Cáncer de páncreas: causas, síntomas y tratamiento

Con sus 458.000 nuevos casos diagnosticados anualmente y una tasa de supervivencia de solo el 34%, el cáncer que se desarrolla en el páncreas es uno de los más frecuentes y letales.

Cáncer páncreas

Con 18 millones de casos de cáncer diagnosticados anualmente, no es de extrañar que, teniendo en cuenta además el impacto psicológico tanto en el paciente como en sus seres queridos y todo lo que implica a nivel terapéutico, sea la enfermedad más temida.

Y aunque afortunadamente y gracias a los increíbles avances en lo que a tratamientos oncológicos se refiere, “cáncer” ya no sea sinónimo de “muerte” en la mayoría de casos, hay algunos tipos de cáncer que siguen teniendo una tasa de letalidad muy alta.

Uno de ellos es, sin duda, el tumor maligno que se desarrolla en el páncreas, un órgano que forma parte tanto del sistema digestivo como del endocrino. Por desgracia, es el décimo tercer cáncer más frecuente del mundo y uno de los que tiene una tasa de supervivencia más baja: del 34%.

Pero como un diagnóstico precoz es imprescindible para aumentar las probabilidades de que los tratamientos salven la vida del paciente, en el artículo de hoy ofreceremos toda la información más importante (todo avalado por los estudios clínicos de las más prestigiosas revistas médicas) acerca de las causas, síntomas, complicaciones y opciones terapéuticas del cáncer de páncreas.

¿Qué es el cáncer pancreático?

El cáncer de páncreas es una enfermedad oncológica que consiste en el desarrollo de un tumor maligno en el páncreas, un órgano de naturaleza glandular que, estando localizado en la cavidad abdominal, forma parte tanto del sistema digestivo como del endocrino.

El páncreas es un órgano de forma alargada (similar a una pera plana) con un peso que oscila entre los 70 y los 150 gramos, una longitud de entre 15 y 20 centímetros y un grosor que va desde los 4 a los 5 centímetros. Como decimos, es un órgano de naturaleza glandular, por lo que está compuesto, en parte, por células capaces de sintetizar y liberar moléculas. En este sentido, el páncreas es una glándula con actividad tanto exocrina como endocrina.

En lo que a actividad exocrina se refiere, el páncreas libera enzimas digestivas (principalmente amilasas, lipasas y proteasas) al intestino delgado para hacer posible la digestión de hidratos de carbono, grasas y proteínas. Es vital para la salud del sistema digestivo.

Y en lo que a actividad endocrina se refiere, el páncreas libera hormonas a la circulación sanguínea. Concretamente, produce hormonas esenciales para el metabolismo de la glucosa. Es decir, el páncreas se encarga de regular los niveles de azúcar en sangre. Es vital, pues, para la salud endocrina del organismo.

El problema es que, como órgano que es, es susceptible de desarrollar cáncer. Y, de hecho, con sus 458.000 nuevos casos diagnosticados anualmente en el mundo, es el décimo tercer tipo de cáncer más frecuente.

Como cáncer que es, consiste en un crecimiento anómalo de células de nuestro propio cuerpo (en este caso, generalmente las células que recubren los conductos que transportan las enzimas digestivas hacia el duodeno, que es la parte inicial del intestino delgado) que, debido a mutaciones en su material genético, pierden no solo la capacidad de regular su ritmo de división, sino su funcionalidad.

Cuantas más veces se regenere un tejido, más probable es que surjan estas mutaciones. Y como las células de estos conductos están expuestas a enzimas digestivas que las dañan, lo hacen muy a menudo. No es de extrañar, pues, que sea un cáncer frecuente y que se desarrolle justamente en estas células de sus conductos.

Sea como sea, cuando esto sucede, empieza a desarrollarse un tumor. Si este no pone en peligro la vida de la persona, estamos ante un tumor benigno. Pero si hace peligrar la integridad física y/o hay riesgo de que haga metástasis a órganos vitales, hablamos de tumor maligno o cáncer.

El cáncer de páncreas, pues, es un tumor maligno que se desarrolla en las células que recubren los conductos exocrinos de este órgano glandular. Debido a la importancia de este órgano tanto a nivel exocrino como endocrino y al hecho de que la mayoría de casos se detecten en etapas avanzadas cuando los tratamientos ya son menos efectivos, no es de extrañar que sea uno de los que presenta mayor letalidad.

Cáncer pancreático

Causas

Por desgracia (porque impide que podamos detallar medidas de prevención efectivas) y como suele pasar con la mayoría de tumores malignos, las causas del cáncer de páncreas no están demasiado claras. Es decir, no es como en el cáncer de pulmón, por ejemplo, en el que tenemos una relación de causalidad muy directa entre fumar y desarrollarlo.

En el cáncer de páncreas, el motivo de su aparición no se sabe del todo. Es decir, no sabemos por qué algunas personas lo desarrollan y otras no, lo que nos hace suponer que se debe a una compleja combinación de factores tanto genéticos como ambientales (de estilo de vida).

Aun así, lo que sí sabemos es que existen determinados factores de riesgo. Es decir, situaciones que, pese a no guardar una relación directa de causalidad, sí que, a nivel estadístico, hacen más propensa a la persona a sufrir esta enfermedad.

En este sentido, fumar, sufrir diabetes, padecer obesidad, tener una edad avanzada (la mayoría de casos se diagnostican después de los 65 años, sin diferencias significativas entre sexos), ser de raza negra (las probabilidades son un 25% mayor respecto a la blanca), tener antecedentes familiares de cáncer (el factor hereditario no es el más importante, pero parece existir), sufrir pancreatitis (una inflamación crónica del páncreas vinculada en muchos casos al alcoholismo), padecer determinados trastornos hereditarios como el síndrome de Lynch (para más información, consultar con un médico) y seguir una dieta poco saludable son los principales factores de riesgo.

