Los 11 tipos de enfermedades infecciosas

Existe una gran variedad de enfermedades infecciosas, una de las principales causas de muerte en el mundo.

Tipos de enfermedades infecciosas

Desde que la gripe española de 1918 terminó con el 6% de la población mundial hasta la actualidad en el que el virus del VIH lleva más de 25 millones de muertes contabilizadas, las enfermedades infecciosas han provocado desastres en la humanidad y, a escala más pequeña, son causantes de muchos problemas en nuestro día a día.

Una enfermedad infecciosa es toda aquella condición por la que un patógeno con la capacidad de transmitirse entre seres humanos (o de animales a humanos) empieza, una vez dentro del organismo, a provocar una serie de daños.

Cuando el patógeno llega a nuestro interior tendremos un cuadro clínico con una gravedad de síntomas que dependerá de la naturaleza de este germen, de su modo de transmisión y de la propia respuesta que desencadene nuestro sistema inmune.

¿Cómo clasificamos los distintos tipos de enfermedades infecciosas?

Si por algo destacan los patógenos causantes de estas enfermedades es por su increíble adaptación evolutiva. Las enfermedades infecciosas son provocadas generalmente por microorganismos que, después de millones de años de evolución, han ido perfeccionándose y especializándose en su objetivo: reproducirse dentro de un hospedador.

Así, los humanos somos susceptibles de padecer un elevado número de enfermedades y patologías diferentes. Dado el amplio abanico de patógenos que pueden afectarnos, clasificamos estas enfermedades infecciosas en función de dos aspectos: su manera de transmisión y la naturaleza del patógeno.

Según su modo de transmisión

Cualquier órgano de nuestro cuerpo es susceptible de ser infectado. Existe una infinidad de especies de patógenos diferentes, estando cada una de ellas especializada en infectar una parte del cuerpo concreta. En función de dónde quiere llegar este organismo, habrá desarrollado unos mecanismos de transmisión concreto que le permitan alcanzar su destino.

Un patógeno que para reproducirse necesita llegar a nuestros intestinos tendrá un modo de transmisión que será muy diferente de uno de otro organismo cuya meta es llegar a los pulmones. Pese a la complejidad presente en el contagio de enfermedades, tradicionalmente clasificamos las vías de transmisión del siguiente modo.

1. Por contacto entre mucosas

La transmisión de enfermedades por contacto de mucosas es una vía de transmisión directa en la que el patógeno se disemina entre personas por la interacción de fluidos. Dentro de este grupo encontramos patologías que se contagian por el contacto con sangre, tejidos, secreciones, saliva, lágrimas, vómitos y todo tipo de fluidos corporales de una persona infectada.

Ejemplos de patógenos que utilizan esta vía de transmisión son los que provocan herpes labial, que se transmite por contacto directo de saliva con el virus. Otro ejemplo es el del ébola, una enfermedad vírica que, en contra de la creencia popular, no se transmite por el aire. El virus del ébola solo se contagia cuando hay una interacción muy cercana con un enfermo en la que se entra en contacto con sus fluidos corporales, siendo la sangre, las heces y los vómitos las formas más peligrosas de transmisión.

2. De transmisión sexual (ETS)

Las enfermedades que se transmiten por vía sexual son todas aquellas en las que un patógeno se disemina a un nuevo cuerpo después de que dos personas tengan sexo vaginal, anal u oral. El hecho de que muchos infectados no presenten síntomas evidencia la necesidad del uso de protección durante las relaciones sexuales, pues cada año, sin contar el SIDA, se producen 500 millones de nuevos casos.

El ejemplo más claro es el del VIH, una infección para la cual todavía no existe cura y que puede llevar a una sintomatología que debilita el sistema inmune del afectado, momento en el que se habla ya de SIDA. Otro ejemplo es el del Virus del Papiloma Humano (VPH), una enfermedad de transmisión sexual muy común que suele comportar el desarrollo de cáncer de vagina, pene, ano, boca y garganta. Es por ello que los niños de entre 11 y 12 años reciben la vacuna contra el VPH, protegiéndolos del virus antes de que entren en la edad sexualmente activa.

