Mixomicetos: características, anatomía y fisiología

Los mixomicetos son organismos similares en aspecto a los hongos, pero realmente forman parte del reino de los protozoos y tienen unas peculiaridades que parecen sacadas de la ciencia ficción.

Mixomicetos

La naturaleza puede llegar a ser un lugar muy extraño. Y es que, a pesar de nuestros constantes intentos por clasificar todas las especies en cajones bien delimitados, a veces nos encontramos con seres vivos que no sabemos exactamente qué etiqueta ponerles.

Este es el caso de los mixomicetos. Debido a su apariencia superficial y a la reproducción a través de esporas, durante mucho tiempo fueron considerados hongos, pero esto era un error. Estos seres que, si bien externamente pueden parecer organismos fúngicos, si analizamos qué sucede en sus células, veremos que no lo son.

Los mixomicetos pertenecen al reino de los protozoos, un grupo increíblemente diverso que, pese a compartir características de animales, plantas, hongos e incluso bacterias, son únicos y deben constituir su propio “imperio” dentro del árbol de la vida.

En el artículo de hoy, además de entender qué son exactamente los protozoos, veremos qué lugar ocupan los mixomicetos entre ellos y cuáles son sus propiedades y características únicas, además de presentar su diversidad e importancia en los ecosistemas de la Tierra.

El reino de los protozoos y los mixomicetos: ¿quién es quién?

Antes de entrar en detalle en analizar las características anatómicas y fisiológicas de los mixomicetos, es muy importante poner en contexto qué son los protozoos, pues, a pesar de su increíble diversidad, son, quizás, el grupo de seres vivos más desconocido.

Los protozoos conforman un reino propio dentro del árbol de la vida. Los otros cuatro son los animales, los vegetales, los hongos y las moneras (las bacterias). En este sentido, los protozoos comparten características de todos ellos, por lo que no pueden entrar en ninguno concreto, así que deben formar su propio reino.

Hasta el día de hoy, se han registrado unas 30.000 especies de protozoos, que puede parecer mucho, pero empequeñece si lo comparamos con las 298.000 de plantas o las 950.000 de animales. Sea como sea, los protozoos siguen siendo un grupo muy diverso con representantes famosos para todos.

Y es tan diverso que pueden ser heterótrofos (absorben nutrientes como los animales) o autótrofos (realizan la fotosíntesis), de vida libre o parásitos, con formas asimétricas o totalmente esféricas, de pocos micrómetros a varios milímetros, sin capacidad para moverse o desplazamiento activo, con exoesqueleto o sin, unicelulares o pluricelulares…

La diversidad, pues, es enorme (la mayoría son acuáticas) y no podemos plasmar aquí todas las formas de vida distintas que lo conforman. De todos modos, es importante tener en cuenta que dentro de este reino tenemos a las amebas, las algas e incluso parásitos importantes, como Plasmodium, responsable de la malaria.

Y, claro, también tenemos a los mixomicetos, que, ahora que ya hemos entendido el contexto, podemos pasar a analizarlos.

Protozoo
Imagen mediante microscopio de un protozoo unicelular.

¿Qué son los mixomicetos?

Como venimos comentando, los protozoos conforman su propio reino dentro de los seres vivos. Y, en este sentido, los mixomicetos son una clase dentro del filo amoebozoa, lo que ya hace suponer que tienen alguna relación con las amebas.

También conocidos como hongos mucosos, amebas gigantes o mohos del limo, los mixomicetos son el grupo más diverso dentro de las amebas, con unas 1.000 especies identificadas. Debido a las características que analizaremos más adelante, a lo largo de la historia, estos organismos han formado parte tanto de los animales como de los hongos.

De los animales porque se observó que poseían células con la capacidad de moverse activamente (cosa que no pasa en los hongos ni las plantas) y de los hongos, el error que se alargó durante más años, porque, además de tener un aspecto muy parecido, habitaban ambientes similares (la humedad es muy importante) y se reproducían mediante esporas.

De todos modos, el hecho de que sus células no tengan pared celular (requisito indispensable entre los hongos) y que su nutrición heterótrofa se basa en la fagocitosis (capturar y digerir otras células) de bacterias, hongos y otros protozoos, hizo que tuviera que salir del reino fúngico y entrar en el de los protozoos, cosa que sucedió hace poco más de 50 años.

Aun así, fueron considerados hongos durante tanto tiempo y comparten tantas similitudes a nivel ecológico, que siguen siendo estudiados por la Micología, la ciencia que se centra en los organismos fúngicos.

Cabe destacar, de igual manera, que no hay especies de mixomicetos parásitos del ser humano ni tienen aplicaciones a nivel industrial (más allá de su uso en investigación, especialmente en el campo de la genética), por lo que estamos ante una clase dentro de los protozoos con poca relevancia sanitaria y económica.

Sea como sea, a pesar de su escasa relevancia humana, son, sin duda, unos organismos únicos desde el punto de vista biológico y con unas particularidades que vale la pena recoger. Y es lo que haremos a continuación.

Características de los Myxomycota

Como integrantes del reino de los protozoos, los myxomycota o mixomicetos son organismos eucariotas (sus células tienen un núcleo bien definido) muy vinculados a la humedad para desarrollarse. Pero, más allá de esto, todo son particularidades, las cuales analizaremos a continuación.

