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Se conoce como psicosis a un conjunto de trastornos mentales caracterizados por la pérdida de contacto con la realidad. En la cultura popular el término psicosis no goza de muy buena fama e incluso genera rechazo, pues el conocimiento de la población acerca de este tipo de problemas de salud mental es bastante escaso.
No obstante, la conciencia general acerca de los problemas de salud mental es cada vez mayor, y ello ha permitido investigar más sobre salud mental y obtener hallazgos interesantes y útiles para el bienestar de las personas. Hace siglos, las personas que sufrían psicosis eran simplemente tachadas como locas o dementes.
Hoy sabemos que un paciente con este diagnóstico es ante todo un ser humano que merece ser tratado con dignidad y que, si lleva un tratamiento adecuado, puede disfrutar de una calidad de vida razonable. Además, cada vez se descubre más sobre los orígenes de estos trastornos y los factores de riesgo que favorecen su aparición, lo cual resulta clave para la prevención. En este artículo vamos a comentar los factores de riesgo conocidos que favorecen el desarrollo de los trastornos psicóticos.
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¿Qué entendemos por psicosis?
En primer lugar, vamos a comenzar definiendo qué es lo que conocemos como psicosis. Este término abarca un conjunto de problemas mentales cuyo denominador común es la pérdida de contacto con la realidad. Las personas que sufren psicosis experimentan alteraciones del pensamiento y la conducta, lo que deteriora seriamente el funcionamiento normal en la vida cotidiana. Añadido a esto, carecen de conciencia de enfermedad debido a que la sintomatología es egosintónica, por lo que abordar este tipo de problemas es realmente desafiante.
El estado alejado de la realidad en el que viven estos pacientes puede producir gran angustia y confusión, lo que complejiza aún más el panorama. El término psicosis se originó en 1841 de la mano del psiquiatra alemán Karl Friedrich Canstatt. Este término se creó con el fin de abarcar problemáticas tales como la esquizofrenia o el trastorno bipolar, ya que este tipo de trastornos no tenían cabida en el grupo de las por entonces llamadas neurosis.
En lo que respecta a los síntomas propios de las psicosis, destaca, en primer lugar, el pensamiento desorganizado, por el cual el paciente deja de establecer asociaciones lógicas entre sus pensamientos. Esto se traduce en un lenguaje incoherente e incomprensible para los demás. También son frecuentes las ideas delirantes, que pueden llegar a alcanzar un sorprendente grado de elaboración.
Aunque en algunos casos pueden tener cierto sentido, no son reales y son resultado de un estado mental confuso. Añadido a esto, es habitual que se produzcan alucinaciones por los distintos canales sensoriales (auditivas, olfativas, visuales…). A nivel anímico, las personas con trastornos psicóticos pueden manifestar un estado de ánimo cambiante e inestable y una intensidad anormal en sus emociones. Por supuesto, todo ello da lugar a comportamientos desadaptativos y extraños a ojos de los demás.
5 factores de riesgo para desarrollar trastornos psicóticos
Antes de profundizar en los distintos factores de riesgo que contribuyen al desarrollo de psicosis, es importante señalar que, tal y como sucede con la mayoría de trastornos mentales, estos no se deben a una única causa. Por el contrario, su aparición depende de la exposición a diversos factores de riesgo a nivel biológico, psicológico y social.
1. Factores genéticos y herencia
Las personas que tienen algún familiar con trastorno psicótico, especialmente si se trata de uno de sus progenitores, se encuentran en un riesgo mayor que la población general de desarrollar una psicosis. De todos los trastornos psicóticos existentes, parece que la esquizofrenia es el que muestra el mayor porcentaje de heredabilidad.
No obstante, los factores genéticos per se no pueden justificar el desarrollo de estos trastornos mentales. El hecho de que alguno de los padres tenga esquizofrenia no siempre implica que los hijos desarrollen la enfermedad. Esto se debe a que los genes interactúan con los agentes ambientales, de manera que su expresión será distinta en función de las influencias recibidas del entorno.
2. Drogas
El consumo de sustancias parece tener un papel relevante como detonante de trastornos psicóticos en aquellas personas genéticamente predispuestas. Así, las alteraciones a nivel cerebral que se producen como consecuencia de un trastorno por consumo de sustancias pueden crear el caldo de cultivo perfecto para el desarrollo de un trastorno psicótico.
3. Acontecimientos altamente estresantes
El estrés constituye un factor de riesgo para infinidad de enfermedades. Sufrir episodios de estrés intenso y prolongado puede desbordar los recursos de afrontamiento de la persona y generar un desequilibrio emocional considerable, lo que puede favorecer en ciertas personas el desarrollo de un trastorno psicótico.
