Las 10 diferencias entre sangre y linfa (explicadas)

La sangre y la linfa son los dos únicos tejidos líquidos de nuestro cuerpo. Pero más allá de su fluidez y de que se transportan a través de vasos, su composición y funciones son totalmente distintas.

Diferencias sangre linfa

El cuerpo humano es mucho más que la suma de 30 millones de millones de células distintas. Nuestro organismo es una máquina casi perfecta. Una proeza biológica en la que estas células se diferencian fisiológica y morfológicamente para constituir los diferentes tejidos y órganos que no solo nos mantienen vivos, sino que nos permiten cumplir con nuestras funciones biológicas.

Y en este contexto, cada uno de los trece sistemas del cuerpo humano es absolutamente esencial. Pero si hay dos que, por sus particularidades, destacan por encima del resto esos son el sistema circulatorio y el sistema inmunitario. Los sistemas que permiten el transporte de sangre por el cuerpo y la respuesta inmunológica ante el ataque de patógenos, respectivamente.

Y cuando decimos que destacan por sus particularidades nos referimos a que estos dos sistemas tienen, como piedra angular de su funcionamiento, a los dos únicos tejidos líquidos del cuerpo humano. La tan conocida sangre y la no tan famosa linfa. Dos tejidos esenciales para la vida.

Pero, ¿qué es exactamente la sangre? ¿Y la linfa? ¿En qué se diferencian estos dos tejidos? Si quieres encontrar la respuesta a estas y otras muchas preguntas, has llegado al lugar adecuado. Y es que en el artículo de hoy y de la mano de las más prestigiosas publicaciones científicas, detallaremos, en forma de puntos clave, las diferencias más importantes entre la sangre y la linfa. Vamos allá.

¿Qué es la sangre? ¿Y la linfa?

Como hemos dicho, expondremos las diferencias más importantes entre estos tejidos en forma de puntos clave. De todas formas, primero es interesante (y también importante) que nos pongamos en contexto y definamos, de manera individual, qué es la sangre y qué es la linfa. De este modo, veremos que, más allá de tratarse de tejidos líquidos, son totalmente distintos.

La sangre: ¿qué es?

La sangre es un tejido líquido que se distribuye a través de los vasos sanguíneos, siendo el medio en el que se fundamenta el funcionamiento del sistema circulatorio o cardiovascular humano. Se trata del principal medio de transporte dentro de nuestro organismo, siendo un tejido vivo formado por plasma (la porción líquida) y por células sanguíneas (la porción sólida).

En este contexto, la sangre es un tipo de tejido conectivo líquido que fluye y circula a través de los vasos sanguíneos de todos los vertebrados con la principal función de distribución e integración sistemática, al hacer posible la distribución de oxígeno y nutrientes por el cuerpo, la actuación del sistema inmunitario y el transporte de sustancias de desecho para su posterior eliminación.

La cantidad de sangre en adultos oscila entre los 4,5 y los 5,5 litros, dependiendo de factores como la edad, el peso y otras situaciones individuales. El 55% de esta sangre consiste en plasma sanguíneo, que es su porción líquida. Una solución acuosa formada en un 91,5% por agua, en un 7% por proteínas (la albúmina, los anticuerpos y los factores de coagulación son las mayoritarias) y en un 3% por sustancias inorgánicas, vitaminas, gases disueltos, nutrientes, sales minerales y productos de desechos.

Paralelamente, el 45% restante corresponde a las células sanguíneas, que son las unidades funcionales de la sangre. El 99% de estas células sanguíneas son los glóbulos rojos o eritrocitos, aquellas células con la función de, a través de la hemoglobina que contienen (y que da su color rojo), transportar el oxígeno por el cuerpo, haciendo posible la oxigenación de todas las células de nuestro organismo, además de la recogida del dióxido de carbono para su eliminación.

El 1% restante de esta parte sólida de la sangre (de células sanguíneas) corresponde a los glóbulos blancos y las plaquetas. Los glóbulos blancos o leucocitos son las unidades funcionales del sistema inmunitario, patrullando la sangre para, en caso de que se detecte un antígeno extraño, se disparen las reacciones inmunológicas para neutralizar la amenaza.

Y, por su parte, las plaquetas, que son las células sanguíneas más pequeñas, se encargan de hacer posible la coagulación sanguínea. Cuando hay una herida en un vaso sanguíneo, las plaquetas forman un coágulo sanguíneo, una especie de tapón que impide que la sangre salga al exterior.

