Bulto en la ingle: 10 posibles causas (y tratamiento)

Observar la aparición de un bulto en cualquier parte del cuerpo siempre es algo que genera preocupación. Pero los bultos en la ingle no siempre tienen que deberse a un tumor, hay otras muchas causas benignas.

Bulto ingle

El cáncer es, por razones obvias, la enfermedad más temida del mundo. Y no es de extrañar, pues cada año se diagnostican en el mundo más de 18 millones de casos de cáncer, una patología con un profundo impacto a nivel tanto físico como psicológico especialmente en el paciente, pero también en su familia y seres queridos.

Por ello, es perfectamente normal que ante el menor signo clínico que nos pueda recordar a la sintomatología de una enfermedad oncológica, todas las alarmas salten. Constantemente estamos revisando nuestro cuerpo y es natural que, cuando aparecen cosas extrañas en él, surja la preocupación.

Y en este contexto, una de las cosas que más temor nos genera es ver que en alguna parte de nuestro cuerpo aparece un bulto. Y es que es bien sabido por todos que la aparición de estas protuberancias puede ser señal del desarrollo de un tumor en el organismo. Pero hay que tener en cuenta no solo que no todos los tumores son malignos (también hay tumores benignos), sino que hay muchas otras causas detrás de la aparición de bultos que nada tienen que ver con el cáncer.

Así pues, en el artículo de hoy y de la mano tanto de nuestro equipo de médicos colaboradores como de las más prestigiosas publicaciones científicas, nos centraremos en los bultos de la ingle, una zona del cuerpo especialmente propensa a su aparición. Analizaremos las posibles causas (no todas peligrosas, ni mucho menos) y veremos, por supuesto, cómo abordar cada situación.

Me ha salido un bulto en la ingle: ¿cuál puede ser la causa?

Un bulto, en Medicina, se define como una protuberancia que se percibe como una elevación anómala y localizada en la superficie del cuerpo con la percepción de un nódulo o una masa endurecida en el interior del organismo. Y los inguinales, en concreto, son aquellos que se desarrollan en la ingle, conocida como entrepierna, es la zona anatómica en la que la parte superior de los muslos se une con la parte inferior del abdomen.

Los bultos siempre generan preocupación, pues todos los relacionamos con un tumor y, pese a que no todos los tumores sean malignos, directamente asociamos tumor con cáncer. Pero esto no es siempre así. Hay muchas causas benignas, especialmente en el caso de los bultos inguinales, que no son peligrosas pese a la aparición de estas protuberancias. A continuación exponemos las principales causas detrás del desarrollo de bultos en la ingle, analizando el tratamiento para cada caso.

1. Pelo enquistado

Un pelo enquistado es aquel que, al crecer, se curva y no sale de la piel, quedándose en el interior de la misma y creciendo horizontalmente por debajo de la superficie. Esto suele ocurrir cuando las células muertas obstruyen el folículoso puloso. El crecimiento anómalo irrita la piel y es posible que, por la reacción inflamatoria, aparezca un bulto.

Es común que esto suceda en la ingle, por lo que es una de las principales causas de aparición de bultos inguinales. Estas protuberancias son dolorosas al tacto y tienen un color rojizo. No es en absoluto grave, pero sí que es recomendable acudir a la farmacia para obtener un producto que reduzca la inflamación para, después de exfoliar, sacar el pelo con unas pinzas esterilizadas. Si está demasiado profundo, habría que ir al dermatólogo.

Pelo enquistado

2. Infección

Las infecciones, especialmente aquellas adquiridas por contacto sexual, pueden ser causa de la aparición de bultos en la ingle. Infecciones como la clamidia, la gonorrea o el herpes genital pueden ocasionar una inflamación de los ganglios linfáticos cercanos a la zona de exposición, que en este caso serán los ganglios de la zona de la ingle.

Así pues, la proliferación natural de linfocitos (un tipo de células inmunitarias) provoca el agrandamiento de estos ganglios inguinales (como sucede con los del cuello ante infecciones de las vías respiratorias), algo que, a su vez, genera la aparición de estos bultos. El tratamiento consistirá en antibióticos o antifúngicos en función de la naturaleza del patógeno.

3. Quiste

Los quistes son abultamientos epidérmicos benignos que aparecen por una excesiva acumulación de grasa en el interior de la piel. Presentan un aspecto interno, siendo protuberancias que dan lugar a estos bultos de los que estamos hablando. No son cancerosos y, de hecho, no son ninguna urgencia que, más allá de cuestiones estéticas, no requiere de tratamiento.

Son bultos pequeños con un color ligeramente blanquecino y de forma redonda y pequeño tamaño. Solo habría que acudir al médico si vemos que cambia de color y/o de tamaño con el paso de los días, algo que sería señal de infección y, por tanto, de necesidad de extirpación del quiste.

4. Ganglio inguinal

Los ganglios linfáticos son unas estructuras con forma de riñón encapsuladas que se sitúan en diversos puntos del sistema linfático formando cadenas o racimos. Los vasos linfáticos transportan la linfa, un tejido líquido rico en lípidos y pobre en proteínas donde se localizan las diferentes células inmunitarias, por lo que es el medio en el que se fundamenta la acción del sistema inmunológico.

