Las 10 enfermedades reumáticas más comunes (causas, síntomas y tratamiento)

Los trastornos que afectan al aparato locomotor son unos de los más prevalentes en la sociedad. Veamos la naturaleza de estas enfermedades de huesos, articulaciones y músculos.

Enfermedades reumáticas

La artritis, la artrosis, la lumbalgia, la ciática, la vasculitis… Las enfermedades que afectan a alguno de los componentes del aparato locomotor, es decir, el conjunto de órganos y tejidos involucrados en el movimiento y sostenimiento corporal, son unos de los trastornos clínicos más comunes en el mundo.

De hecho, 1 de cada 4 mayores de 20 años sufre alguna de estas enfermedades, que se conocen como enfermedades reumáticas o reumatológicas. Se trata de un grupo muy diverso de patologías pero que suelen cursar con una sintomatología característica: el dolor.

El dolor en las articulaciones u otras estructuras del aparato locomotor es el signo clínico más común, el cual puede llegar a ser grave y comprometer en mayor o menor medida la calidad de vida del afectado.

Por ello, es de vital importancia conocer cuáles son estas enfermedades reumáticas, pues de este modo podremos conocer sus detonantes y reducir así el riesgo de padecerlas a lo largo de nuestra vida. Y esto es lo que haremos en el artículo de hoy.

¿Qué es la reumatología?

La reumatología es la especialidad médica que se centra en el estudio de las enfermedades musculoesqueléticas y autoinmunes, es decir, los trastornos que afectan a huesos, articulaciones, tendones y músculos y los que aparecen debido a un desajuste del sistema inmune en el que las células inmunitarias atacan a órganos y tejidos de nuestro cuerpo, respectivamente.

Y es que a pesar de que sea una de las disciplinas menos conocidas, lo cierto es que las enfermedades reumáticas son el segundo motivo de consulta médica, solo por detrás de las infecciones respiratorias, como la gripe o el resfriado común.

Además, las enfermedades reumatológicas son la principal causa de incapacidad en los países desarrollados, pues estos trastornos tienden a ser crónicos y pueden llegar a dificultar (o incluso imposibilitar) que la persona se desempeñe correctamente tanto en el trabajo como en la vida diaria.

Algunas de estas enfermedades están codificadas en los genes, por lo que no hay forma de evitar su aparición. Pero muchas otras sí que son perfectamente prevenibles si se cuidan algunos aspectos de los hábitos de vida. Y esto es muy importante, pues en caso de llegar a desarrollarla, se requerirá de atención médica de por vida, ya que los daños suelen ser irreversibles.

¿Cuáles son las enfermedades reumatológicas más comunes?

El aparato locomotor es uno de los más complejos de nuestro cuerpo, pues lo involucra absolutamente todo. Todos los huesos, tendones, músculos y articulaciones del organismo forman parte de él, un aparato que va sufriendo daños y haciendo sobreesfuerzos durante toda la vida, cosa que explica que, a la larga, alguna (o algunas) de sus estructuras pierdan la funcionalidad o su anatomía se vea alterada, momento en el que aparece una enfermedad reumática.

Se conocen más de 200 enfermedades reumáticas y autoinmunes distintas. De todos modos, hay algunas especialmente comunes en la sociedad. Y estas serán las que analizaremos, detallando tanto sus causas como sus síntomas, así como los tratamientos asociados y las formas de prevenir su aparición y/o progresión.

1. Artrosis

La artrosis es, quizás, la enfermedad reumática más común, pues su aparición va ligada al envejecimiento natural del cuerpo. De hecho, llegados a los 80 años, todos la sufrimos, aunque muchas veces empieza a dar signos de su presencia a los 40 años.

La artrosis es una enfermedad crónica que afecta a las articulaciones, pues debido a toda una vida de movimientos, esfuerzos y golpes, el cartílago presente en ellas empieza a perderse. Con el tiempo, es posible que la pérdida sea tal que las articulaciones rozan entre sí, provocando dolor e incluso problemas para mover la articulación dañada.

No hay cura y la pérdida de cartílago es irreversible. La mejor prevención es evitar el sobrepeso, pues cuanto más peso tengan que aguantar las articulaciones, más fácilmente van a dañarse. Por ello, comer sano y hacer deporte reduce, al menos, la edad a la que aparecen los síntomas. De todos modos, llegados al punto de desarrollarla, hay medicamentos útiles para aliviar el dolor.

