¿Cómo afecta el consumo de alcohol a los pulmones? En 3 claves

El alcohol es una droga que forma parte de nuestra cotidianidad, pero eso no significa que esté exento de riesgos para nuestra salud. Puede afectar a diferentes sistemas y órganos de nuestro cuerpo, incluidos los pulmones.

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El alcohol ha sido ampliamente utilizado en diferentes culturas a través de los siglos con diferentes fines, en su mayoría culturales y religiosos. Para muchas personas el alcohol forma parte de su vida cotidiana, normalmente en forma de ocio o de costumbre, ya sean las cervezas al salir del trabajo con los amigos, la copa de después de cenar, el brindis para celebrar o el vaso de vino para acompañar a la comida, estos son solo algunos ejemplos de cómo el alcohol está presente de manera importante en nuestro día a día.

Sin embargo, aunque su consumo está ampliamente aceptado y su presencia en los eventos sociales es habitual, el alcohol es un componente tóxico que afecta al comportamiento, tiene efectos depresores y tiene capacidad para causar dependencia.

Alcohol, sociedad y legalidad

Estás consecuencias nocivas hacen que el alcohol esté catalogado como una droga, aunque esta sea legal. Podemos conseguir alcohol fácilmente en cualquier supermercado o bar a partir de los dieciocho años, que es la edad mínima en España para acceder a la compra de bebidas alcohólicas.

En los últimos años, ha aumentado la conciencia sobre el alcohol y los riesgos que conlleva para la salud, tanto física como mental. Esto ha sido gracias, en parte, a toda la información de la que disponemos en la era de las comunicaciones y la visibilización de los problemas que conlleva un consumo excesivo de este tóxico.

Pero, también gracias a la reducción del estigma sobre el trastorno de abuso y dependencia de esta sustancia, al ser considerado el alcoholismo una enfermedad y no la responsabilidad de la persona que lo padece por cada vez más personas. Actualmente, podemos hablar un poco más que años atrás de este grave problema que puede afectarnos a nosotros mismos o a personas cercanas.

Sin embargo, pese a estos avances en la sociedad en general respecto al conocimiento de los peligros derivados del alcohol, no somos realmente conscientes de cómo el alcohol afecta a nuestro organismo y qué repercusiones puede tener el consumo de esta sustancia nociva para nuestra salud.

Es más, existe cierta información contradictoria entre lo que las personas consideramos que es un consumo responsable, el cual no afecta a nuestra salud, y lo que dicen médicos y especialistas sobre ello. Por ejemplo, hace pocos años se acuñó el término de alcohólico de fin de semana, que son personas que no conciben salir sin emborracharse.

El daño que puede provocar el alcohol no depende solo de la frecuencia, también depende de la cantidad y de la intensidad de la toma de alcohol (la cantidad de sustancia ingerida en un periodo de tiempo), es lo que se conoce como “patrón de consumo”.

Se ha demostrado que una ingesta de la misma cantidad de alcohol en un tiempo más corto es susceptible de crear más problemas en el organismo. Si además se convierte el consumo en un hábito, y no se puede salir o disfrutar sin beber, esto se convierte en un verdadero problema que muchas veces pasa desapercibido porque lo asociamos a un comportamiento normal.

Más allá de las creencias de la sociedad y de la conciencia general sobre el alcohol, o de nuestra forma de restar importancia a ciertos hábitos de consumo que rodean a esta sustancia, y los problemas que conlleva su consumo nocivo, son solo la medicina y la ciencia, a través de los estudios, que puede determinar cuáles son los verdaderos efectos del consumo habitual de alcohol en nuestro organismo.

Entre los muchos sistemas afectados, los pulmones y sus tejidos son especialmente susceptibles de sufrir diferentes infecciones y lesiones, exponer los daños nos puede resultar útil para poner de relieve cómo afecta realmente el beber de forma excesiva a nuestra salud. En este artículo veremos específicamente qué alteraciones provoca el consumo nocivo de alcohol en el sistema respiratorio.

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¿Qué riesgos tiene el alcohol?

Realmente, beber alcohol de forma habitual o esporádica en grandes cantidades es un problema de salud pública a nivel mundial. El alcoholismo está asociado a más de 200 enfermedades y lesiones. Alrededor del mundo se registran 3 millones de muertes anuales que tienen que ver con el consumo de alcohol. Esta cifra representa el 5,3% de todas las muertes, y este número se multiplica por cuatro entre los jóvenes entre 20 y 39 años.

Además, las personas con problemas relacionados con la bebida, sufren importantes pérdidas económicas y sociales. Pueden llegar a perder el trabajo o distanciarse de su familia. También el entorno de la persona, familiares, amigos o compañeros de trabajo, pueden sufrir a causa de esta enfermedad.

Existe una relación directa entre el consumo excesivo de alcohol y diferentes trastornos, siendo la dependencia y el abuso de alcohol un trastorno en sí recogido dentro de los diferentes manuales diagnósticos.

El DSM–IV (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales) recogía dos trastornos distintos en lo que se refiere al consumo de alcohol, el de abuso y el de la dependencia del alcohol, con síntomas y pautas específicas para cada uno de ellos. El trastorno por consumo de alcohol (TCA) descrito en el DSM-5 integra los dos trastornos, el de abusos y dependencia del alcohol, y establece una clasificación entre leve, moderado y grave.

Es difícil establecer la prevalencia de esta enfermedad, ya que está infradiagnosticada al quedar enmascarada dentro de un consumo habitual. Las encuestas en este caso remiten a la toma de alcohol diaria, que en España se sitúa en un 13% de la población adulta general.