3. Por agua y alimentos

La transmisión de enfermedades a través de agua y alimentos contaminados constituyen un problema de salud pública creciente en todo el mundo. Causantes de las más de 200 toxiinfecciones alimentarias conocidas, los patógenos crecen y se multiplican en los alimentos o el agua, consiguiendo así llegar a nuestros intestinos y provocarnos un amplio espectro de dolencias.

Pese a su relativamente fácil control mediante técnicas de saneamiento de aguas y aplicando procedimientos de calor adecuados durante el preparado de alimentos, 1 de cada 10 habitantes del planeta enferman cada año por alguna de estas enfermedades. De estos 600 millones que enferman, mueren unos 420.000 porque, pese a que muchas de ellas cursan con sintomatología gastrointestinal leve, algunas son muy graves.

Un ejemplo de estas enfermedades es la listeriosis, causante recientemente de un brote en España. Está provocada por una bacteria llamada “Listeria monocytogenes” que, a pesar de ser poco común, viene acompañada de un cuadro clínico grave que afecta especialmente a personas mayores, personas inmunodeprimidas y mujeres embarazadas, pudiendo provocar abortos.

Sin embargo, la infección alimentaria más frecuente es la gastroenteritis provocada por Norovirus, causante de 1 de cada 5 casos de gastroenteritis y que cursa con diarrea y vómitos.

4. Por vectores biológicos

Los vectores son organismos vivos, generalmente mosquitos, garrapatas y moscas, que en su interior albergan un patógeno que a ellos no les causa ningún daño. Son vehículos que permiten al patógeno llegar al humano, pues por ellos mismos no podrían. Representan el 17% de todas las enfermedades infecciosas y al año provocan unas 700.000 defunciones, siendo los países subdesarrollados los más vulnerables debido a la dificultad por controlar la transmisión de estos patógenos.

Un ejemplo de este tipo de enfermedad es el dengue, causada por un virus que llega al cuerpo humano mediante la picadura de un mosquito y que provoca unos 96 millones de casos cada año; siendo 3.600 millones de personas susceptibles de padecer la enfermedad. Otro claro ejemplo es el de la malaria, que también se transmite a través de mosquitos.

Causante de unas 100 millones de muertes y aniquilando al 20% de la humanidad, la peste negra que azotó Europa en el siglo XIV es una enfermedad provocada por una bacteria llamada “Yersinia pestis” que llegaba a los humanos a través de pulgas y piojos.

Garrapata

5. Por aire

La vía aérea de transmisión de enfermedades constituye un grupo de patologías causadas por microorganismos que viajan por el aire en gotas o aerosoles producidos al hablar, estornudar o toser. Estas partículas son eliminadas a gran velocidad, lo que permite minimizar el tiempo que pasa el patógeno en el aire, donde no tiene nutrientes ni podría sobrevivir demasiado tiempo. Posteriormente estas partículas son inhaladas por una persona sana que adquirirá el patógeno.

Un ejemplo de enfermedad transmitida por vía aérea que afecta cada año es la gripe, provocada por un virus conocido por ser extremadamente contagioso, cosa que viene dada por su facilidad de diseminación. Otro ejemplo de este grupo es la neumonía, enfermedad bacteriana que afecta a los pulmones y que es la principal causa de mortalidad infantil en el mundo.

Según el patógeno causante

Otra manera de clasificar las enfermedades contagiosas es según la naturaleza del patógeno que las provoca. Los agentes infecciosos forman parte de grupos muy diferentes fisiológica y morfológicamente entre ellos: desde parásitos intestinales de unos 5 metros de longitud hasta proteínas con capacidad infectiva de unos 10 nanómetros.

La clasificación que proponemos agrupa estos patógenos en seis grupos de acuerdo a sus características:

1. Bacteriana

Se calcula que en la Tierra debe de haber más de mil millones de especies de bacterias. Siendo el grupo de seres vivos más grande y diverso, hay muchas especies bacterianas inocuas para el ser humano e incluso de beneficiosas. Sin embargo, hay especies que nos provocan enfermedades que van desde cuadros clínicos leves hasta la muerte.

Afortunadamente, las bacterias son sensibles a los tratamientos por antibióticos, que son sustancias antimicrobianas que destruyen estas células cuando están dentro de nuestro organismo. El problema viene dado por el hecho de que estas bacterias, por mera acción de la selección natural, se están volviendo resistentes a los antibióticos. Esta circunstancia pone de manifiesto la necesidad de investigación en este ámbito y el deber que tenemos de hacer un buen uso de estos antimicrobianos.

