Las 10 alergias más comunes: causas, síntomas y tratamiento

Podemos desarrollar alergia a muchas sustancias diferentes. Veamos las más frecuentes.

Alergias

El 40 % de la población sufre algún tipo de alergia. El número de alérgicos no deja de crecer y se estima que, en una década, más de la mitad de las personas padecerán este trastorno, pues la contaminación y los hábitos alimenticios contribuyen al aumento de su incidencia.

Por ello, las alergias ya son consideradas como la pandemia del siglo XXI y, si bien es cierto que muchas veces no son graves, en ocasiones las alergias pueden resultar mortales. De ahí a que la investigación en este campo esté a la orden del día.

Podemos desarrollar alergia a prácticamente cualquier sustancia del entorno, por lo que hay infinidad de alergias distintas. De todos modos, hay algunas que tienen una especial incidencia en la población: al polen, a los alimentos, a los medicamentos, a la caspa de las mascotas…

En este artículo haremos un repaso de las 10 alergias más frecuentes en la población, explicando también cuál es la causa de las alergias, sus síntomas y los tratamientos disponibles.

¿Qué es una alergia?

Una alergia es, a grandes rasgos, una reacción desmedida de nuestro cuerpo ante la exposición a una sustancia que no tiene por qué ser dañina para el cuerpo. La mayoría de las personas entran en contacto con esa partícula sin desarrollar ninguna respuesta, pero los alérgicos sí.

Cuando la persona alérgica está expuesta a ese agente (polen, alimento, antibiótico…) su sistema inmune cree que la partícula es dañina para el cuerpo, por lo que actúa de acuerdo a ello. Desarrollamos, pues, una hipersensibilidad a alguna sustancia ya que nuestro sistema inmune piensa que debe combatir esa exposición como si se tratara de un patógeno.

Esta respuesta de hipersensibilidad cursa con inflamación de la región del cuerpo en la que el sistema inmune está actuando, generalmente la piel, las vías respiratorias o el aparato digestivo.

La gravedad de la alergia depende de la persona, pues los agentes son los mismos para todos. Lo que cambia es cómo el sistema inmune actúa. Generalmente la respuesta se limita a una inflamación que puede resultar molesta para la persona, aunque hay ocasiones en las que el sistema inmunitario se desajusta tanto que la respuesta es totalmente desmedida, conduciendo a lo que se conoce como choque anafiláctico.

Esta anafilaxis es potencialmente mortal, por lo que las personas con alergias graves deben vigilar constantemente la exposición a los alérgenos en cuestión.

Por regla general, las alergias no tienen cura. De todos, como veremos a continuación, sí que existen tratamientos que ayudan a aliviar los síntomas y a frenar los episodios alérgicos.

¿Por qué desarrollamos alergias?

Cuando nacemos, nuestro cuerpo debe ir acostumbrándose al entorno en el que vivimos, pues está lleno de patógenos y sustancias peligrosas contra las que debemos combatir. Y nuestra única arma para hacer frente a las amenazas del medio es el sistema inmune.

Todo aquello que respiramos o comemos es identificado por el sistema inmune, que está constantemente “patrullando” nuestro organismo en busca de agentes que puedan resultar un peligro para el cuerpo.

Cuando estamos expuestos por primera vez a un patógeno (bacteria, virus, hongo…) el sistema inmune no está preparado para combatirlo, por lo que es posible que enfermemos. Esto explica que los niños se pongan enfermos con mayor frecuencia.

De todos modos, después de este primer contacto, el sistema inmune ha tenido tiempo para producir unas moléculas que reciben el nombre de “anticuerpos”. Estas sustancias están diseñadas de acuerdo al patógeno y se unirán a él cuando nos vuelva a intentar infectar.

Estos anticuerpos son una especie de lectores de “huellas dactilares”, es decir, detectan rápidamente la presencia de un patógeno concreto para que las células encargadas de neutralizarlo lleguen rápido y el patógeno sea eliminado antes de que nos provoque daños. Hemos desarrollado inmunidad frente a una amenaza.

