Los 12 tipos de articulaciones (anatomía y funciones)

Dependiendo de los huesos que comuniquen y de la libertad de movimiento que permitan, las articulaciones pueden ser de distintos tipos. Veámoslos.

Tipos articulaciones

Seguramente, si nos preguntaran qué es lo que nos permite movernos y, en definitiva, desarrollar todas nuestras funciones mecánicas, diríamos los huesos y los músculos.

Y esto, pese a que es totalmente cierto y los 206 huesos y los más de 650 músculos del cuerpo humano son imprescindibles, nos estamos dejando por el camino a unos protagonistas igual (o más) de importantes: las articulaciones.

El concepto de articulación designa la unión entre dos huesos o entre un hueso y un cartílago y no solo son vitales para el movimiento, sino también para conformar la estructura de nuestro esqueleto, protegiendo órganos y soportando el peso del organismo.

Estas articulaciones, dependiendo tanto de su anatomía como del grado de movimiento que permiten entre las piezas óseas que juntan, pueden clasificarse en distintos tipos. Y en el artículo de hoy, además de entender qué es una articulación y por qué elementos está formada, veremos la forma de clasificarlas.

¿Qué es una articulación?

Una articulación es, a grandes rasgos, el punto en el que dos elementos óseos se juntan. En este sentido, una articulación no es una estructura en sí, sino una región anatómica de contacto entre dos huesos o hueso - cartílago que, otorgando o no movimiento, mantiene unidos a dos huesos.

Por ello, a pesar de que normalmente pensemos en una articulación como una región que permite el movimiento de huesos, esto no siempre es así. Algunas articulaciones son móviles y otras no. Lo analizaremos más adelante.

Sea como sea, lo importante de las articulaciones es que los huesos que conforman el esqueleto humano no están soldados entre sí (la mayoría, pero en el cráneo, por ejemplo, sí lo están), sino que comunican entre ellos mediante esta región anatómica, la cual, estando formada por distintos elementos, permite un mayor o menor grado de libertad de movimiento.

Como elementos morfológicos que son, las articulaciones pueden sufrir distintas enfermedades. Desde la artritis (inflamación de las articulaciones por exceso de líquido sinovial) hasta la artrosis (degeneración del cartílago), pasando por lesiones o traumatismos, generalmente vinculados al deporte, como los esguinces, la rotura de menisco, la rotura del ligamento cruzado anterior…

Todas estas patologías ponen de manifiesto la importancia de las articulaciones para nuestra salud, una importancia que, desafortunadamente, solo se valora cuando hay problemas en estas estructuras que unen los huesos.

¿Cuáles son los elementos y componentes de una articulación?

Como venimos comentando, una articulación es una región anatómica en la que se juntan dos huesos y que nace de la unión de distintos elementos que permiten tanto cierto grado de movimiento como que los huesos no sufran fricción entre ellos, pues esto sería dañino para la salud ósea.

En este sentido, los elementos que generalmente (luego veremos que algunas carecen de alguno de ellos) constituyen una articulación los siguientes:

  • Dos huesos: evidentemente, una articulación implica el contacto más o menos estrecho entre dos piezas óseas. Por ello, siempre están formadas por dos huesos, que comunican entre ellos por su parte distal.

  • Cartílago: formados por un tipo de tejido conectivo rico en células condrógenas, fibras elásticas y colágeno, los cartílagos son estructuras resistentes sin irrigación sanguínea (de ahí su falta de color) ni nervios (no tienen sensibilidad) que, además de dar forma a distintas estructuras del cuerpo como la nariz, las orejas o la tráquea, se sitúan entre los huesos para evitar el roce y la fricción entre ellos. Cuando hay problemas con ellos, el movimiento termina por desgastar la articulación y aparece el dolor.

  • Menisco: el menisco es un tipo de cartílago con forma semilunar presente solo en determinadas articulaciones, como por ejemplo la rodilla (el ejemplo más famoso), la muñeca o las costillas.

  • Membrana sinovial: la membrana sinovial es un tejido que envuelve toda la articulación, encerrándola en una especie de cápsula (llamada bursa) donde se vierte el conocido como líquido sinovial. Solo está presente en las articulaciones sinoviales, no en las sólidas.

  • Líquido sinovial: el líquido sinovial es una sustancia viscosa y pegajosa que, siendo secretada por la membrana sinovial, ayuda a mantener lubricada la articulación. Sería algo así como el aceite que ponemos en las bisagras para que estas se muevan adecuadamente.

  • Ligamentos: los ligamentos son fibras de tejido conectivo duras y elásticas que unen a las dos piezas óseas de la articulación. En este sentido, son el punto de anclaje entre dos huesos.

  • Tendones: los tendones, por su parte, son también fibras duras y elásticas de tejido conectivo pero que, en este caso, unen el hueso al músculo que controla su movimiento.

Como vemos, una articulación es una región anatómica que nace de la unión y trabajo coordinado de distintos elementos. Sea como sea, dependiendo de cómo se relacionen entre ellos, estaremos ante un tipo de articulación u otro.

¿Cómo se clasifican las articulaciones?

Dependiendo de si los huesos están separados por una cavidad o están en contacto, estaremos ante una articulación sinovial o sólida, respectivamente. Y dentro de ellas, hay varios tipos que analizaremos a continuación.

