El efecto McGurk: ¿podemos oír por los ojos?

El efecto McGurk es un fenómeno perceptivo por el cual solo podemos escuchar aquello que estamos viendo o leyendo. Ante un sonido ambigüo, nuestro cerebro trata de comprender no solo con los oídos, sino también con los ojos.

Efecto McGurk

Nuestro cerebro es un órgano lleno de complejidad y capaz de cosas increíbles. No hay duda de que su funcionamiento y eficiencia no dejan de sorprendernos, aunque a veces también puede cometer errores. Un ejemplo de ello se observa en las situaciones en las que recibimos estímulos de una forma ambigua y la comprensión se hace difícil. Ante este tipo de escenarios, el cerebro pone en marcha estrategias que le ayuden a cumplimentar la información.

En la actualidad vivimos muchas situaciones en las que aparecen interferencias en el sonido, pues empleamos las nuevas tecnologías a diario. Videollamadas, reuniones online y un largo etcétera forman parte de nuestras rutinas. Por ello, son muchas las personas que experimentan este fenómeno tan curioso en la vida cotidiana.

Imaginemos que nos encontramos en una conferencia muy importante con nuestro jefe y justo cuando nos hace una pregunta hay algo de interferencia en el sonido. Nuestro cerebro tratará de entender el mensaje apoyándose en la información que nos llega a nivel visual, especialmente del rostro y los labios del interlocutor. Aunque esta “trampa” nos puede servir en algunos momentos, no está exenta de errores, dando como resultado el efecto McGurk.

¿Qué es el efecto McGurk?

Como venimos diciendo, el efecto McGurk es un fenómeno perceptivo por el cual la información visual y auditiva se entremezcla en situaciones donde el mensaje es difícil de comprender. Una característica de nuestro cerebro es que funciona de manera integrada, de tal forma que nuestros sentidos no son independientes, sino que están conectados. Aunque la visión es el sentido más primario para los seres humanos, la percepción del habla es claramente multimodal. Es decir, para comprender a nuestro interlocutor requerimos información de varias modalidades sensoriales, principalmente visión y audición.

Aunque se cree que solo quienes sufren discapacidad auditiva se apoyan en la visión como estrategia compensatoria, esta táctica ocurre en todas las personas. De hecho, nuestra percepción del volumen del mensaje cambia cuando el interlocutor se encuentra visible para nosotros. Al ver a la persona que nos habla, tenemos la sensación de estar oyendo su voz a un volumen mayor.

A nivel cerebral, ambos hemisferios están implicados en este efecto, pues trabajan de manera conjunta para poder integrar la información del habla que se recibe a nivel visual y auditivo. Además, en nuestro cerebro existe un área, el surco temporal superior, que está especialmente implicada en la tarea de integrar la información de varios canales perceptivos.

Otra curiosidad del efecto McGurk es que se mantiene con independencia de que la persona conozca o no el fenómeno. Esto es distinto de lo que ocurre, por ejemplo, en las ilusiones ópticas, donde una vez detectada la ilusión ésta se puede descomponer.

Efecto McGurk qué es

Estudio del fenómeno McGurk

El efecto McGurk fue estudiado por primera vez en la década de los setenta por parte de dos psicólogos cognitivos llamados Harry McGurk y John McDonald. Este fenómeno fue descrito por pura casualidad, cuando McGurk y su compañero, McDonald, pidieron a un técnico grabar un vídeo articulando un fonema distinto del que estaba emitiendo realmente con su voz. El video estaba destinado a una investigación sobre la percepción lingüística en bebés. Sin embargo, al ser reproducido, ambos investigadores quedaron sorprendidos al oír un tercer fonema distinto del que su técnico había emitido y articulado.

Tras este hallazgo, decidieron formalizar un experimento para poner a prueba el fenómeno de forma empírica. En este se comprobó que cuando una persona mueve los labios pronunciando la sílaba “ga” mientras realmente dice en voz alta “ba”, el cerebro recibirá el mensaje “da”. Esto se traduce en que la información auditiva y visual no siempre coincide. Este efecto también se produce con otras combinaciones de sílabas.

Por ejemplo, se puede conseguir con la combinación “ka” (visual) y “pa” (auditiva), la cual da lugar a la percepción de “ta”. Además, también se puede observar este fenómeno no solo con sílabas aisladas, sino también con oraciones completas. Fruto de este trabajo, los autores elaboraron el artículo “Escuchar los labios y ver las voces”, que fue publicado en la prestigiosa revista Nature en 1976.

El efecto McGurk en distintos grupos de población: ¿qué diferencias existen?

Con el tiempo, este fenómeno se ha ido estudiando en poblaciones especiales con el fin de comprobar si se daba en igual medida que en la población general. Estos han sido, de forma esquemática, los principales resultados de los estudios.

