Las 6 diferencias entre artritis y artrosis

Pese a afectar ambas a las articulaciones, la artritis y la artrosis son dos enfermedades distintas. Veamos las diferencias entre ellas.

Diferencias artrosis y artritis

Las dos “suenan” muy parecidas y ambas provocan problemas en las articulaciones. Es lógico que la artritis y la artrosis se confundan, es por ello que en este artículo repasaremos las diferencias entre estos dos trastornos.

Estas dos enfermedades reumatológicas causan dolor en las zonas del cuerpo en las que se desarrollan. Conocer las diferencias es importante ya que una detección eficaz y rápida puede ser vital para prevenir o ralentizar su progresión.

A grandes rasgos, la artritis es una enfermedad curable provocada por un proceso inflamatorio en la articulación, mientras que la artrosis es una enfermedad irreversible causada por el desgaste del cartílago.

¿Qué estudia la reumatología?

La reumatología es la especialidad médica encargada del estudio del aparato locomotor y del tejido conectivo, aquel que da soporte a diferentes estructuras del cuerpo.

Por lo tanto, la reumatología tiene el objetivo de analizar, prevenir, diagnosticar y tratar las enfermedades musculoesqueléticas, así como las autoinmunes sistémicas (aquellas en las que el sistema inmune ataca al propio cuerpo).

Las enfermedades reumáticas son aquellas que afectan al aparato locomotor, es decir, las que provocan problemas o trastornos en huesos, articulaciones, ligamentos, músculos y tendones. Todas estas son el segundo motivo más común de consulta en los centros de atención primaria, por detrás solo de las enfermedades respiratorias.

De hecho, las enfermedades reumáticas afectan a 1 de cada 4 adultos y existen más de 200 tipos distintos de trastornos del aparato locomotor. Estos, además, suponen algunos de los trastornos que más deterioran la calidad de vida de las personas, pues dificultan en gran medida la realización de actividades cotidianas.

Generalmente cursan con dolor, inflamación, deformidad, limitación del movimiento y rigidez; siendo, además, enfermedades para las que normalmente no hay cura y que acaban convirtiéndose en crónicas. Requieren, por lo tanto, un seguimiento a lo largo de la vida del paciente.

Artritis y artrosis: ¿qué las diferencia?

La artritis y la artrosis son dos de las enfermedades reumáticas más comunes. Ambos trastornos tienen en común que cursan con dolor y que son más frecuentes en mujeres. Sin embargo, hay muchos otros aspectos en los que se diferencian.

A continuación presentamos estas diferencias.

1. Tejido dañado

La principal diferencia entre la artritis y la artrosis (y de la que derivan todas las demás) es el tejido que se ve afectado:

  • Artritis:

La artritis es una enfermedad en la que se produce una inflamación de las articulaciones por exceso de líquido sinovial. En ella, se daña la membrana sinovial, una estructura que se encarga de producir el líquido sinovial, que funciona como lubricante en las articulaciones para permitir un movimiento correcto.

En condiciones normales, este líquido sinovial va siendo reabsorbido. Sin embargo, con el desarrollo de esta enfermedad, se va esparciendo por la articulación, lo que ocasiona que el hueso y el cartílago rocen constantemente entre sí. Esto conduce a una erosión de estas dos estructuras, cosa que provoca el dolor.

  • Artrosis:

La artrosis es una enfermedad caracterizada por la degeneración del cartílago. Los cartílagos son unas estructuras que se encuentran en las articulaciones y que se sitúan entre los huesos, funcionando como una especie de almohadilla que evita que estos huesos rocen entre ellos.

Con la artrosis, estos cartílagos de las articulaciones se van desgastando en un proceso degenerativo crónico que acaba suponiendo la pérdida de los mismos. No tener cartílago implica que los huesos se erosionen los unos con los otros, cosa que produce dolor y pérdida de movilidad de las articulaciones.

2. Causas

El origen de estas dos enfermedades también es distinto.

  • Artritis:

La artritis es una enfermedad que puede deberse a diferentes causas. La más común de ellas es un trastorno autoinmune en la que el cuerpo ataca a determinadas células por error, pudiendo dañar así la membrana sinovial y provocar el exceso de líquido inflamatorio. Pese a que se sigue estudiando, esta parece ser la causa más común.

La artritis también puede ser debida a una infección, pues hay determinados patógenos (bacterias y virus) que son capaces de llegar a las articulaciones y reproducirse en ellas. Esto provoca que las células del sistema inmune se desplacen hasta ellas e inicien el proceso inflamatorio, que en este caso es una respuesta a una amenaza externa.

Otra causa de artritis son los traumatismos, pues una contusión fuerte en las articulaciones puede provocar lesiones en las que se esparza el líquido sinovial por la articulación. Esto explica también la inflamación y el dolor con el que cursa la enfermedad.

  • Artrosis:

La artrosis es un proceso degenerativo crónico, por lo que no tiene las mismas causas que la artritis. La artrosis suele estar relacionada simplemente con el envejecimiento, pues el desgaste del cartílago a lo largo de los años puede acabar provocando que este se pierda, dando lugar a esta patología.

Sin embargo, sí es cierto que existen algunos factores de riesgo como la obesidad, pues si las el cartílago debe soportar más peso del normal, se desgasta con más facilidad. Otro factor de riesgo es ser deportista de élite o cualquier otra persona con un oficio en el que haya un continuo sobreesfuerzo de las articulaciones.

