Las 10 diferencias entre arteria, vena y capilar sanguíneo

Existen distintos tipos de vasos sanguíneos que, aunque sean similares, guardan diferencias importantes en cuanto a estructura y función que desempeñan. Veamos en qué se diferencian.

Diferencia arteria vena capilar sanguíneo

Los vasos sanguíneos son conductos musculares que se organizan por todo el cuerpo para transportar la sangre y hacerla llegar a todas las células del organismo. Esta sangre, a pesar de ser un líquido, es un tejido más de nuestro cuerpo. Y, de hecho, es uno de los más importantes.

Que los vasos sanguíneos estén en buen estado y transporten adecuadamente la sangre es imprescindible para garantizar una óptima salud, pues de ellos depende que el oxígeno y los nutrientes lleguen a todo el organismo, que las sustancias de desecho se recojan y se eliminen, que las hormonas viajen por todo el cuerpo, que pueda actuar el sistema inmune…

Solo hace falta ver los problemas que surgen cuando estos vasos sanguíneos fallan. Las enfermedades cardiovasculares, que son las que afectan al corazón y a los vasos sanguíneos, son la primera causa de muerte en el mundo.

Nuestra salud depende de que las arterias, venas y capilares sanguíneos funcionen como es debido. Pero, ¿en qué se diferencian? En el artículo de hoy analizaremos esta cuestión, pues los vasos sanguíneos se dividen en distintos tipos que, pese a que trabajen de forma conjunta, presentan diferencias.

¿Qué son los vasos sanguíneos?

Los vasos sanguíneos son el componente vascular del sistema cardiovascular. En otras palabras, los vasos sanguíneos son unos conductos musculares (cosa que les permite dilatarse y contraerse dependiendo de las necesidades) que, partiendo de unos “tubos” principales, se van ramificando en otros conductos cada vez más y más pequeños hasta que consiguen cubrir la práctica totalidad de la extensión del organismo.

A excepción de los ojos, que no están irrigados por vasos sanguíneos ya que no podríamos ver, el resto de órganos y tejidos de nuestro cuerpo están en contacto con los distintos tipos de vasos sanguíneos. Y es que cumplen con la vital función de promover el flujo de sangre por el organismo.

Dependiendo de la estructura, de las propiedades químicas de la sangre que transportan y de la localización en el cuerpo, estaremos ante un tipo concreto de vaso sanguíneo, los cuales se dividen principalmente en arterias, venas y capilares:

  • Arterias: Son los vasos sanguíneos que recogen la sangre bombeada por el corazón cargada de nutrientes y oxígeno y la envían al resto del cuerpo.

  • Venas: Son los vasos sanguíneos que recogen la sangre sin oxígeno y cargada de sustancias de desecho y la envían, por un lado, a los riñones para que sea filtrada y, por otro lado, al corazón para que se vuelva a oxigenar.

  • Capilares sanguíneos: Son los vasos sanguíneos más diminutos y a través de los cuales se da el intercambio de nutrientes y gases entre la sangre y las células de los tejidos y órganos.

Esta es la definición clave de cada uno de los tipos y, como vemos, ya aparecen las diferencias más claras. Pero esto no acaba aquí. Más adelante seguiremos analizando los aspectos que los diferencian.

Tipos vasos sanguíneos

¿En qué se diferencian los distintos vasos sanguíneos?

A grandes rasgos, las arterias transportan la sangre oxigenada; los capilares permiten el intercambio de sustancias y las venas transportan la sangre sin oxigenar. De todos modos, más allá de que todos comparten la propiedad de ser conductos musculares huecos por los que fluye la sangre, todo lo demás son diferencias que enumeraremos y explicaremos a continuación.

1. Las propiedades químicas de la sangre son distintas

Esta es, quizás, la diferencia más importante. Y esto no significa que la sangre tenga unas células distintas dependiendo de qué tipo de vaso sanguíneo sea, pues, recordemos, todos terminan comunicándose entre ellos para asegurar el flujo cíclico de la sangre. Lo que cambia es qué se transporta en la sangre.

Y para entenderlo, debemos ir a su componente celular. El 99% de las células sanguíneas presentes en la sangre son glóbulos rojos, unas células que actúan como transportadores de la hemoglobina, una proteína que, al ser también un pigmento, le da el color rojo a la sangre.

Esta hemoglobina tiene afinidad por dos tipos de moléculas: el oxígeno y el dióxido de carbono. Recordemos que el oxígeno es el gas que utilizan nuestras células para respirar y estimular los procesos de obtención de energía, mientras que el dióxido de carbono es el gas tóxico que se genera como desecho de la respiración.

La hemoglobina de los glóbulos rojos, presentes en todos los vasos sanguíneos, dependiendo de lo que haya en el medio, recogerá oxígeno o dióxido de carbono. En las arterias, al recoger la sangre que sale del corazón, la hemoglobina transporta oxígeno y lo hacen llegar al resto del cuerpo, junto a los nutrientes. De ahí que se diga que las arterias transportan sangre “limpia”. En las venas, en cambio, la sangre está cargada de dióxido de carbono y otras sustancias de desecho generadas por el metabolismo celular. De ahí que se diga que las venas transportan sangre “sucia”.