Sin embargo, hay veces que el sistema inmune se desajusta (por factores genéticos y/o ambientales) y desarrolla inmunidad frente a sustancias que no suponen ninguna amenaza para el cuerpo. Es decir, nuestro cuerpo se equivoca.

Después de estar expuestos a una partícula inocua para la salud como podría ser el polen o un fruto seco, el sistema inmune analiza estos agentes, erróneamente los considera una amenaza y empieza a producir anticuerpos específicos del mismo modo que hacía después del ataque de una bacteria.

¿Esto qué provoca? Que cada vez que estemos expuestos a este alérgeno, los anticuerpos que hemos creado los detectarán e iniciarán una respuesta como si de una infección se tratara. Nuestro cuerpo cree que está combatiendo un peligro e intenta eliminar esa sustancia del organismo, cosa que consigue produciendo sustancias químicas (como la histamina) que provocan los síntomas típicos de una reacción alérgica.

Por lo tanto, sufrimos alergias porque el sistema inmune desarrolla inmunidad frente a sustancias que no suponen ninguna amenaza.

¿Cuáles son las alergias más comunes?

El sistema inmune puede desajustarse por distintas causas (que siguen en estudio), haciendo que podamos desarrollar inmunidad frente a cualquier sustancia o agente de nuestro entorno.

Por ello, hay infinidad de alergias distintas. Algunas de ellas son muy raras, como por ejemplo la alergia al agua, a la luz del sol, al frío, al calor, etc.

De todos modos, hay algunas muy comunes que tienen una elevada incidencia en la población. En este artículo haremos un repaso de estas.

1. Alergia al polen

La alergia al polen es la más común, especialmente la ocasionada por el platanero, el olivo, las gramíneas y el ciprés. Prevenirla es difícil, y todavía más durante los meses de primavera. De todos modos, se recomienda evitar espacios abiertos durante el día y mantener las ventanas de casa cerradas.

La mayoría de reacciones alérgicas al polen tienen los siguientes síntomas, los cuales son los típicos de una rinitis alérgica: estornudos, picazón en la nariz y paladar, congestión y moqueo nasal, irritación de ojos, etc.

2. Alergia a los ácaros

Los ácaros son unos arácnidos de muy pequeño tamaño que están presentes en el polvo y lugares húmedos. Los síntomas de esta alergia son también los de una rinitis alérgica, aunque algunas personas también tienen síntomas similares al asma (dificultad para respirar y/o silbidos al hacerlo).

Suelen encontrarse en la cama, los muebles y las alfombras, por lo que hay que controlar mucho la higiene de estas zonas. Reduciendo la cantidad de polvo en el hogar, se evita la alergia.

Los excrementos, los cuerpos en descomposición y las proteínas de los ácaros son los alérgenos que nos provocan la hipersensibilidad.

3. Alergia a los alimentos

Las reacciones alérgicas alimentarias ocurren poco después de ingerir un producto concreto. Pese a que se puede desarrollar alergia frente a cualquier alimento, los más comunes son los frutos secos, el marisco, las frutas, el pescado, los huevos, la leche, el trigo, la soja, los cacahuetes…

Las alergias alimentarias suelen provocar los siguientes síntomas: picazón u hormigueo en la boca, hinchazón de los labios, garganta, lengua, cara u otras zonas del cuerpo, dolor abdominal, diarrea, náuseas, vómitos, mareo, desmayos, congestión nasal, dificultad para respirar…

Las alergias alimentarias afectan cerca del 3 % de la población y en ocasiones una reacción alérgica puede poner en peligro la vida, por lo que evitar el consumo de los alimentos es vital.

4. Alergia a la caspa de los animales

Es una alergia muy común, en especial la que se desarrolla frente al pelo de perros y gatos. Los alérgicos deben evitar el contacto con estos animales. Los síntomas que provoca son los de una rinitis alérgica.

Esta alergia a las mascotas es debida a la hipersensibilidad a las escamas muertas de la piel (caspa) que el animal suelta a través del pelo. Al inhalar estas partículas, sufrimos un episodio de alergia.