Ejemplos de enfermedades bacterianas son el botulismo, gastroenteritis, la meningitis bacteriana, la peste, el tétano, la tuberculosis, etc.

2. Vírica

Los virus, pese al debate por si son o no seres vivos, son partículas infectivas mucho más pequeñas que una célula. El problema de las enfermedades provocadas por virus es que, a diferencia de las bacterias, estos penetran en el interior de nuestras células, dificultando su detección por parte del sistema inmune y la imposibilidad de tratar estas enfermedades mediante antibióticos.

Responsables de numerosas enfermedades, entre ellas tenemos el resfriado común, gastroenteritis, la gripe, el sarampión, la varicela, el SIDA, el herpes genital, etc.

Virus

3. Fúngica

Los hongos son un grupo muy diverso de organismos, desde seres unicelulares a pluricelulares. Algunas de estas especies son capaces de infectar tejidos humanos, generalmente de forma ectópica como en el caso de los pies de atleta y la tiña, enfermedades altamente contagiosas y que cursan con enrojecimiento e hinchazón. Su tratamiento consiste en la aplicación de productos antifúngicos colocados en la superficie de la piel.

Otra enfermedad común provocada por hongos es la candidiasis vaginal, provocada por una levadura conocida como cándida que de manera natural forma parte de la flora vaginal de muchas mujeres pero que, en función de determinadas condiciones, puede presentar una expansión anormal y causar una infección del área genital.

4. Por priones

Los priones son las estructuras más sencillas de esta lista, pues son simples proteínas. Sin estar recubiertas por ninguna estructura, estas proteínas tienen la capacidad de infectar organismos y de desarrollar afecciones que suelen ser muy graves.

Pese a ser muy poco comunes, los priones son los responsables de las encefalopatías espongiformes, enfermedades transmisibles entre distintas especies de mamíferos. La “enfermedad de las vacas locas” es causada por la ingesta de carne de animales con priones y afecta al sistema nervioso central, pudiendo comportar el coma y la muerte.

5. Por protozoos

Los protozoos son el primer grupo de patógenos de la lista que forman parte del reino animal. Pese a ser organismos unicelulares, son animales que suelen vivir en ambientes húmedos o en medios acuáticos con algunas especies capaces de infectar a otros seres vivos.

Suponen un problema grave en los países subdesarrollados, pues están relacionados con un mal saneamiento del agua. Pueden reproducirse intracelularmente como en el caso de la leishmaniosis, una enfermedad en la que el protozoo causante se reproduce dentro de los macrófagos, provocando llagas en la piel y afectación a órganos internos.

También pueden reproducirse extracelularmente en distintas partes del cuerpo, como por ejemplo en los intestinos, donde un protozoo puede provocar una giardiasis que cursa con diarreas.

6. Por helmintos

Los helmintos son otro grupo de animales que en este caso ya son pluricelulares. Estableciendo un rol de parásito, este grupo de organismos es tradicionalmente conocido como “gusanos” y hay más de 1.500 millones de personas parasitadas por ellos en el mundo.

Pese a disponer de medicamentos para tratarlas, las helmintiasis (enfermedades provocadas por helmintos) son fácilmente prevenibles mediante el saneamiento, pues los huevos de estos gusanos se eliminan a través de las heces de personas infectadas, de modo que con medidas higiénicas estas enfermedades podrían ser erradicadas.

La infección más común por lombrices intestinales es la ascariasis, que se contrae al consumir alimentos y bebidas contaminadas con huevos del parásito “Ascaris lumbricoides”. Pese a que muchas veces no hay síntomas, cuando estos se presentan suelen ser: tos con sangre, dolor de estómago y fiebre, además de la expulsión en las heces de las lombrices.

Referencias bibliográficas

  • Cecchini, E. (2001). Infectología y enfermedades infecciosas, Ediciones Journal.
  • Kumate, J.(1998). Manual de Infectología, México, Méndez Editores.
  • Wilson W.R. et al. (2001). Diagnóstico y tratamiento de enfermedades infecciosas, Manual Moderno, México.
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