Los 6 tipos de constelaciones (y sus características)

Las constelaciones, designadas por las civilizaciones antiguas, son agrupaciones de estrellas cuya posición en el cielo nocturno es aparentemente invariable y que apelan a significados mitológicos.

Tipos constelaciones

Desde nuestro origen como especie, los seres humanos hemos alzado la vista hacia el cielo nocturno y nos hemos sentido abrumados por su belleza, inmensidad y misterio. Ahora sabemos perfectamente que esas puntos brillantes en el firmamento son esferas inmensas de plasma situadas a cientos (o miles) de años luz.

Pero esto, evidentemente, no siempre ha sido así. El conocimiento sobre las estrellas y el Universo en general es algo relativamente muy reciente. Por ello, las civilizaciones antiguas, que querían encontrar el sentido a ese lienzo de pequeños puntos, recurrieron a la mitología.

Entre las distintas agrupaciones de estrellas, las civilizaciones griegas, chinas, mesopotámicas, hindúes, incas, precolombianas, etc, encontraron formas ocultas que apelaban a seres vivos o deidades, constituyendo lo que conocemos como constelación.

Estas constelaciones siguen siendo útiles a día de hoy y, sin duda, nos muestran hasta dónde fueron capaces de llegar los humanos para darle un sentido a lo que veían en el cielo nocturno. Por ello, en el día de hoy, además de entender la ciencia detrás de las constelaciones, veremos qué tipos existen.

Constelaciones, mitología y pseudociencia

Una constelación es, a grandes rasgos, una agrupación de estrellas que, vistas desde la superficie terrestre y formando parte del firmamento en el cielo nocturno, pueden unirse entre ellas a través de líneas imaginarias y cuyo resultado final remite a una figura, ya sea un animal, una persona o un objeto.

En este sentido, los astrónomos de las civilizaciones antiguas (Mesopotamia, China, Grecia…) eran astrólogos que creían que en estas constelaciones, es decir, en los dibujos que iban posicionándose en el cielo nocturno, estaba la clave para entender y predecir eventos naturales.

Por ello, pese a que el concepto de constelación apele indudablemente a la pseudociencia, entender qué son las constelaciones y por qué los “dibujos” en el cielo se han mantenido intactos (o eso parece) desde la antigüedad es muy interesante desde el punto de vista científico.

Y es que, además, las 88 constelaciones que reconocemos en la actualidad (muchas otras se habrán elaborado en distintas civilizaciones, pero se han perdido a lo largo de la historia) están reconocidas oficialmente desde el año 1928 por la Unión Astronómica Internacional, pues no solo son una muestra del legado histórico de la humanidad, sino que son útiles en tareas de Astronomía para ubicar cuerpos celestes en el firmamento. Actualmente, lejos de apelar a la pseudociencia, conforman el mapa astronómico de nuestro cielo.

Constelación mitología

¿Por qué vemos constelaciones en el cielo?

Habiendo entendido qué es una constelación y su importancia en las civilizaciones antiguas, ahora es importante comprender la ciencia detrás de ellas. Y es que, dejando a un lado cuestiones mitológicas, que aparezcan formas en el cielo nocturno tiene, evidentemente, una explicación científica.

Nuestra Tierra es un planeta más dentro de la Vía Láctea, una galaxia con forma de espiral y un diámetro de 52.850 años luz. Esto significa que, si fuéramos capaces de viajar a la velocidad de la luz (que ni lo somos ni lo seremos jamás) tardaríamos todos estos años en recorrerla de una punta a otra.

Ahora bien, lo importante es que como galaxia que es, la Vía Láctea “no es más” que una región en el espacio en la que miles de millones de estrellas (y toda la materia y cuerpos celestes que orbitan alrededor de estas) giran alrededor de un centro de gravedad situado en el corazón de la galaxia, es decir, en su núcleo. Un centro de gravedad que, por cierto, suele ser debido a la presencia de un agujero negro hipermasivo.

En el caso de la Vía Láctea, que es lo que nos importa, pues en el cielo nocturno solo vemos las estrellas de nuestra galaxia (y en el Universo habría 2 millones de millones de galaxia más), hay, aproximadamente, 100.000 millones de estrellas, aunque las últimas investigaciones apuntan a que, en realidad, podrían haber 400.000 millones.

Sea como sea, lo importante es que nuestro Sol es solo una más de varios cientos de miles de millones de estrellas más en nuestra galaxia. Y pese a este increíble número, teniendo en cuenta la inmensidad de la galaxia, hay suficiente espacio como para que las estrellas estén a varios años luz de distancia entre ellas.

De hecho, Alfa Centauri, la estrella más cercana al Sol, está a 4,37 años luz de nosotros. Las distancias entre estrellas más cercanas varían mucho, pero podemos considerar que este es un valor promedio.

Pero, ¿qué tiene que ver esto con las constelaciones? Ahora llegamos a eso. Y es que, como vemos, compartimos un espacio tridimensional (la galaxia) con estrellas que pueden estar “muy cerca” como Alfa Centauri, a poco más de 4 años luz, pero también con otras increíblemente lejanas, como UY Scuti, la estrella más grande de la Vía Láctea, a 9.500 años luz.

Por lo tanto, esta distribución tridimensional de estrellas que están increíblemente lejos (pero son tan grandes que son perceptibles) se plasma, desde nuestra perspectiva, en una imagen bidimensional, en las que todas las estrellas parecen estar en el mismo plano.