Estos ganglios, de los cuales hay más de 600 por todo el cuerpo y actúan como redes de filtración de esta linfa, son especialmente abundantes en axilas, abdomen, cuello y, por supuesto, la ingle. Así pues, es común que, en caso de que estos ganglios inguinales se inflamen, se perciban protuberancias en la ingle. De nuevo, no tiene por qué ser peligroso, pero sí que puede ser señal, como hemos dicho, de un proceso infeccioso.

5. Hernia inguinal

Una hernia inguinal es una condición clínica en la que parte del intestino empuja hacia fuera a través de una zona debilitada en la musculatura abdominal. Es decir, se forma un bulto doloroso en la ingle cuando una parte del intestino sobresale de los músculos abdominales. El dolor se hace más notorio cuando la persona tose, se inclina o intenta levantar objetos pesados.

No es una situación necesariamente peligrosa, pero hay ocasiones en las que, sin tratamiento y en caso de que no mejore por sí sola, puede derivar en complicaciones graves. Por ello, lo má s común es tratar quirúrgicamente la hernia, con una cirugía para reparar la lesión, una intervención frecuente y de buen pronóstico.

Hernia inguinal

6. Ensanchamiento de vasos sanguíneos

Hay ocasiones en las que una arteria o una vena de la zona de la ingle puede ensancharse, una situación que provoca la aparición de estos bultos inguinales. En caso de que ocurra con una vena, estamos ante un aneurisma femoral. Y en caso de que ocurra con una vena, ante una vena varicosa, que pasan a ser retorcidas y agrandadas.

El tratamiento, que se basa más en reducir el riesgo de las complicaciones derivas de este ensanchamiento de los vasos sanguíneos que en eliminar los bultos, suele basarse en medidas de cuidado personal (hacer ejercicios específicos), usar medias de compresión y, en caso de que sea necesario, terapias farmacológicas o quirúrgicas.

7. Lipoma

Un lipoma es un tumor benigno de naturaleza grasa que se ubica generalmente entre la piel y la capa muscular oculta. Son bultos de grasa de crecimiento lento que no tienen naturaleza cancerosa, por lo que suelen ser inofensivos. Es una protuberancia que se siente “pastosa” y que puede moverse con facilidad al presionarlo con los dedos, aunque no hay dolor.

Por regla general, al tratarse de bultos inguinales inofensivos, normalmente no se realiza ningún tratamiento, pues los riesgos de la extirpación son mayores que los beneficios. Aun así, si este crece demasiado (hasta tal punto que compromete la salud emocional del paciente) y/o hay dolor, entonces sí que puede extirparse este cúmulo de grasa.

8. Linfoma

Un linfoma es todo aquel cáncer o tumor maligno que se desarrolla en el sistema linfático, el cual ya lo hemos analizado anteriormente. Se trata de una proliferación maligna de linfocitos, un tipo de glóbulos blancos, que se ha desarrollado por mutaciones genéticas en estas células inmunitarias. En ocasiones, este cáncer se manifiesta con una hinchazón muy evidente de los ganglios linfáticos inguinales.

En este contexto, pueden surgir protuberancias palpables pero indoloras en la zona de la ingle, que son uno de los principales síntomas de este linfoma, los cuales vienen acompañados de sudoración nocturna y dolor en estos ganglios después de beber alcohol. La quimioterapia, la radioterapia y el trasplante de médula ósea son las principales opciones de tratamiento.

9. Tumor maligno

Un tumor maligno también puede estar detrás de la aparición de un bulto en la ingle. Y no hablamos de un linfoma, que es un cáncer en el sistema linfático, que se expresa con una inflamación de los ganglios inguinales. Hablamos de un tumor maligno directamente en una región anatómica de la ingle.

El cáncer de testículos, de vulva, de vagina, de pene o de recto pueden manifestarse clínicamente con la aparición de bultos inguinales que son especialmente duros al tacto y que, a diferencia de los lipomas, no pueden desplazarse mediante el tacto. No duelen ni siquiera cuando hacemos esfuerzos físicos, pero son síntoma de cáncer. El tratamiento, si el diagnóstico es precoz, puede ser suficiente con cirugía de extirpación, pero si la detección ha llegado demasiado tarde, la quimioterapia, la radioterapia y/o la inmunoterapia son necesarias.

10. Cáncer secundario

Terminamos con esta última causa. Un cáncer secundario es aquel que, surgiendo en cualquier parte del cuerpo, ha diseminado a través del sistema linfático hasta otra región del organismo. Así pues, es posible que los bultos inguinales se deban no a la aparición de un cáncer en esta zona, sino en la diseminación de otro tumor maligno.

En otras palabras, son protuberancias asociadas a un proceso de metástasis. Por desgracia, como el cáncer ya ha diseminado por el organismo, la probabilidad de supervivencia, incluso con tratamiento, es baja en la mayoría de casos. Pero como hemos visto, hay muchas otras causas mucho más comunes y para nada graves. Así que, si bien es importante observar nuestro cuerpo y acudir al médico ante el menor atisbo de duda, ante la observación de bultos en la ingle. debe imperar la calma.

Cáncer secundario
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