Las 5 diferencias entre accidente cerebrovascular isquémico y hemorrágico

Los accidentes cerebrovasculares son la segunda causa de muerte en el mundo y pueden ser de dos tipos: isquémicos o hemorrágicos. Veamos las diferencias en lo que a incidencia y bases clínicas se refiere.

Diferencias accidente cerebrovascular isquémico hemorrágico

Cada año se registran 57 millones de fallecimientos. Y a pesar de que los asesinatos, los accidentes automovilísticos y los traumatismos se llevan la mayoría de titulares, lo cierto es que estas circunstancias representan “solo” el 5% de estas defunciones.

Las principales causas de muerte en el mundo son las enfermedades no transmisibles, teniendo al cáncer, la diabetes, los trastornos respiratorios y las patologías cardiovasculares como responsables de 36 millones de muertes cada año en todo el mundo. Las infecciones son responsables de 16 millones de defunciones.

Sea como sea, lo que está claro es que dentro de las enfermedades no transmisibles, las patologías cardiovasculares son las principales “asesinas” del mundo. Solo la insuficiencia cardíaca y los accidentes cerebrovasculares son responsables de 15 millones de muertes.

Y en el artículo de hoy, de la mano de las más prestigiosas publicaciones científicas, presentaremos toda la información importante acerca de los accidentes cerebrovasculares, los cuales, con 6 millones de muertes, son la segunda causa de defunción a nivel mundial y la primera causa de discapacidad. Nos centraremos en las diferencias entre sus dos variantes: la isquémica y la hemorrágica.

¿Qué son los accidentes cerebrovasculares isquémicos? ¿Y los hemorrágicos?

Un accidente cerebrovascular, ictus, apoplejía, ataque cerebral o infarto cerebral es una urgencia médica en la que el flujo sanguíneo en alguna región del cerebro se detiene. Al verse interrumpido el suministro de sangre y, por tanto, de oxígeno y nutrientes en una zona del cerebro, las neuronas empiezan a morir, por lo que, de no actuar rápido, puede resultar letal o dejar discapacidades permanentes.

De hecho, de acuerdo a cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año se producen unos 15 millones de casos de accidente cerebrovascular. Unos 5,5 millones de estos terminan con la muerte de la persona (situando al ictus como segunda causa de muerte) y otros 5 millones terminan con discapacidades más o menos graves pero permanentes (situando al ictus como principal causa de discapacidad).

Los síntomas de un accidente cerebrovascular (tanto isquémico como hemorrágico) son el entumecimiento o debilidad repentino en un lado de la cara, brazos o piernas, dificultad para ver con uno o dos ojos, dolor de cabeza, problemas para caminar, confusión, pérdida de equilibrio, mareos, dificultad para hablar y entender el lenguaje, etc.

Una vez entendido esto, podemos pasar a analizar sus dos principales vertientes: el isquémico y el hemorrágico. Antes de analizar en profundidad sus diferencias en forma de puntos clave, es interesante (e importante) entender ambas patologías de forma individual. Así que empecemos.

Accidente cerebrovascular isquémico: ¿qué es?

El accidente cerebrovascular isquémico es aquel responsable del 87% de los ictus diagnosticados. El infarto cerebral ocurre a causa de un bloqueo del flujo sanguíneo en el cerebro debido a la presencia de un coágulo o trombo.

Este coágulo sanguíneo evita que la sangre fluya hacia el cerebro, por lo que en cuestión de minutos, las neuronas empiezan a morir. Del mismo modo, es posible que se deba no a un trombo, sino a un estrechamiento de las arterias por aterosclerosis, una enfermedad que estimula la formación de placa en las paredes arteriales.

Sea como sea, los coágulos, trombos o émbolos son masas que se presentan cuando la sangre pasa de ser líquida a ser sólida. Se forma, pues, una estructura de sangre sólida que puede bloquear parcial o totalmente un vaso sanguíneo.

Y cuando la obstrucción se produce en una arteria y hay un bloqueo del flujo de oxígeno y nutrientes a los tejidos de una región, estamos ante una situación de isquemia. De ahí el nombre de accidente cerebrovascular isquémico.

Accidente cerebrovascular isquémico

Accidente cerebrovascular hemorrágico: ¿qué es?

El accidente cerebrovascular hemorrágico es aquel responsable del 13% de los ictus diagnosticados. El infarto cerebral ocurre a causa de la rotura de un vaso sanguíneo, provocando un derrame de sangre dentro del cerebro.

Se trata de una urgencia médica asociada, generalmente, con los aneurismas. Un aneurisma cerebral consiste en una dilatación de un vaso sanguíneo del cerebro, provocando una protuberancia en el mismo. La mayoría de estos aneurismas cursan sin síntomas y la persona ni siquiera sabe que tiene un vaso sanguíneo abombado en el cerebro.

Ahora bien, cabe la posibilidad de que este aneurisma se rompa debido a la dilatación anómala del vaso sanguíneo. Y cuando esto sucede, tiene lugar un derrame cerebral y un consecuente accidente cerebrovascular.

