Fosfina: ¿realmente existe vida en Venus?

En septiembre de 2020, obtuvimos indicios de que en la atmósfera de Venus había fosfina, un gas estrechamente relacionado con la vida microbiana. Pero, ¿realmente puede haber vida en este planeta?

Fosfina existe vida en Venus

14 de septiembre de 2020. La comunidad científica, y seguramente, el mundo entero, entra en shock. Los medios anuncian que una investigación publicada en Nature Astronomy ha culminado con el descubrimiento de fosfina en la atmósfera de Venus, un gas estrechamente relacionado con la vida microbiana.

A partir de ese momento, las teorías acerca de la posible existencia de vida en el aparentemente inhóspito segundo planeta del Sistema Solar se disparan. El estudio, en el que habían participado cinco universidades de gran prestigio, generó la posibilidad de que las nubes ácidas de Venus pudieran albergar alguna forma de vida microbiana.

Aun así, tras varios meses, otros equipos han puesto en duda que realmente se detectara esta fosfina y postulando que, quizás, todo había sido un fallo de análisis, cosa que echaría por tierra la posibilidad de que existiera vida en Venus.

Pero, ¿quién tiene razón? ¿Es Venus un planeta potencialmente habitable? ¿Qué es exactamente la fosfina? ¿Por qué este gas está tan asociado con la vida microbiana? ¿Qué dicen los más recientes estudios? Si quieres encontrar la respuesta a esta y otras muchas preguntas acerca de la historia de amor (o de desamor) entre la fosfina y Venus, has llegado al lugar adecuado. En el artículo de hoy veremos si realmente puede existir vida en Venus. Vamos allá.

Venus: ¿un planeta potencialmente habitable?

Antes de entrar a analizar la fosfina y responder a la pregunta de si puede existir vida en Venus, es necesario que nos pongamos en contexto. Es decir, que veamos las condiciones del que es el segundo planeta del Sistema Solar. Y cuando lo hagamos, veremos que es (a priori) totalmente inhóspito para la vida.

Venus es el segundo planeta del Sistema Solar. Se encuentra entre Mercurio, el primero, y la Tierra, el tercero. Se trata, por las características físicas que analizaremos a continuación, del objeto más brillante del firmamento. El cuerpo celeste que más brilla en el cielo después del Sol y la Luna, evidentemente.

Se encuentra a una distancia de 108 millones de km del Sol (la Tierra está a 149,6 millones de km), por lo que la luz solar tarda seis minutos en llegar a Venus (a la Tierra tarda 8,3 minutos en llegar). Es un planeta rocoso con un diámetro de 12.000 km, por lo que en lo que se refiere a tamaño, es relativamente similar a nuestro planeta, que tiene un diámetro de 12.742 km.

Pero las semejanzas terminan aquí. Venus tarda 225 días en dar la vuelta al Sol, pero lo verdaderamente sorprendente es que tarda 243 días en dar una vuelta sobre sí mismo. En efecto, un “día” (entendido como el tiempo que tarda un planeta en rotar sobre sí mismo) es más largo que un “año”.

Además, mientras que la atmósfera terrestre es en un 78% nitrógeno, un 21% oxígeno, un 0,93% argón y vapor de agua y un 0,07% restante compartido por gases como el hidrógeno, el neón, el ozono, el helio o el dióxido de carbono; la atmósfera de Venus es, en un 97%, dióxido de carbono.

El dióxido de carbono ya sabemos que es un poderoso gas de efecto invernadero, cosa que, junto al enorme tiempo que tarda en rotar sobre sí mismo (que hace que una misma cara del planeta reciba constantemente mucha radiación solar), hace que en la superficie de Venus se lleguen a temperaturas de 482 °C (que nunca bajan de los 400 °C), mientras que en las zonas altas de la atmósfera, se lleguen a temperaturas de -45 °C.

Su superficie también es rica en dióxido de carbono en su forma sólida: caliza. Y por si fuera poco, la atmósfera de Venus también destaca por sus nubes de ácido sulfúrico que, junto a los otros componentes, le dan al planeta más caliente del Sistema Solar, su aspecto amarillento característico. Así que, al menos para nosotros (y cualquier organismo eucariota) es un verdadero infierno. Pero, ¿qué pasa con las bacterias? ¿Los microorganismos extremófilos no podrían vivir aquí? Vayamos paso a paso.

Venus

Fosfina: ¿qué es y por qué su descubrimiento fue tan revolucionario?

La fosfina, también conocida como gas fosfano (PH3), es un gas incoloro, inflamable, explosivo a temperatura ambiente, pestilente con olor a ajo o pescado en descomposición y tóxico. De hecho, es extremadamente venenoso para el ser humano, afectando al sistema respiratorio y cardiovascular. Puede parecer un producto digno de la ciencia ficción. Pero no. Y es más, sí que está muy ligado a la vida.

