Las 3 diferencias entre Energía Hidráulica y Mareomotriz (explicadas)

La energía hidráulica y la energía mareomotriz son dos tipos de energías renovables que, si bien se basan en el aprovechamiento de los movimientos del agua, su lugar de uso y su tecnología son muy distintas.

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Aumento del nivel del mar, extinción de especies, desertificación de los ecosistemas, deshielo ártico, mayor incidencia de eventos meteorológicos extremos, acidificación de los océanos, retroceso de los glaciares, incremento de las temperaturas… Son muchos los efectos negativos y observables que conforman las claras evidencias de que el cambio climático es real.

Estamos sumidos en un cambio climático que puede tener consecuencias devastadoras para la Tierra que está estimulado por un calentamiento global debido, en un 95%, a la actividad humana. Y es que desde que empezara la era industrial en el siglo XVIII y que empezaran a quemarse combustibles fósiles, la temperatura media del planeta ha aumentado 1 °C.

Puede parecer poco, pero es suficiente para que hayamos sufrido, suframos y vayamos a sufrir los efectos del cambio climático. Y sabemos que de no actuar ya, en 2035 entraremos en un punto de no retorno en el que no podremos evitar que, de cara a finales de siglo, la temperatura media de la Tierra aumente 2 °C más.

Por ello, es una necesidad y casi una obligación moral que nos familiaricemos con las tecnologías que pueden salvarnos de este destino climático. Estamos hablando, por supuesto, de las energías renovables, verdes o limpias. Y dos que pueden ser muy importantes pero que no son tan famosas como las emblemáticas eólica y solar son la energía hidráulica y la mareomotriz. Y en el artículo de hoy, de la mano de las más prestigiosas publicaciones científicas, vamos a indagar en sus principales diferencias.

¿Qué son las energías renovables?

Las energías renovables son aquellas formas de energía respetuosas con el medio ambiente y cuya fuente es un recurso natural considerado como inagotable, como pueden ser el viento, la luz solar, la biomasa o, por supuesto, el agua. Y es en esta última que se centran las dos tecnologías que veremos en el artículo de hoy, pero antes necesitamos contexto.

En este sentido, una energía se considera renovable cuando esta se obtiene de fuentes que, o bien porque pueden regenerarse a través de procesos naturales (como puede ser el agua) o bien porque se encuentran en inmensas cantidades (como la luz solar, que aunque el Sol no sea un recurso infinito, para nuestra experiencia humana, sí lo es), son virtualmente inagotables.

Y a diferencia de las energías convencionales que se basan en la quema de combustibles fósiles, la cual libera gases de efecto invernadero (como el dióxido de carbono) que aceleran el calentamiento global y/o sustancias tóxicas para el medio ambiente, las energías renovables tienen un muy bajo (o nulo) impacto sobre el planeta, pues no generan residuos dañinos. De ahí que se conozcan también como energías “verdes” o “limpias”.

Es obvio, pues, con la concienciación acerca de las consecuencias a corto, medio y largo plazo que el cambio climático pueda tener sobre la tierra, que el consumo de electricidad procedente de estas fuentes renovables se haya triplicado en la última década. Pero a pesar de ello, respecto a las convencionales, las energías renovables representan apenas el 26% del global energético.

Esta es una cifra insuficiente teniendo en cuenta que para el año 2040, la demanda global de electricidad habrá aumentado un 70%, cosa que exigirá un mayor uso e implantación de estas energías renovables, pues los recursos fósiles tradicionales terminarán por agotarse y el impacto sobre el medio de los gases y residuos liberados será grave.

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Por suerte y pese a que siempre existirá el “hándicap” de que el uso de las energías renovables dependa de las características de la región y del acceso a las fuentes energéticas, se estima que para ese año habremos conseguido que estas energías renovables representen el 44% del total. Y es que no hay excusa que valga. Tenemos que fomentar la transición hacia un sistema energético global basado en estas tecnologías renovables.

Esta transición tendrá efectos muy positivos a nivel no solo climático, sino también social y económico. De ahí que sea una necesidad y casi una obligación moral fomentar, entre todos, este cambio. Y el primer paso para ello es conocer las distintas tecnologías que existen. Porque hay mucho mundo más allá de las tradicionales energías solar y eólica.

A pesar de que sean las más famosas y mayoritarias, pues solo en 2020, se destinaron más de 290.000 millones de dólares en ambas formas energéticas, una inversión que representa el 96% del global destinado a energías renovables, hay muchas otras: la energía geotérmica (que aprovecha el calor interno de la Tierra en zonas volcánicas para calentar el agua), la energía undimotriz (que aprovecha el movimiento de las olas para generar electricidad), la bioenergía (fundamentada en el uso de la biomasa) y dos energías que, pese a como es comprensible se suelan confundir, son muy distintas, la hidráulica y la mareomotriz.

¿Qué es la energía hidráulica? ¿Y la energía mareomotriz?

Una vez comprendido qué son y cuál es la importancia de las energías renovables, estamos más que preparados para profundizar en el tema que nos ha reunido hoy aquí. Comprender las bases tecnológicas de dos energías renovables cuya fuente es el agua: la hidráulica y la mareomotriz. Pero antes de indagar en sus diferencias, vamos a describir, individualmente, sus principios tecnológicos.