Evidentemente, no lo están. Y estrellas de una misma constelación ya no es que estén a varios años luz, sino que conforman, en realidad, una estructura tridimensional. Ahora bien, es cierto que, desde la Tierra, las más cercanas y/o masivas, pueden percibirse como puntos brillantes (la luz que vemos salió de la estrella hace cientos de años) que, dadas las distancias, percibimos como un lienzo bidimensional. Y ahí es cuando podemos formar líneas imaginarias.

Constelaciones

¿Por qué las constelaciones parecen no moverse?

Después de entender por qué las estrellas se agrupan, desde nuestra perspectiva, en grupos con los que más tarde creamos constelaciones, surge inevitablemente una pregunta: si la Tierra se mueve alrededor del Sol, si el Sol se mueve alrededor de la galaxia y todas las estrellas también lo hacen, ¿por qué las constelaciones no cambian?

Bueno, porque técnicamente sí que lo hacen, pero a una escala imperceptible para nuestros ojos. El lienzo de las constelaciones va cambiando a lo largo del año porque, en efecto, la Tierra se mueve alrededor del Sol. Por ello, dependiendo de la estación, estaremos enfocando a una porción del cielo nocturno o a otra, por lo que vemos unas constelaciones concretas.

Hasta aquí, todo tiene sentido, pero, si vamos alterando nuestra posición tridimensional moviéndonos alrededor de la galaxia y las otras estrellas de la Vía Láctea hacen lo mismo, ¿cómo es posible que, desde la antigüedad, veamos las estrellas en el mismo sitio?

Esto todavía sorprende más si tenemos en cuenta que el Sol se mueve alrededor del centro de la Vía Láctea a una velocidad de 251 kilómetros por segundo y que el resto de estrellas, aunque varía en función de muchos parámetros, tienen velocidades de rotación galáctica similares.

Las estrellas (el Sol incluido) cambian su posición en la galaxia. Por lo tanto, indudablemente las constelaciones cambian, pues todas las estrellas se mueven en distintas direcciones en el espacio tridimensional. De hecho, teniendo en cuenta la inmensidad de la galaxia, el Sol tarda 200 millones de años en completar una vuelta.

Si parecen no cambiar es porque, en términos astronómicos, desde que las primeras civilizaciones dibujaran las constelaciones, esto es apenas un suspiro. Desde ese momento (las primeras constelaciones se describieron hace 6.000 años), las estrellas del firmamento (el Sol incluido) se han movido, todas, unos 6 años luz respecto al momento de dibujarlas. Puede parecer mucho, pero si tenemos en cuenta que las distancias entre estrellas suelen ser de miles de años luz, las diferencias, al menos desde nuestra perspectiva, son imperceptibles.

Si esperáramos millones de años, claro que las constelaciones serían totalmente diferentes. Siempre están cambiando porque nosotros giramos alrededor de la galaxia y el resto de estrellas también; simplemente que en el tiempo que llevamos observando las estrellas es, por mucho que para nosotros sea toda nuestra historia, un abrir y cerrar de ojos para el Universo.

¿Cómo se clasifican las constelaciones?

Como venimos diciendo, cada civilización ha creado sus propias constelaciones, pues ha visto unas formas determinadas en el cielo nocturno. Sea como sea, actualmente se reconocen de forma oficial 88 constelaciones (12 de las cuales son las del zodíaco), las cuales sirven especialmente como afición para identificarlas en el cielo nocturno, aunque en Astronomía se utilizan también para designar la posición de cuerpos celestes.

La más grande de ellas es Hidra, una agrupación de 238 estrellas que cubre el 3% del cielo nocturno. Esta y las otras pueden clasificarse dependiendo de la posición en el cielo y de la época del año en que pueden observarse. Veamos, pues, los diferentes tipos de constelaciones.

Mapa constelaciones
Un mapa de las 88 constelaciones reconocidas oficialmente.

1. Constelaciones boreales

Las constelaciones boreales son aquellas que pueden verse solo en el hemisferio Norte de la Tierra. Ejemplos de estas son la Osa Mayor, la Osa Menor (que alberga la estrella polar, alfa Ursae Minoris, la cual nos indica el norte, aunque como cualquier estrella se mueve), Tauro, Orion, Géminis, Virgo, Cancer, Aries, Piscis, Serpiente, etc.

2. Constelaciones australes

Las constelaciones australes son aquellas que pueden verse solo en el hemisferio Sur de la Tierra. Ejemplos de estas son la anteriormente mencionada Hidra, Libra, Centauro, Acuario, Capricornio, Escorpio, etc.

3. Constelaciones de invierno

Es en los meses de invierno cuando hay más constelaciones para observar. Durante esta estación, la franja de la Vía Láctea con más estrellas queda en lo más alto del cielo nocturno y podemos ver constelaciones como Géminis, Liebre, Orión, Cáncer, etc.

4. Constelaciones de primavera

Son las constelaciones que pueden observarse durante los meses de primavera y tenemos, por ejemplo, las de el León, Hidra, Virgo, Boyero, etc.

5. Constelaciones de verano

Durante los meses de verano podemos observar constelaciones como la de Hércules, Corona Boreal, la Flecha, el Águila o el Cisne.

6. Constelaciones de otoño

En contraposición al invierno, la Tierra no está enfocada hacia el centro de la Vía Láctea, por lo que se observan menos estrellas en el cielo nocturno. Las constelaciones de la estación de otoño son Aries, Pegaso, Andrómeda (no confundir con la galaxia de mismo nombre), Perseo, Pegaso, etc.

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