Diferencias entre resonancia, TAC y radiografía

Estas pruebas de diagnóstico mediante imagen son muy comunes en la clínica, pero, ¿sabemos las diferencias entre ellas?

Diferencias entre resonancia, TAC y radiografía

Observar huesos fracturados, detectar infecciones en los pulmones, descubrir la presencia de tumores, revelar problemas en los ligamentos… Todo esto sería imposible sin las pruebas de diagnóstico por imagen.

Muchas enfermedades y traumatismos solo pueden diagnosticarse viendo el interior de órganos y tejidos a los que no tenemos un acceso directo. Afortunadamente, la medicina ha desarrollado técnicas que permiten visualizar el interior de estas estructuras sin necesidad de realizar prácticas invasivas.

En esto consisten las pruebas de diagnóstico por imagen, que son unas técnicas útiles para obtener imágenes de los órganos y tejidos y detectar así la presencia de determinadas enfermedades, así como para estudiar la anatomía y fisiología humanas.

Las pruebas que se realizan más habitualmente en clínica son la resonancia electromagnética, el TAC y la radiografía. Pese a que se suelen confundir, cada una de ellas está diseñada para cumplir con una función concreta.

En este artículo repasaremos las diferencias entre estas tres técnicas de diagnóstico por imagen, analizando cómo es su funcionamiento y cuáles son sus aplicaciones en el mundo de la medicina.

Diagnóstico por imagen: ¿en qué consiste?

Las pruebas de diagnóstico por imagen son todas aquellas técnicas que utilizan aparatos electrónicos para observar el interior del cuerpo humano y buscar indicios (o confirmar) de la presencia de distintos trastornos médicos.

La principal ventaja de estas técnicas es que no duelen ni dejan secuelas para el paciente, pues no son necesarias operaciones quirúrgicas para observar cómo está el interior de su cuerpo. Y, además, son fáciles de realizar y tienen una alta efectividad, pues los resultados no suelen dejar lugar a dudas.

Los inconvenientes son que, a menudo, es necesario que el usuario permanezca en el interior de estos aparatos durante un tiempo más o menos largo, cosa que puede resultar incómoda para la persona.

Algunas pruebas incluyen el uso de dosis bajas de radiación. Pese a que suele despertar el rechazo de la gente, esto no representa ningún riesgo para la salud, pues la dosis es muy baja y el tiempo de exposición es ínfimo. Para llegar a tener algún problema habría que someterse diariamente a estas dosis durante mucho tiempo.

Por lo tanto, se trata de técnicas muy fiables y seguras para el paciente. Básicamente hay tres pruebas de diagnóstico por imagen: resonancia magnética, tomografía axial computarizada (TAC) y las famosas radiografías.

Las principales diferencias entre estas tres técnicas

Generalmente, cuando se nos dice que debemos someternos a alguna técnica de diagnóstico por imagen, se nos dan pocas explicaciones acerca del funcionamiento de estas pruebas. Sin embargo, es importante conocer la naturaleza de los aparatos clínicos que ayudan a los médicos a detectar la presencia de determinados trastornos.

En muchas ocasiones, estas tres pruebas de diagnóstico son el primer paso antes de empezar los tratamientos necesarios en caso de que revelen que sufrimos alguna afección.

En este artículo presentaremos las principales diferencias entre una resonancia magnética, un TAC y una radiografía.

1. ¿Qué detectan?

La principal diferencia entre una resonancia, un TAC y una radiografía viene en este aspecto. Cada una de ellas se aplica en situaciones diferentes, dependiendo de aquello que se quiera detectar.

La resonancia magnética sirve para diagnosticar enfermedades relacionadas con el abdomen, la pelvis y el pecho. Además, sirve para detectar la presencia de muchos otros trastornos como por ejemplo tumores, rupturas de ligamento, meniscos y tendones, problemas en los músculos, etc. También es útil para examinar y diagnosticar trastornos del cerebro y de la médula espinal.

A grandes rasgos, la resonancia es útil para detectar problemas en los tejidos blandos del cuerpo, algo que no pueden hacer tan efectivamente las dos otras técnicas.

Un TAC está, en cuanto a detección de trastornos, a medio camino entre una resonancia y una radiografía. Es útil para diagnosticar traumatismos y hemorragias internas, aunque también permite la detección de tumores, infecciones profundas, afecciones de la médula espinal, coágulos de sangre, signos de enfermedad cardiaca, etc.

Por último, la radiografía sirve básicamente para detectar fracturas, es decir, huesos rotos. De todos modos, la radiografía de tórax sirve para diagnosticar una neumonía, y la mamografía, para detectar cáncer de mama.

2. ¿Cómo funcionan?

Que detecten cosas distintas es debido a que su funcionamiento es también diferente. A grandes rasgos, el TAC y la radiografía utilizan rayos X; la resonancia, no.

2.1. Resonancia magnética

Como su propio nombre indica, la resonancia magnética basa su funcionamiento en las propiedades del magnetismo. El aparato de resonancia utiliza un gran imán y ondas de radio, las cuales inciden sobre la persona y permiten la obtención de imágenes de sus tejidos blandos.

