¿Qué son las olas monstruo? ¿Mito o realidad?

Las leyendas de marineros hablan de olas que aparecían de la nada y que, con sus colosales tamaños, podían engullir cualquier barco. ¿Dónde termina la realidad y empieza la ficción?

Olas monstruo

Estamos muy lejos de descubrir todos los misterios de nuestro planeta. Y es especialmente en los mares que se esconden la mayoría de ellos. Los océanos, que nos generan admiración y temor a partes iguales, pueden ser el lugar de sucesos que parecen propios de una leyenda.

Y es que desde hace cientos de años, podemos encontrar escritos de marineros que hablan de unas olas errantes que aparecían de la nada e incluso en mares en absoluta calma que eran como muros de hasta 30 metros de agua que arrasaban con todo a su paso.

Durante mucho tiempo, se creyó que esto no eran más que mitos. Leyendas de marineros acerca de la oscuridad que les aguardaba mar adentro. Pero todo cambió cuando, en 1995, una estación petrolífera recibió el impacto de una ola gigante de 26 metros.

Tras este incidente, la ciencia se puso manos a la obra. Y para sorpresa de todo el mundo, ya no solo es que las denominadas “olas monstruo” existan, sino que son más frecuentes y más destructivas de lo que jamás se pudo llegar a creer. Y en el artículo de hoy nos adentraremos en ellas para estudiar todos sus secretos.

La historia de las olas gigantes: mitos, leyenda y ciencia

Hay muchas leyendas y mitos acerca de los misterios que nos aguardan en las profundidades de los océanos. Y entre todos, unos relatos destacan por encima de todos. Unos relatos de marineros de todo el mundo que hablan de olas monstruosas capaces de arrasar con cualquier embarcación.

Las leyendas de los marineros afirman que, incluso en momentos de total calma en los océanos y sin que hubiera ninguna tormenta ni fenómeno climático extremo, podían aparecer, de la nada, olas monstruosas de más de 30 metros de altura que se alzaban como muros inmensos de agua que, al colisionar con una embarcación, provocaban su total aniquilación.

Olas con una altura de más de 12 pisos, que aparecían sin previo aviso, que eran muros perfectamente verticales de agua, sin que hubiera ninguna tormenta ni maremoto, que viajan solitarias… Todo esto sonaba a simple habladuría.

Como es lógico teniendo en cuenta todo lo que sabíamos acerca de la naturaleza de los océanos y del proceso de formación de las olas, los oceanógrafos y comunidad científica en general rechazaron estos relatos.

Ola monstruo leyenda

De acuerdo a lo que sabíamos, para que se formara una ola de estas características tenían que reunirse unas condiciones que, si bien podemos recrear en instalaciones perfectamente diseñadas, en la naturaleza serían tan extremadamente raras que las olas monstruo solo podían aparecer “una vez cada 10.000 años”.

Pero, ¿qué pasó? Pues que como siempre, la naturaleza nos demostró que esconde infinidad de misterios. Enero de 1995. Una plataforma petrolífera en el Mar del Norte, cerca de Noruega, conocida como la estación Draupner, sufrió el azote de una tormenta.

Una tormenta que, pese a la violencia que pueden llegar a alcanzar en mar abierto, era simplemente una tormenta más de tantas. Por simple seguridad y protocolo, los trabajadores fueron recluidos dentro de las instalaciones. Nadie veía qué pasaba fuera.

Por suerte, una cámara estaba grabando lo que sucedía. Y en medio de la tormenta, sin previo aviso, un muro de agua pasó por el plano. Una ola de de 26 metros acababa de impactar sobre la estación petrolífera, estando a punto de provocar su destrucción. En medio de un azote de olas que no superaban los 7 metros, un muro de agua de casi 30 metros había aparecido de la nada con una fuerza de destrucción inmensa. Igual que en las leyendas.

¿Se había dado en esa plataforma petrolífera una casualidad inmensa? ¿Era la única ola monstruo formada en los océanos de la Tierra en los últimos 10.000 años? ¿Y justo la habíamos captado en cámara? ¿O quizás es que los mitos eran más reales de lo que creíamos?

Tras la primera evidencia real de la existencia de olas monstruos, la comunidad científica se quedó perpleja. La bautizada como “Ola Draupner” marcó el punto de inicio de una investigación oceanógrafa sin precedentes y que revelería un oscuro pero fascinante secreto.

La Agencia Espacial Europea (ESA) inició, en 2003, el proyecto MAXWAVE, que consistió en tomar imágenes por satélite de la superficie de los océanos, pudiendo detectar la altura de las olas que se formaban. De alguna manera, cartografiaron los mares. En apenas tres semanas, descubrieron que en el mundo se habían formado 10 olas de más de 25 metros de altura. Y ninguna de ellas a causa de un maremoto.

Habíamos pasado de creer que se formaba 1 cada 10.000 años a descubrir que en 3 semanas se podían formar más de 10. En 2004, cuando los resultados se hicieron públicos, la ESA emitió un comunicado en el que aceptaba la existencia de olas gigantes, afirmando que seguramente eran la causa detrás de la desaparición sin explicación de navíos en alta mar.

Más recientemente, se ha descubierto que la leyenda detrás del Triángulo de las Bermudas podría ser debida a que esa región reúne con más frecuencia las condiciones necesarias para su formación. De todos modos, esto sigue sin estar demasiado claro.