4. Complicaciones obstétricas y perinatales
El período perinatal es sin duda un momento de gran vulnerabilidad. Cuando algo no va como debería antes o durante el nacimiento, ese bebé desarrolla una mayor vulnerabilidad a sufrir un trastorno psicótico en el futuro. Entre los fenómenos que incrementan el riesgo se encuentran la prematuridad, el bajo peso al nacer, las infecciones virales en el segundo trimestre de embarazo, las complicaciones en el parto o la desnutrición en el embarazo.
Los niños que muestren dificultades de coordinación, estereotipias y tics, psicomotricidad pobre acorde a la edad, retraso en la adquisición y/o desarrollo del lenguaje, dificultades de procesamiento a nivel afectivo… deben ser explorados por un profesional para valorar qué puede estar entorpeciendo el curso normal del desarrollo.
5. Trauma en la infancia
Experimentar experiencias traumáticas durante la infancia (abusos físicos, emocionales y/o sexuales, negligencia emocional o física…) es algo que deja huella en la salud de las personas. Una de las consecuencias de este sufrimiento temprano es el mayor riesgo o vulnerabilidad a sufrir un trastorno psicótico en la edad adulta.
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Señales de alerta relacionadas con la psicosis
Antes de que un trastorno psicótico se manifieste en todo su esplendor, la persona afectada puede experimentar los llamados síntomas prodrómicos. Estos constituyen síntomas sutiles que muchas veces pasan desapercibidos, pero pueden estar alertando de un trastorno de este tipo incipiente.
- Cambios afectivos: La persona puede manifestar desconfianza hacia los demás de manera injustificada. También puede parecer tensa o irritada, con cambios de humor bruscos e incluso sintomatología depresiva y/o ansiosa.
- Cambios cognitivos: El individuo comienza a tener ideas chocantes o extrañas, muestra problemas para concentrarse y también déficits de memoria. El lenguaje es vago y a veces incoherente.
- Cambios en la percepción de uno mismo y del mundo: La persona puede sentir extrañeza hacia sí misma, pero también hacia las personas y cosas que le rodean.
- Cambios físicos y de percepción: El individuo puede manifestar todo tipo de cambios a nivel físico, que van desde problemas de sueño hasta pérdida de la energía, pasando por alteraciones del apetito o quejas somáticas. En algunos casos pueden aparecer trastornos perceptivos que distorsionan cómo se ve la realidad.
- Descuido del aseo personal: Las personas que están a las puertas de un trastorno psicótico tienden a descuidar su aseo personal. Pueden llegar a olvidar lavar su ropa o ducharse, ya que pierden la noción del tiempo e ignoran este tipo de cuestiones.
- Ausencia de contacto visual: Cuando una persona comienza a desarrollar un trastorno psicótico, tiende a dejar de mirar a las personas a los ojos. La persona puede mostrarse perdida, desconectada, ignorando a las personas que se dirigen a ella.
- Reflejo en el espejo: En relación a la extrañeza con uno mismo, la persona puede dejar de verse en el espejo. Esto se debe a que comienza a perder el sentido del yo, la persona se desconecta de la realidad y de sí misma progresivamente.
- Aislamiento social: Cuando una persona está comenzando a desarrollar un trastorno psicótico, esta puede manifestar cambios en su manera de relacionarse con los demás, con una tendencia cada vez más acentuada a pasar tiempo en soledad.
Conclusiones
En este artículo hemos hablado acerca de los factores de riesgo que incrementan el riesgo de psicosis. Existen diversos tipos de trastornos psicóticos, aunque todos ellos comparten como característica común la desconexión con la realidad. La idea que la sociedad tiene de las psicosis se encuentra bastante distorsionada, lo que ha alimentado el estigma que rodea a quienes tienen este tipo de diagnóstico. No obstante, en los últimos años hemos asistido a una creciente concienciación acerca de la salud mental que ha favorecido la investigación y el conocimiento.
Gracias a ello hoy se sabe con mayor seguridad qué factores de riesgo aumentan la probabilidad de desarrollar un trastorno psicótico, a falta de una causa única que pueda explicar este tipo de problemas mentales. Entre los factores de riesgo más destacados se encuentran el consumo de drogas, los antecedentes familiares, el estrés muy intenso y prolongado, las experiencias traumáticas durante la infancia y las complicaciones obstétricas y perinatales.
Tal y como sucede con la mayoría de trastornos mentales, el desarrollo de la psicosis depende del balance de factores de riesgo que tenga cada persona. Lo que se conoce con seguridad es que la herencia genética no explica por sí sola esta condición. En este sentido, los agentes ambientales modulan la manera en la que los genes se expresan, por lo que tener antecedentes familiares no siempre es sinónimo de padecer un trastorno psicótico.
