Diabetes: tipos, causas, síntomas y tratamiento

La diabetes se caracteriza por unos niveles demasiado altos de azúcar en sangre, algo que puede provocar muchas complicaciones en la salud.

Diabetes

Más de 400 millones de personas padecen diabetes en el mundo, un trastorno endocrino en el que, por distintas causas, los niveles de azúcar en sangre son demasiado altos, es decir, el cuerpo sufre una hiperglucemia.

Esta situación hace que el afectado tenga muchas posibilidades de padecer problemas de salud graves: enfermedades cardíacas, daños en los riñones, depresión, lesiones en la piel, trastornos oculares y nerviosos, afectación a los oídos… Todo esto convierte a la diabetes en una enfermedad mortal.

Conocer sus causas y entender que, pese a lo que se cree, no siempre es debida a una mala alimentación es pieza clave para aumentar el conocimiento que tenemos acerca de esta enfermedad tan grave y a la vez tan común.

Por ello, en el artículo de hoy hablaremos sobre la diabetes, exponiendo los tipos que hay y sus causas y síntomas, así como las formas de prevenirla y los tratamientos disponibles.

Azúcar e insulina: ¿quién es quién?

Cuando hablamos de diabetes, a todos se nos vienen dos nombres a la cabeza: el azúcar (o glucosa) y la insulina. Pero, ¿qué rol tiene cada uno de ellos en la aparición de esta enfermedad? Lo veremos a continuación.

El metabolismo humano es un sistema muy complejo. De todos modos, a grandes rasgos, puede resumirse como la serie de reacciones químicas que ocurren en nuestro interior que nos permiten obtener energía, la cual procede de la alimentación.

Existen muchos nutrientes que dan energía a nuestras células, aunque uno de los más importantes es el azúcar o glucosa, pues es fácilmente asimilable y es muy eficaz como fuente de energía. En otras palabras, el azúcar es el combustible de nuestro cuerpo.

Y, pese a que pueda parecer que el azúcar está vinculado solo a dulces y bollería, lo cierto es que muchos alimentos (la mayoría de ellos sanos) lo incluyen: fruta, cereales, pasta, etc.

Sin embargo, el azúcar debe estar en las cantidades justas dentro del organismo, es decir, por muy importante que sea, nunca debe sobrar. El exceso de azúcar (todo aquello que ya no necesitan las células) es extremadamente malo para el cuerpo, por lo que hay que hacer algo al respecto.

Y aquí es donde entra en juego la insulina. La insulina es una hormona producida por el páncreas cuando este detecta que hay demasiado azúcar libre por la sangre. Esta hormona viaja por el torrente sanguíneo y captura las moléculas de azúcar que encuentre, retirándolas de la sangre y enviándolas a lugares donde provoquen menos daño: básicamente en el tejido adiposo, convirtiéndose en grasa.

La diabetes aparece cuando hay algún problema con la insulina, que puede ser o bien porque no se produce la suficiente o porque las células se vuelven resistentes a su acción. En función de cuál de estas circunstancias se trate, estaremos ante un tipo de diabetes u otro.

¿Qué es la diabetes?

La diabetes es un trastorno endocrino en el que la funcionalidad de la insulina se ve afectada, provocando que por el torrente sanguíneo circule una cantidad de azúcar demasiado elevada, algo que puede derivar rápidamente en problemas graves de la salud.

Si bien la mayoría de estos casos, como veremos a continuación, son debidos a una mala alimentación, lo cierto es que hay casos de diabetes de origen genético, por lo que no se trata de un trastorno que sea siempre prevenible.

La diabetes es una enfermedad crónica, es decir, no tiene cura. De todos modos, sí que existen terapias que alivian los síntomas y reducen la probabilidad de padecer complicaciones derivadas de la hiperglucemia.

Los tipos de diabetes y sus causas

En función de dónde esté el problema con la insulina, la causa de la diabetes será una u otra. Y es en función de esta causa que clasificamos este trastorno en dos tipos.

Diabetes tipo 1

Es el tipo de diabetes menos común y es debido a que no se produce suficiente insulina, por lo que no se llega a la cantidad necesaria de esta hormona para compensar el exceso de azúcar en sangre. Es el tipo de diabetes con el que se nace.

Este tipo de diabetes está debida a que el sistema inmune, a causa de un error genético, ataca a las células del páncreas encargadas de producir insulina. A las personas con este tipo de diabetes, por mucho que adopten un estilo de vida saludable, el trastorno los acompañará a lo largo de toda su vida.

Diabetes tipo 2

Es el tipo de diabetes más común y es debido a que, a causa de hacer muchos excesos con el azúcar, las células se acaban volviendo resistentes a la acción de la insulina. Es decir, se ha producido tanta insulina a lo largo de la vida que esta ya no despierta ninguna respuesta en las células, haciendo que el azúcar se encuentre libre por la sangre.