En resumen, la sangre es un tejido conectivo líquido que constituye el medio funcional del sistema cardiovascular y que permite tanto la oxigenación del cuerpo como la integración sistémica de todos los tejidos, estando formada por una parte de plasma y otra parte de células sanguíneas entre las que destacan los glóbulos rojos, las células que transportan oxígeno y que hacen que la sangre tenga su color rojizo.

Sangre qué es

La linfa: ¿qué es?

La linfa es un tejido líquido que se distribuye a través de los vasos linfáticos, siendo el medio en el que se fundamenta el funcionamiento del sistema linfático. Se trata de un líquido incoloro rico en lípidos y pobre en proteínas que tiene una importancia exclusiva pero fundamental a nivel inmunológico.

Esta linfa se produce por captación por parte de los capilares linfáticos del exceso de líquido que sale de los capilares sanguíneos, constituyendo un líquido claro que no transporta oxígeno ya que carece de glóbulos rojos (y también de plaquetas), por lo que su contenido celular se limita a los glóbulos blancos o leucocitos.

La linfa discurre por los vasos linfáticos, los cuales atraviesan los diferentes ganglios linfáticos donde se localizan las diferentes células inmunitarias para que, en caso de que sea necesario, se disparen las reacciones de defensa que culminan con la eliminación de la amenaza en cuestión.

Su composición es similar a la del plasma sanguíneo, algo lógico teniendo en cuenta que se genera por filtración de líquido procedente de la sangre. Además, es más pobre en proteínas y más rica en grasas. Dependiendo del lugar donde se forme, esta linfa puede tener un aspecto cristalino o adoptar una coloración más blanquecina.

Fluye por el sistema linfático sin la existencia de ningún órgano impulsor como, en el caso del sistema circulatorio, es la sangre. Esto hace que el flujo sea lento y que sea necesaria la presencia de válvulas que faciliten el avance del líquido e impidan que haya un retroceso del mismo. Cada 24 horas, producimos alrededor de 3 litros de linfa.

En resumen, la linfa es un tejido líquido que forma parte del sistema linfático con una composición celular limitada a la presencia de glóbulos blancos, por lo que no transporta oxígeno, sino que se centra exclusivamente en la sinergia con el sistema inmunitario.

Linfa qué es

¿En qué se diferencian la linfa y la sangre?

Tras haber analizado individualmente su naturaleza, seguro que ha quedado más que claro que, más allá de que ambas sean tejidos líquidos, son totalmente distintas. De todos modos, por si necesitas (o simplemente quieres) tener la información de manera más visual, hemos preparado la siguiente selección de las principales diferencias entre sangre y linfa en forma de puntos clave y explicadas de forma clara y concisa.

1. La sangre es roja; la linfa, incolora o blanquecina

Una diferencia obvia pero, sin duda, imprescindible. Y es que debido a la presencia de hemoglobina (una proteína y pigmento con afinidad química por el oxígeno) en ella, la sangre tiene su característico color rojo. Sin esta hemoglobina, no sería roja. Y como la linfa carece de esta hemoglobina, no es roja. De hecho, dependiendo de la cantidad de grasa (algo que depende de dónde se genera) la linfa adquiere un aspecto entre incoloro y blanquecino.

2. La sangre forma parte del sistema circulatorio; la linfa, del sistema linfático

La sangre y la linfa son tejidos líquidos que, sin embargo, pertenecen a sistemas distintos. La sangre es el medio líquido del sistema circulatorio o cardiovascular, aquel que, teniendo el corazón como núcleo del mismo, permite el transporte de todas las sustancias necesarias para mantener el cuerpo con vida.

La linfa, en cambio, no forma parte del sistema cardiovascular. Esta es el medio líquido del conocido como sistema linfático, que es el conjunto de órganos y vasos que, mediante el transporte de esta linfa, cumple con funciones clave en la respuesta inmunitaria.

3. La sangre fluye por los vasos sanguíneos; la linfa, por los vasos linfáticos

La sangre, al formar parte del sistema circulatorio, discurre y fluye a través de los vasos sanguíneos, unos conductos de naturaleza muscular que mantienen el flujo de sangre por el organismo, dividiéndose en, dependiendo de las características químicas de la sangre que transportan, arterias, venas y capilares.

