Los 8 tipos de desiertos (y sus características)

Un tercio de la superficie terrestre es desértica, pero eso no significa que todos los desiertos sean iguales. Veamos los distintos tipos de climas desérticos y las características que los diferencian.

Tipos desiertos

Normalmente, al ser preguntados por un ejemplo de desierto, la mayoría de nosotros diríamos el del Sáhara. O quizás los de Marruecos, el de Atacama, los de Australia… Pero pocos diríamos, seguramente, Groenlandia. Y aunque pueda parecer un error absurdo, lo cierto es que la capa de hielo de Groenlandia, al igual que el Sáhara, es un desierto.

Tenemos una idea muy marcada de lo que es un desierto: una extensión de terreno seco sin vegetación donde apenas llueve. Pero lo cierto es que esta imagen solo representa uno de los varios tipos de climas desérticos que hay en el mundo.

De hecho, si bien es cierto que el 53% de los desiertos de la superficie terrestre son cálidos, todo el resto son desiertos fríos. Pero, ¿qué características comparten estos climas tan distintos como para considerarlos igualmente desiertos?

En el artículo de hoy, además de ver qué es lo que define un desierto, analizaremos los principales tipos que existen y presentaremos ejemplos de cada uno de ellos.

¿Qué es un desierto?

Como venimos diciendo, es importante, antes de pasar a analizar los distintos tipos, entender exactamente qué es lo que hace que un ecosistema concreto se gane la etiqueta de “desierto”. Estos desiertos ocupan casi un tercio de toda la superficie terrestre (sin considerar, claro, océanos y mares) de la Tierra, ocupando una extensión conjunta de más de 50 millones de kilómetros cuadrados, distribuyéndose a lo largo de todos los continentes.

Un desierto es, a grandes rasgos, uno de los 15 biomas que hay en la Tierra. Esto significa que los desiertos son, en conjunto, una agrupación de ecosistemas que reúnen unas características comunes. Pero, ¿qué es un ecosistema? Un ecosistema es una región geográfica en la que distintos seres vivos se relacionan tanto entre ellos como con el medio que les rodea.

Es decir, un ecosistema es la suma de seres vivos y factores abióticos, los cuales incluyen el terreno, la temperatura, las precipitaciones, la humedad, etc. Y un bioma es la suma de ecosistemas que, pese a sus diferencias, comparten una serie de particularidades en lo que se refiere a factores bióticos (especies de seres vivos) y/o abióticos (clima y geología).

En este contexto, pues, un desierto es cualquier ecosistema que cumple con las propiedades que analizaremos a continuación. En primer lugar, las precipitaciones tienen que encontrarse por debajo de los 225 milímetros anuales. Por lo tanto, la principal característica abiótica es que llueve poco y que son zonas secas, cosa que condiciona por completo el desarrollo de la vida.

Esta escasez de agua lleva a la siguiente característica, que es la baja abundancia y diversidad de seres vivos. Los desiertos son regiones con poca materia orgánica, escasez de nutrientes y, por lo tanto, pocas especies vegetales, lo que a su vez lleva a una baja abundancia de especies animales. Los desiertos, sin importar el tipo, son áreas en las que hay pocos animales y plantas.

Y la tercera y una de las más famosas características son las temperaturas extremas, tanto bajas como altas. Un desierto, sin importar si es cálido o frío, es una región con unas temperaturas lejanas a la media de la superficie terrestre, encontrándose en valores o muy altos (de 40 °C) en los desiertos cálidos o muy bajos (-40 °C) en los polares. De igual modo y en relación con ello, otra característica son las extremas variaciones que se dan tanto entre la noche y el día como entre estaciones.

Todo esto provoca que la humedad sea muy baja (tanto en el suelo como en el aire que se respira) y que, al ser terrenos secos (incluso cuando los desiertos son capas de hielo), estén muy afectados por los fenómenos de erosión de los suelos debidos al viento, lo que hace que sean extensiones de terreno generalmente llanas y extensas.

En resumen, un desierto es todo aquel ecosistema con bajas precipitaciones, suelos secos, baja humedad, baja diversidad y abundancia de seres vivos (animales y plantas), temperaturas extremas y altas oscilaciones en ellas, escasez de nutrientes y terrenos altamente erosionados por acción de fenómenos meteorológicos.

¿Qué tipos de desierto hay en la Tierra?

Ahora que ya hemos entendido qué es un desierto, podemos pasar a ver los principales tipos. Y es que hay muchos ecosistemas (no solo aquellos similares al desierto del Sáhara) que cumplen con las características anteriormente presentadas. De ahí que los desiertos se clasifiquen de la siguiente manera.