Energía hidráulica: ¿qué es?

La energía hidráulica es aquella forma de energía renovable en la que la electricidad se genera aprovechando el movimiento del agua de los ríos y corrientes. La energía cinética de los saltos de agua y de las corrientes provoca el movimiento de una turbina que, al estar conectada a un transformador, permite la conversión del movimiento obtenido a través del agua en energía eléctrica.

Y como el agua “se regenera” constantemente a través del ciclo del agua, es una energía que se considera inagotable. Todo viene de los tradicionales molinos, donde se usaba la corriente de un río para mover dichas estructuras. Pero la sofisticación llevó a la construcción de centrales hidroeléctricas.

Estas, construidas en una presa que bloquea el río con un muro de hormigón, creando un lago artificial y reteniendo el agua para aprovechar su potencial energético, permiten que, a través de la gravedad, el agua caiga a través de unos conductos de presión que hacen girar las hélices de las turbinas a gran velocidad.

Así, aprovechamos la energía cinética (la energía de un objeto en movimiento, en este caso el agua) para que se alimente con energía mecánica los generadores de dicha central, donde un transformador envía la electricidad generada para satisfacer las demandas energéticas de una población.

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Energía mareomotriz: ¿qué es?

La energía mareomotriz es una forma de energía renovable (considerada como una variante de la energía hidráulica) en la que la fuente de la misma son las mareas. Por tanto, se basa en el aprovechamiento de los movimientos de ascenso y descenso del nivel del mar, unos cambios periódicos originados por la influencia gravitatoria que la Luna, nuestro satélite, ejerce sobre la Tierra.

También se conoce como energía oceánica o marina, siendo así aquella en la que al subir y bajar las mareas aprovechamos el movimiento para activar un alternador que convierte esta energía mecánica en energía eléctrica, es decir, en electricidad. Existen dos tipos principales de tecnologías.

Por un lado, tenemos las presas, es decir, instalaciones que se construyen en un estuario (la desembocadura al mar de un río) y que aprovechan la diferencia de altura entre las mareas bajas (bajamar) y las altas (pleamar). Cuando la marea sube, las compuertas se abren haciendo girar las turbinas, momento en el que el agua ingresa en la presa y se acumula hasta que la cantidad es suficiente como para que las compuertas se cierren y el agua no regrese al mar. Después, cuando la marea baja, se deja salir el agua a través de las compuertas, con unos movimientos en las turbinas que permiten transformar energía mecánica en electricidad.

Por otro lado, tenemos los generadores de corrientes de marea. En este caso, no hay una una presa, sino que se instalan unas turbinas axiales debajo del agua. Se trata de un método más sencillo que altera muy poco el ecosistema marino, pues son como las turbinas eólicas pero en el fondo del mar, por lo que los movimientos de ascenso y descenso de las mareas son las que hacen girarlas, obteniendo así energía eléctrica.

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Energía hidráulica y energía mareomotriz: ¿en qué se diferencian?

Tras analizar en profundidad ambas tecnologías, seguro que las diferencias entre ellas han quedado más que claras. Aun así, por si necesitas (o simplemente quieres) disponer de la información con un carácter más visual y esquemático, hemos preparado la siguiente selección de las principales diferencias entre la energía hidráulica y la mareomotriz en forma de puntos clave.

1. La energía hidráulica se da en ríos; la mareomotriz, en mares

Ambas formas de energía se fundamentan en el uso del agua, pero aquí radica su principal diferencia. La energía hidráulica aprovecha el movimiento del agua de los ríos y las corrientes, por lo que se construyen presas que aprovechen la energía cinética de los saltos de agua dulce. En cambio, la energía mareomotriz aprovecha el movimiento de las mareas, por lo que se las instalaciones no se construyen en tramos de agua dulce, sino en los mares.

2. La energía hidráulica se basa en la fuerza de la gravedad; la mareomotriz, en las mareas

En la energía hidráulica, los saltos de agua y las corrientes de los ríos provocan, en las presas, el movimiento de una turbina que, como está conectada a un transformador, permite la conversión del movimiento en electricidad. Así, cuando el agua cae por la fuerza de la gravedad, las hélices giran a gran velocidad y obtenemos energía eléctrica.

En cambio, en la energía mareomotriz, las instalaciones (ya sean presas o los generadores de corriente que se instalan debajo del agua) aprovechan las mareas, es decir, los movimientos de ascenso y descenso del nivel del mar para convertir esta energía mecánica en energía eléctrica.

3. La energía mareomotriz tiene un menor impacto en el ecosistema

Ambas formas de energía son renovables, pero dentro de este bajo impacto en el medio, la mareomotriz es menos “dañina”. Y es que a no ser que se construyan presas, en cuyo caso puede haber impacto en el ecosistema marino, prácticamente no hay influencia en el medio, pues son simples turbinas que se instalan en el fondo oceánico. En cambio, la hidráulica tiene un impacto mayor, pues implica la construcción de una presa que crea un lago artificial, alterando así el ecosistema natural.

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