Las 5 diferencias entre coágulo, trombo y émbolo

La coagulación sanguínea es un proceso necesario cuando hay un sangrado que debe detenerse, pero cuando esta sucede de forma anómala, puede dar lugar a situaciones peligrosas como la trombosis o la embolia.

Diferencias coágulo trombo émbolo

La sangre es, seguramente, el tejido más importante del cuerpo humano. Es un medio líquido que, al hacer llegar el oxígeno y nutrientes a todas y cada una de las células de nuestro organismo y retirar de la circulación sanguínea las sustancias de desecho, nos mantiene vivos. Y como tejido que es, está formada por distintos tipos de células que, en conjunto, dan a la sangre sus propiedades fisiológicas.

Y una de estas propiedades más importantes es, sin duda, la coagulación. Mediada por las plaquetas, las células sanguíneas más pequeñas, y los conocidos como factores proteicos de coagulación (unas 17 proteínas distintas), consiste en la formación de un tapón que evita la pérdida de sangre después de un corte.

Las plaquetas y estos factores proteicos estimulan la formación de, en las paredes de un vaso sanguíneo dañado, un coágulo que evita que la sangre salga al exterior. El problema es que cuando estos coágulos se forman en circunstancias anómalas, la coagulación puede derivar en situaciones que ponen en peligro la vida: la trombosis y la embolia.

Pero, ¿en qué se diferencian un coágulo, un trombo y un émbolo? En el artículo de hoy, de la mano de las más prestigiosas publicaciones científicas, daremos respuesta a esta pregunta. Entenderemos exactamente qué son estos tres conceptos y finalmente ofreceremos una selección de sus diferencias más importantes en forma de puntos clave.

¿Qué es un coágulo? ¿Y un trombo? ¿Y un émbolo?

Antes de entrar en profundidad en analizar sus diferencias, es interesante (y también importante) que nos pongamos en contexto y que veamos exactamente en qué consisten, de forma individual, los fenómenos de coagulación, trombosis y embolia. Vamos allá.

Un coágulo: ¿qué es?

Un coágulo es una masa semisólida de sangre resultado de la activación de los mecanismos de coagulación sanguínea. Se trata, pues, de estructuras que se presentan cuando la sangre se endurece, pasando de un estado líquido a una fase más sólida similar a un gel.

La coagulación es esencial para la salud humana. De hecho, perder de forma parcial o total la capacidad de formar estos coágulos sanguíneos conforma una enfermedad potencialmente grave como lo es la hemofilia, que se desarrolla por la carencia de los factores proteicos de coagulación y/o por problemas en el recuento plaquetario.

Sea como sea, la coagulación sanguínea es un mecanismo que involucra factores tanto celulares (plaquetas) como proteicos (hay unas 17 proteínas de coagulación) y que consiste en la activación, adhesión y agregación plaquetaria que, junto al depósito de redes de fibrina (una proteína que actúa como “pegamento” para unir plaquetas entre sí) y al incremento del tamaño de plaquetas, permite la formación de un coágulo.

Este coágulo se forma en las paredes dañadas de un vaso sanguíneo, taponando la herida y evitando que la sangre se pierda. Los coágulos, pues, son totalmente necesarios para detener las hemorragias.

En resumen, los coágulos son masas de consistencia semisólida constituidas por plaquetas agregadas entre ellas para taponar heridas y detener así las hemorragias que se puedan sufrir. El problema es que, cuando hay problemas en los mecanismos de coagulación, estos coágulos se forman en el lugar y momento incorrecto. Y aquí abrimos la puerta a los siguientes conceptos.

Coágulo

Un trombo: ¿qué es?

Un trombo es un coágulo sanguíneo que se ha formado en las paredes de un vaso sanguíneo sano. Es decir, es una agregación plaquetaria y proteica que no se ha generado en una ruptura de una arteria o vena, sino en el interior de un vaso sanguíneo que en ningún momento había requerido de este fenómeno de coagulación sanguínea.

El coágulo pasa a ser dañino ya que se ha formado en un vaso sanguíneo sano. Y la presencia de estas masas de sangre coagulada en las paredes de los mismos dificulta la circulación sanguínea, momento en el que la persona pasa a sufrir lo que se conoce como trombosis.

El tabaquismo, la hipercolesterolemia (niveles demasiado altos de colesterol), la obesidad, el cáncer o enfermedades genéticas que afectan a la coagulación sanguínea son factores de riesgo que aumentan las probabilidades de que la sangre se endurezca (fenómenos de hipercoagulabilidad) y forme coágulos en las paredes de las arterias o venas.

