Cuerpo calloso: anatomía, características y funciones

El cuerpo calloso es una estructura localizada en lo profundo del cerebro y que, estando formada por millones de fibras nerviosas, se encarga de conectar los dos hemisferios cerebrales y de permitir el flujo de información entre ambos.

Cuerpo calloso

La neurología, es decir, la ciencia que estudia la naturaleza del sistema nervioso, está avanzando a pasos agigantados. Pero a pesar de ello, todavía hay muchas cosas que no sabemos acerca de cómo funciona nuestro cerebro. Y es que este órgano es el más asombroso del cuerpo humano pero también el más misterioso.

Todavía quedan muchas preguntas por responder y muchos enigmas por resolver, pero hay cosas que ya sabemos con exactitud. Y una de ellas es que el cerebro humano se divide en dos hemisferios parcialmente simétricos. Y decimos “parcialmente” porque, a pesar de que anatómicamente parezcan iguales, se reparten las funciones.

Pero, ¿estos dos hemisferios son regiones aisladas la una de la otra? Ni por asomo. El cerebro funciona como “uno”, formando una red de miles de millones de neuronas perfectamente interconectadas entre ellas. Y el hemisferio derecho y el izquierdo deben trabajar unidos y coordinados.

En este contexto aparece el protagonista del artículo de hoy: el cuerpo calloso. Esta estructura localizada en lo profundo del cerebro y formada por millones de fibras nerviosas, funciona como una especie de “autopista”, separando los dos hemisferios pero garantizando el eficiente flujo de información entre ambos. Veamos cuál es su anatomía, de qué características dispone y qué funciones desempeña en nuestro cerebro.

¿Qué es el cuerpo calloso?

El cuerpo calloso es una estructura interhemisférica, es decir, que se encuentra en la zona de unión entre los dos hemisferios del cerebro: el derecho y el izquierdo. Está formado por cerca de 200 millones de fibras nerviosas y se localiza en la línea media del cerebro, exactamente en la región más profunda de esta cisura que separa los dos hemisferios.

Este cuerpo calloso está “tapado” por la corteza cerebral, por lo que a simple vista no puede ser observado en su totalidad. Sea como sea, se trata de una estructura grande, de unos 10 centímetros, con forma de hoja y formada en su práctica totalidad por sustancia blanca.

Pero, ¿qué significa “sustancia blanca”? A grandes rasgos, las neuronas (las células especializadas que conforman el sistema nervioso central y periférico) pueden dividirse en función de si su axón está rodeado o no por mielina, una sustancia química compuesta de proteínas y grasa que, cuando recubre las neuronas, propicia que los impulsos eléctricos viajen más rápido. De hecho, gracias a esta vaina de mielina que se forma, los mensajes viajan a más de 360 km/h.

Pero no todas las neuronas tienen esta vaina de mielina. Depende de si están diseñadas para transmitir información rápidamente o no. Las de los nervios el cuerpo sí que suelen tenerla, pues cuanto más rápido viaje el impulso, mejor. Pero en el cerebro no siempre es necesario. En este sentido, en el cerebro tenemos agrupaciones de neuronas sin mielina y otras con mielina.

Las neuronas con mielina, debido a cómo se observan cuando se aplican técnicas de imagen, conforman lo que se conoce como sustancia blanca. Mientras que las no mielinizadas, reciben el nombre de sustancia gris. La corteza cerebral y los ganglios basales son las regiones de sustancia gris más importantes, mientras que el resto del encéfalo, al requerir de una transmisión rápida de información, es sustancia blanca.

Y volviendo al cuerpo calloso, no es de extrañar que sea sustancia blanca. Y es que esta estructura (la más grande formada por sustancia blanca en el cerebro) es el principal puente de transmisión de información entre el hemisferio derecho y el izquierdo.

El cuerpo calloso puede entenderse como una “autopista” que une estas dos regiones teóricamente aisladas la una de la otra y permite un eficiente flujo de mensajes entre ambos. Sin este cuerpo calloso, la comunicación entre el hemisferio derecho e izquierdo del cerebro sería imposible. Pero, ¿tan importante es que “hablen”? Veámoslo.

Anatomía del cerebro

¿Por qué es tan importante la comunicación entre hemisferios?

Durante mucho tiempo se creyó que los dos hemisferios del cerebro eran regiones absolutamente aisladas la una de la otra. En teoría, una era la parte “matemática” del cerebro y lo otra, la “emocional” y la “de letras”. Hoy sabemos que esto no es tan sencillo. Nada en el cerebro lo es.

Lo cierto es que, si bien es totalmente cierto que los hemisferios se reparten algunas funciones motoras, intelectuales, emocionales y cognitivas, están absolutamente interconectados. Están continuamente “hablando” y transmitiendo y recibiendo información del “vecino”.

El problema es que a nivel anatómico sí que están separados y parcialmente aislados. Afortunadamente, existen distintas comisuras interhemisféricas que los unen, formando puentes de fibras nerviosas por donde la información puede saltar de un hemisferio a otro.

El cuerpo calloso no es la única de estas comisuras o puentes, pero sí el más grande e importante. Las otras comisuras son carreteras nacionales, pero este cuerpo calloso es la gran autopista. Y gracias a él, el cerebro humano es capaz de cosas increíbles.

Por desgracia, su importancia solo queda de manifiesto cuando hay problemas, es decir, cuando este cuerpo calloso, ya sea por trastornos de origen genético (como la esclerosis múltiple) o lesiones (como traumatismos craneoencefálicos graves), no puede garantizar el correcto flujo de información entre hemisferios. Y cuando esta autopista se viene abajo, no importa que el resto del cerebro esté en perfecto estado, se produce una desconexión entre parte derecho e izquierda. Y las implicaciones de esto son fuertes.