Y en el caso de los capilares, la composición de la sangre está más en el limbo, pues al ser la zona de intercambio de gases, tienen constantemente tanto oxígeno y nutrientes como dióxido de carbono y sustancias de desecho.

2. Solo las venas tienen válvulas

Las venas son los únicos vasos sanguíneos con válvulas, pues los otros no las necesitan. Y es que en las arterias, como reciben la sangre bombeada del corazón, esta circula con fuerza y no hay riesgo de que retroceda en el circuito. Y en los capilares, pasa lo mismo. Todavía va con fuerza. En las venas, en cambio, la sangre ya ha perdido impulso, por lo que por dentro tienen válvulas que ayudan a impulsarla y a impedir que retroceda.

3. Su estructura morfológica es diferente

Las arterias tienen que ser los vasos sanguíneos más fuertes, resistentes, flexibles y elásticos, pues recogen la sangre del corazón, la cual sale con mucha fuerza. Por ello, su estructura tiene que ser diferente. En este sentido, vemos como las arterias, al tener que soportar presiones fuertes, tienen una capa muscular más fuerte; mientras que las venas tienen una capa muscular muy escasa; lo justo para favorecer los movimientos de contracción y dilatación para mantener el flujo de sangre.

Los capilares directamente no tienen capa muscular, pues de haberla, las partículas no la podrían atravesar y no podría darse el intercambio de gases. Por lo tanto, las arterias tienen una estructura más gruesa y resistente, mientras que las venas y capilares son más delgados.

4. Sus funciones son diferentes

Como hemos comentado, cada vaso sanguíneo tiene una función única que no puede ser desempeñada por los otros. Las arterias transportan la sangre oxigenada y cargada de nutrientes desde el corazón hasta los órganos y tejidos. Las venas transportan la sangre desoxigenada (con dióxido de carbono) de nuevo hasta el corazón para que este la oxigene gracias a los pulmones, al mismo tiempo que conduce las otras sustancias de desecho a los riñones para filtrar la sangre.

En cambio, los capilares no transportan sangre, sino que son porciones del sistema cardiovascular en la que se da el intercambio de nutrientes y gases entre la sangre y las células del cuerpo, al mismo tiempo que establecen la frontera (y la unión) entre arterias y venas.

Corazón vasos sanguíneos
El corazón es el centro del sistema cardiovascular.

5. Se representan con colores distintos

Pese a no ser una diferencia “real” en el sentido que no se observa morfológicamente, tradicionalmente siempre hemos representado las arterias de color rojo y las venas de color azul, mientras que en los capilares difuminamos ambos colores. En la vida real, esta diferencia no existe, pues ambas tienen la misma hemoglobina, que es lo que da su color rojo. Lo que sí es cierto, sin embargo, es que debido a la composición, la sangre arterial se observa de un color rojo más brillante, mientras que la sangre venosa tiene una tonalidad más apagada.

6. Tienen diámetros muy distintos

El tamaño, en referencia al diámetro (y no a la extensión), también marca una gran diferencia. Las arterias tienen entre 0’2 y 4 mm de amplitud (hay excepciones, como la arteria aorta, con 25 mm); mientras que las venas son ligeramente más anchas, con diámetros de entre 0’2 y 5 mm (la vena cava es, con sus 35 mm de diámetro, el vaso sanguíneo más grande). Pero la verdadera diferencia está en los capilares, los cuales, debido a que representan la máxima ramificación, tienen diámetros de entre 0’006 mm y 0’01 mm en los más anchos.

7. Tienen propiedades mecánicas diferentes

Debido a las diferencias morfológicas que hemos comentado anteriormente, las arterias son los únicos vasos sanguíneos que realmente son flexibles y resistentes. Las venas y capilares, al no tener prácticamente componente muscular, son mucho más sensibles a las lesiones y traumatismos.

8. Solo los capilares intercambian sustancias

Como hemos comentado, las arterias y las venas transportan la sangre, pero donde esta realmente cumple con su función tanto de hacer llegar los nutrientes a las células como de recoger las sustancias de desecho es en los capilares. Es en ellos donde sucede el intercambio de nutrientes, compuestos químicos y gases.

Es por esta razón que son el último grado de ramificación y tienen unas paredes tan finas, pues esto permite que abarquen toda la extensión del organismo y que las partículas puedan atravesar sus paredes, respectivamente. Son también el nexo de unión entre arterias y venas, pues es donde se “mezcla” la sangre limpia y la sucia.

9. Solo las arterias mantienen la presión de la sangre

Las arterias son los vasos sanguíneos que recogen la sangre del corazón con la fuerza a la que este órgano la impulsa. Por ello, las arterias son las que mantienen la presión sanguínea constante. En las venas y capilares no se observa esta presión. En otras palabras, son las arterias las que se aseguran de que la sangre fluya como es debido por todo el cuerpo y las que, gracias al impulso de la fuerza, ayudan a que por las venas siga fluyendo.

10. Se comunican con el corazón de forma diferente

Tanto las arterias como las venas llegan al corazón, pero lo hacen de formas distintas. A grandes rasgos, las arterias salen del corazón, mientras que las venas entran. Esto se entiende fácilmente recordando que las arterias recogen la sangre oxigenada del corazón y la envían al resto del cuerpo, mientras que las venas recogen la sangre desoxigenada y la hacen regresar al corazón.

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