Las 5 diferencias entre autocracia, oligocracia y democracia

Desde la antigüedad existen tres grandes sistemas políticos: la autocracia, la oligarquía y la democracia. Veamos las principales diferencias entre estas formas de gobierno.

Diferencias autocracia oligocracia democracia

La política forma parte, por suerte o por desgracia, de nuestra vida. Para algunos, el motor más puro de la sociedad. Para otros, un mal necesario. Sea como sea, de lo que no podemos dudar es que la historia del pensamiento político se remonta a la antigüedad, especialmente en la Antigua Grecia, con la República de Platón o la Política de Aristóteles.

Aun así, tras más de dos mil años, la política ha evolucionado mucho. Y este conjunto de actividades vinculado a la toma de decisiones por parte de un grupo que distribuye y ejecuta el poder según las necesidades de la sociedad de la que forma parte es única en cada Estado.

Dependiendo de la relación entre poderes y del modelo de organización constitucional, tenemos muchos gobiernos políticos distintos: monarquías parlamentarias, monarquías constitucionales, monarquías absolutas, repúblicas presidencialistas, repúblicas parlamentarias, dictaduras, teocracias…

Aun así, dentro de este enorme conglomerado político, todos ellos nacen de la más básica diferenciación en tres sistemas políticos: la autocracia, la oligocracia u oligarquía y la democracia. Desde los tiempos de Aristóteles, estas son las tres principales formas de gobierno. ¿Quieres conocer las diferencias entre ellos? Has llegado al lugar adecuado.

¿Qué es la autocracia? ¿Y la oligocracia? ¿Y la democracia?

Antes de detallar las principales diferencias entre estos tres conceptos en forma de puntos clave, es interesante e importante ponernos en contexto y analizar, individualmente, qué es exactamente la autocracia, la oligocracia y la democracia. Vamos allá.

Autocracia: ¿qué es?

La autocracia es el sistema político que concentra el poder en una sola figura. Es el poder de uno. Estando divinizada o no, esta persona que ejerce el poder realiza unas acciones y toma unas decisiones que no están sujetas ni a restricciones legales ni a mecanismos que regulan el control popular (la gente no puede decidir nada).

En otras palabras, en la autocracia se observa una supremacía de un solo individuo sobre la sociedad que gobierna, con potestad absoluta de regular las leyes a su voluntad, sabiendo que el pueblo acatará las imposiciones por miedo a las consecuencias.

El concepto como tal procede del griego autokráteia, donde auto significa “uno mismo” y krátos, “poder”. En este sentido, podemos entenderlo como “el poder de uno mismo”. Y así es, pues todo el poder político recae sobre una persona cuya voluntad prevalece por encima de los otros poderes públicos y del pueblo.

Evidentemente, las autocracias son gobiernos muy autoritarios, con muy poca (o nula) aceptación de la oposición política y de cualquier levantamiento que atente contra la ideología de la persona que ejerce el poder. La autocracia la encontramos no solo en las dictaduras actuales, sino en las antiguas monarquías absolutas propias de la Edad Media.

Autocracia

Oligocracia: ¿qué es?

La oligocracia o oligarquía es el sistema político que concentra el poder en un grupo de personas. En otras palabras, es el gobierno en el que unos pocos mandan. De hecho, el concepto procede del griego oligokráteia, donde oligo significa “poco” y krátos, “poder”. Y así es. Es el poder de unos pocos.

En este sentido, podemos entender la oligocracia como la forma de gobierno en el que el dominio es ejercido por una minoría restringida. Sorprenderá saber que, más allá de lo que digan las leyes, la mayoría de supuestas democracias en el mundo (como por ejemplo España) son, en realidad, oligocracias.

En la oligocracia, quien tiene la hegemonía para luchar por el poder son los jefes de cada partido político, pero no el pueblo. Los líderes de los partidos (recordemos que es el poder de unos pocos) son los que regulan el ámbito legislativo, judicial y ejecutivo.

Por ello, a día de hoy, se suele hablar más de partitocracia, pues el poder político está ejercido por los líderes de dichos partidos. El pueblo solo tiene potestad para elegir el partido, pero más allá de esto, no hay una verdadera representación como la que exige la democracia real.

Es decir, la oligocracia no es, por sí sola, una dictadura, pues siempre está ligada a votaciones, que no elecciones. En una oligocracia, tú no eliges. No hay una representación plena. Puedes votar, es decir, seleccionar entre unas opciones ya dadas (partidos y líderes), pero no hay una verdadera democracia en el sentido estricto de la palabra que ahora analizaremos.

Democracia: ¿qué es?

La democracia es el sistema político que atribuye la titularidad del poder al conjunto del pueblo. Es decir, el poder recae sobre la ciudadanía. Es aquel gobierno en el que la fuerza es de todos. El término procede del griego dēmokratía, donde dēmo significa “pueblo” y krátos, poder. El poder del pueblo.

Para que un gobierno sea una democracia plena, las decisiones son tomadas por parte del colectivo social a partir de elecciones (ya hemos dicho la diferencia con las votaciones) con participación directa o indirecta que, en última instancia, confieren legitimidad para ejercer el poder a unos representantes.