La rotura del aneurisma hace que el flujo normal de sangre se vea interrumpido. La sangre se derrama, así que el oxígeno y los nutrientes no llegan como deberían a las células del cerebro. Además, se produce una hemorragia interna. Como vemos, un accidente cerebrovascular hemorrágico o derrame cerebral es una causa de ictus menos común que surge por la rotura de un aneurisma, aunque en algunos casos también puede deberse a una malformación arteriovenosa.

Accidente cerebrovascular hemorrágico

¿En qué se diferencian un accidente cerebrovascular isquémico y uno hemorrágico?

Después de definir ambos conceptos, seguro que han quedado ya muy claras las diferencias entre un accidente cerebrovascular isquémico y uno hemorrágico. Aun así, por si quieres o necesitas la información de forma más clara, hemos preparado una selección de sus más importantes diferencias en forma de puntos clave. Vamos allá.

1. Un acv isquémico se debe a un coágulo; uno hemorrágico, a un derrame cerebral

Como hemos visto, un accidente cerebrovascular isquémico se debe a la presencia de un coágulo, trombo o émbolo que bloquea el suministro de sangre en alguna región del cerebro. También pueden suceder por un estrechamiento de las arterias, pero lo más común es el taponamiento a causa de un coágulo, cosa que reduce el flujo sanguíneo.

En cambio, un accidente cerebrovascular hemorrágico se debe, generalmente, a la rotura de un aneurisma. Es decir, un vaso sanguíneo del cerebro sufre una dilatación, formándose un abombamiento anómalo en su pared, cosa que hace posible que dicho vaso sanguíneo se rompa, ocasionando así un derrame cerebral que afecta también al suministro normal de sangre a las células del cerebro.

2. Los acv isquémicos son más comunes que los hemorrágicos

Los ictus, infartos cerebrales, ataques cerebrales, apoplejías o accidentes cerebrovasculares tienen dos principales causas: la isquémica y la hemorrágica. Y, como hemos visto, el accidente cerebrovascular isquémico es mucho más común que el hemorrágico.

El accidente cerebrovascular isquémico esté detrás del 87% de casos de ictus, mientras que el accidente cerebrovascular hemorrágico es responsable de únicamente el 13% de los casos. Por lo tanto, la principal causa de sufrir un infarto cerebral es que un trombo bloquee el flujo sanguíneo, no una rotura de la pared de un vaso sanguíneo.

3. Los acv hemorrágicos son más letales que los isquémicos

A pesar de que los hemorrágicos sean menos comunes que los isquémicos, cierto es que, al menos en lo que a cifras de letalidad se refiere, son más peligrosos. En un estudio publicado en 2007 por la Revista Española de Cardiología y bajo el nombre de The Estimated Incidence and Case Fatality Rate of Ischemic and Hemorrhagic Cerebrovascular Disease in 2002 in Catalonia, se demostró esta situación.

El estudio arrojó los siguientes resultados: la letalidad del accidente cerebrovascular hemorrágico era del 25% (25 de cada 100 personas afectadas por él morían), mientras que la del accidente cerebrovascular isquémico era del 9,9%. Ambas son situaciones muy peligrosas. Ya hemos dicho que, en global, los ictus son, con 5 millones de defunciones, la segunda causa de muerte en el mundo. Pero dentro de esta gravedad, el hemorrágico es más grave que el isquémico.

4. El tratamiento es distinto

Las causas son diferentes, así que es evidente que el tratamiento también será diferente. En el caso del accidente cerebrovascular isquémico, el objetivo del tratamiento es restablecer inmediatamente el flujo de sangre que se ha visto bloqueado por el coágulo sanguíneo.

La administración intravenosa de medicamentos que disuelven el coágulo sanguíneo (deben inyectarse durante las primeras 4 horas) como el Alteplasa y los procedimientos endovasculares de emergencia (la extracción por catéter del coágulo cuando no se puede disolver o por introducción de medicamentos directamente al cerebro) son las principales terapias para tratar un accidente cerebrovascular isquémico.

Con el accidente cerebrovascular hemorrágico, la cosa es distinta. No hay un coágulo, sino una rotura de la pared de un vaso sanguíneo, así que el abordaje es diferente. Los medicamentos para reducir la presión arterial y aumentar la capacidad de coagulación de la sangre son medidas de emergencia, pero el tratamiento en sí suele consistir en cirugía para extraer la sangre derramada y aliviar la presión en el cerebro o embolización endovascular (rellenar el aneurisma con espirales para bloquear el derrame y hacer que la sangre coagule).

5. En un acv isquémico hay un bloqueo del vaso sanguíneo; en uno hemorrágico, una rotura

Y a modo de conclusión, una diferencia que deriva de todas las que hemos visto. Un accidente cerebrovascular isquémico se debe a un bloqueo del suministro sanguíneo a causa de un coágulo en una arteria. En un accidente cerebrovascular hemorrágico, no hay un bloqueo del suministro sanguíneo, sino todo lo contrario. Debido a una rotura de un aneurisma, se provoca un derrame cerebral que, igual que el isquémico, culmina con la muerte de células cerebrales a causa de falta de suministro de oxígeno y nutrientes.

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