La fosfina o fosfano es una molécula gaseosa formada por un átomo de fósforo y tres de hidrógeno especialmente asociada con la industria, al ser utilizada en distintos procesos químicos, como fumigante, como agente de impurificación en componentes electrónicos, en las fábricas de plásticos y de semiconductores, como insecticida en almacenes de granos y para la producción de retardadores de llamas.

¿Y qué tiene que ver esto con la vida? De momento, muy poco. Pero espera. Y es que la fosfina también se produce de forma natural por la actividad metabólica de diversas bacterias degradadoras de materia orgánica. Es decir, algunos microorganismos que habitan el sistema digestivo de los animales producen este gas en pequeñas cantidades.

Las especies de bacterias que lo hacen son aquellas conocidas como anaerobias, las cuales se desarrollan en ambientes sin oxígeno (o con muy poco), como pueden ser las entrañas de los animales. De ahí que la fosfina se haya detectado en los intestinos de animales, en aguas fecales e incluso en rocas cubiertas de excrementos de pingüino.

Por ello, cuando a través del telescopio James Clerk Maxwell en Hawái y posteriormente con el telescopio de Atacama en Chile, mediante tareas de espectrometría, detectaron la presencia de fosfina en la atmósfera de Venus (los radiotelescopios detectaron una línea de absorción con una longitud de onda de 1,1 milímetros que se corresponde con este gas) a pequeñas cantidades de 10-20 partes por cada mil millones de moléculas atmosféricas, toda la comunidad científica entró en shock.

Que sepamos, la fosfina solo puede proceder de la industria o de las bacterias degradadoras de materia orgánica en ambientes sin oxígeno. Y teniendo en cuenta que en la superficie de Venus no hay fábricas (eso sí que sería una sorpresa), se planteó la hipótesis de que, entre sus nubes tóxicas, podía haber vida.

Fosfina

Entonces, ¿hay vida en Venus? ¿Qué dice la ciencia?

Lo sentimos mucho, pero lo más probable es que no. Y por dos razones muy simples. Primero, ni siquiera sabemos si hay realmente fosfina. Y segundo, en caso de que hubiera, lo más probable es que esta no tuviera un origen biológico. Vayamos paso por paso.

A principios de 2021, un estudio de la Universidad de Washington sugirió que todo se había tratado de un error. Victoria Meadows, una de las coautoras del estudio, comunicó que en lugar de fosfina, lo que realmente habían detectado por espectrometría había sido dióxido de azufre. El que es el tercer compuesto más común en la atmósfera de Venus tiene una línea de absorción similar y no se relaciona, en absoluto, con la vida.

Además, este mismo estudio señala que la detección de fosfina no se originó en la capa de nubes del planeta (donde las temperaturas, a unos 50 km, son de unos 25 °C y que podría ser favorable, al menos en este aspecto térmico, para la vida), sino en las capas más superiores de la atmósfera (a unos 75 km de altura) del planeta, donde no solo es que las temperaturas puedan descender hasta los -45 °C, sino que por las condiciones químicas y la radiación ultravioleta, la fosfina se destruiría en cuestión de segundos.

Por lo tanto, a pesar de que seguimos sin poder confirmar ni una cosa ni la otra, lo más probable es que realmente no haya fosfina en la atmósfera de Venus. Pero supongamos que realmente hay fosfina. ¿Esto significa directamente que hay vida en este planeta? De nuevo, lo sentimos mucho, pero no.

Solo se ha escuchado que la fosfina viene de la industria y de la actividad microbiana. Pero esto no es del todo cierto. Júpiter y Saturno tienen fosfina en su atmósfera y no tienen ni fábricas ni bacterias. Sabemos que la fosfina se forma en ambos planetas porque sus elevadísimas presiones en el núcleo hacen que se forme el gas fosfano a partir del hidrógeno y el fósforo. Por lo tanto, el origen de la fosfina puede ser abiótico.

De acuerdo, este mismo proceso no es plausible en Venus, puesto que ni hay las mismas presiones que en estos gigantes gaseosos ni hay hidrógeno en su atmósfera, pero a lo mejor sí que suceden procesos geoquímicos que culminan con la producción de este gas y que no conocemos. Debemos tener en cuenta que Venus, a pesar de su cercanía, es uno de los planetas menos conocidos por las dificultades logísticas que tiene estudiarlo con sondas. La mayoría de las que hemos enviado se desintegran pocos minutos después de aterrizar en el planeta ya que en su superficie se experimenta una presión como la que hay a 1.600 metros bajo el mar.

En resumen, no podemos confirmar (y tampoco rechazar, aunque parece extremadamente improbable) que haya vida en Venus porque ya no solo es que la fosfina en Venus podría tener un origen geológico en absoluto asociado con la actividad microbiana, sino que ni siquiera sabemos si realmente hay fosfina en su atmósfera.

Científicos de la NASA dicen que podríamos tardar décadas en averiguar la presencia y origen exacto de la fosfina. De todos modos, todo parece indicar que la relación entre la fosfina, la vida y Venus está destinada al fracaso. Si queremos encontrar vida, tendremos que seguir buscando.

Venus vida
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