Lóbulo frontal del cerebro: anatomía y funciones

Esta región del cerebro está implicada en los movimientos voluntarios e involuntarios, en las expresiones faciales, en el lenguaje verbal y en el desarrollo de la memoria y el aprendizaje, entre otras funciones.

Lóbulo frontal

El cerebro es, sin lugar a dudas, el órgano más increíble y a la vez misterioso del cuerpo humano. Cuanto más avanzan los conocimientos en neurología y anatomía, más nos damos cuenta de su nivel de complejidad pero también de todas las acciones asombrosas que es capaz de realizar nuestro “centro de mandos”.

De todos modos, por cada respuesta que encontramos, parecen surgir cientos de preguntas sin responder. Y es que todavía quedan muchas incógnitas que esperan ser resueltas. Pero lo que sí es cierto es que hay cosas acerca del cerebro que tenemos muy claras.

Y una de ellas es que la superficie cerebral se divide en regiones diferenciables anatómica y funcionalmente que reciben el nombre de lóbulos cerebrales. Todas estas zonas se unen como si de un puzzle se tratara y, estando íntimamente interconectadas, en su interior tienen lugar todas las reacciones químicas necesarias para comunicarnos con el medio que nos rodea pero también con nosotros mismos.

Existen cuatro lóbulos en el cerebro humano: frontal, parietal, temporal y occipital. Y en el artículo de hoy nos centraremos en analizar las características y roles que desempeña uno de ellos, el frontal.

¿Qué son los lóbulos cerebrales?

Antes de analizar en concreto el lóbulo frontal, debemos hacer un repaso de la naturaleza general de los lóbulos cerebrales y del papel que juegan dentro de la estructura cerebral. Hemos dicho que estos lóbulos serían algo así como las piezas de un puzzle que, al juntarse, dan lugar a la superficie del cerebro que conocemos, con todos sus surcos representativos. Pero tenemos que matizar esto.

Y es que, ya desde los orígenes de la neurociencia, sabemos que el cerebro humano funciona como “uno”, es decir, todas sus regiones están íntimamente conectadas las unas con las otras. Fruto de esta interconexión y de las miles de millones de conexiones neuronales que suceden en su interior, somos capaces de captar estímulos del medio, movernos y desplazarnos, mantener estables las funciones vitales, sentir y experimentar emociones y desarrollar conciencia.

De todos modos, manteniendo intacta la idea de que el cerebro debe entenderse como un “todo”, también es cierto que la corteza cerebral (la parte más externa del cerebro) se puede dividir en distintas porciones. Imaginemos la Tierra y sus placas tectónicas. Con el cerebro pasa algo similar.

Si la corteza terrestre consiste en placas tectónicas que se unen entre ellas para dar lugar a la superficie de la Tierra, formando un puzzle que conforma los distintos continentes y océanos; nuestro cerebro sería la Tierra y los lóbulos, estas placas tectónicas.

Los lóbulos cerebrales son porciones de la corteza cerebral que, pese a mantener un aspecto y (algunas) funciones similares entre ellas, están delimitadas anatómica y funcionalmente. Estas regiones encajan entre ellas para dar lugar al cerebro que conocemos.

Estos lóbulos pues, son regiones de la corteza cerebral que se encargan de, en pocas palabras, todo. Absolutamente todas las conexiones neuronales que nos permiten captar estímulos del medio y responder ante ellos y desarrollar todas las habilidades mentales que conocemos, nacen en el interior de estos lóbulos. Todo lo que nos mantiene vivos y que nos hace sentir como tal tiene su origen en las comunicaciones entre neuronas que tienen lugar dentro de los lóbulos cerebrales.

Existen cuatro lóbulos, pero como el cerebro es una estructura simétrica (más o menos), dispone de dos hemisferios, uno derecho y uno izquierdo, y en cada uno de ellos hay un lóbulo. Por lo tanto, hay dos lóbulos de cada, dando lugar a un total de ocho lóbulos. A continuación analizaremos el lóbulo frontal derecho e izquierdo.

Lóbulos

Entonces, ¿qué es el lóbulo frontal?

El lóbulo frontal es el mayor de los cuatro que conforman la corteza cerebral. De hecho, estando situado en la parte delantera del cráneo (aproximadamente la región de la frente), ocupa cerca de un tercio de la superficie del cerebro.

Este lóbulo frontal, que está implicado en funciones motoras y mentales muy importantes que analizaremos después, es, además, una de las regiones del cerebro que más evolucionadas están en los humanos. Y es que de los cuatro lóbulos, este es el que, a nivel evolutivo, más ha cambiado respecto a nuestros antepasados.

Su increíble desarrollo en los humanos es lo que, según las investigaciones en neurología y biología evolutiva, ha permitido que hayamos podido crear un lenguaje complejo, que podamos controlar los impulsos, que seamos capaces de resolver problemas y que nuestras emociones y sentimientos sean tan complejos.

A nivel anatómico, el lóbulo frontal va desde la zona de la frente, es decir, la parte más anterior del cerebro hasta, por un lado, la cisura de Rolando y, por otro lado, la cisura de Silvio. La cisura de Rolando es básicamente la frontera entre este lóbulo y el parietal (situado en la parte superior del cerebro), mientras que la cisura de Silvio es también una frontera pero que lo separa del temporal, que está situado en la parte inferior del cerebro.

Como hemos dicho, es el lóbulo más grande y voluminoso. Tiene forma de pirámide y tradicionalmente se divide estructuralmente en corteza precentral y corteza prefrontal. A grandes rasgos, la corteza precentral (que es la que parte del lóbulo más cercana al parietal) es la porción que tiene función primordialmente motora, es decir, de control de los movimientos del cuerpo, incluidos aquellos que hacen posible el habla.