2. Lumbalgia

Más conocida como “dolor de espalda”, la lumbalgia es otra de las enfermedades reumatológicas más comunes. De hecho, es la principal causa de solicitar baja laboral. Más del 80% de la población sufre (o sufrirá) este problema reumático.

La lumbalgia consiste en dolor en la zona baja de la espalda debido a algún problema en la columna vertebral. Puede ser un trastorno agudo que se soluciona en menos de 6 semanas a causa de un golpe puntual, una caída, un levantamiento de peso en mala postura, etc, aunque a veces puede ser un trastorno crónico, cosa que generalmente viene causada por degeneraciones congénitas (o adquiridas) de la columna vertebral.

Si se hace reposo, la lumbalgia suele solucionarse, aunque hay que recordar que estar tumbado en la cama lo único que hace es retrasar la mejoría. Para los casos más graves, las sesiones de fisioterapia y la administración de analgésicos pueden ser de gran ayuda teniendo en cuenta que no hay cura.

3. Artritis reumatoide

Artritis y artrosis no son sinónimos. De hecho, pese a afectar a las articulaciones, son dos trastornos muy distintos. Si bien la artrosis estaba causada por el simple desgaste de las articulaciones, la artritis es una enfermedad autoinmune. Las células inmunitarias, debido a un error genético, atacan a las células que conforman las articulaciones.

Nuestro propio cuerpo está dañando a las articulaciones, provocando procesos inflamatorios en estas y causando un exceso de líquido sinovial. Con el tiempo, las articulaciones terminan rozando entre sí ya que se ha perdido gran parte del cartílago.

Por lo tanto, la artritis no está asociada al envejecimiento. Está causada por un desajuste del sistema inmune. Por ello, además del dolor y rigidez articular, se puede observar fiebre, cansancio, sequedad de boca, entumecimiento de extremidades, etc. Afortunadamente, los antiinflamatorios son útiles para reducir la inflamación y evitar el progreso de la enfermedad.

4. Osteoporosis

La osteoporosis es una de las enfermedades reumáticas más comunes, pues está ligada al propio envejecimiento. De hecho, casi todas las personas (especialmente las mujeres en edad posmenopáusica) la sufren en mayor o menor medida.

Se trata de un trastorno que afecta a los huesos en el que la masa ósea se pierde más rápido de lo que se regenera, lo que conduce a una pérdida de densidad ósea y, por lo tanto, los huesos se vuelven más débiles. Esto hace que las personas que la padezcan tengan más riesgo de sufrir fracturas, incluso ante leves caídas o golpes poco contundentes.

Hay medicamentos que fortalecen los huesos, pero lo mejor es prevenir su aparición. Llevar una dieta sana rica en vitamina D y hacer deporte para fortalecer los huesos, especialmente cuando se entra en edades más avanzadas, es de vital importancia para mantener los huesos sanos.

5. Fibromialgia

La fibromialgia es una enfermedad reumática en la que, a causa de una afectación al modo que tiene el cerebro de procesar las señales de dolor, experimentamos dolor en músculos y articulaciones incluso sin que haya ningún problema anatómico o fisiológico en estas estructuras.

Se trata de un dolor musculoesquelético generalizado, es decir, no afecta a una articulación o músculo concreto, sino que se experimenta dolor más o menos violento en todo el cuerpo. Las causas, pese a que a veces surge por traumatismos o por una vivencia emocionalmente muy estresante, siguen sin estar del todo claras, igual que la razón por la que es más común en mujeres.

No hay cura y, en ocasiones, el dolor puede llegar a comprometer la calidad de vida de los afectados. Afortunadamente, sí que disponemos de fármacos que reducen el dolor y permiten que se desempeñen con normalidad, aunque se recomienda que las personas que la sufren vigilen especialmente la alimentación y hagan deporte casi a diario.

6. Espondilitis anquilosante

La espondilitis anquilosante es una enfermedad reumática común en la que, debido a causas generalmente de origen genético, las articulaciones de la columna vertebral se “sueldan” entre sí, provocando pérdida de movilidad, dolor e inflamación.

Con el tiempo, la columna vertebral se vuelve rígida ya que ha perdido gran parte de la flexibilidad a causa de esta “fusión” de las vértebras. De todos modos, las manifestaciones de dolor aparecen esporádicamente, por lo que, en la mayoría de casos, no afecta demasiado al desempeño de las actividades diarias.

No hay cura. De todos modos, los antiinflamatorios reducen los síntomas cuando aparecen. Hacer deporte para mantener el mayor tiempo posible la movilidad de la columna y reducir la velocidad en la que progresa la enfermedad es la mejor prevención posible.