Un trombo, que, como hemos visto, es un agregado de plaquetas y fibrina que se deposita de forma anómala en las paredes de los vasos sanguíneos, es uno de los principales causantes de los infartos agudos de miocardio. Y hay también riesgo de que derive en una situación, si cabe, más peligrosa: la embolia.

Trombo

Un émbolo: ¿qué es?

Un émbolo es un trombo que se ha desprendido de la pared del vaso sanguíneo en la que se encontraba. Se trata de una situación muy peligrosa en la que la masa semisólida de sangre que constituía el trombo se desplaza, a través de la sangre, hasta un lugar distinto al de origen.

En este sentido, cuando un trombo se encuentra en tránsito por el sistema circulatorio ya que se ha desprendido de su lugar de formación pasa a llamarse émbolo, que, al fin y al cabo, es un coágulo sanguíneo que viaja libre por la sangre.

Los émbolos son siempre trombos o fragmentos de los mismos, por lo que es común referirse como tromboembolismo a la situación en la que un coágulo viaja por los vasos sanguíneos. Y ante esta situación, hay el riesgo de que, al llegar a un vaso sanguíneo demasiado estrecho, lo bloquee total o parcialmente.

Esta oclusión de un vaso sanguíneo debido a un émbolo se conoce como embolia, la cual puede provocar una isquemia, es decir, una situación en la que se interrumpe el flujo de oxígeno y nutrientes a una región determinada, provocando así la muerte de las células del tejido afectado. Esto puede suceder, por ejemplo, en el cerebro o en los pulmones, por un trombo que se haya formado en las piernas, poniendo así en peligro la vida de la persona.

Émbolo

¿En qué se diferencian coágulo, trombo y émbolo?

Después de analizar en profundidad los tres conceptos, seguro que las diferencias entre ellas han quedado más que claras. Aun así, por si quieres tener la información de forma más concisa, hemos preparado esta selección de sus diferencias a través de puntos clave. Empecemos.

1. Un coágulo es bueno; los trombos y las embolias, no

La coagulación sanguínea es absolutamente necesaria para la vida. Las trombosis y las embolias, en cambio, son un peligro para la misma. Y es que mientras que los coágulos (en el sentido estricto de la palabra) son agregaciones plaquetarias y proteicas que taponan las heridas en los vasos sanguíneos para así detener las hemorragias, los trombos y los émbolos son fenómenos patogénicos que no solo no taponan heridas, sino que pueden detener el suministro sanguíneo.

2. Un coágulo se forma en los vasos sanguíneos dañados

Un coágulo sanguíneo es una masa semisólida de sangre que se forma por fenómenos de agregación de plaquetas y otros factores proteicos para así taponar una herida en un vaso sanguíneo. El coágulo, pues, se forma alrededor de esta herida para evitar la pérdida de sangre. Y cuando se ha conseguido cicatrizar, los factores proteicos dejan de estimular la agregación plaquetaria y el coágulo en sí se diluye.

3. Un trombo es un coágulo en la pared de un vaso sanguíneo sano

Un trombo es un coágulo que no se ha formado para taponar una herida, sino que, por factores tanto de hipercoagulabilidad como de riesgo (colesterol alto, fumar, tener sobrepeso…), ha aparecido por una anómala y descontrolada agregación de plaquetas y otras sustancias en las paredes de un vaso sanguíneo sano.

Este trombo, lejos de ser necesario para el sistema circulatorio, reduce el espacio por el que la sangre puede fluir. Y en condiciones más graves, puede taponar total o parcialmente el suministro sanguíneo, siendo así una de las principales causas detrás de los infartos agudos de miocardio.

4. Un émbolo es un trombo viaja libremente por la sangre

Un émbolo es un coágulo sanguíneo que viaja por el torrente sanguíneo. Se trata de una situación en la que un trombo, que era una masa semisólida de sangre en la pared de un vaso sanguíneo, se desprende su lugar de formación. En este sentido, un émbolo es un trombo que se ha desprendido de la pared del vaso sanguíneo de origen y que fluye por el sistema circulatorio, siendo posible que tapone total o parcialmente una arteria o vena, como puede suceder en el cerebro o en los pulmones.

5. Un coágulo no bloquea el suministro de oxígeno; los trombos y las embolias, sí

Y, por último, una diferencia muy importante. Un coágulo nunca bloquea el suministro de sangre y, por tanto, jamás reduce la llegada de oxígeno y nutrientes a los tejidos adyacentes. Recordemos que simplemente está taponando una herida abierta en la pared de un vaso sanguíneo dañado.

En cambio, los trombos y los émbolos sí que pueden inducir una situación de isquemia, que es una urgencia clínica en la que el suministro de oxígeno y nutrientes a un tejido se interrumpe, provocando la muerte de las células de dicho tejido.

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