Lo que está claro es que, a día de hoy, las olas monstruo no son ninguna leyenda. Las olas de más de 25 metros que aparecen de la nada y sin motivo aparente son una realidad. Una oscura realidad que se esconde en alta mar.

Ola monstruo barco

¿Qué son las olas monstruo?

Las olas monstruo, también conocidas como olas gigantes, vagabundas o errantes, son olas inusualmente grandes que se forman de forma espontánea, sin sucesos climáticos, oceanográficos o tectónicos (maremotos) que expliquen su aparición.

Generalmente consideramos una ola como “monstruo” cuando esta mide más de 25 metros, aunque la definición más técnica, propia de los oceanógrafos, es la de que se trata de una ola cuya altura es superior al doble de la altura media del tercio mayor de las olas en un registro.

En otras palabras, una ola inmensa que es solitaria en el sentido que es mucho mayor al resto de las olas con las que “viaja”. Por lo tanto, estamos ante verdaderos muros casi verticales de agua que se forman sin motivo aparente, incluso cuando el clima está en calma y el mar plano, que pueden ir en contra de la corriente oceánica y hasta en dirección opuesta a la del resto de olas y que se alzan como olas de más de 8 pisos de altura.

No debe confundirse con un tsunami, ya que no solo es que la altura promedio de los tsunamis sea de 7 metros, sino que estos se forman siempre tras un maremoto (un terremoto en la corteza terrestre sumergida a alta mar) y, además, no representan ningún peligro hasta que no llegan a la costa.

Las olas monstruo triplican a los tsunamis en tamaño y se forman de repente en alta mar (sin una explicación evidente), representando no un problema para tierra firme (solo existen en las profundidades de los mares), sino para las embarcaciones que se cruzan con ellas.

Y es que si bien una ola promedio formada en una tormenta en alta mar impacta en los barcos con una fuerza de 59 kPa no representa ningún peligro para los navíos ya que todos los del mundo están diseñados para resistir impactos con una fuerza de hasta 150 kPa (el Kilopascal es la unidad de presión del Sistema Internacional), las olas monstruo pueden ejercer fuerzas de casi 1.000 kPa.

Una ola monstruo puede destruir un barco considerado como indestructible. Los barcos que se han topado a lo largo de la historia con estas olas no fueron rival para ellas. Y no se hundieron lentamente como el Titanic, sino que fueron totalmente destrozados instantáneamente, con los restos siendo engullidos por el océano.

Ola monstruo qué es

¿Cómo se forman las olas gigantes?

Tras quedar asombrado o asombrada por estos increíblemente destructivos fenómenos oceanográficos, seguramente te preguntes qué condiciones tienen que reunirse para que estas olas monstruo se formen. Por desgracia, los motivos de su aparición siguen sin estar claros.

Ten en cuenta que hace apenas 20 años que sabemos (hemos confirmado) su existencia. Este hecho, junto a que no dejen de ser fenómenos muy extraños que pueden aparecer en cualquier región del océano (con 510 millones de kilómetros cuadrados de superficie), hace que su estudio sea muy lento.

No obstante, lo que está claro es que tienen que reunirse condiciones muy específicas al mismo tiempo. Al parecer, para que se formara una ola gigante tendrían que tener lugar los siguientes fenómenos de forma simultánea: una fuerte corriente circula en dirección contraria a las olas de la superficie, interferencia de olas constructiva (las olas de distintas direcciones se suman porque chocan en un ángulo muy concreto y dan lugar a una de más altura), una energía fuerza a las olas a ir en contra de la corriente, el viento sopla sobre la superficie con una intensidad y dirección muy específicas… Muchos factores raros tienen que darse para que se forme una ola. Y no está claro si todas las regiones de los océanos pueden reunirlas.

Sea como sea, se cree que las olas monstruo son no solo fenómenos muy extraños, sino que son olas muy poco estables. Colapsan rápidamente después de su formación (no pueden soportar semejante altura), cosa que explicaría no solo que no pudieran llegar a zonas costeras, sino que, como rezaban las leyendas de marineros, se formaran y desaparecieran como por arte de magia.

Ya para terminar, cabe destacar que, con los estudios que se han llevado a cabo, los oceanógrafos han clasificado a las olas monstruo en tres tipos dependiendo de sus características:

  • Muros de agua: Son olas gigantes que se alzan como muros casi verticales pero que no llegan a alturas tan inmensas, lo que les permite viajar durante casi 10 km por el océano antes de colapsar. No ejercen una fuerza suficientemente grande como para destruir embarcaciones grandes.

  • Las Tres Hermanas: Como podemos intuir por su nombre, son agrupaciones de tres olas gigantes que viajan juntas. No se sabe exactamente por qué, pero cuando viajan con otras olas, suele ser un tríos.

  • Las solitarias: El verdadero terror de los mares. Olas monstruo hasta cuatro veces mayores que los muros de agua que pueden alcanzar más de 30 metros de altura, ejerciendo fuerzas tan inmensas que pueden destruir cualquier barco. Por suerte, colapsan rápidamente y desaparecen pocos segundos después de formarse.

Como vemos, las olas monstruo son una prueba más de que, de nuevo, la realidad supera a la ficción. Nuestro planeta es un lugar maravilloso, pero esconde también secretos que, como sucede aquí, pueden llegar a ser espeluznantes. ¿Quién sabe qué misterios todavía nos aguardan los océanos? Solo el tiempo lo dirá.

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