Como ya hemos comentado, el tumor suele empezar en las células que recubren los conductos a través de los cuales se liberan las enzimas digestivas (actividad exocrina), pues están expuestos a los daños ocasionados por estas moléculas. Con menor frecuencia puede desarrollarse también en las células productoras de hormonas (actividad endocrina),las cuales forman unos cúmulos celulares conocidos como islotes de Langerhans.

Causas cáncer páncreas

Síntomas

El principal problema del cáncer de páncreas es que, además de que tanto el sistema digestivo como el endocrino sufren problemas, no da señales de su presencia hasta que no está en etapas bastante avanzadas, cuando seguramente ya ha hecho metástasis a órganos vitales.

Esto es muy peligroso, pues al no dar síntomas, es muy complicado que se realice un diagnóstico precoz y se apliquen tratamientos cuando el tumor maligno todavía es tratable con una probabilidad alta de éxito.

Sea como sea y aunque las manifestaciones clínicas dependen de muchos factores (desde la localización y tamaño del tumor hasta el estado de salud general de la persona, pasando por su fase de desarrollo), los principales síntomas del cáncer de páncreas son los siguientes:

  • Dolor abdominal que se extiende hasta la espalda
  • Heces de color claro (ya que las grasas no se digieren y se mantienen hasta la defecación)
  • Ictericia (amarillamiento de la piel)
  • Orina de color oscuro (señal de que el hígado no está funcionando correctamente)
  • Picazón en la piel
  • Desarrollo de diabetes (si la actividad endocrina del páncreas se ha visto muy afectada)
  • Fatiga, debilidad y cansancio (que no desaparecen por mucho que se descanse y se duerma)
  • Pérdida de peso involuntaria
  • Pérdida de apetito
  • Formación de coágulos sanguíneos
  • Obstrucciones intestinales (si el tumor presiona la primera parte del intestino delgado)

Aunque resulten llamativos, lo cierto es que estos signos clínicos muchas veces son imperceptibles o simplemente no resultan alarmantes por sí solos. Por ello y teniendo en cuenta que el cáncer de páncreas es uno de los que más rápidamente disemina (hace metástasis), es imprescindible que ante el menor atisbo de duda, se solicite atención médica.

Síntomas cáncer páncreas

Tratamiento

A esta dificultad para detectar los síntomas en etapas tempranas hay que sumarle que, a diferencia de otros tipos de cánceres, el diagnóstico no puede incluir la palpación (por la localización interna del páncreas), un método rudimentario pero muy eficaz que permite la detección temprana de tumores malignos durante chequeos médicos rutinarios.

De todos modos, si el médico, después de que le comuniques tus síntomas y antecedentes (para ver si perteneces o no a la población de riesgo), iniciará las pruebas de diagnóstico oportunas. Estas consistirán en una combinación de ecografía, tomografía computarizada, resonancia magnética, endoscopia (se introduce una cámara a través de un conducto), análisis de sangre (para detectar la presencia de marcadores tumorales en la circulación sanguínea) y, en caso de que sea probable la presencia de un tumor y haya que confirmar, una biopsia (se extrae una porción del tejido pancreático sospechoso para su análisis en laboratorio).

Una vez se tenga un diagnóstico positivo de cáncer pancreático, el tratamiento debe empezar lo antes posible. La elección de una terapia u otra dependerá de la localización, del tamaño, del grado de diseminación, de la edad, del estado de salud general y de muchos otros factores.

El tratamiento predilecto siempre es la cirugía de extirpación, aunque esta solo es posible si el cáncer está bien localizado, no ha diseminado y puede realizarse sin comprometer la integridad órganos cercanos.

Normalmente, la extirpación quirúrgica consiste en extirpar alguna región del páncreas o bien el páncreas completo. Se puede vivir sin páncreas (o sin una parte del mismo), pero el resto de la vida habrá que tomar insulina (es la hormona más importante que sintetiza el páncreas ya que reduce los niveles de glucosa en sangre) y otras hormonas, así como reemplazos de las enzimas digestivas que ya no puede producir nuestro cuerpo.

El problema es que, como ya hemos comentado, casi todos los diagnósticos llegan cuando el cáncer ya ha diseminado. Cuando está localizado exclusivamente en el páncreas (que es cuando la cirugía de extirpación es logísticamente posible), el cáncer de páncreas casi nunca da señales importantes de su presencia.

Por ello, la mayoría de veces se diagnostica cuando ya ha hecho metástasis y hay que recurrir a quimioterapia (administración de medicamentos que destruyen a las células de crecimiento rápido), radioterapia (tratamiento con rayos X sobre las células cancerosas), inmunoterapia (administración de fármacos que estimulan la actividad del sistema inmunitario) o lo que es más habitual: una combinación de varios.

Por desgracia y pese a que estas terapias son muy efectivas en la mayoría de cánceres, como el de páncreas tiende a detectarse en etapas muy avanzadas, normalmente no pueden asegurar un buen pronóstico.

De ahí que la tasa de supervivencia general del cáncer de páncreas sea del 34%. Es decir, 34 de cada 100 personas siguen vivas cinco años después del diagnóstico. Son probabilidades bajas, pero sigue habiendo esperanza. El problema es que en los que ya ha diseminado a estructuras cercanas, esta supervivencia se reduce hasta el 12%. Y si ha hecho metástasis a órganos vitales, la probabilidad de sobrevivir es del 3%.

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