Es el tipo de diabetes que se adquiere con los años, especialmente a partir de los 40. Este tipo de diabetes sí que es prevenible. Es decir, las personas no tienen ningún gen que les “maldiga” a padecer diabetes. Si se cuida la alimentación y se adoptan estilos de vida saludables, este tipo de diabetes no aparecerá.

Síntomas de la diabetes

Es importante conocer los dos tipos de diabetes ya que sus causas son distintas, pero a partir de ahora ya no es necesario realizar una diferenciación. A la que se sufra diabetes, ya sea de tipo 1 o de tipo 2, los síntomas, las complicaciones y los tratamientos son comunes a los dos.

La sintomatología varía en función de la gravedad del trastorno. No siempre la afectación a la producción o funcionalidad de la insulina es la misma, por lo que no siempre habrá la misma cantidad de azúcar libre por la sangre. De todos modos, las manifestaciones clínicas más comunes de la diabetes son las siguientes:

  • Pérdida de peso involuntaria
  • Mucha sed
  • Aparición de llagas que tardan en cicatrizar
  • Infecciones recurrentes
  • Fatiga y debilidad
  • Mucha hambre
  • Visión borrosa
  • Cetonas en la orina: productos que genera el cuerpo cuando, al no tener insulina, no puede conseguir energía de la glucosa y tiene que degradar masa muscular y grasa para obtener esta energía.

Estos son los principales síntomas que provoca la hiperglucemia. Sin embargo, lo verdaderamente peligroso de la diabetes son los trastornos que pueden derivar de ella, es decir, las complicaciones que surgen como consecuencia del exceso de azúcar en la sangre.

Complicaciones de la diabetes

Cuando se encuentra libre por la sangre, el azúcar daña las paredes de los vasos sanguíneos, aumenta la tensión arterial, dificulta el funcionamiento de muchos órganos vitales, altera la composición de la microbiota del cuerpo, daña los nervios, etc.

Por todo ello, la diabetes puede derivar en una serie de complicaciones, entre las que destacan las siguientes:

  • Enfermedades cardiovasculares: afecta al corazón y a los vasos sanguíneos
  • Enfermedades renales: daña a los riñones
  • Enfermedades oculares: daña a la retina
  • Enfermedades osteomusculares: pérdida de sensibilidad en las extremidades
  • Enfermedades dermatológicas: infecciones bacterianas y fúngicas
  • Pérdida de la capacidad auditiva
  • Depresión
  • Demencia (aumenta el riesgo de sufrir Alzheimer)

Todas estas complicaciones aparecen con mucha frecuencia y la mayoría de ellas acaban resultando mortales. Por ello se dice que la diabetes es una enfermedad letal. Y la manera de evitar la pérdida de vidas humanas es, si es posible, prevenir su desarrollo y, en caso de que no se haya podido, aplicar con urgencia los tratamientos.

Prevención

La diabetes de tipo 1 no puede prevenirse ya que es un trastorno que tiene su origen en los genes. Sin embargo, la de tipo 2, que resulta ser la más común, sí que es prevenible.

Comiendo alimentos saludables (intentando no incluir demasiado azúcar ni grasas en la dieta), realizando actividad física todas las semanas y procurando mantener un peso saludable, reduces enormemente las posibilidades de desarrollar este trastorno.

El mejor tratamiento es la prevención, pues la diabetes es una enfermedad crónica que, si permites que aparezca, te acompañará el resto de tu vida y te obligará a someterte a tratamientos para siempre.

Tratamiento

La única posible cura para la diabetes de tipo 1 es realizar un trasplante de páncreas, aunque es un procedimiento no demasiado extendido ya que su efectividad no siempre es buena y hay muchas complicaciones por el rechazo del órgano. Por ello, esta operación quirúrgica se reserva para personas que no responden a los tratamientos que veremos a continuación.

El tratamiento para ambos tipos de diabetes consiste en hacer un control muy exhaustivo del azúcar que se consume, para después realizar las inyecciones de insulina a las dosis justas en función de lo que se haya comido. Por lo tanto, estas inyecciones de insulina que el afectado deberá llevar consigo todo el tiempo son el mejor tratamiento.

También pueden recetarse medicamentos específicos para la diabetes, además de recomendar los cambios en el estilo de vida.

Referencias bibliográficas

  • Shouip, H.A. (2014) “Diabetes mellitus”. Faculty of Pharmacy & Pharmaceutical Industries.
  • Lal, B.S. (2016) “Diabetes: Causes, Symptoms and Treatments”. Public Health Environment and Social Issues in India.
  • Organización Mundial de la Salud (2016) “Informe Mundial Sobre la Diabetes”. OMS.
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