5. Alergia a las picaduras de insectos

Las más comunes son las alergias a las picaduras de abeja, aunque cualquier otro insecto puede causarlas. Si una persona alérgica es picada, los síntomas que desarrolla son los siguientes: gran hinchazón en el lugar de la picadura, urticaria por todo el cuerpo, opresión en el pecho, dificultad para respirar, tos… Puede derivar incluso en un choque anafiláctico.

6. Alergia al moho

El moho incluye distintas especies de hongos y la alergia que desencadenan está causada por las esporas que liberan para propagarse. Para evitar la alergia hay que controlar el crecimiento de los hongos, por lo que hay que mantener la casa bien ventilada y procurar no pasar mucho tiempo en espacios cerrados y húmedos.

Los síntomas que provoca esta alergia son los de una rinitis alérgica, aunque en ocasiones puede causar también problemas respiratorios.

7. Alergia al látex

La alergia al látex aparece por una hipersensibilidad a las proteínas del árbol de caucho, a partir del cual se obtiene el látex. Está presente en guantes, condones y colchones, por lo que hay que evitar la exposición a estos productos.

Los síntomas más comunes son leves e incluyen: picazón, enrojecimiento y erupciones cutáneas. De todos modos, en ocasiones las manifestaciones pueden ser más graves: dificultad para respirar, irritación de garganta, ojos llorosos, etc.

8. Alergia a fármacos

La alergia a los medicamentos es una de las más comunes y también una de las potencialmente más graves. Muchos fármacos pueden provocar alergia, siendo la penicilina y la “aspirina” los que más frecuentemente provocan estos trastornos.

Los síntomas más comunes son la urticaria, erupciones cutáneas, falta de aire, moqueo nasal y fiebre, aunque pueden poner en riesgo la vida si ocurre un choque anafiláctico.

9. Alergia a cosméticos

Los cosméticos, las fragancias, los detergentes, los perfumes, las velas aromáticas, etc, están compuestas por sustancias contra las que podemos desarrollar alergia. La gravedad y los síntomas dependerán de la vía de llegada de los alérgenos, pudiendo provocar rinitis alérgicas o reacciones alérgicas en la piel.

10. Alergia al níquel

El níquel es un metal que se encuentra en joyas, monedas, cremalleras, móviles, etc, y puede provocar alergia. Los síntomas de las reacciones alérgicas incluyen: bultos en la piel, sarpullidos, enrojecimiento, cambios de color en la piel, ampollas, manchas similares a quemaduras…

Pese a que es difícil, hay que prevenir la exposición a este metal. Usar joyas hipoalergénicas es una buena estrategia para evitar el contacto con el níquel.

¿Cómo se tratan las alergias?

Las alergias aparecen durante la infancia o en la edad adulta, pero una vez se desarrolla, normalmente se sufre la alergia durante el resto de la vida. Como hemos dicho, no hay cura. Pero sí que existen tratamientos que ayudan a controlar los síntomas.

Los antihistamínicos son fármacos que reducen la producción de histamina, el compuesto que genera el sistema inmune ante la exposición a los alérgenos y que es responsable de la inflamación de tejidos. Normalmente, la administración de estos fármacos es suficiente para reducir la gravedad de las reacciones alérgicas.

Sin embargo, para alergias más graves existe lo que se conoce como inmunoterapia. Esto consiste en un tratamiento en el que se inyectan al paciente alérgenos purificados para que la reacción que tenga el cuerpo ante los alérgenos “reales” sea cada vez menos fuerte.

Ante reacciones alérgicas muy graves, la inyección de adrenalina es una buena manera de detener los síntomas y evitar que la persona sufra un choque anafiláctico. La adrenalina, también conocida como epinefrina, se administra ante una emergencia para dilatar las vías aéreas y aumentar la frecuencia cardiaca con el objetivo de que la alergia no derive en una anafilaxis.

Referencias bibliográficas

  • Żukiewicz Sobczak, W., Wróblewska Łuczka, P., Adamczuk, P., Kopczyński, P. (2013) “Causes, symptoms and prevention of food allergy”. Postepy Dermatologii I Alergologii.
  • Mullol, J., Valero, A. (2010) “Allergic Rhinitis”. Research Gate.
  • Seedat, R. (2013) “Treatment of allergic rhinitis”. Current Allergy and Clinical Immunology.
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