La corteza prefrontal, por su parte, es la región del lóbulo más cercana a la frente y la que hace posible que desarrollemos las acciones que, en definitiva, nos hacen humanos: imaginar, reprimir impulsos y pensar en ideas abstractas. El lóbulo frontal también dispone de lo que se conoce como área de Broca, la cual, estando situada cerca del lóbulo temporal, es imprescindible para permitir el habla.

Sea como sea, ahora que ya hemos entendido la anatomía y las características de este lóbulo cerebral, podemos pasar a analizar las funciones principales que realiza, es decir, las acciones físicas y mentales que se encarga de controlar y regular.

Las 10 funciones del lóbulo frontal

Como hemos dicho, absolutamente todo lo que hacemos (y pensamos) nace de alguno de los cuatro lóbulos del cerebro. Esto, junto con el hecho de que estén interconectados los unos con los otros, hace que sea imposible detallar todas las funciones que desempeña.

De todos modos, a continuación presentamos las principales acciones en las que está implicado, es decir, sus roles más importantes.

1. Controlar movimientos musculares

El control de los movimientos musculares, tanto voluntarios como involuntarios, es un proceso en el que intervienen muchas regiones cerebrales distintas. De todos modos, el lóbulo frontal es uno de los más importantes a la hora de hacer posible el desplazamiento, levantar objetos, mantener el corazón latiendo, respirar, permitir los movimientos intestinales y, en especial, hacer posible el desarrollo de expresiones faciales.

2. Permitir la imaginación

El lóbulo frontal es, quizás, la región del cerebro que nos hace humanos precisamente por esto. Y es que el pensamiento de ideas abstractas, es decir, proyectar imágenes en nuestra imaginación, es posible gracias a las conexiones neuronales que tienen lugar en esta porción del cerebro. Sin ella, imaginar no sería posible. Y nuestra vida no sería igual.

3. Propiciar la memoria

Almacenar recuerdos en nuestro “disco duro” es posible gracias a muchas regiones del cerebro, pero el lóbulo frontal es una de las más importantes. Y uno de los puntos clave es que permite la memoria de trabajo, un concepto de la Psicología que hace referencia a la capacidad que tenemos las personas de mantener una información en la mente para poder utilizarla mientras estamos realizando alguna tarea, es decir, ser capaces de “atrapar” un recuerdo para que nos ayude a hacer un trabajo con éxito.

4. Permitir el aprendizaje

Muy relacionado con lo que acabamos de ver acerca de la memoria, el lóbulo frontal es una de las regiones del cerebro más importantes a la hora de hacer posible el aprendizaje, es decir, la adquisición (y almacenamiento) de nueva información.

5. Hacer posible la planificación

Hacer planes de futuro (a corto, medio y largo plazo), analizando tanto lo que debemos hacer para conseguir nuestro objetivo como los posibles desenlaces de nuestros actos, es una de las cosas que también nos hace humanos. Pues bien, la capacidad de planificación nace de forma casi exclusiva de este lóbulo frontal, pues permite imaginar situaciones y sus desenlaces, haciendo así que podamos escoger un camino u otro dependiendo de cuál sea nuestra meta.

6. Reprimir impulsos

Otra de las cosas que nos hace humanos. Y es que el resto de animales no son capaces de reprimir sus impulsos. Las personas, gracias a este lóbulo frontal, tenemos la capacidad de silenciar la información más primitiva e impulsiva de otras regiones del cerebro. De este modo, nuestras emociones no siempre toman el control, sino que podemos pensar las cosas de forma objetiva.

7. Propiciar la inteligencia emocional

El lóbulo frontal es una de las regiones cerebrales más implicadas en detectar emociones en las otras personas, ya sea por lo que nos dicen o por las expresiones faciales que detectamos en ellas. Sea como sea, este lóbulo es uno de los responsables de la inteligencia emocional y de la empatía, es decir, de que seamos capaces de “ponernos en la piel” de los demás.

8. Permitir el lenguaje

No es necesario mencionar la importancia del lenguaje y de la comunicación verbal. Y es que gran parte de su control, elaboración y complejidad nace del lóbulo frontal, que, gracias a la evolución que ha tenido en los humanos, permite que hayamos desarrollado un sistema de comunicación tan increíble.

9. Solucionar problemas

La capacidad para solucionar problemas no es algo exclusivo de los humanos, pero sí que está especialmente desarrollado en nuestra especie. Y es que el lóbulo frontal es una de las regiones cerebrales más implicadas en todo lo que tiene que ver con la resolución de situaciones y problemas con los que nos topamos en el día a día.

10. Procesar información olfativa

En colaboración con otras regiones del cerebro, el lóbulo frontal se encarga de recibir y procesar la información que viene del sentido del olfato. De todos modos, el procesamiento de la información sensorial es más importante en otros lóbulos cerebrales.

Referencias bibliográficas

  • Flores Lázaro, J.C., Ostrosky Solís, F. (2008) “Neuropsicología de Lóbulos Frontales, Funciones Ejecutivas y Conducta Humana”. Revista Neuropsicología, Neuropsiquiatría y Neurociencias.
  • Burgess, P.W., Robertson, I.H. (2002) “Principles of Frontal Lobe Function”. Research Gate.
  • Batista Joao, R., Mattos Filgueiras, R. (2018) “Frontal Lobe: Functional Neuroanatomy of Its Circuitry and Related Disconnection Syndromes”. IntechOpen.
  • Acosta, R. (2017) “Aproximaciones al lóbulo frontal. Una mirada hacia la rehabilitación”. Revista Colombiana de Rehabilitación.
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