La linfa, en cambio, no fluye por estos típicos vasos sanguíneos. Lo hace por los conocidos como vasos linfáticos, unos tubos similares a las venas ya que están compuestos de tejido conectivo y disponen de válvulas en las paredes para evitar su retroceso por la red linfática.

Vasos linfáticos sanguíneos

4. La sangre contiene glóbulos rojos; la linfa, no

Una de las diferencias más importantes. Y es que el 99% de las células de la sangre son glóbulos rojos o eritrocitos, las células que dan color a la sangre y permiten el transporte de oxígeno, dos características que se deben a su unión a la hemoglobina. De ahí que una de las principales funciones de la sangre sea la de la oxigenación del organismo.

La linfa, en cambio, no contiene glóbulos rojos ni plaquetas como la sangre, sino que su contenido celular se limita a glóbulos blancos. Esto explica que la linfa no sea roja y que no transporte oxígeno, pues al tener solo leucocitos, su función se limita a la respuesta inmunitaria.

5. La sangre es el medio de transporte principal del cuerpo

Debido a su vinculación con el sistema circulatorio, la presencia en ella de glóbulos rojos, plaquetas y glóbulos blancos, su capacidad de transportar oxígeno, la integración sistémica de todos los órganos del cuerpo que permite, etc, la sangre es el principal medio de transporte en el organismo. Oxígeno, sustancias de desecho, vitaminas, hormonas, nutrientes, sales minerales… Todo pasa por la sangre.

La linfa, en cambio, puede entenderse como el medio de transporte secundario del cuerpo. Aunque esto no significa que no sea importante. De hecho, al permitir el transporte de glóbulos blancos, anticuerpos y otras sustancias vinculadas al sistema inmunológico, es clave para nuestra supervivencia.

6. La sangre contiene mayor cantidad de proteínas que la linfa

El 7% del plasma sanguíneo consiste en proteínas, siendo la albúmina, los anticuerpos y los factores de coagulación las más importantes. Así pues, un porcentaje importante de la sangre es proteico. En la linfa, en cambio, este contenido proteico es menor. Las cantidades varían mucho dependiendo de dónde se genere, pero siempre serán inferiores a la sangre. Al mismo tiempo, la linfa contiene mayor cantidad de grasa, algo que explica no solo que su color pueda llegar a ser blanquecino, sino que sea importante para el transporte de grasa.

7. La sangre es bombeada por el corazón; la linfa, no

El corazón es el órgano pilar del sistema circulatorio, al ser aquel que bombea la sangre para permitir su correcto flujo a través de los vasos sanguíneos y a lo largo y ancho de todo el cuerpo. Esto no sucede con la linfa, que no dispone de ningún órgano que la bombee. Esto explica tanto que la sangre fluya más deprisa por los vasos sanguíneos que la linfa por los vasos linfáticos como que estos vasos linfáticos requieran de válvulas para evitar el retroceso de la linfa.

8. La sangre coagula rápidamente; la linfa, lentamente

Como hemos dicho, la cantidad proteica en sangre es mayor que en linfa. Y una de las consecuencia de ello es que, debido que la concentración de fibrinógeno (una proteína responsable de la formación de coágulos sanguíneos) es mayor en la sangre, esta coagule más deprisa que la linfa, la cual tiene cantidades mucho menores de este fibrinógeno.

9. La linfa se limita a una función inmune; la sangre, no

La linfa, en su papel como tejido, está muy limitado en lo que a funciones fisiológicas se refiere. Y es que al ser un líquido destinado solo al transporte de glóbulos blancos, su papel se limita a intervenir en las respuestas inmunológicas del cuerpo. Con esto no decimos que sea menos importante. Todo lo contrario. Si todo un sistema del cuerpo está destinado a permitir su flujo es porque es imprescindible.

Pero esto no quita que la sangre tenga mayor número de funciones. Y es que además de su conexión con la linfa para permitir el flujo de glóbulos blancos a través de la circulación sanguínea, permite la oxigenación del cuerpo, conecta órganos entre sí, distribuye nutrientes, permite la depuración de sustancias tóxicas, etc.

Funciones sangre

10. La linfa fluye unidireccionalmente; la sangre, circularmente

Terminamos con una diferencia fisiológica muy importante. Y es que mientras que la sangre fluye por los vasos sanguíneos de manera circular, por todo un complejo proceso de oxigenación y desoxigenación de la sangre, la linfa discurre por los vasos linfáticos de manera unidireccional. Se va vertiendo el contenido sobre estos conductos sin haber este flujo circular propio de la sangre.

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