El poder no es ejercido por un grupo reducido. El poder es ejercido por el pueblo, pero como no se pueden celebrar asambleas con millones de personas, este elige (no vota entre unas opciones ya dadas por los mandatarios) a unas personas que vayan a representar a la sociedad.

En este sentido, tenemos la democracia directa (propio de los tiempos de la Antigua Grecia donde el pueblo celebraba asambleas), la representativa (las decisiones políticas son tomadas por personas que han sido reconocidas por el pueblo como representantes) y la participativa (se facilitan sistemas para que el pueblo ejerza una influencia directa sobre las decisiones tomadas en el ámbito público).

Es el gobierno de la multitud. El sistema político que defiende la soberanía del pueblo por encima de todo y que promulga el pleno derecho del conjunto de la ciudadanía para elegir (y verdaderamente elegir, no quedarnos con la opción menos mala a través de una votación), controlar y regular la actividad de sus representantes en el gobierno.

Democracia

¿En qué se diferencian la autocracia, la oligarquía y la democracia?

Tras analizar individualmente los tres conceptos, seguro que las diferencias entre ellos han quedado más que claras. Aun así, por si quieres o necesitas tener la información de manera más visual, hemos preparado una selección de las principales diferencias entre autocracia, oligocracia y democracia en forma de puntos clave. Vamos allá.

1. La autocracia es el poder de uno

Como hemos visto, la autocracia es el sistema político que concentra el poder en una sola figura que puede estar o no divinizada. Propia de las dictaduras y de las antiguas monarquías, es la forma de gobierno en la que una sola persona ejerce una supremacía absoluta sobre la sociedad que dirige, tomando decisiones y realizando acciones que no están sujetas a ningún tipo de restricción legal.

Evidentemente, esto no sucede ni en las oligocracias ni en las democracias, pues la autocracia es, de las tres formas políticas, la única donde hay esta figura de absoluta autoridad y una nula aceptación tanto de la oposición política como de levantamientos sociales que pongan en peligro la supremacía del dirigente autócrata.

2. La oligarquía es el poder de unos pocos

La oligocracia o oligarquía, por su parte, es el sistema político que concentra el poder en un grupo de personas, generalmente los líderes de los partidos políticos. De ahí que, como hemos comentado, actualmente hablemos de ella como partitocracia. Sea como sea, el poder recae en unos pocos.

El dominio es ejercido por una minoría restringida. Los líderes de los partidos (que no han surgido de una representación real del pueblo) regulan el ámbito legislativo, judicial y ejecutivo. En esta oligocracia o partitocracia, quien tiene hegemonía para luchar por el poder son los jefes de cada partido político, pero no el pueblo. No hay una figura autoritaria como en la autocracia, pero no hay una verdadera representación del pueblo como para hablar de democracia.

3. La democracia es el poder de todos

La democracia, como bien sabemos, es el sistema de gobierno que atribuye la titularidad del poder político al conjunto de la ciudadanía. El poder recae sobre el pueblo y las decisiones tomadas por parte del colectivo confieren legitimidad para ejercer el poder a unos representantes. Quien manda no son los líderes de los partidos, sino el pueblo, que elige realmente a sus representantes en el poder. En la democracia, mandamos todos.

Es decir, el poder no es ejercido ni por una sola persona (autocracia) ni por un grupo reducido (oligocracia o partitocracia), sino por el pueblo. Un pueblo que, como no puede realizar asambleas con millones de personas, elige a unos representantes y/o tiene facilidades para ejercer una influencia directa sobre las decisiones tomadas en el ámbito político.

4. En la autocracia el pueblo no tiene poder para elegir ni votar

Ha quedado más que claro que la autocracia es una forma de gobierno autoritaria. Por definición, la autocracia no permite ningún tipo de participación popular. El poder recae sobre una sola persona que controla todo el poder legislativo, judicial y ejecutivo y, de hecho, cualquier intento popular de levantamiento es duramente castigado. El pueblo, a diferencia de lo que sucede en la oligocracia y evidentemente la democracia, no tiene ningún tipo de poder ni de representación.

5. En la democracia eliges; en la oligarquía votas

A diferencia de lo que sucede en la autocracia, tanto en la democracia como en la oligocracia el pueblo tiene poder. Pero este poder es distinto. En la democracia, recordemos, el poder recae sobre el pueblo, que tiene hegemonía para determinar el futuro político de la sociedad. Por ello, en una democracia real, hay elecciones. El pueblo elige plenamente a sus representantes que actuarán, valga la redundancia, en representación de dicho pueblo.

En la oligocracia, esto no sucede. Recordemos que el poder es ejercido por unos pocos. No hay elecciones verdaderas. El pueblo no puede elegir nada. Hay votaciones. El pueblo vota entre distintas opciones (partido político y líder del partido), pero no hay una verdadera representación. Simplemente selecciona la opción que más le gusta o, por desgracia y como suele ser habitual, la que menos le disgusta. En una oligocracia, no hay democracia real, pues el pueblo vota pero no elige.

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