3. Población afectada y frecuencia

Estas dos enfermedades no afectan a las mismas personas ni se presentan con la misma frecuencia en la población.

  • Artritis:

La principal característica de la artritis es que puede afectar a cualquier persona independientemente de su sexo o edad. A pesar de que suele ser más común en mujeres de entre 30 y 50 años, al ser una enfermedad autoinmune o de origen infeccioso, su incidencia no entiende de grupos poblacionales.

Además, la artritis es menos común que la artrosis. Se estima que afecta a entre el 0,3% y el 1% de la población mundial, lo que significa que en el mundo hay entre 100 y 200 millones de personas afectadas por este trastorno.

  • Artrosis:

La artrosis, en cambio, al ser debida a un proceso degenerativo del cartílago, afecta más a la población de edad avanzada, especialmente a las mujeres. Suele mostrar síntomas a partir de los 40 años, aunque estos empeoran paulatinamente conforme la edad aumenta.

La artrosis es mucho más común que la artritis. De hecho, casi el 50% de la población desarrolla artrosis en mayor o menor grado. A partir de los 80 años, la práctica totalidad de las personas tienen signos de padecer artrosis, pues es casi inevitable que a lo largo de una vida no se haya dado un desgaste del cartílago.

4. Síntomas

Los síntomas también varían en función de la enfermedad. Si bien ambas se caracterizan por el dolor en las articulaciones y por la rigidez de estas especialmente durante la mañana, hay algunas diferencias a tener en cuenta:

  • Artritis:

El principal signo de la artritis es que el dolor en la articulación es mayor durante el reposo, aunque durante el movimiento también se observa. La rigidez de las articulaciones aparece al despertar, y puede tardar hasta una hora en volver a tener una movilidad adecuada.

La artritis suele ser una molestia general, aunque se siente más en las articulaciones con más movimiento, especialmente manos, pies, rodillas, muñecas, codos...

Además de este dolor que se intensifica con el reposo, en la articulación hay calor, enrojecimiento e hinchazón. Todos estos síntomas son debidos a la inflamación provocada por el exceso de líquido sinovial.

Puede ir ligada a otros síntomas: cansancio, fiebre (si hay infección), sequedad de boca, ronquera, hormigueo en las extremidades, etc.

  • Artrosis:

En la artrosis, a diferencia de la artritis, el dolor es mayor durante el movimiento. La rigidez matutina de las articulaciones no tarda una hora en desaparecer, sino que suele hacerlo a los pocos minutos. Si bien en la artritis era cuando más dolor había, estar en reposo resulta un alivio para los afectados por esta enfermedad, pues no hay un roce entre los huesos y por lo tanto no hay dolor.

La artrosis no es una molestia general como sí lo era la artritis, sino que esta caracteriza por un dolor localizado en un punto muy concreto. La de manos es la artrosis más común, pues tiene las articulaciones más susceptibles de ser desgastadas, aunque también es típica la artrosis de rodillas, pies y cadera.

En la artrosis, al no haber un proceso inflamatorio, no se observa desprendimiento de calor de la articulación ni enrojecimiento. Sin embargo, sí que se puede notar algo de entumecimiento e incluso de hinchazón.

5. Diagnóstico

Detectar la presencia de estas dos enfermedades de forma precoz es básico para empezar los tratamientos adecuados.

  • Artritis:

En el caso de la artritis, el reumatólogo observará el tipo de inflamación que padece el paciente. Para confirmar que ha desarrollado artritis, se realizan análisis de sangre o de líquido sinovial, para ver la presencia de trastornos autoinmunes o procesos infectivos.

  • Artrosis:

En la artrosis, en cambio, al ser un proceso simplemente degenerativo, no sería útil realizar análisis de sangre ni de líquido sinovial, pues no se observaría ninguna anomalía.

La artrosis se diagnostica por mera exploración física y análisis de los síntomas. El cuadro clínico es la parte más importante de la detección, pues hacer radiografías no es siempre útil, ya que hay veces que hay artrosis y las radiografías salen bien. O viceversa, pues las radiografías parecen indicar signos de artrosis pero la persona no tiene ningún síntoma.

6. Tratamiento

Una vez detectada una de las dos enfermedades, se empieza con el tratamiento correspondiente:

  • Artritis:

La artritis se trata con antiinflamatorios, pues están destinados a reducir el exceso de inflamación para paliar los síntomas. Además del reposo de la articulación para reducir el exceso de líquido sinovial, se puede tratar con antibióticos en caso de que el origen del trastorno sea una infección. En definitiva, la artritis es una enfermedad que con el tratamiento adecuado es curable.

  • Artrosis:

La artrosis, en cambio, es una enfermedad para la que no existe cura ya que el desgaste del cartílago es irreversible. Se convierte, por lo tanto, en un trastorno crónico con un tratamiento basado en evitar que la degeneración vaya a más.

La terapia va enfocada a usar medicamentos que reduzcan el dolor (analgésicos) y mejoren la movilidad de las articulaciones. También es recomendable evitar el sobrepeso y realizar actividad física, siempre que en ella no se fuerce la articulación afectada.

Referencias bibliográficas

  • Mitra, S.P. (2013) “Arthritis: classification, nature & cause - a review”. American Journal of Biopharmacology Biochemistry & Life Sciences.
  • Belmonte Serrano, M.A., Beltrán Fabregat, J., Lerma Garrido, J. et al (2013) “Artrosis”. Sociedad Valenciana de Reumatología.
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