1. Desiertos tropicales

Los desiertos tropicales son todos aquellos ecosistemas desérticos que comparten la característica de encontrarse situados cerca de la franja ecuatorial del planeta. La mayoría (y los más famosos) desiertos son de este tipo, pues estar cerca de esta franja hace que reciban una mayor radiación solar, lo que potencia todas las características que hemos visto antes.

Se formaron porque los vientos presentes en esas zonas impiden la formación de nubes, lo que hace que incida radiación solar a todas horas, pudiendo alcanzar temperaturas superiores a los 57 °C, dependiendo de la época del año. El anteriormente mencionado desierto del Sáhara es un claro ejemplo.

Estos vientos secos que azotan la franja ecuatorial se conocen como vientos alisios y atraviesan las zonas con los desiertos tropicales más conocidos, por lo que estos también se conocen como “desiertos de vientos alisios”.

Desierto sáhara

2. Desiertos polares

Los desiertos polares cumplen con todas las características de los desiertos, aunque con la peculiaridad de que en los meses más calurosos del año, la temperatura no sube por encima de los 10 °C. De hecho, en la mayoría de ellos, la temperatura media es de -20 °C, pudiendo llegar fácilmente a los -40 °C e incluso muy por debajo.

Sea como sea, los desiertos polares son extensiones de terreno con temperaturas por debajo del punto de congelación del agua, por lo que si bien no encontraremos dunas de arena como en el Sáhara, sí que veremos enormes capas de hielo donde es complicado que se desarrolle la vida. La capa de hielo de Groenlandia (la segunda más grande del mundo después de la antártica), con un espesor de 2 km, es un claro ejemplo de ello. Es un desierto polar con una extensión de cerca de 1’8 millones de kilómetros cuadrados.

Desierto polar

3. Desiertos costeros

Los desiertos costeros son aquellos que se encuentran en los bordes occidentales de los continentes localizados en los trópicos de cáncer (justo por encima de la franja ecuatorial) y de capricornio (por debajo de la misma). A pesar de estar cerca de la costa, reciben el impacto de corrientes oceánicas frías, cosa que, junto con la presencia de los vientos alisios que hemos mencionado, hace que sean muy secos. De hecho, de media llueve solo una vez cada 5-20 años. El desierto de Atacama es uno de los ejemplos más representativos.

Desierto costero

4. Desiertos fríos

Los desiertos fríos, también conocidos como “de montaña”, son aquellos que se forman a altas altitudes, donde los ecosistemas son víctimas de las bajas temperaturas, baja presión, poco oxígeno y bajas precipitaciones. Todo esto hace que en determinadas zonas montañeras se formen mesetas donde la vida se limita a los líquenes. Un ejemplo de ello es la meseta tibetana.

Desierto frío

5. Desiertos monzónicos

Cuando pensamos en el Monzón, lo primero que nos viene a la cabeza son las lluvias torrenciales. Por ello, es normal que resulte extraño el término de “desierto monzónico”. Sin embargo, tiene todo el sentido del mundo. Y es que estos desiertos no se forman en las zonas del Monzón, sino en las zonas costeras del Océano Índico. Los vientos alisios llevan todas las precipitaciones a las zonas interiores, dejando prácticamente sin lluvia a las zonas costeras. El desierto de Rajasthan en la India es un ejemplo de ello.

Desierto monzónico

6. Desiertos de barrera

Los desiertos de barrera son aquellos que se forman en regiones que están rodeadas por grandes y altas cordilleras. En este sentido, las montañas actúan como barreras, impidiendo la entrada en estas zonas no solo del viento, sino de nubes cargadas con precipitaciones. El desierto de Judea, en Israel, es un claro ejemplo de desierto formado por la presencia de sistemas montañosos a su alrededor.

Desierto barrera

7. Desiertos subtropicales

Los desiertos subtropicales son, como podemos deducir, los desiertos que se forman fuera de la franja ecuatorial de la Tierra. A pesar de que, por lo tanto, no reciban el impacto de los vientos alisios, son zonas con elevadas presiones atmosféricas que se encuentran lejos de los océanos y mares, por lo que no reciben suficientes precipitaciones como para mantener un ecosistema lleno de vida. El desierto de Sonora, en México, es un ejemplo de ello.

Desierto subtropical

8. Desiertos extraterrestres

No podemos terminar este artículo sin hacer mención a los desiertos extraterrestres. Y es que en todos aquellos planetas con fenómenos eólicos y con presencia de una superficie sólida, es posible que las partículas se compacten formando regiones similares a las de los desiertos tropicales de la Tierra. Por el momento, Marte es el único planeta donde se ha confirmado la presencia de desiertos.

Desierto extraterrestre

Estos desiertos extraterrestres pueden ser clave para determinar la posibilidad de que exista vida en otros mundos, pues los de la Tierra nos pueden ayudar a simular cómo se desarrollaría la vida en otros planetas que sean gigantescos desiertos.

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