Técnicamente conocido como agenesia o “síndrome de desconexión callosa”, esta condición clínica en la que las fibras nerviosas del cuerpo calloso fallan provoca problemas de descoordinación, dificultades para realizar tareas sencillas y cotidianas, repetir conductas (la persona olvida que ya la ha realizado), problemas de memoria, dificultad para almacenar nueva información, problemas de aprendizaje, dificultades para leer y escribir, problemas para solucionar problemas complejos, dificultades a la hora de percibir estímulos (la información sensorial no puede procesarse correctamente), problemas motrices, etc.

Los dos hemisferios no están aislados. Deben comunicarse constantemente entre ellos, pues muchas de las funciones de uno necesitan ser complementadas por el otro. Y ahora quizás pienses: “¿Para qué sirve, pues, tener dos hemisferios”?

Es cierto que puede parecer poco rentable separar el cerebro en dos y dejarlo todo en manos de que el cuerpo calloso permita la comunicación entre ambos. Pero todo tiene su sentido. Y es que dividir el cerebro en dos hemisferios es como tener una copia de seguridad de todo lo que hay en su interior.

Y es que recientemente se ha observado que, cuando hay una lesión grave (traumatismos, accidentes cerebrovasculares, tumores, malformaciones…) en uno de los dos hemisferios y las funciones que realizaba esa zona pueden perderse, el otro hemisferio es capaz de recoger el testigo y empezar a desempeñar esas mismas funciones. Si no hubiera estos dos hemisferios, esa lesión provocaría la pérdida total de esa habilidad.

Gracias a la presencia de dos hemisferios y, evidentemente, del cuerpo calloso, el nivel de interconexión entre ambos llega a unos niveles en los que uno puede adoptar el papel del otro en caso de necesidad.

Y es que el cuerpo calloso cumple con una única pero imprescindible función: permitir el intercambio de impulsos nerviosos entre el hemisferio derecho e izquierdo. Esto permite que nos orientemos en el espacio, que vinculemos emociones a los recuerdos, que coordinemos adecuadamente los movimientos corporales (voluntarios e involuntarios), que respondamos de forma efectiva ante los estímulos del exterior, que nos comuniquemos adecuadamente y entendamos lo que nos dicen, que desarrollemos habilidades como la escritura, la lectura, la pintura o la música, que resolvamos problemas complejos y, en definitiva, que entendamos y nos relacionamos de forma humana con el mundo.

¿En qué partes se divide?

Ahora que ya hemos entendido qué es el cuerpo calloso y qué funciones desempeña dentro del sistema nervioso central, podemos profundizar más en cómo es su anatomía. Y es que esta estructura (de unos 10 centímetros), que es la más grande formada por sustancia blanca en el cerebro, puede dividirse en las siguientes partes.

Partes cuerpo calloso

1. Rostro

El rostro (también conocido como rostrum o pico) del cuerpo calloso es una porción delgada situada en el extremo anterior de esta estructura, es decir, la que “apunta” hacia la cara. Un aspecto interesante acerca de esta región del cuerpo calloso es que para controlar la epilepsia, se secciona esta estructura, realizando una intervención quirúrgica conocida como callosotomía.

2. Rodilla

La rodilla (también conocida como genu) es la región del cuerpo calloso que sigue estando situada en la parte anterior, pero en este caso formando una especie de curva. En esta zona, el cuerpo calloso se dobla hacia abajo y es la estructura que permite que, como hemos visto antes, un hemisferio retome las funciones del otro en caso de que este último sufra una lesión.

3. Tronco

Conocido también simplemente como “cuerpo”, el tronco del cuerpo calloso es la zona más grande. Se arquea hacia atrás y termina en la región posterior. La mayoría de los problemas de “desconexión” que hemos comentado anteriormente nacen de problemas y lesiones en esta región del cuerpo calloso, pues es la parte que establece más conexiones entre ambos hemisferios.

4. Istmo

El istmo forma parte de la región posterior del cuerpo calloso y su principal función es la de unir los lóbulos temporales izquierdo y derecho, los cuales están implicados en el procesamiento de la información auditiva y visual, así como en la memoria, el aprendizaje, el desarrollo de emociones y el habla.

5. Esplenio

El esplenio (también conocido como rodete) del cuerpo calloso es la parte más posterior de esta estructura y su principal función es la de unir el lóbulo temporal de un hemisferio con el occipital del otro. Y viceversa. Esto explica que lesiones en esta región den lugar a problemas para leer en voz alta y dificultades para dar nombre a los colores. Pero los otros problemas de desconexión solo aparecerían si hubiera daños en el tronco.

Referencias bibliográficas

  • Vicente Ruiz, P. (2017) “Hipoplasia del cuerpo calloso”. Repositorio de la Universidad de Zaragoza.
  • Gonçalves Ferreira, T., Sousa Guarda, C., Oliveira Monteiro, J.P. et al (2003) “Agenesia del cuerpo calloso”. Revista de Neurología.
  • Fitsiori, A., Nguyen, D., Karentzos, A. et al (2011) “The corpus callosum: White matter or terra incognita”. The British Journal of Radiology.
  • Paul, L.K., Brown, W., Adolphs, R. et al (2007) “Agenesis of the corpus callosum: Genetic, developmental and functional aspects of connectivity”. Nature Reviews Neuroscience.
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