Los 11 tipos de ansiedad (y sus síntomas más comunes)

Nuestro ajetreado y exigente estilo de vida nos lleva a todos a experimentar estrés. Pero cuando este toma el control de nuestra vida se convierte en algo más grave: la ansiedad. Veamos cómo clasificamos este trastorno.

Tipos ansiedad

El estrés y la ansiedad no son en absoluto sinónimos. Y alguien que ha experimentado alguna vez un problema real de ansiedad lo sabe perfectamente. El estrés es simplemente una reacción natural (y necesaria) de nuestro cuerpo ante un estímulo que consideramos que puede ponernos en peligro (no solo físico, sino económico o académico) y que nos hace estar más alerta para responder adecuadamente.

La ansiedad es algo totalmente distinto. No es una reacción natural del cuerpo. Es una enfermedad. Y como tal, hay toda una sintomatología vinculada a ella, con signos clínicos en los que, evidentemente, se incluye el estrés. Pero se trata de un estrés que puede derivar en ataques de pánico y manifestaciones físicas que comprometen en gran medida la calidad de vida de la persona.

Por ello, y con el objetivo de responder a las preguntas que tengas acerca de la ansiedad, en el artículo de hoy, además de definir en qué consiste este trastorno, veremos los diferentes tipos de ansiedad que existen.

¿Qué es la ansiedad y cómo se trata?

Antes de decidir qué es, quizás es más importante decir qué no es. Y es que alrededor de la ansiedad, como sucede con el resto de enfermedades mentales a causa del estigma que generan, hay muchos mitos que deberíamos desmentir. La ansiedad no es ni vivir agobiado ni ser un “estresado”. La ansiedad no es una característica de la personalidad de una persona.

Todos experimentamos estrés en algún momento y eso no significa que suframos ansiedad. Este trastorno es mucho más complejo. Se trata de una enfermedad mental en la que los afectados por ella experimentan miedos y preocupaciones muy intensas ante situaciones diarias que, o bien no representan ningún peligro real, o el peligro es mucho menor del que se puede presuponer por su reacción.

Sea como sea, una persona con ansiedad sufre de manera más o menos frecuente episodios de nerviosismo extremo, temblores, incremento del ritmo cardíaco, cansancio, problemas gastrointestinales, hipertensión, hiperventilación, mareos, presión en el pecho, insomnio, ataques de pánico y estrés.

Las causas de su desarrollo siguen sin estar demasiado claras, aunque se cree que su origen se encontraría en la relación entre factores psicológicos, neurológicos, genéticos y personales. Por lo tanto, si bien hay veces que se despierta ante la vivencia de experiencias traumáticas o sucesos dolorosos, la ansiedad puede surgir sin una causa evidente, pues puede deberse a nuestros genes.

Afortunadamente, existe tratamiento. El problema es que mucha gente, por miedo al qué dirán o por simplemente negarse a aceptar el problema, no lo solicitan. Por ello es muy importante terminar con el estigma que rodea a esta y otras enfermedades mentales. Y es que las terapias psicológicas, junto con la administración de medicamentos antidepresivos en los casos más agudos, pueden ayudar a resolver gran parte de los problemas de ansiedad.

¿Qué tipos de ansiedad existen?

Una vez entendido el concepto y habiendo definido qué es (y qué no es) la ansiedad, podemos pasar a analizar las distintas formas en las que este trastorno se manifiesta. Y es que dependiendo de la gravedad de los síntomas, de los factores desencadenantes y de otros parámetros que veremos a continuación, la ansiedad puede clasificarse de la siguiente manera.

1. Trastorno de ansiedad generalizada

Como su propio nombre indica, el trastorno de ansiedad generalizada es aquel tipo de ansiedad en el que el detonante no es un factor tan claro como en los que veremos a continuación. Las personas que sufren estos ataques de ansiedad (de intensidad muy variable) no saben exactamente por qué suceden. En otras palabras, los síntomas de la ansiedad aparecen por sorpresa. No son síntomas agudos ni demasiado graves, sino una sensación constante de malestar.

Esto lleva a que la persona, sabiendo que en cualquier momento puede empezar a tener un ataque de ansiedad, viva con miedo. Por lo tanto, son personas que se preocupan mucho por todo, pues quieren a toda costa evitar que los episodios surjan. Es una forma de ansiedad más común en mujeres y difícil de detectar para la persona, pues puede confundirse simplemente con una tendencia personal a preocuparse. Sin embargo, cuando prácticamente todos los días se sufre alguno de los síntomas anteriores, habría que buscar ayuda.

Ansiedad

2. Trastorno obsesivo-compulsivo

Conocido popularmente como TOC, el trastorno obsesivo-compulsivo es una forma de ansiedad que se manifiesta con pensamientos ansiosos que influencian nuestro comportamiento. La ansiedad que genera este malestar lleva a la persona a adquirir rituales o realizar acciones compulsivas que, para ella, funcionan para silenciar el estrés. La persona cree que, de no cumplir su ritual, algo malo le sucederá.