1. Alternan fase de vida libre ameboide y pluricelular

El ciclo de vida de los mixomicetos es su característica más diferencial, pues abarca dos etapas muy diferentes entre ellas: la ameboide y la del plasmodio. A continuación lo intentaremos explicar de la forma más sencilla posible, pues los ciclos reproductivos de especies tan complejas pueden llegar a complicarse mucho.

Empecemos con, por ejemplo, la ameba (es un ciclo, así que no hay un inicio y un final claro). Esta ameba es un organismo unicelular de vida libre que se desplaza mediante movimientos de su membrana, aunque algunas especies pueden tener también flagelos. Al ser unicelular, evidentemente, no es visible a simple vista.

Lo importante es que esta ameba se desplaza libremente por ambientes terrestres húmedos (algunas incluso pueden hacerlo en ecosistemas acuáticos), alimentándose de forma heterótrofa a través de la fagocitosis de bacterias, hongos e incluso otros protozoos.

La ameba se va dividiendo por fisión binaria, que es una forma de reproducción asexual en la que una célula “se parte por la mitad” para dar lugar a dos células hijas con la misma información genética que la madre, por lo que son realmente clones. Ahora bien, lo importante de todo esto es que las amebas son haploides.

Dicho de otra manera, tienen la mitad de los cromosomas de su especie. Podemos pensar en ellas, pues, como gametos sexuales (los espermatozoides y los óvulos también son haploides). Entonces, cuando las condiciones ambientales son óptimas y dos amebas compatibles se juntan, pueden fusionar su material genético (como pasa con la fecundación del óvulo por parte del espermatozoide) y dar lugar a una célula diploide.

Esta célula diploide, lejos de consistir en una ameba unicelular de vida libre, empieza a dividirse por mitosis (como los cigotos humanos) pero sin realizar la citocinesis, es decir, los núcleos se dividen pero la célula no, así que al final tenemos una gran célula multinucleada, con varios núcleos, que recibe el nombre de plasmodio.

Si el terreno es óptimo y las condiciones de humedad son adecuadas, este plasmodio puede empezar a hacer la citocinesis, es decir, dividirse en distintas células, consiguiendo, por fin, tener un organismo pluricelular, conocido como esporóforo.

El esporóforo, que, recordemos, procede la fusión de dos amebas haploides, es la fase pluricelular del mixomiceto, que crece generando cuerpos fructíferos visibles a simple vista y que pueden adquirir formas, tamaños y colores muy variados.

Esta fase de esporóforo es la que, por similitud en su apariencia, se confunde con los hongos, pero su origen no tiene nada que ver. Absolutamente ningún hongo procede de la fusión de dos amebas. Además, en estos cuerpos fructíferos de los mixomicetos no hay hifas, que son estructuras filamentosas presentes en los hongos pluricelulares.

Sea como sea, lo importante es que estos cuerpos fructíferos, que están anclados al suelo a través de un pie y que como mucho miden 200 milímetros de altura, se encargan de la reproducción sexual. En su interior tiene lugar la meiosis, que dará lugar a esporas sexuales, las cuales son haploides.

Cuando es el momento adecuado, el mixomiceto libera estas esporas al medio, que serán dispersadas por el viento o a través de animales para colonizar nuevos ambientes. Si, al hacer contacto con el suelo, las condiciones son óptimas, estas esporas germinarán dando lugar a las amebas, volviendo a iniciarse el ciclo.

Cuerpo fructífero

2. No tienen pared celular

La característica más importante de los mixomicetos es la que acabamos de analizar en profundidad, pero hay otras que vale la pena mencionar. Una de ellas es que sus células, al tener una fase de vida libre, no tienen pared celular.

Esta pared celular, presente en todas las plantas, hongos y bacterias, es una cobertura de protección que envuelve la membrana plasmática, regula la comunicación con el exterior, da rigidez y, en el caso de los organismos pluricelulares, define la estructura de los tejidos.

El hecho de que los mixomicetos no tengan pared celular fue el principal indicio para determinar que no podían formar parte del reino fúngico. Posteriormente, los análisis genéticos determinaron que sus especies eran amebas y no hongos.

3. Se alimentan por fagocitosis

Otra característica de los mixomicetos y que les hace diferenciarse de los hongos es que su alimentación heterótrofa se basa en la fagocitosis. Los hongos también son heterótrofos, pero absorben nutrientes, no se alimentan de células vivas.

Evidentemente, no son capaces de realizar la fotosíntesis. Los mixomicetos, en su fase de vida libre ameboide y en la pluricelular, su nutrición se basa en fagocitar bacterias, hongos (especialmente levaduras) e incluso a otros protozoos, generalmente algas. De hecho, el primer nombre que se propuso para estos organismos significaba “hongo animal”.

Esto hace que tengan un impacto enorme en la cadena alimenticia, controlando las poblaciones de microorganismos y asegurando que la descomposición de la materia orgánica suceda de forma adecuada.

4. Habitan ecosistemas terrestres húmedos

Aunque algunas especies identificadas se encontraban en ecosistemas acuáticos, los mixomicetos, por regla general, son organismos terrestres que, eso sí, requieren de altas humedades para crecer y reproducirse.

Sus hábitats predilectos son los húmedos y sombríos y crecen especialmente sobre materia orgánica en descomposición (como troncos caídos de árboles), por lo que los bosques son su lugar perfecto. Ahora bien, gracias a que su forma pluricelular puede entrar en estado latente cuando las condiciones de humedad y temperatura no son óptimas, pueden sobrevivir en hábitats inhóspitos durante meses e incluso años.

Mixomiceto árbol
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