¿Es malo ducharse todos los días? La respuesta, en 7 claves

Existe mucho debate acerca de si ducharse todos los días puede dañar nuestra piel. Veamos si esto es cierto y descubramos cuáles son las claves para cuidar la piel cuando nos duchamos.

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Una pregunta que existe a nivel social es si ducharse cada día es bueno o puede ser perjudicial para nuestra salud cutánea. Existen distintas respuestas, aunque los dermatólogos apuntan que sí que nos podemos duchar cada día siempre que lo hagamos de modo correcto.

La higiene es una necesidad básica del ser humano, por esta razón debemos realizar un buen uso de esta pero procurando al mismo tiempo que un exceso o modo de limpieza no dañe el estado de nuestra piel. De este modo, debemos controlar la frecuencia pero sobre todo el cómo realizamos la higiene así como otros factores que pueden influir.

Nos podemos duchar una vez por día, utilizando un jabón adecuado, neutro, con glicerina y aceites vegetales, secarnos con una toalla suave y sin frotar de manera agresiva, procurar que el agua sea tibia, que no esté muy caliente y sin que las duchas sean muy largas.

Asimismo, si el sujeto practica mucho deporte o realiza un trabajo que requiere una alta dedicación física puede ser necesario ducharnos dos veces en un día, intentando que este sea un hecho puntual. En este artículo hablaremos de la necesidad de la higiene, de las características principales de la piel, de si debemos ducharnos cada día y de cómo debemos hacerlo.

¿Cómo es la composición de la piel?

La piel es el órgano más grande de nuestro cuerpo, realizando funciones tan importantes como: proteger al organismo de agentes patógenos, como bacterias y virus, y regular la temperatura corporal y la hidratación del cuerpo, manteniendo el equilibrio. La piel está formada por tres capas: epidermis, dermis y tejido subcutáneo, divididas a su vez en distintas subcapas.

La epidermis es la capa más externa actuando como la primera defensa ante los patógenos y ayudando a mantener el equilibrio del líquido corporal. Esta capa está cubierta por una película hidrolipídica, formada por agua y lípidos, que son moléculas grasas, que se genera por secreción de las glándulas sudoríparas y sebáceas. La función de esta película es mantener la piel hidratada y flexible, produciendo antioxidantes y actuando como barrera para las gérmenes, como bacterias y hongos.

¿Ducharse cada día daña la piel?

Ahora que conocemos mejor cuál es la composición y función de la piel, en concreto de la capa externa que la forma, será más fácil comprender lo nocivo o no nocivo que puede ser ducharse cada día.

Como ya hemos dicho la piel está recubierta por una pélicula que actúa como barrera protectora y mantenedora del equilibrio, se ha visto que ducharse en exceso puede dañar esta película y como tal perjudicar el estado de la piel y del organismo.

Pero, ¿qué consideramos ducharse en exceso? Bañarse una vez al día no se considera nocivo o perjudicial para la salud, aunque hacerlo múltiples veces en un día sí que puede llegar a ser malo. Aún así, esta variable o condición se ve influida por otros factores como el jabón o productos de limpieza que utilizan y el ritmo de vida del sujeto.

Los productos químicos como el jabón pueden dañar la piel si se utilizan en exceso, por este motivo debemos asegurarnos de escoger productos de higiene que no sean muy tóxicos o agresivos con la piel.

Del mismo modo, sujetos que tienen trabajos donde es necesario una actuación física, personas que hacen mucho deporte o en periodos del año como en verano, es decir, en circunstancias donde el sudor producido es mayor, sí que será necesario ducharse con más frecuencia, para mantener una correcta higiene.

De este modo, podríamos considerar perjudicial tanto ducharse mucho como poco, puesto que en ambos casos se puede dañar el estado de la piel y aumentar la acumulación de patógenos y la posibilidad de que estos repercutan al organismo.

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Factores a tener en cuenta cuando nos duchamos

Como hemos visto hay algunas variables que podemos tener en cuenta cuando nos duchamos, para evitar maltratar nuestra piel y que esta sea beneficiosa para la salud. Nos centraremos pues en cómo realizamos la limpieza de la piel y no tanto en controlar la frecuencia con que lo hacemos.

1. Procurar una temperatura adecuada

Se recomienda que la temperatura del agua sea tibia. Nos referimos a que evitaremos temperaturas muy calientes, ya que de este modo podemos dañar la película que protege la epidermis y propiciar que la piel se irrite y esté más sensible.