El TOC abarca todas aquellas acciones que realizamos sin hacer caso a la razón y que, en caso de no cumplir, nos empezamos a sentir ansiosos. Desde no pisar las separaciones entre baldosas hasta obsesionarnos con números, pasando por tocar algo repetidas veces o lavarse las manos cada X tiempo.

3. Ansiedad por separación

La ansiedad por separación abarca todas las sensaciones desagradables que experimentamos a nivel psicológico cuando nos separamos (o imaginamos que lo hacemos) de alguien con quien tenemos una relación muy estrecha. Antes se diagnosticaba solo en niños, aunque ahora se ha demostrado que puede sufrirse a lo largo de toda la vida. Como dato adicional, cabe destacar que es una de las enfermedades mentales más comunes en los animales de compañía, pues, especialmente los perros, desarrollan una fuerte dependencia con su cuidador.

4. Trastorno de pánico

El trastorno de pánico es aquel tipo de ansiedad en los que la sintomatología no se da de forma constante pero leve en el tiempo, sino que destaca por presentar episodios muy agudos de malestar emocional y físico. Son los conocidos como ataques de pánico.

Los signos clínicos son más graves que en los de la ansiedad generalizada e incluyen presión en el pecho e incluso problemas para respirar, pudiendo requerir de hospitalización. Por lo tanto, no viven con sensación de angustia constante como en la ansiedad generalizada, pero cuando sucede un ataque de este tipo, la sintomatología es más grave.

5. Estrés postraumático

Esta forma de ansiedad es la que se desarrolla después de que la persona haya experimentado una vivencia emocionalmente estresante, ya sea a nivel psicológico (la pérdida repentina de un ser querido), físico (sobrevivir a un accidente de coche) o una mezcla de ambas (haber sufrido un abuso sexual). En este caso, la ansiedad se manifiesta con pesadillas, irritabilidad, ira, cansancio…

6. Fobias

Las famosas fobias son un tipo de ansiedad en el que la exposición (o imaginar esa exposición) a un estímulo genera una fuerte ansiedad, cuya principal manifestación es el miedo. Las más típicas son la fobia social (miedo a interaccionar con otras personas) y la agorafobia (miedo a los espacios abiertos), pero hay muchas distintas. A los insectos, a volar, a las palomas, a volar, a los perros, a las jeringuillas…

Lo importante es que este miedo es totalmente irracional y que condiciona por completo el comportamiento de la persona, pues cuando haya posibilidades de exponerse a esa situación, adquirirá comportamientos incontrolables que después le harán sentir vergüenza.

Fobia

7. Trastorno de angustia

Este tipo de trastorno de ansiedad se manifiesta con crisis agudas de angustia que aparecen de forma repentina, alcanzando su máximo malestar a los pocos minutos. Está a medio camino entre la ansiedad generalizada y el trastorno de pánico, pues los síntomas no son muy graves pero sí que se manifiesta de forma aguda.

Estas crisis aparecen por situaciones que consideramos como una amenaza, por ejemplo ver que el banco nos avisa de que debemos dinero; pero también por ideas que han pasado por nuestra cabeza casualmente y que, por el motivo que sea, nos han empezado a preocupar mucho, como por ejemplo tener de repente un enorme miedo a la muerte.

8. Ansiedad inducida por sustancias

Es bien sabido en Psiquiatría que hay sustancias que, como efecto secundario, inducen fenómenos de ansiedad en nuestro organismo. Los medicamentos y las drogas son sustancias químicas que alteran nuestra fisiología y, ya sea como efecto adverso de su administración o por el síndrome de abstinencia, su uso prolongado puede causarnos problemas de ansiedad.

9. Ansiedad por enfermedad

De igual modo, muchas enfermedades físicas, especialmente las de carácter grave y/o crónico, tienen manifestaciones psicológicas, pues afectan directamente a las emociones de la persona. En este sentido, la ansiedad y los trastornos vinculados a ella son una de las consecuencias más comunes de muchas patologías físicas.

10. Trastorno ansioso-depresivo

El trastorno ansioso-depresivo, como su propio nombre indica, mezcla síntomas propios tanto de la ansiedad como de la depresión, aunque estos no suelen ser extremos ni en un sentido ni en el otro. De todos modos, sí que compromete la calidad de vida de la persona, pues esta debe convivir simultáneamente con episodios de tristeza y de estrés.

11. Trastorno hipocondríaco

La hipocondría es un tipo de ansiedad en el que el malestar emocional deriva de imaginar y llegar a convencernos de que sufrimos una enfermedad. La sugestión en estos casos es tan fuerte que la persona realmente puede sentir manifestación físicas incluso cuando no hay ninguna patología en su cuerpo.

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