Se trata de un escaneo en el que el paciente se tumba en una mesa que se desliza dentro del aparato de resonancia, el cual tiene forma de túnel. Durante el proceso, la máquina hace mucho ruido y va realizando un barrido del cuerpo de la persona, por lo que es muy importante que esta se mantenga inmóvil. De lo contrario, la imagen obtenida estaría borrosa.

2.2. TAC

El TAC, en cambio, utiliza un equipo de rayos X que consiste en una máquina similar a la de la resonancia, con forma de anillo con un túnel corto en el centro. En su interior, hay un tubo de rayos X que va rotando alrededor del paciente, sacando contínuamente imágenes gracias a la radiación que incide sobre el cuerpo. Es más rápido que la resonancia magnética.

El TAC se basa en que las partes del cuerpo absorben la radiación de distinta manera, haciendo que las revelaciones obtenidas sean diferentes en función de si la radiación puede atravesar esa parte del cuerpo o no. Si puede atravesarlo perfectamente, se verá negro. Si no puede, blanco. Por ello, zonas óseas se ven de color blanco; los tejidos blandos, grises; el aire, negro. Después, estas imágenes son superpuestas y permiten obtener una imagen final tridimensional con la que se puede observar no solo huesos, sino tumores, hemorragias internas y otras afecciones.

2.3. Radiografía

Por último, la tradicional radiografía. La radiografía se basa en el mismo principio que el TAC, pero este procedimiento es más sencillo. En resumen, un TAC es un conjunto de radiografías juntas para obtener una imagen tridimensional. Por lo tanto, una radiografía es una sola imagen en dos dimensiones.

En un examen mediante radiografía, el paciente no debe entrar en un túnel, pues no es necesario obtener una imagen tridimensional. Es suficiente con que la persona sitúe la parte del cuerpo a analizar sobre una placa de revelado. Se tomará una única imagen incidiendo los rayos X y eso permitirá observar, básicamente, fracturas en los huesos, pues no da información sobre tejidos blandos.

3. ¿Qué riesgos tienen?

Como hemos dicho, son técnicas muy seguras y, pese a que algunas de ellas utilicen radiación, esta está a unas dosis tan bajas y el tiempo de exposición es tan corto que no ocasiona ningún problema serio para la salud del paciente.

En el caso de la resonancia magnética, el único riesgo que hay viene dado si en el cuerpo de la persona hay algún componente metálico. Al usar imanes muy potentes para obtener las imágenes, si el paciente tiene algo de metal en su cuerpo, esto puede suponer un problema de seguridad.

Por ello, si tiene prótesis metálicas articulares, marcapasos, grapas quirúrgicas, implantes, válvulas cardíacas artificiales o esquirlas en el cuerpo, es importante no someterse a una resonancia magnética. Incluso los tatuajes pueden ser un impedimento, pues algunas tintas contienen partículas de metal.

Los riesgos del TAC y la radiografía son los mismos, pues ya hemos visto que su funcionamiento es muy similar. La radiación que recibe el cuerpo durante un TAC es mayor ya que el tiempo de exposición es superior que en una simple radiografía, pero tampoco se ha demostrado que haya efectos negativos para la salud ni a corto ni a largo plazo.

Otro riesgo para ambas técnicas de rayos X viene dado por el uso de materiales de contraste. En determinadas ocasiones, el médico puede pedirle al paciente que beba un líquido de contraste (a veces puede inyectarse en vena), el cual tiene químicos que ayudan a que la imagen obtenida sea más clara.

Aunque es poco frecuente, este material de contraste puede ocasionar reacciones alérgicas, las cuales suelen ser leves y consistir en un simple sarpullido o picazón. Otras veces puede causar aturdimiento, náuseas o notar un sabor metálico en la boca. Solo en raras ocasiones esta reacción alérgica es grave.

4. ¿Están contraindicadas en algún caso?

Hay casos en los que estas pruebas de diagnóstico por imagen están contraindicadas, por lo que habrá que buscar soluciones alternativas que no pongan en peligro la salud del paciente.

En el caso de la resonancia, está contraindicada si la persona lleva alguno de los dispositivos metálicos mencionados anteriormente, está embarazada o si tiene problemas renales o hepáticos.

En cuanto al TAC y la radiografía, están contraindicadas si la persona está embarazada, si ha tenido episodios de alergia al líquido de contraste o si el paciente sometido a la prueba es un niño, pues es difícil que se esté quieto y habría que administrarle un sedante.

Referencias bibliográficas

  • Parks, T., Williamson, G.F. (2002) “Digital Radiography: An Overview”. The Journal of Contemporary Dental Practice.
  • Mohsen, A. (2017) “Industrialized Computerized Axial Tomography (CAT-TC)”. Research Gate.
  • Pollacco, D.A. (2016) “Magnetic Resonance Imaging”. Research Gate.
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