2. No alargarnos mucho en la ducha

El tiempo que dedicamos a ducharnos debe ser el suficiente para limpiarnos, es decir, para enjabonarse y aclararse, evitando pues quedarse más tiempo del necesario, puesto que no solo supone una pérdida de uno de nuestros recursos más preciados, el agua, sino también se ha observado que exponer al cuerpo a una excesiva cantidad de agua, de limpieza, puede perjudicar el estado y salud de la piel.

3. Escoger productos higiénicos que sean los adecuados

Un factor importante vinculado con la piel es el ph. El ph de la piel, que es un indicador de acidez, lo produce la hipodermis que es una capa de la piel que se encuentra entre la epidermis y la dermis, encargada de lubricar y proteger este órgano. Se ha observado que cuando se produce una desregulación de ph y este aumenta es cuando aparece mayor riesgo de presentar dermatitis o inflamación de la piel.

Los jabones o geles de baño son productos químicos que pueden alterar el nivel de ph, por este motivo es importante que utilicemos jabones neutros, que muestren un ph muy similar al de nuestra piel, entre 4,7 y 5,75; con glicerina, que es un tipo de alcohol con propiedades hidratantes y antibacterianas; ricos en aceites vegetales, que aportan también mayor suavidad, hidratación y con antioxidantes; y evitando altos niveles de detergentes, puesto que son más agresivos con nuestra piel.

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4. Utilizar una cantidad adecuada de jabón

Del mismo modo, que se recomiendo escoger bien el tipo de jabón también debemos procurar utilizarlo de manera adecuada. Utilizaremos la cantidad necesaria, sin pasarnos, para poder enjabonarnos todo el cuerpo haciendo uso preferentemente de nuestra mano.

No se recomienda el uso de esponjas que sean muy duras o exfoliantes dado que pueden dañar e irritar nuestra piel. En caso de querer hacer uso de esponja escogeremos una que sea suave para uso diario o dejaremos las exfoliantes para ocasiones puntuales.

5. Centrar la limpieza especialmente en unas partes

Aunque debemos limpiarnos todo el cuerpo hay algunas partes que se ensucian más que otras, así pues debemos concentrar la limpieza en estas zonas. Estas partes son: las manos, son el principal instrumento para hacer casi todas nuestras actividades diarias; los pies, ya que también son de gran utilidad y pasan gran parte del dia cubiertos sin dejar que respiren, por este motivo es fácil que suden; las axilas, es una de las partes que desprende mayor olor dado que también producen una gran cantidad de sudor, el desodorante evita que el sudor huela, pero no impiden que sudemos así que debemos lavarnos para reemplazarlo; y los genitales, principal zona por donde evacuamos los desechos y por tanto es importante limpiarla para evitar infecciones y malos olores.

6. Secarse con suavidad

Un proceso importante al que normalmente no le damos la suficiente relevancia es el secado. Si utilizamos los productos de higiene adecuados pero la toalla y el modo de secarnos no es correcto también puede ser perjudicial para nuestra piel.

Se recomienda escoger una toalla suave y secarnos sin realizar demasiada presión, tratando de ser cuidadosos. Asimismo, procuraremos secar todas las partes vigilando sobre todo las zonas de más difícil acceso como pliegues o entre los dedos, para evitar humedades y que puedan aparecer hongos.

7. Utilizar crema hidratante

Complementar la higiene con hidratación ayuda a conseguir un mejor estado de nuestra piel. Como ya apuntamos la película hidrolipídica proporciona hidratación a la piel, pero dado los factores que pueden actuar sobre ella, como la contaminación ambiental o los ya mencionados jabones, que pueden propiciar una mayor sequedad es útil y beneficioso complementar con crema hidratante para una mayor salud de este órgano.

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La búsqueda del equilibrio en la higiene

Como conclusión, en términos generales podemos decir que debemos realizar una buena higiene pero tampoco obsesionarse y excedernos con ella, así que ducharnos una vez al día es correcto, pero intentando no superar esta frecuencia.

Es esencial que vigilemos con la limpieza dado que lavarnos mucho, con agua y jabón, repercute a la barrera que protege la piel y facilita que los microbios entren al organismo, destruimos la capa protectora.

Tampoco debemos disminuir mucho la frecuencia de limpieza ya que también perjudicamos el estado de la piel. No tenemos que confundir la necesidad de ducharnos con la influencia social, es decir, la limpieza corporal se ha convertido en un hábito social, tenemos que regirnos por nuestras propias características y no tanto por lo que se considere normal socialmente.

Como ya apuntamos hay algunos factores que hacen necesario realizar más de una ducha diaria de manera puntual, como si hemos practicado deporte o si nos notamos sudados o con mal olor.

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