de luz solar durante el otoño, por lo que también se pueden practicar deportes como correr, o montar en bicicleta. Las opciones de dieta y estilo de vida también pueden influir en la producción de hormonas en el cuerpo. Ciertas hormonas como las endorfinas -que se producen durante el ejercicio- ayudan a mejorar el estado de ánimo. Por último, una dieta sana y equilibrada contribuye a evitar la depresión.

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