Hace tiempo que se sabe que las personas no solo pueden desarrollar un problema de salud mental y una dependencia de esta droga, sino que también pueden sufrir problemas de salud físicos graves que afectan a todos los sistemas, órganos y tejidos del cuerpo humano. Las enfermedades y condiciones más conocidas y comúnmente imputadas al consumo excesivo de alcohol son la cirrosis hepática, la pancreatitis, las enfermedades cardiovasculares, la demencia y otras patologías del sistema nervioso.

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¿Cómo daña a los pulmones el alcohol?

Muchos médicos y especialistas centran la atención del consumo de alcohol en sus efectos en el hígado, debido a la problemática de la enfermedad hepática alcohólica y la cirrosis y sus consecuencias graves sobre la salud. Sin embargo, los pulmones y el sistema respiratorio son también especialmente susceptibles de sufrir infecciones y lesiones, como demuestran los últimos estudios. Las personas alcohólicas presentan mayor riesgo de desarrollar algunas enfermedades e infecciones respiratorias.

Normalmente, el deterioro del sistema inmune asociado al trastorno del consumo de alcohol es el responsable del riesgo de sufrir estas patologías del sistema respiratorio. Las células inmunitarias que nos defienden de la neumonía, la tuberculosis, la infección por VRS y el SDRA y otras afecciones pulmonares son principalmente los neutrófilos, los linfocitos y los macrófagos alveolares, además de todas las células responsables de las respuestas inmunitarias innatas. Los estudios están empezando a centrarse en cómo el alcohol afecta las células del sistema inmune y cómo estos efectos contribuyen a los procesos patológicos de las enfermedades del sistema respiratorio.

Una de las formas en las que el sistema inmune se ve alterado, es por la del cambio en las vías respiratorias que se asocia al consumo de alcohol, con el tiempo, el proceso de inhalación se puede ver modificado, y también disminuir la producción de saliva. La saliva contiene una enzima llamada lisozima que lucha contra las bacterias, por lo tanto una disminución de salivación hace que aumente el riesgo de sufrir una infección.

La pérdida de capacidad general del organismo para combatir las infecciones aumenta el riesgo de que las bacterias se propaguen a través del conducto respiratorio. A continuación vamos a detallar las afecciones pulmonares más comunes relacionadas con el consumo de alcohol.

1. Neumonía alcohólica

La neumonía es una infección en los pulmones causada por la propagación de bacterias o virus. Esta infección respiratoria es la causa de muerte que más ha crecido en España en los últimos años.

Hay muchos tipos de neumonía, algunos menos peligrosos que otros, la neumonía tiene más probabilidades de ser grave e incluso mortal en las personas que consumen alcohol. El alcohol es uno de los varios factores de riesgo de la neumonía y en particular de la forma más grave que tiene peores consecuencias para la salud

Hay varios mecanismos que explican el mayor riesgo de las personas alcohólicas a sufrir neumonía y cómo afecta el alcohol a la fisiopatología de la enfermedad. El alcohol afecta a varios sistemas que nos ayudan a defendernos. En primer lugar, al igual que otros tóxicos puede afectar al funcionamiento normal de las células inmunes que combaten, entre otras, a las bacterias que entran en el organismo a través de las vías respiratorias.

Además, el alcohol también afecta a la capacidad del organismo para crear moco, el moco es una sustancia que nos permite expulsar a los patógenos de nuestro cuerpo, una menor producción hará que se cuelen más microorganismos nocivos para nuestra salud.

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2. Lesión pulmonar aguda

Recientemente, se descubrió cómo el consumo de alcohol de forma habitual puede aumentar el riesgo de padecer otras afecciones respiratorias agudas, aparte de la neumonía. En particular, se ha estudiado cómo influye el alcohol en el empeoramiento de la lesión pulmonar aguda que se presenta tras un accidente o traumatismo grave, y en el síndrome de dificultad respiratoria aguda (SDRA).

El alcohol, al igual que otros tóxicos, tiene efectos sobre la formación de radicales libres y puede agotar a los antioxidantes que los combaten, entre ellos el glutatión, que desempeña un papel importante en la respuesta inflamatoria. Tener poco glutatión en el cuerpo debido al consumo habitual de alcohol hace que los pulmones tengan menos recursos para luchar contra los invasores, particularmente contra las bacterias. Además, el glutatión es una sustancia que se genera principalmente en el hígado, por lo tanto, también este órgano puede verse afectado.

3. Síndrome de dificultad respiratoria aguda (SDRA)

El síndrome de dificultad respiratoria aguda (SDRA) se produce cuando se acumula líquido en los pequeños sacos de aire elásticos de los pulmones, los alvéolos. El líquido hace que los pulmones no puedan llenarse con suficiente aire, por lo que entra menos oxígeno en la sangre, provocando toda una serie de síntomas en el organismo.

El SDRA puede ser causado por cualquier agresión al pulmón que tenga como consecuencia una lesión directa o indirecta, esta puede producirse,por ejemplo, por la inhalación de alguna sustancia química, como un ácido. El alcohol, al ser un tóxico, también puede ser un agresor externo y susceptible de provocar una respuesta inflamatoria grave que produzca lesiones en el pulmón y origine la acumulación de líquido, responsable del SDRA.

Según los estudios, el riesgo de sufrir síndrome de dificultad respiratoria se multiplica por cuatro en las personas que consumen alcohol de forma habitual. También afecta a la tasa de mortalidad, que es mayor en las personas alcohólicas que en el resto de la población general.

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