En personas con dislexia se ha comprobado que el efecto es menor respecto a personas de su misma edad cronológica. En pacientes con Alzheimer también se ha detectado un efecto McGurk más reducido. Se ha planteado que estos pacientes sufren peor conexión interhemisférica, lo que dificulta la integración de la información y por ello reduce la intensidad del fenómeno frente a las personas sin Alzheimer.

En niños con deterioro específico del lenguaje también parece darse este efecto en menor intensidad. Se cree que esto puede explicarse debido a que estos niños prestan menor atención a la información visual que a la auditiva cuando perciben el habla. En niños con Trastorno del Espectro del Autismo (TEA) también parece observarse un efecto reducido. Curiosamente, si se realiza este mismo experimento empleando estímulos no humanos (por ejemplo, en lugar de usar la voz humana emplear sonidos de objetos), los resultados se igualan a los obtenidos en niños sin TEA.

En personas afásicas también se ha comprobado que el efecto McGurk está deteriorado. Cuando la percepción del lenguaje se ve afectada en un paciente afásico, lo hace a todos los niveles (visual y auditivo), por lo que es esperable que se obtengan resultados mínimos en el experimento. En los pacientes que sufren esquizofrenia también se ha observado un efecto más sutil, aunque no está mermado tal y como ocurre en otras patologías. Se ha observado que la integración audiovisual de estas personas es algo más lenta que en población general. Además, muestran mayor sensibilidad a la información auditiva que a la visual.

McGurk estudio

En personas sometidas a una callosotomía (sección quirúrgica del cuerpo calloso por motivos médicos), el efecto McGurk no desaparece, aunque sí es más sutil. Este resultado es esperable, ya que el cuerpo calloso constituye una estructura clave para la conexión interhemisférica. Si esta se reduce, la integración de la información también lo hará, minimizando así la intensidad del efecto. Quienes sufren algún tipo de daño en el hemisferio izquierdo muestran un efecto McGurk por encima de la media. Esto se debe a que este tipo de pacientes se apoyan mucho más que el grupo control en las señales visuales como una forma de compensación.

En cambio, quienes sufren daños en el hemisferio derecho mostrarán un efecto inferior, ya que tanto la integración audiovisual como la visual estarán dañadas. De igual forma, se ha observado que las personas diestras muestran con mayor probabilidad este efecto perceptivo.

Además, se ha comprobado que hay ciertas estrategias que sirven para reducir este efecto de manera intencional. Por ejemplo, si la persona desvía su atención hacia una tarea táctil, el fenómeno se vuelve más sutil. El tacto es una percepción sensorial, al igual que la audición y visión, por lo que aumentar la atención hacia esta modalidad reduce la que destinamos a la visión y el oído.

Además de todo lo mencionado, también se ha estudiado la relación entre el efecto McGurk y el idioma que se habla. Parece que los hablantes de países occidentales, como Alemania, España o Italia, muestran un efecto mucho más acusado que aquellos de países orientales. Se cree que la estructura de las lenguas asiáticas, como el chino o el japonés, facilita a sus hablantes la detección de las sílabas sin errores. También se ha hipotetizado que en estas culturas el efecto sea más sutil debido a su menor tendencia al contacto ocular.

Conclusiones

Aunque fue descubierto por azar, el efecto McGurk es algo más que una divertida curiosidad. Como hemos podido ver, su estudio en poblaciones clínicas nos ha dado mucha información no solo sobre el procesamiento normal del habla, sino también sobre cómo es dicho procesamiento en personas con alguna patología.

Por otro lado, estos hallazgos han servido para confirmar que, en efecto, la percepción del habla implica tanto a la modalidad visual como a la auditiva. Este sistema se ha ido optimizando con el tiempo, con el objetivo último de mejorar nuestros procesos comunicativos. Aunque siempre se han asociado las estrategias de compensación con la discapacidad, el efecto McGurk es la prueba de que esta idea es claramente equivocada. Nuestro cerebro funciona como una complejísima red, donde todo está conectado y relacionado. Esto nos permite afrontar situaciones adversas de la mejor manera posible.

Como comentábamos al inicio del artículo, nuestro cerebro nunca deja de sorprendernos, pero la ciencia tampoco. Aunque en muchas ocasiones los investigadores planifican sus trabajos de manera minuciosa con el objetivo de indagar en ciertos temas, a veces algo tan banal como la casualidad lleva las investigaciones por otros derroteros. Gracias a un error, hoy sabemos que percibir el habla es algo más que escuchar, pero también que la comunicación para el ser humano es casi tan importante como el agua. Aunque en ciertas patologías graves esta se puede ver dañada, nuestro cerebro hace siempre lo imposible por mantener un resquicio de ella.

Conclusiones McGurk
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