1. Articulación sinovial

Las articulaciones sinoviales son todas aquellas en las que los huesos no contactan directamente entre ellos, sino que están separados por una cavidad articular, la cual consiste en una capa de cartílago que recubre la superficie de ambos huesos, además de una membrana sinovial en el interior y una membrana de naturaleza más fibrosa en el exterior.

Anatomía articulaciones

Son las articulaciones que permiten el movimiento entre huesos. Estas articulaciones, vistas con rayos X, se perciben como “huecos” entre los huesos, pues los compuestos blandos se ven transparentes con estas técnicas de diagnóstico. Dentro de estas, tenemos varios tipos:

1.1 Articulaciones bicondíleas

Como en el caso de la rodilla, estas articulaciones tienen movimiento en torno a dos ejes. Reciben el nombre porque ambos huesos presentan cóndilos (hay un total de dos cóndilos), que son unas prominencias redondeadas en sus extremos. Sea como sea, lo importante es que permiten el movimiento en torno a un eje pero lo limitan en el otro. Por ello, la rodilla puede flexionarse y extenderse bastante y rotar hasta cierto punto.

1.2. Articulaciones condíleas

Como en el caso de las muñecas, las articulaciones condíleas, también conocidas como elipsoides, son aquellas en las que solo un hueso de los dos presenta cóndilos, es decir, solo un hueso de la articulación tiene una prominencia redondeada en su extremo. Permiten el movimiento en torno a los dos ejes. Por ello, además de flexionarse, la muñeca puede rotar con libertad.

1.3. Articulaciones planas

Como en el caso de la clavícula, las articulaciones planas permiten que un hueso se desplace por encima de otro. Gracias a este deslizamiento, uno de los dos huesos puede moverse. El otro se mantiene estático. Por este motivo reciben también el nombre de articulaciones semimóviles.

1.4. Articulaciones en bisagra

Como en el caso del codo, las articulaciones en bisagra son aquellas donde las superficies del hueso comunican de tal manera que solo se permite el movimiento en torno a un eje. Por lo tanto, solo pueden realizar movimientos de flexión y extensión, pero nada de rotación.

1.5. Articulaciones en silla de montar

Solo existen en las bases de los pulgares y reciben este nombre porque la superficie de uno de los huesos parece una silla de montar y la superficie del otro, un jinete. Basta con entender que este tipo de articulación permite que los pulgares no solo se muevan hacia delante y hacia atrás, sino también de lado.

1.6. Articulaciones esféricas

Como en el caso de la cadera, las articulaciones esféricas son aquellas en las que el movimiento se realiza en torno a varios ejes, por lo que son posibles no solo movimientos de flexión, extensión y rotación, sino de abducción y aducción, que son movimientos laterales. Reciben este nombre porque uno de los huesos forma una especie de depresión donde otro hueso, con forma de bola, se inserta.

1.7. Articulaciones en pivote

Como en el caso de las uniones entre vértebras de la columna vertebral, las articulaciones en pivote permiten los movimientos de rotación, pues este se realiza en torno a un eje longitudinal.

2. Articulaciones sólidas

En las articulaciones sólidas, las superficies de los huesos sí que están en contacto, quedando unidas por tejido fibroso o cartílago. Es decir, no hay una cavidad que las separa como en el caso de las sinoviales. Por ello, no hay movimiento entre piezas óseas. Dentro de estas, tenemos los siguientes tipos:

Articulaciones sólidas
Imagen obtenida de elsevier.com

2.1. Sínfisis

La sínfisis es un tipo de articulación que no permite movimiento, pero que sí conecta dos huesos separados en el espacio que, por cuestiones morfológicas, es mejor que queden unidos. Es lo que sucede, por ejemplo, entre los huesos púbicos, formando la famosa sínfisis del pubis.

2.2. Sincondrosis

La sincondrosis es un tipo de articulación temporal, pues consiste en cartílago que se desarrolla en distintos huesos del cuerpo durante la edad de crecimiento, permitiendo así que el desarrollo sea más rápido. Con el tiempo, este cartílago es sustituido por tejido óseo. El más claro ejemplo es con los huesos largos del cuerpo, como el húmero, el fémur, la tibia, etc.

2.3. Suturas

Las suturas, presentes únicamente en el cráneo, son las articulaciones que permiten menos movimiento. De hecho, los huesos quedan soldados por completo gracias a un tejido conocido como ligamento sutural, que hace que los huesos del cráneo quedan totalmente unidos, formando una sola pieza.

2.4. Sindesmosis

La sindesmosis es un tipo de articulación que no permite movimiento, sino que tiene el objetivo de unir dos huesos para que formen un único conjunto, aunque no es tan pronunciado como una sutura. De hecho, los huesos, que quedan unidos también por ligamento, mantienen su individualidad, pues solo se “enganchan” en uno de sus extremos. El más claro ejemplo es la sindesmosis tibioperonea, que une la tibia y el peroné; o la sindesmosis entre radio y cúbito.

2.5. Gonfosis

La gonfosis es un tipo de articulación que solo está presente en los dientes. Esta articulación permite unir la raíz de los dientes a los huesos maxilares, haciendo que las piezas dentales queden ancladas.

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