7. Ciática

A menudo confundimos ciática con lumbalgia, pero lo cierto es que son dos trastornos distintos. Si bien la lumbalgia estaba causada por un problema anatómico en la columna vertebral, la ciática viene provocada por una afectación al sistema nervioso, pues el nervio ciático (que va desde la parte inferior de la espalda hasta abajo de cada pierna) se comprime.

Este estrechamiento del nervio ciático, que viene causado, eso sí, por las mismas circunstancias que la lumbago, tiene síntomas distintos. Además del dolor de espalda, se observa inflamación de la región afectada y entumecimiento de una (o de las dos) extremidades inferiores.

La mayoría de casos se resuelven por sí solos después de unas pocas semanas, siendo quizás necesaria la administración de analgésicos, pues el dolor tiende a ser mayor que en la lumbalgia. De todos modos, en los casos más graves es posible que sea necesario someterse a una intervención quirúrgica.

8. Tendinitis

La tendinitis es un trastorno reumático en el que la estructura involucrada son los tendones, unos tejidos conectivos con la función de unir el músculo con el hueso. Los tendones son solo un “pegamento”, ellos no deben realizar esfuerzos físicos. Esto es cosa de los músculos.

De todos modos, es posible que, especialmente si realizamos deporte sin la correcta técnica, exijamos a estos tendones que hagan trabajo mecánico. Y como no están diseñados para ello, se sobrecargan y terminan inflamándose, momento en el que hablamos de tendinitis.

Esta tendinitis es muy común entre deportistas y cursa con dolor e hinchazón en el tendón afectado, que suelen ser los de las rodillas, el codo, los hombros, los tobillos, etc. El reposo y la administración de antiinflamatorios suelen resolver el problema en poco tiempo, aunque para evitar que vuelva a surgir es importante corregir la técnica.

9. Lupus eritematoso sistémico

El lupus eritematoso sistémico es otra enfermedad autoinmune, igual que sucedía con la artritis. El problema es que en este caso, el ataque de las células inmunitarias no se limita a las articulaciones, sino que dañan a varios tejidos y órganos de todo el cuerpo, incluyendo los riñones, el cerebro y la piel.

Además del dolor y la hinchazón de las articulaciones similar a la artritis, el lupus cursa con otros síntomas: erupciones cutáneas, dolor de cabeza, sensibilidad a la luz solar, debilidad y fatiga, pérdida de peso, problemas de visión, formación de llagas en la boca, fiebre, dolor torácico, etc.

No hay cura y en algunos casos la enfermedad es grave. Afortunadamente, los antiinflamatorios y otros fármacos consiguen reducir el impacto que esta enfermedad reumática de origen genético tiene en las personas, pues no hay forma de prevenir su aparición. De todos modos, adoptar hábitos de vida saludables siempre es una buena opción.

10. Vasculitis

La vasculitis es una enfermedad autoinmune en la que las células del sistema inmunitario atacan, por error, a los vasos sanguíneos. Suele considerarse una enfermedad cardiovascular, aunque como uno de los síntomas más comunes es el dolor muscular y tiene su origen en un trastorno autoinmune, entra dentro de esta lista.

El ataque del sistema inmune a los vasos sanguíneos provoca un estrechamiento de los mismos, situación que genera un mal flujo de sangre a través de ellos, por lo que los tejidos y órganos cercanos no reciben el oxígeno ni los nutrientes necesarios.

Además del dolor en los músculos próximos a los vasos sanguíneos dañados, la vasculitis cursa con sudoraciones nocturnas, dolor de cabeza, fiebre, debilidad y fatiga, malestar general, pérdida de peso, etc. La causa suele ser genética, por lo que no hay prevención posible. Además, no hay cura y aumenta el riesgo de que se formen coágulos, por lo que puede llegar a ser grave. Los antiinflamatorios son útiles para reducir el riesgo de complicaciones, aunque el paciente deberá someterse a tratamiento de por vida.

Referencias bibliográficas

  • Pfizer. (2011) “Enfermedades reumáticas: las preguntas de los pacientes”. Sociedad Española de Reumatología.
  • Jain, V., Negi, V. (2016) “Inflammatory rheumatic diseases in the elderly”. Indian Journal of Rheumatology, 11(4).
  • American College of Rheumatology. (2013) “Rheumatic Diseases in America: The Problem. The Impact. The Answers”. SimpleTasks.
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